Los Mellizos fueron sorpresivamente a la postemporada en el 2017 y en el 2018 terminaron con balance negativo de 78-84.
De cara a la próxima campaña, dan la impresión de que la actuación de hace dos años fue obra de la casualidad y que Minnesota se parece más a la del 2018.
Sin embargo, se hicieron algunas adquisiciones interesantes, aunque no parecen suficientes para recuperar el terreno que perdieron los Mellizos la pasada contienda.
Si yo fuera el Gerente General de los Mellizos...
1.- Buscaría un quinto abridor
La rotación de los Mellizos está incompleta, con el puertorriqueño José Berrios y Kyle Gibson como uno y dos, seguidos por Jake Odorizzi.
Pero a partir de ahí, hay dos vacantes con varios candidatos a ocuparlas, como los dominicanos Fernando Romero y Adalberto Mejía, Chase De Jong, Stephen Gonsalves y Kohl Stewart.
Cabe la posibilidad de que Baldelli le dé una de las plazas a alguno de ellos y use a los otros indistintamente en funciones de "openers", la estrategia puesta de moda con buenos resultados por otro manager muy joven, Kevin Cash, de los Tampa Bay Rays.
Pero añadir a un abridor de experiencia podría resultar de mucha ayuda para un cuerpo de serpentineros con pocas horas de vuelo en su mayoría y a la espera de que regrese, en algún momento del año y renovado tras la operación Tommy John, el dominicano Michael Pineda.
(2.- Necesitaría un cerrador
Trevor Hildenberger asumió el papel de cerrador tras el canje a mitad de la pasada campaña del veteranísmo quisqueyano Fernando Rodney a los Oakland Athletics.
Pero a juzgar por sus resultados, Hildenberger no es el hombre indicado para ese trabajo.
Hay abundancia de cerradores de calidad en el mercado de agentes libres, aunque no será Minnesota, por muchas razones, el equipo que aterrice a Craig Kimbrel, quien anda buscando un pacto de seis campañas y 100 millones de dólares, que lo convertiría en el relevista mejor pagado de la historia.
Pero el mexicano Joakim Soria o Greg Holland podrían conseguirse con buenos pactos, mucho menos lucrativos y por menos tiempo de servicio.
3.- Reforzaría la ofensiva
La llegada de C.J. Cron y Jonathan Schoop aporta fuerza a la alineación de Minnesota y resuelve de golpe los huecos que había en primera y segunda bases, respectivamente.
Pero un bate de poder, con capacidad de remolcar carreras, sería bienvenido en el medio de la tanda en la que nadie, en el 2018, fue capaz de sacar al menos 25 pelotas del parque o empujar 80 carreras.
El boricua Eddie Rosario fue el líder en ambos departamentos, con 24 y 77, mientras que el dominicano Miguel Sanó tuvo un retroceso brutal, nuevamente aquejado por lesiones que lo han perseguido siempre, desde que puso un pie en la Gran Carpa en el 2015.
Esa pieza que necesitan los Mellizos sería el bateador designado Nelson Cruz. Ni más, ni menos.
Fuera de eso, hay muchos cabos sueltos entrando al penúltimo fin de semana del calendario regular de la campaña del 2018 en el béisbol mayor de Estados Unidos.
En uno de sus torneos menos competido de la historia, la Liga Americana ya tiene dos monarcas divisionales y otros tres potenciales invitados a los playoffs que arrancarán en la primera semana de octubre. Boston (104-49) y Cleveland (85-67) ganaron las divisiones Este y Central, respectivamente, por tercer año consecutivo, y Boston virtualmente garantizó terminar con el mejor récord de MLB y la ventaja de la casa para todas las series que disputen.
En el Oeste, los campeones Astros de Houston (95-57) superan por 3.5 juegos a los Atléticos de Oakland (92-61) y tienen el número mágico en dos para asegurar al menos un puesto comodín a la postemporada. Houston intenta conquistar banderines divisionales consecutivos por primera vez desde que se mudó de la Liga Nacional a la Liga Americana en el 2013. Los Astros ganaron tres años seguidos la Central del viejo circuito de 1997 a 1999.
