ORLANDO, Florida -- Mientras se dirige a los 3,000 hits y algunas otras marcas sagradas del béisbol, el dominicano Albert Pujols mejora su posición como el mejor pelotero nacido fuera de Estados Unidos en la historia de las Grandes Ligas, una distinción no oficial que prácticamente garantizó en los primeros 10 años de su carrera.

Pero pese a que es el mejor extranjero, Pujols aún necesitaría acumular más estadísticas para poder destronar al dominiconorteamericano Alex Rodríguez como el mejor pelotero latino que ha pasado por las ligas mayores.

Antes de entrar en estadísticas de pelota, primero vamos a definir quien es latino en Estados Unidos.

De acuerdo al último informe de la Oficina del Censo (emitido el 7 de junio del 2017), la población hispana o latina de Estados Unidos ronda los 57,5 millones de personas, el segundo grupo más numeroso del país, detrás de los blancos, que suman 256 millones. En ese informe, los latinos representaban el 18% de la población total de la gran unión, que era de 326 millones de personas.

La Oficina del Censo fue enfática en el punto de que el gran crecimiento de la población latina -- que de mantener el ritmo de las últimas tres décadas, podría pasar a ser mayoría en el país para después del 2040 -- se debe a los hijos de latinos nacidos en Estados Unidos. De los 57,5 millones de latinos de la unión, el 65,6% nació en USA y solo el 34.4% viene de los diferentes países que representan.

En ese 65,6% están dominicanos destacados como los beisbolistas A-Rod y Manny Machado, el basketbolista Karl Anthony Towns Cruz, la actriz Zoé Saldaña y los cantantes de bachata Romeo Santos y Prince Royce, entre muchos miles más.

También el pelotero mexicano Adrián González, los cantantes puertorriqueños Jennifer López, Marc Anthony y Nicky Jam, la actriz venezolana Sonya Smith, la legendaria artista mexicana Angelica María, el cantante cubano Armando Christian Pérez "Pitbull" y el actor colombo-venezolano Wilmer Valderrama, entre muchos millones. Así como el senador republicano de la Florida Marco Rubio, un cubano nacido en Miami, que aspiró a la nominación de su partido a la presidencia de EEUU.

Todos ellos, orgullosos latinos, nacieron en Estados Unidos.

Volvamos al béisbol. "A-Rod", quien nació en Nueva York, se retiró del béisbol en agosto del 2016 como el pelotero que más dinero ha recaudado en salarios en la historia de las Grandes Ligas, con una fortuna de $441 millones de dólares. De acuerdo a la revista Forbes, Rodríguez se metió en el bolsillo $550 millones de dólares durante su carrera, cuando se incluyen las recaudaciones por mercadeo de su imagen.

Pero también, Rodríguez abandonó el deporte con un conjunto de estadísticas que lo ubican entre los mejores jugadores de todos los tiempos. El 14 veces Todos Estrellas, ganó tres premios como Jugador Más Valioso, 10 Bates de Plata y dos Guantes de Oro. Bateó .295 con 3,115 hits (696 jonrones y 548 dobles), 329 robos, 2,086 carreras impulsadas y 2,021 anotadas en 22 temporadas con Seattle Mariners, Texas Rangers y New York Yankees.

"A-Rod" y Hank Aaron son los únicos dos bateadores en la historia con tres mil hits, dos mil carreras impulsadas, dos mil anotadas y más de 690 jonrones.

Pujols, quien está a seis hits de ser el pelotero #32 de tres mil, batea .305 con 619 jonrones, 624 dobles, 1,932 impulsadas y 1,734 anotadas en 18 años con Cardenales de San Luis y los Angelinos de Los Angeles. Pujols, de 38 años, está bajo contrato con Los Angeles hasta el 2021, por lo que podemos suponer que al menos tendrá el tiempo necesario para desplazar al retirado "A-Rod" de algunos encasillados de la lista de todos los tiempos.

Mientras Pujols es considerado un tiro seguro para el Salón de la Fama de Cooperstown cuando sea elegible por primera vez, el legado de "A-Rod" quedó manchado cuando confesó en el 2009 que usó sustancia para mejorar el rendimiento cuando éstas aún no estaban prohibidas en las Grandes Ligas y, peor aún, por la suspensión de un año que le impuso la oficina del comisionado en el 2014 por su relación con la clausurada clínica Biogénesis de Miami.

Es casi imposible negar, con estadísticas, que Rodríguez y Pujols están por encima de todos los otros latinoamericanos que han jugado en Grandes Ligas, un grupo que incluye a los miembros del Salón de la Fama de Cooperstown; los puertorriqueños Roberto Clemente, Orlando Cepada, Roberto Alomar e Iván Rodríguez; los dominicanos Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero; el cubano Tany Pérez, el panameño Rod Carew y el venezolano Luis Aparicio.

