Los Atlanta Braves le ganaron la pulseada a los New York Yankees y se hicieron de los servicios del agente libre Dallas Keuchel, quien ya no tendrá que afeitarse su distintiva barba. El zurdo de 31 años firmó un acuerdo por una temporada y 20 millones de dólares, que se quedarán en 13 millones, porque se prorrateará por el tiempo que resta del calendario regular y se le restarán los más de dos meses que ya han transcurrido desde que empezó la campaña.
Representado por el polémico agente Scott Boras, el serpentinero percibirá entonces alrededor de cinco millones menos que la oferta calificada de 17.9 millones que recibió de los Houston Astros al declararse agente libre.
El tener que prescindir de su larga barba por la política de no vello facial de los Yankees y las conocidas malas relaciones de Boras con la gerencia de Nueva York pudieron ser factores para que el serpentinero se inclinara por ir a jugar a Atlanta.
Keuchel vendrá a ser una especie de ancla y mentor en una rotación joven y prometedora, pero en la que algunos de sus integrantes han tenido un retroceso en comparación con el 2018, cuando contra todo pronóstico, los Bravos ganaron la división Este de la Liga Nacional.
¿Cuánta sabiduría no podrán beber del recién llegado los inexpertos, pero talentosos Max Fried, Mike Soroka, Touki Toussaint o Sean Newcomb?
Además, llegará a reforzar un staff en el que hombres como Mike Foltynewicz y Kevin Gausman han quedado a deber.
El zurdo que pasó sus primeras siete temporadas en Grandes Ligas con los Astros y ganó el premio Cy Young de la Liga Americana en el 2015, es un hombre que cuando está saludable puede devorar más de 200 innings, cada vez más una rareza en estos tiempos.
No tuvo en el 2018 su mejor año, pero ya quisiera la mayoría de los pitchers en las Mayores tener registro de 12-11 y efectividad de 3.74 en 204 entradas y dos tercios.
Al igual que a Craig Kimbrel, quien un día antes firmó con los Chicago Cubs, le tomará un tiempo aún a Keuchel ponerse a punto antes de que salga a abrir el primer juego con su nuevo equipo, pero sin dudas podría representar un empujón para desbalancear a favor de Atlanta la cerrada puja con los Philadelphia Phillies.
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Aunque los Chicago Cubs apenas saborearon en el 2018 la postemporada, al perder el juego de los comodines de la Liga Nacional ante los Colorado Rockies, siguen teniendo uno de los equipos más completos y balanceados de todo el béisbol.
Con el material con que cuentan los Cachorros, están en condiciones de pelear una división muy pareja, con sus archirrivales St. Louis Cardinals reforzados, los Milwaukee Brewers y hasta los Cincinnati Reds.
Si yo fuera el gerente general de los Cachorros...
1.- Reforzaría el bullpen
Con Brandon Morrow fuera al menos por las primeras semanas de la temporada regular, es posible que la gerencia le dé el papel de cerrador inicialmente al dominicano Pedro Strop.
No estaría de más buscar a un cerrador de verdad como un seguro de vida para ese bullpen, como Brad Boxberger o Cody Allen, a la espera de la reincorporación de Morrow, quien tampoco es que sea de la élite de esa función ni mucho menos.
2.- Un abridor
El japonés Yu Darvish debería estar listo para arrancar los entrenamientos primaverales, pero con un signo de interrogación, después de una temporada perdida en el 2018, cuando apenas trabajó 40 innings y quedó fuera de acción tan temprano como el 21 de mayo.
Pero el nipón, desde que fracasó estrepitosamente en la Serie Mundial del 2017 con Los Angeles Dodgers, no ha podido prácticamente asomar la cabeza en un montículo, como si hubiera un desajuste psicológico difícil de arreglar.
Mike Montgomery es ese tipo con la dualidad de iniciar juegos o venir del bullpen, pero no es un abridor puro y clásico.
El venezolano Aníbal Sánchez y el renacido Clay Buchholz podrían ser opciones baratas y efectivas para los Cachorros, que por ahora están atados a los 101 millones que todavía le deben a Darvish hasta el 2023 y que podría terminar siendo dinero tirado al inodoro, como ha sido el pacto de 184 millones que le dieron a Jason Heyward, a quien le adeudan aún 106 millones.