Los Yankees de Nueva York (93-59) tienen ventaja de 1.5 juegos sobre Oakland en la batalla por el primer comodín y la ventaja de la casa para el juego de muerte súbita del miércoles 3 de octubre. En caso de que Nueva York y Oakland terminaran empatados en el primer comodín, con ambos clasificados, los Yankees serían locales en el choque de Wild Cards debido a su mejor récord intradivisional, que es el segundo criterio para desenredar empates.
Los sorprendentes Rays de Tampa Bay (85-67) y los Marineros de Seattle (84-58) han tenido buenos desempeños, pero están muy lejos (a 6.5 y 7.5 juegos de Oakland) con tan poco espacio (10 juegos) para maniobrar. En resumen: En el joven circuito es cuestión de tiempo para que Astros, Yankees y Atléticos se unan a Indios y Medias Rojas en el cuadro de postemporada.
En la Liga Nacional es todo lo contrario: Nada está decidido y nueve de 15 equipos siguen en la carrera por llegar a la tierra prometida.
Los que se encuentran en la situación más cómoda son los Bravos de Atlanta (85-68), que tienen ventaja de 6.5 juegos sobre los Filis de Filadelfia (78-74) en la División Este. Los Bravos, que tienen el número mágico en cuatro para atrapar su primer banderín divisional desde el 2013 y el segundo en 13 años, solamente necesitan ganar dos de tres a Filadelfia en el fin de semana, para coronarse.
En la División Central, Cachorros de Chicago (89-63), Cerveceros de Milwaukee (87-66) y Cardenales de San Luis (84-69) pelean el banderín al tiempo que dominan las dos plazas comodines del viejo circuito. Los Cachorros tienen el número mágico en ocho para conquistar la división, pero una cómoda ventaja de siete juegos sobre los Rockies de Colorado en el segundo Wild Card de la liga.
La misión de Milwaukee es acosar a los Cachorros y mantener la ventaja de la casa para el potencial encuentro de comodines. Cerveceros y Cardenales jugarán una serie decisiva entre ellos de lunes a miércoles de la próxima semana en e Busch Stadium, mientras que Cachorros y Cardenales cerrarán la vuelta regular con una serie de tres encuentros en el Wrigley Field.
Tras ser barridos en Dodger Stadium comenzando la semana, Colorado (82-70) se alejó a 2.5 juegos de los Dodgers de Los Angeles (85-68) en la recia batalla por el banderín de la División Oeste, en tanto que los Diamondbacks de Arizona se encuentran a seis de Los Angeles y a cinco de San Luis en el segundo comodín.
Los Dodgers, que tienen el número mágico en ocho para quedarse con su sexto banderín consecutivo, enfrentan a los Padres de San Diego en el fin de semana y luego visitarán a sus acérrimos enemigos Diamondbacks y Gigantes de San Francisco para concluir la temporada regular.
Colorado recibe a Arizona en el fin de semana y terminará la campaña jugando en Filadelfia y Washington, en tanto que los Diamondbacks cerrarán el año en San Diego.
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En la Americana: Medias Rojas de Boston (101-46) ya clasificó a postemporada y tiene el número mágico en seis para ganar su tercer título consecutivo de la División Este; Indios de Cleveland (82-64) posee la mayor ventaja de un líder divisional (15.0 juegos) y tiene el número mágico en 3 para ganar el centro, mientras que los Astros de Houston (92-54) están muy cerca de garantizar u n puesto comodín y dominan por 3.5 juegos el sector oeste.
Los Yankees de Nueva York (90-56) y Atléticos de Oakland (89-58) batallan ferozmente la ventaja de casa para el partido de comodines, pero no están en real peligro de quedarse fuera de la postemporada. Los Marineros de Seattle (80-66) están a 8.5 juegos del segundo Wild Card.
Milwaukee y San Luis ocupan las plazas de comodides del viejo circuito, pero Los Angeles, Arizona y Filadelfia están a uno, cuatro y seis juegos. Para poner las cosas más sabrosas, Dodgers y Cardenales juegan una serie de fin de semana, cuyos resultados impactarán las divisiones central y oeste y los comodines.