3.- Le acortaría las riendas al manager Joe Maddon
El excéntrico Joe Maddon tiene que entender que las estrellas del equipo son los jugadores y no él.
Su ego lo lleva a "sobredirigir", como si estuviera reinventando el béisbol con decisiones contrarias a toda lógica.
Seamos honestos, los Cachorros ganaron en el 2016 no gracias a Maddon, sino a pesar de él.
Si yo fuera el gerente general del equipo le exigiría establecer una alineación estable, con papeles claramente definidos para cada jugador, tanto a la ofensiva, como en la defensa.
La versatilidad de los jugadores es positiva, pero abusar de ello afecta el rendimiento de cada cual.
No todo el mundo es Javier Báez, el puertorriqueño capaz de jugar a nivel de Guante de Oro donde quiera que lo pongan.
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Los Angeles Dodgers ha ganado la Liga Nacional por dos años consecutivos, pero les sigue siendo esquiva la corona de la Serie Mundial.
Uno de los equipos más completos de todas las Mayores, los Dodgers volverán a salir como favoritos para representar al viejo circuito en el clásico de octubre.
Son pocos los ajustes que necesita para encarar la campaña del 2019, aunque alguno de ellos verdaderamente drástico.
Si yo fuera el gerente general de los Dodgers, buscaría...
El cubano Yasmani Grandal rechazó la oferta calificada que le hiciera el equipo para retenerlo un año más por 17.9 millones de dólares.
Y Austin Barnes no es el hombre indicado para hacerse cargo de la receptoría todos los días.
Si los Dodgers quieren un enmascarado de élite, tanto defensiva, como ofensivamente, la respuesta es el venezolano Wilson Ramos.
Otra opción sería Devin Mesoraco, al igual que Ramos, con 31 años de edad.
El curazoleño Kenley Jansen ha sido uno de los mejores cerradores del béisbol en los últimos siete años, pero en el 2018 tuvo períodos de ausencia por problemas cardíacos.
Este lunes 26 de noviembre se sometería a una cirugía de corazón y aunque el proceso de recuperación tomaría entre dos y ocho semanas, no deja de ser una interrogante.
Entonces sería prudente buscar en el mercado a un relevista que cubra como cerrador en caso de que Jansen no esté listo al principio de los campos de entrenamientos y luego quede como el preparador del octavo inning: Joe Kelly.
Los Dodgers han llegado a la Serie Mundial en los dos últimos años y las han perdido, en gran medida, por la disparatada manera de dirigir de Dave Roberts.
Este equipo, prácticamente sin fisuras en sus filas, necesita un manager con conocimiento del juego que le dé estabilidad a la alineación y tenga el carácter suficiente para no dejarse imponer criterios provenientes de personas en la oficina que no entienden la esencia del béisbol y la ven solamente a través de los fríos números de una computadora.
Es cierto que cada vez ganan más valor los peloteros versátiles, capaces de desempeñarse en varias posiciones, al estilo del venezolano Marwin González.
Pero ese afán de convertir a casi todos los peloteros en "tenientes en todo y capitanes en nada" es exagerado y afecta la estabilidad del equipo.
No puede ser, por obra y gracia de quién sabe quién, que un hombre sea octavo bate hoy, tercero mañana y sexto pasado, pues cada turno en el orden al bate tiene una función.
Roberts es pusilánime e indeciso y a pesar de ello, le acaban de dar una extensión contractual, como premio a su mediocridad.
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Quizás no consigan competir en una división que cuenta con los campeones Medias Rojas de Boston, los siempre poderosos Yankees de Nueva York y los increíbles Rays de Tampa Bay.
Pero una novena que contará con varios de los mejores prospectos de todo el béisbol tendrá sobre sí los focos de atención de medio mundo, para ver cómo se van desarrollando esos muchachos de cara a convertirse en una fuerza competitiva en un futuro bastante inmediato.
Toronto también estará estrenando manager, el puertorriqueño Charlie Montoyo, quien nunca ha dirigido en Grandes Ligas, como ocurrió este año con su compatriota Alex Cora, quien ganó la Serie Mundial con los Medias Rojas.
Los Azulejos tienen una pieza que ya no encaja en el proyecto, pero que deberán cargar por dos años más: el veterano torpedero Troy Tulowitzki, de 34 años, quien apenas jugó en 66 partidos en el 2017 y se perdió la temporada completa del 2018 después de la cirugía para extirparle espolones óseos en ambos talones.
Tulowitzki ganará 20 millones de dólares en el 2019 y 14 millones en el 2020. En 12 años de carrera, solamente en seis ha podido participar en más de 100 juegos.
Su edad, alto salario y fragilidad hacen imposible cualquier posibilidad de cambio a otro equipo y de estar saludable, el único hueco posible sería como bateador designado.
Entonces, si yo fuera el gerente general de los Azulejos...
1.- Buscaría un as para encabezar la rotación abridora
En el papel, la rotación de Toronto no es de las peores del béisbol.
Aaron Sánchez y Marcus Stroman, si están saludables, son dos lanzadores confiables, mientras que el zurdo Thomas Pannone mostró credenciales en su año de novato y ocuparía un lugar entre los abridores.
El prometedor derecho Julian Merryweather, adquirido por los Azulejos en el canje con los Indios de Cleveland, podría finalmente hacer su debut en la Gran Carpa, tras perderse el 2018 por una cirugía Tommy John, pero sigue faltando ese líder, ese número uno que habría que buscarlo, ya en el mercado de agentes libres (Dallas Keuchel o el propio J.A. Happ), o por la vía de canjes.
2.- Canjearía a Kendrys Morales y a Brandon Drury
Si Tulowitzki está saludable, debería ocupar el papel de bateador designado que tiene el cubano Kendrys Morales.
Uno de los mejores bateadores ambidextros del béisbol, Morales, de 36 años, sigue siendo un hombre que puede mantener una producción sólida sobre los 25 cuadrangulares y las 80 carreras remolcadas.
Tuvo un lento inicio de campaña en el 2018 por problemas visuales, pero una vez que los resolvió, regresó a su ritmo habitual.
Su bate sería bienvenido en más de un equipo de la Liga Americana, necesitado de poder ofensivo y por un precio relativamente bajo.
Y Brandon Drury, un antesalista de 26 años, es un pelotero que aún no llegó a su pico de rendimiento y puede resultar atractivo a partir de la segunda mitad de abril, cuando finalmente sea llamado a filas Vladimir Guerrero Jr, quien se unirá a una constelación de figuras en ascenso como el cubano Lourdes Gurriel, Billy McKinney y el dominicano Teoscar Hernández.
3.- Buscaría un cerrador
Ken Giles terminó el 2018 como el cerrador de Toronto, a donde llegó procedente de Houston en canje por el mexicano Roberto Osuna.
Pero aunque Giles salvó 26 partidos el año pasado entre los Astros y los Azulejos, sin desperdiciar ninguna oportunidad, es un hombre que recibe muchos batazos y permite demasiadas carreras, al punto de trabajar para una efectividad de 4.65, con récord de 0-3.
Los Yankees quieren firmar de regreso a Dave Robertson, pero este ha dicho que hará lo que sea mejor para su familia.
En Toronto podría ser cerrador, plaza que ocupó en Nueva York en el 2014, cuando se lesionó el gran Mariano Rivera, lo cual le abrió las puertas a jugar un rol similar con los Medias Blancas en los tres años siguientes, mientras que con los Yankees sería un relevista intermedio.
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Todavía no hemos terminado de digerir el pavo del Día de Acción de Gracias, pero es hora de salir de compras en el Viernes Negro.
Supongamos que los agentes libres están en rebaja sólo por este día y los equipos van en busca de las mejores ofertas. No hablamos de Bryce Harper o Manny Machado, las dos joyas de la agencia libre. Esos no bajarán sus precios y sólo firmarán por lo que dicte el mercado.
Pero hay otros jugadores que pudieran conseguirse a un costo más bajo del esperado.
He aquí cinco de ellos: un cátcher, un jugador de cuadro, un jardinero, un pitcher abridor y un relevista.
1.- Yasmani Grandal
Se equivocó el cubano al rechazar la oferta calificada de 17.9 millones de dólares que le hicieron Dodgers de Los Angeles. Sus problemas defensivos y su casi nulo rendimiento ofensivo en la postemporada lo expusieron negativamente a los ojos del mundo y ello podría haber bajado su valor en el mercado.
Sin embargo, hay necesidad de receptores en muchos equipos y ello podría favorecerlo con un contrato de unos tres años, pero con un salario promedio por temporada inferior al que le ofrecieron los Dodgers por la campaña del 2019.