Con las diferentes modificaciones que ha sufrido el sistema de determinar el campeón de la temporada, la pelota estadounidense se ha visto en la necesidad de hacer variaciones a las reglas de resolver embotellamiento en la tabla de lugares a lo largo de sus más de 140 años de historia.
Al principio todo era muy básico. Entre 1876 y 1900, el equipo que más victorias acumulaba durante la temporada regular era declarado campeón de la Liga Nacional y del béisbol (recordando que las ocho series que se jugaron entre los campeones de la Liga Nacional y la Asociación Americana entre 1884 y 1892 fueron considerados eventos de exhibición).
No fue hasta la creación de la Serie Mundial en 1903, por un título máximo entre los campeones de la Nacional y la nueva Liga Americana (fundada en 1901), que nació oficialmente la postemporada de Grandes Ligas.
Hasta 1968, los dos mejores clubes de cada liga iban directo al clásico de otoño. En 1969 se crearon dos divisiones en cada liga y se agregaron las Series de Campeonato para decidir los dos finalistas. En 1994 emergió la figura del Wild Card (comodín) y se creó una tercera ronda en los playoffs, las Series Divisionales, y en 2012, cuando agregaron un segundo comodín, se estableció el formato actual de cuatro instancias.
Desde entonces, los dos mejores equipos de cada liga que no ganaron sus divisiones, juegan un partido de muerte súbita para determinar el rival del conjunto con el mejor récord de liga en las Series Divisionales. La inclusión del segundo comodín también obligó a que se cambiaran algunas reglas en el sistema de definir empates de temporada regular.
EMPATES DE DOS EN DIVISIÓN O COMODINES
Un partido extra de desempate se juegan cuando dos equipos queden empatados con el mismo récord en una de las tres divisiones o el segundo puesto comodín de la liga. Estos partidos se jugarán el día posterior a la finalización de la temporada, en la casa del club que obtuvo la ventaja de local, que se determina usando una serie de criterios que citaremos más adelante.
Desde la implementación de la figura del comodín en 1994 hasta el final de la temporada del 2011, se implementó una regla diferente. Dos equipos empatados para una división no jugaron un desempate si sus récords eran mejores que todos los ganadores fuera de su división en su liga. Básicamente, si dos estaban empatados en la división y como sea estaban clasificados a los playoffs, se usaban varias consideraciones cuál era campeón divisional y cual era comodín. Punto y bolita.
Sin embargo, con la adopción de un segundo puesto de comodín y un juego entre comodines desde el 2012, el ganador de la división con el mejor récord de la liga enfrentaría una posible eliminación en el primer día de la postemporada, lo que obligó a variar las reglas.
Con las nuevas reglas de desempate, si dos equipos quedan empatados en la división, tendrán que jugar un partido extra incluso si ambos equipos ya se han clasificado para la postemporada. El equipo que pierde el juego de desempate ahora calificará para un puesto de comodín solo si su récord de temporada regular se encuentra entre los dos mejores récords de la liga que no ganaron una división. Esto quiere decir que empatar en la divisió no garantiza nada, más allá del juego de desempate.
Si ese equipo está empatado en el segundo puesto de comodín, entonces se jugará un segundo juego de desempate. Si el empate es en el primer comodín, no es necesario un juego extra, sino que ambos avanzan y la ventaja de la casa se determina con los criterios de desempate establecidos. Tampoco se necesita un juego extra para definir el mejor récord de la liga entre dos ganadores de división que terminen con la misma foja.
Para determinar cuál equipo tendrá la ventaja de la casa en un partido extra, tanto para desempatar una división y el segundo comodín y la ventaja de la casa como mejor récord de la liga son:
El equipo con ventaja en la serie particular, el equipo con el mejor récord global en juegos intradivisionales, el equipo con el mejor récord global en juegos intraligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 81 juegos de la temporada, ignorando los partidos interligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 82 partidos de la temporada (siempre que el juego agregado no esté entre los equipos empatados), se extiende hacia atrás hasta que se rompe el empate (los juegos de interliga se omiten e ignoran en este proceso).