2.- Ian Kinsler
El veterano segunda base todavía puede aportar a un equipo que esté urgido de un pelotero de su posición. Su defensa sigue siendo sólida, aunque su rango de desplazamiento ha disminuido con la edad.
Sus 36 años y un decrecimiento gradual de sus números del 2018 en comparación con las dos campañas precedentes lo abaratan sobremanera.
Sería una buena adquisición por uno o dos años, a la espera de que algún prospecto de la organización que lo firme esté lo suficientemente maduro como para hacerse cargo de la titularidad de la intermedia.
3.- Nick Markakis
Con 35 años recién cumplidos, Markakis viene de una temporada en la que ganó el Guante de Oro y el Bate de Plata.
Además, participó en los 162 encuentros de los Bravos de Atlanta en el 2018 y solamente en dos de sus 13 temporadas en las Mayores ha jugado en menos de 150 partidos.
Es un tipo saludable, pero su edad hace que quizás nadie se arriesgue a darle un contrato de más de tres campañas.
Si bien es un bateador consistente, toma bastantes bases por bolas y se poncha poco, tampoco sus números son de MVP, pues promedia 14 cuadrangulares y 78 carreras impulsadas por temporada, así que no debería ser muy caro contratar sus servicios por todos esos factores.
4.- James Shields
En cierto momento su autonombró “el hombre de los grandes juegos”, aunque la realidad sobre el terreno, a la hora cero, fue totalmente distinta.
Cumplirá 37 años en diciembre y viene de una campaña con los Medias Blancas de Chicago en la que fue líder en juegos perdidos, con 16, aunque su efectividad de 4.53 mejoró en comparación con la de 5.23 que tuvo en el 2017.
Pero es un devorador de innings, que en diez de sus 13 temporadas ha superado las 200 entradas de actuación, incluida la más reciente, cuando trabajó en 204 y dos tercios.
Un hombre así, en la parte baja de la rotación, siempre es bienvenido, pues le dará descanso al cuerpo de relevista.
5.- Zach Britton
De haber llegado a la agencia libre hace dos campañas atrás, el zurdo Zach Britton hubiera conseguido quizás un contrato similar al del cubano Aroldis Chapman, el relevista mejor pagado de la historia.
En el 2016, Britton, con los Orioles de Baltimore, salvó 47 juegos en igual número de oportunidades y dejó un promedio de efectividad de 0.54 en 69 salidas a la lomita.
Pero una serie de lesiones, incluida una grave ruptura en el tendón de Aquiles, limitaron su trabajo en el 2017 y apenas pudo regresar en junio del 2018.
Será el 2019 su primera temporada completa (si se mantiene saludable) y es bastante joven (cumplirá 31 el 22 de diciembre).
Pero la pausa que significó en su carrera la lesión del tendón de Aquiles y los números comunes y corrientes que tuvo en la pasada contienda deberían convertirlo en una ganga en el mercado.
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Sobre todo, porque la reconstrucción, tras la salida de Manny Machado, Jonathan Schoop, Kevin Gausman y Zach Britton, arrancará con el hándicap de los 92 millones que aún se le deben a Chris Davis hasta el 2022.
Davis es un lastre pesado de cargar, a ritmo de 23 millones por cada una de las próximas cuatro campañas.
Entonces, sólo queda deshacerse de las pocas piezas de algún valor que quedan para obtener prospectos sobre los cuales edificar a los nuevos Orioles.
1.- Canjear a Dylan Bundy por prospectos de pitcheo
El derecho Dylan Bundy es lo mejor que tiene el cuerpo de pitcheo de los Orioles, pero seamos honestos, en buena lid, es un cuarto o quinto abridor en una rotación que se respete.
Hay equipos que necesitan llenar esos espacios en la parte baja de su rotación y por Bundy podría conseguirse un par de serpentineros en proceso de desarrollo.
Uno de esos equipos en los que encajaría el derecho es el de los Astros de Houston, que perdieron en la agencia libre a Dallas Keuchel y a Charlie Morton, mientras que Lance McCullers se perderá el 2019 tras someterse a una operación Tommy John.
A menos que los Astros planeen darle una oportunidad al cubano Rogelio Armenteros o al también derecho Corbin Martin, estos serían buenas adquisiciones para el futuro de Baltimore.