JUEGOS DE DESEMPATE
En la historia de Grandes Ligas, en 14 ocasiones se ha necesitado jugar un partido (10 ocurrencias) o una miniserie (cuatro ocurrencias) para resolver empates de de serie regular. El fenómeno se repitió cuatro veces entre el 2007 y el 2013, pero no fue necesario en las cuatro temporadas anteriores.
En 1946, Dodgers y Cardenales debieron chocar en una serie al mejor de tres juegos para decidir el campeón de la Liga Nacional. San Luis ganó en dos choques y avanzó a la Serie Mundial, donde venció a los Boston Red Sox.
En 1948, Cleveland derrotó a Boston en un juego extra para definir el monarca de la Liga Americana y siguió inspirado para vencer a los Bravos de Boston en el clásico de otoño. En 1951, cuando Dodgers y Gigantes de Nueva York empataron en la cima del viejo circuito, se juegó una serie de tres encuentros, que terminó con el famoso jonrón de tres carreras del 3B Bobby Thomson al derecho Ralph Branca en la novena entrada para dejar a los Dodgers en el terreno en el Polo Grounds de Manhattan.
El campeón de la Nacional también se decidió en mini series después de la serie regular en 1959 (Dodgers venció a Milwaukee) y 1962 (Gigantes superó otra vez a Dodgers).
Boston y Nueva York quedaron empatados en la División Este de la Americana con 99-63 en 1978 y se tuvo que jugar un partido extra, que ganaron los Yankees 5-4 en el Fenway Park. Dos años después, Houston y Dodgers empataron en el oeste de la Nacional con 92-70 y en el juego de muerte súbita, los Astros superaron a los Dodgers en Dodger Stadium. En 1995, los Marineros ganaron a Anaheim en un encuentro por desempatar el oeste de la Americana.
Hubo desempates por el puesto comodín en 1998 (Cachorros sobre Gigantes), 1999 (New York Mets sobre Cincinnati Reds), 2007 (Colorado sobre San Diego Padres) y 2013 (Tampa Bay Rays ganó a Texas Rangers), en tanto que la División Central de la Americana necesitó un día extra en 2008 (Medias Blancas de Chicago derrotó a Mellizos de Minnesota) y 2009 (Minnesota doblegó a Tigres de Detroit).
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Kluber en la Americana y la sabermetría en la Nacional
Y mientras el triunfo de Kluber no tenía prácticamente discusión, el de Scherzer puede ser visto como una victoria de la sabermetría sobre las estadísticas tradicionales.
Kluber complació a casi todo el mundo, desde los tradicionalistas, hasta los sabermétricos, para llevarse el segundo Cy Young de su carrera.
El derecho de los Indios tuvo un cierre espectacular en septiembre, cuando ganó cinco juegos sin derrota y tuvo una efectividad de 0.84, para atrapar los liderazgos en ambos departamentos, con 18 y 2.25, respectivamente, aunque el de los triunfos lo compartió con su compañero de equipo Carlos Carrasco y Jason Vargas, de los Kansas City Royals.
Asimismo, tuvo el mejor WHIP (hits y bases por bolas por inning), con apenas 0.87, en tanto fue segundo en ponches propinados, con 265.
Para rematar, para aquellos amantes de la sabermetría, tuvo un WAR de 8.0, el más alto entre todos los lanzadores del joven circuito.
Entonces, ¿cómo se explica que dos votantes hayan preferido al zurdo Chris Sale, de los Boston Red Sox, con todo y su liderazgo de 308 ponches?
Kluber recibió 28 votos de primer lugar y dos de segundo, para totalizar 204 puntos, mientras Sale (126) y el dominicano Luis Severino, de los New York Yankees (73), terminaron detrás del derecho de Cleveland.
Éste es el primer lanzador de los Indios en ganar el Cy Young en más de una ocasión, pues antes lo había conseguido en el 2014.
En la Nacional, Scherzer capturó su segundo premio consecutivo y tercero de su carrera, cuando los votantes valoraron más los ponches, las entradas lanzadas, el WHIP y el WAR, que las victorias y la efectividad.