2.- Apostar por Ryan Mountcastle y Yusniel Díaz
El antesalista y campocorto Ryan Mountcastle y el jardinero cubano Yusniel Díaz son los prospectos números uno y dos, respectivamente, de la organización de Baltimore.
Mountcastle fue escogido por los Orioles en la primera ronda del draft del 2015 y Díaz llegó procedente de Dodgers de Los Angeles en el canje por Manny Machado.
Ambos poseen poder relativo, que pudieran añadir a un núcleo que formarán, al menos al principio de la temporada, Davis, Mark Trumbo y Trey Mancini.
3.- Aguantar a Trumbo hasta mitad de la campaña
Lo ideal sería salir de Davis lo antes posible, pero nadie en su sano juicio se haría cargo de semejante contrato de un hombre que batea por debajo de la línea Mendoza y promedia más de 200 ponches por año, aunque tenga una fuerza descomunal cuando ocasionalmente le da a la pelota.
Entonces la pieza más valiosa sería Trumbo, quien ha sido un bateador sólido a lo largo de su carrera, pero tuvo en el 2018 una campaña recortada por lesiones a sólo 90 partidos.
Ahora mismo, lo que se obtendría en retorno por el bateador designado y jardinero sería mucho menos valioso que si regresa en su mejor forma y tiene una mitad de temporada sólida, que lo haga atractivo para equipos contendientes que necesiten añadir su bate poderoso.
Claro que eso siempre implica un riesgo. Una mala mitad de campaña le disminuiría su valor en julio, pero quien no se arriesga, no triunfa.
Si yo fuera el gerente general de los Orioles...renunciaría, porque en realidad lo que necesita este equipo es una renovación total de su plantilla.
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No es que sobre la plata por Tampa y menos ahora que la prioridad es construir un nuevo estadio en el área de Ybor City, el cual debe estar listo para la temporada del 2023, pero lo que se logró en el 2018 con un equipo sin muchos nombres no será cosa de todos los días.
Cuando todo el mundo apostaba porque los Rays serían últimos en su división, el equipo terminó con 90-72, el mismo récord con el que los Atlanta Braves ganaron la división Este de la Liga Nacional.
Entonces, hay que salir al mercado para cubrir los principales huecos y poder competir en el 2019 frente a los campeones Medias Rojas de Boston y los siempre poderosos Yankees de Nueva York.
1.- Pitcheo abridor
Introdujeron el concepto del "opener" para iniciar partidos con un relevista que trabajara uno o dos innings y disfrutaron de resultados asombrosos.
Ryan Yarbrough y Ryne Stanek fueron los mejores iniciadores en este experimento y ambos superaron sus expectativas en el 2018, por lo que es de suponer que Cash seguirá su misma estrategia en el 2019.
Blake Snell será el número uno indiscutido en la rotación, que contará también con Tyler Glasnow y Jake Faria.
Un devorador de entradas sería una adición bienvenida para no abusar del concepto del iniciador y depender cada cinco días de un abridor que camine profundo en el juego.
El veterano James Shields, un producto original de los Rays y que promedia 219 entradas por temporada, sería una buena opción, al igual que Jeremy Hellickson, otro que comenzó su carrera y disfrutó de sus mejores años en Tampa Bay.
No se trata de lanzadores de élite, sino de abridores de categoría B, cuyos precios podrían ajustarse al presupuesto de la franquicia.
2.- Un bate de poder: Nelson Cruz
Los Marineros de Seattle están en modo reconstrucción y no parecen interesados en volver a firmar al dominicano Nelson Cruz.
A sus 38 años, Cruz se ríe del almanaque y sigue siendo un bateador poderosísimo, pero sobre todo, oportuno.´
Añadir a un bateador designado que promedia 37 bambinazos y 104 remolques por temporada sería una movida inteligente para los Rays, sobre todo, porque dada su edad, el dominicano no estaría buscando un pacto a largo plazo.
3.- Un primera base
Inexplicablemente, los Rays colocaron en asignación a C.J. Cron, su máximo jonronero (30) y remolcador (74) del 2018, en control del equipo hasta el 2021.
Matt Adams o Lucas Duda, ambos bateadores zurdos, están disponibles en el mercado y cualquiera de ellos podría ser el complemento de Nelson Cruz en la tarea de producir carreras para los Rays.