El derecho de los ojos de diferentes colores recibió 27 votos de primer lugar y tres de segundo, para 201 puntos, mientras que Clayton Kershaw, de Los Angeles Dodgers, obtuvo 126.
Stephen Strasburg, también de los Nacionales, quedó tercero, con 81.
Scherzer tuvo un WAR de 7.3 sobre los 4.6 del zurdo de los Dodgers.
Kershaw, que logró el premio en el 2011, 2013 y 2014, fue el máximo ganador, con 18, a pesar de perderse cuatro aperturas y tuvo la mejor efectividad del circuito, con 2.31, por 2.51 de Scherzer, quien abanicó a 268 rivales en 200.1 episodios.
En 175 capítulos, el zurdo de los Dodgers ponchó a 202 rivales, 66 menos que el líder Scherzer y su WHIP fue de 0.95, renglón que también dominó el de Washington, con 0.90.
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Merecidos premios para Paul Molitor y Torey Lovullo como Managers del Año de la Americana y la Nacional, respectivamente.
Debutante en la tarea, Lovullo llegó a los Diamondbacks de Arizona con la misión de enderezar a un equipo que el año anterior había terminado con nefasto récord de 69-93. Un año después, los Diamondbacks terminaron con balance ganador de 93-69 y clasificaron a la postemporada con el primero de los dos comodines del viejo circuito.
Fue el primer viaje de Arizona a los playoffs desde el 2011 y tras eliminar a los Rockies de Colorado en el juego de wildcards, el equipo cedió ante Dodgers de Los Ángeles en la serie divisional. Aunque Lovullo es técnicamente un manager de primer año de Grandes Ligas, tenía ya mucha experiencia en la dirección de equipos.
Comenzó su carrera como piloto en el 2002 en las Menores y tras nueve años, en el 2011 se unió al equipo de entrenadores de los Toronto Blue Jays en las Grandes Ligas.
Siguió a John Farrell de Toronto a los Medias Rojas de Boston en el 2013 y en el 2015 comandó al equipo por 48 juegos mientras el manager estaba de licencia médica.
El de Arizona obtuvo 18 votos de primer lugar, cinco de segundo y seis de tercero, para sumar 111 puntos y superar ampliamente a Dave Roberts, de los Dodgers (55) y a Bud Black, de los Rockies (43), los otros dos finalistas.
Es el tercer manager de los Diamondbacks en llevarse el galardón, después que lo consiguieran Bob Melvin (2007) y Kirk Gibson (2011).
Lo de Molitor fue extraordinario. Luego de terminar con el peor récord de todo el béisbol en el 2016 (59-103), metió a los Mellizos de Minnesota a la postemporada prácticamente con el mismo equipo.
O incluso fue más allá. A mitad de temporada, cuando parecía que a los Mellizos no les alcanzaba para llegar más allá del calendario regular, la gerencia se deshizo de su cerrador estrella, Brandon Kintzler, transferido a los Nacionales de Washington.
Molitor, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, obtuvo 18 votos de primer lugar, seis de segundo y cuatro de tercero, para acumular 112 puntos y aventajar a Terry Francona, de los Indios de Cleveland (90) y a A.J. Hinch, de los campeones Astros de Houston (56).
Es apenas el segundo integrante de Cooperstown en ganar el premio, luego que lo hiciera en 1989 Frank Robinson al frente de los Orioles de Baltimore.
Es asimismo el tercer timonel de Minnesota en llevarse el premio, que consiguieron Tom Kelly en 1991 y Ron Gardenhire en el 2010, la última vez que el equipo había ido a los playoffs.
El incremento de 26 victorias de un año para otro, el convertir en contendiente al peor equipo de todas las Grandes Ligas del 2016, inclinó la balanza a favor del piloto de los Mellizos.
Francona y Hinch consiguieron más de 100 triunfos con sus respectivos equipos, al igual que Roberts en la Nacional.
Pero los tres tenían material suficiente para competir y llegar lejos, así que simplemente cumplieron con las expectativas que generaron sus conjuntos antes de darse la voz de playball.
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Premios 2017: Molitor y Lovullo merecen el Manager del Año
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