Duda ya tuvo una breve estadía en Tampa en el 2017 y conoce la organización, pero es casi tres años mayor que Adams, por lo que sería más factible firmar a este último con un pacto de al menos dos o tres temporadas.
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Si yo fuera el gerente general de los New York Yankees me olvidaría por completo de Manny Machado y me enfocaría en las necesidades reales del equipo, de cara a la temporada del 2019.
El elevadísimo monto que está demandando Machado se sumaría al dinero que ya tiene comprometido el equipo en el contrato que heredó de los Miami Marlins en el canje de Giancarlo Stanton y aunque dinero no es lo que le falta a los Yankees, desde hace años cambió la filosofía de una franquicia que aprendió, por las malas, que los títulos no se compran a golpe de billete.
¿Cuáles son los tres puntos que necesita mejorar Nueva York para aspirar a más de lo que consiguió en el 2018?
1.- Un catcher, preferiblemente J.T. Realmuto
Con un hueco en la receptoría como el de Gary Sánchez no se puede ir muy lejos, pues uno de los peores catchers defensivos de todo el béisbol -por no ser absoluto- redunda negativamente en el trabajo del cuerpo de lanzadores.
Si yo fuera Brian Cashman, intentaría conseguir de los Marlins a Realmuto, un receptor joven, completo, atlético, en un canje que incluya a Sánchez y dos de los muchos prospectos con que cuenta la organización.
El enmascarado de los Marlins ha manifestado su deseo de salir de un equipo en reconstrucción y con Gary Sánchez, la gerencia de Miami recibiría a un bate poderoso, que tanto le faltó en el 2018, además de al menos el jardinero Estevan Florial, quien quedó como prospecto uno en la granja de los Yankees, luego del canje de Justus Sheffield a los Seattle Mariners por el zurdo canadiense James Paxton.
2.- Un pitcher abridor
El zurdo Patrick Corbin es quizás el mejor pitcher disponible en el mercado de agentes libres.
Corbin, neoyorquino de nacimiento, creció siendo fanático de los Mulos de Manhattan y ha expresado públicamente su deseo de firmar con la franquicia de sus sueños.
En su defecto, de no poder conseguir a Corbin, optaría por J.A. Happ, uno a quien las rayas no le pesaron durante los dos meses en que vistió el uniforme de los Yankees la pasada campaña.
En 11 aperturas, el zurdo Happ dejó récord de 7-0 y efectividad de 2.69.
3.- Firmaría a Adeiny Hechavarría
Los Yankees no podrán contar con su campocorto titular, el holandés Didi Gregorius, al menos hasta después de la pausa por el Juego de las Estrellas.
Una opción que se maneja es cubrir su ausencia con el venezolano Gleyber Torres, quien pasaría de la intermedia a una posición que jugó durante 21 partidos en el 2018, pero con resultados negativos, al cometer cinco errores, para un promedio de fildeo de .928.
Pero firmar al cubano Hechavarría sería un seguro de vida, por tratarse de un defensor élite de la posición, a la espera de Gregorius y que luego se convertiría en un versátil utility que puede desempeñarse también en la antesala y la intermedia.
Es cierto que no se trata de un gran bateador, pero en un equipo en el que sobra la ofensiva, es una garantía tener un cerrojo en la llave del cuadro interior.
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Como su compatriota David Ortiz cuando dijo adiós, a Beltré todavía le queda gasolina en el tanque para seguir engordando sus números que ya son de por sí extraordinarios.
Firmado por Los Angeles Dodgers a los 15 años, su contratación estuvo envuelta en la polémica, por tratarse de un menor de edad, lo que le valió al equipo una suspensión por un año en sus operaciones de búsqueda de talentos en la República Dominicana y una multa de 48,500 dólares que hubo de pagarle a Beltré por daños y perjuicios.
Su debut, a los 19 años, lo hizo en grande, con un cañonazo remolcador de dos carreras, el primero de sus 3,166 imparables, que lo ubican en el lugar 16 de todos los tiempos.
De los Dodgers pasó a los Seattle Mariners, donde estuvo cinco campañas.
En el 2010 jugó con los Boston Red Sox, pero fue en el 2011, cuando firmó con los Texas Rangers, que su talento explotó en toda su dimensión y se convirtió en uno de los peloteros más queridos y respetados no sólo por sus compañeros, sino por sus rivales.
Eso sí, ¡no le toquen la cabeza a Beltré! Por alguna extraña razón, nada le molestaba más al quisqueyano que le tocaran la cabeza.
Entonces, propios y rivales lo sabían y se lo hacían, provocando la hilaridad de los presentes por sus airadas reacciones.
Junto al campocorto venezolano Elvis Andrus formó un dúo divertidísmo de ver, una suerte de Stan Laurel y Oliver Hardy del béisbol, siempre haciéndose bromas el uno al otro.
Y es que de eso se trata, de divertirse jugando a la pelota y disfrutar las amistades que se forjan en medio del duro trabajo diario de los entrenamientos.
Se va a extrañar su presencia en el terreno. Sus electrizantes fildeos, sus reflejos que no disminuyeron con la edad, su brazo potente, sus jonrones con una rodilla apoyada en el suelo.
Quizás pudo seguir en busca de los 23 cuadrangulares que le faltaron para los 500, con lo que se uniría a un club exclusivo que componen Aaron, Mays, Eddie Murray, Rafael Palmeiro, Albert Pujols y Alex Rodríguez como los únicos con tantos vuelacercas y al menos 3,000 imparables.
Sí, le quedaba gasolina al menos para una temporada más, pero hizo bien en retirarse en alza, contrario a muchos grandes que insisten en seguir cuando las aptitudes los han abandonado por completo y sólo consiguen embarrar sus estadísticas.
Más de un equipo hubiera pagado al menos un año por contar con su aún poderoso bate y su hermético guante, pero él decidió cerrar el ciclo con los Rangers, pues, no lo duden, será con la gorra de Texas con la que entrará, dentro de cinco años, al Salón de los Fama de Cooperstown.
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Comenzamos esta serie para analizar tres movidas que debería hacer el gerente general de cada equipo de cara a la temporada de Grandes Ligas del 2019.
Empezamos con los Boston Red Sox, campeones de la Serie Mundial.
Si yo fuera el gerente general de los Medias Rojas...
1.- Buscaría a DJ LeMahieu para la segunda base
LeMahieu tiene 30 años y sería factible firmarlo por cuatro o cinco campañas y entre 50 o 60 millones de dólares, un precio relativamente bajo para un tres veces ganador del Guante de Oro.
A la hora de negociar con él y tratar de conseguir un descuento en su precio puede alegarse el hecho de que sus números ofensivos podrían bajar, pues los anteriores se considerarían un tanto inflados por la altura de Colorado.
2.- Trataría de firmar de regreso a Nathan Eovaldi.
Luego de perderse el 2017 por una cirugía, en el 2018 afloró finalmente aquel serpentinero prometedor que debutó en el 2011 con Los Angeles Dodgers, pero nunca consiguió cumplir sus expectativas, ni con ese equipo, ni con los Miami Marlins o los New York Yankees.
Con 28 años se ve maduro y recuperado, pero sobre todo, en cuatro actuaciones con el uniforme de los Medias Rojas frente a sus archirrivales Yankees, incluida una apertura en postemporada, trabajó 23 innings y permitió solamente dos carreras limpias (0.78), con 18 ponches y tres boletos.
3.- Buscaría un cerrador
Craig Kimbrel se fue a la agencia libre después de salvar 108 juegos en tres temporadas en Boston.
Pero por un lado, se sabe que traerlo de vuelta costará mucho dinero, pues estamos hablando de un hombre que si la salud lo acompaña podría terminar su carrera como el mejor cerrador de la historia (o al menos el número uno en cantidad de rescates).
Entonces hay que buscar un reemplazo en el mercado, donde hay varias piezas interesantes y bastante baratas. El zurdoAndrew Miller es una de ellas. Miller ya estuvo con los Medias Rojas entre el 2011 y 2014 y fue en Boston donde hizo la transición de abridor a relevista.
No tuvo un buen 2018, pues la salud no lo acompañó y se perdió dos meses de trabajo.
Eso podría abaratar su contrato, aunque saludable es uno de los relevistas más dominantes e intimidantes del juego. Otra opción podría ser Adam Ottavino, quien entrará a la temporada del 2019 con 33 años y solamente ha salvado 17 juegos en su carrera.
Por lo general ha sido un set-up man, un preparador de octavo inning para el cerrador, pero a juzgar por sus números y efectividad, bien merece una oportunidad poco riesgosa, económicamente hablando.
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