Sin entrar en muchos detalles sobre el peso específico de cada estadística, los honores acumulados o el valor posicional de los jugadores latinos más importantes de la historia, les dejamos la lista de los líderes de todos los tiempos en WAR (Victorias Sobre Nivel Reemplazo, por sus siglas en inglés), una estadística que conglomera casi todos los aspectos del juego con el fin de medir la contribución general de un jugador a su equipo, según la versión que usa Baseball-Reference.com.

No es exactamente la prueba definitiva, pero es una guía para tener idea del tema.

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Adrián Beltré disparó un lineazo sobre tercera base que sirvió para un doblete en su segundo turno del domingo y se convirtió en el trigesimoprimer bateador con 3,000 hits en la historia de las Grandes Ligas.

Consiguió la hazaña ante el zurdo Wade Miley, abridor de los Orioles de Baltimore, e inmediatamente varios medios, sobre todo en inglés, comenzaron a reportar que Beltré es el primer dominicano en llegar a esa cifra.

Error. Puede ser el primer pelotero nacido en la República Dominicana en batear tres mil imparables en las Mayores, pero el segundo de esa nacionalidad.

Según el artículo 18 de la Constitución de la República Dominicana, son ciudadanos de ese país los hijos de al menos uno de dos padres dominicanos nacidos en el extranjero.

En otras palabras, el primer dominicano con 3,000 hits en Grandes Ligas se llama Alex Rodríguez, aunque su figura despierte polémica a cada paso.

El 19 de junio del 2015, el entonces jugador de los Yankees de Nueva York le botó la pelota por el jardín derecho a Justin Verlander, de los Tigres de Detroit, para su hit 3,000.

Ahora bien, que muchos en la República Dominicana se nieguen a considerar a A-Rod como compatriota es otra cosa muy diferente.

A fin de cuentas, no todo el mundo quiere que lo relacionen con alguien cuyo prestigio y reputación tiene más huecos que un queso suizo.

El divorcio de Alex con la fanaticada quisqueyana se produjo a partir del año 2006, cuando era considerado el mejor jugador de las Grandes Ligas y se concretaba el nacimiento de un evento largamente soñado por los fanáticos de la pelota: el Clásico Mundial de Béisbol.

Muchos no le perdonan aún que haya elegido jugar en aquel torneo con la selección de las barras y las estrellas, derecho que también tenía por haber nacido en Estados Unidos.

Tres años más tarde, en la segunda edición del WBC, se comprometió a jugar para República Dominicana, pero se lesionó en una de las primeras prácticas del equipo y no participó en el torneo.

Y después vino toda la novela por su vinculación con el uso de esteroides para mejorar su rendimiento, que lo dejó ante los ojos del mundo no sólo como un tramposo, sino como una diva arrogante que en vez de reconocer sus fallas, quiso contraatacar y demandó a MLB y a su propio equipo de los Yankees.

Por eso, mientras el hit 3,000 de Derek Jeter fue reverenciado en la Gran Manzana, el de Alex, además de su cuadrangular 600, pasaron sin penas ni glorias.

Aunque por esas razones muchos dominicanos no acepten a A-Rod como tal, lo cierto es que lo es tanto como Beltré, quien es, eso sí, el primer pelotero NACIDO en la República Dominicana en batear 3,000 hits.

Ah, y otra diferencia. Por si a alguien le quedaba dudas, con sus tres millares de imparables, el antesalista de los Rangers de Texas terminó de pavimentar su camino hacia el Salón de la Fama de Cooperstown, un lugar al que difícilmente Alex Rodríguez llegue a entrar alguna vez.

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TAMPA, Fla. - Ahí estaba, Alex Rodríguez, entrenador para la vida. El Tony Robbins de los Yankees de Nueva York parecía en un buen lugar, utilizando su camiseta de A-Rod Corp., y con una expresión tranquila en su rostro. Estaba detrás de un micrófono en la carpa de prensa, respondiendo preguntas sobre su rol como instructor especial de primavera. Estaba ávido por comenzar a dar consejos.

A-Rod es probablemente el miembro más fascinante de los Yankees desde Mickey Mantle, y el mensaje del No. 13 a la juventud debe ser, en parte, tomando prestada una famosa línea del viejo libro de jugadas del No. 7: "No sean como yo".

"Yo estoy en una posición única por las cosas que he hecho en el deporte - buenas y malas", dijo Rodríguez, quien atrajo una multitud de periodistas incluso en su retiro. "Yo he aprendido mis mejores lecciones de algunos de mis errores, y algunos fueron bien grandes".

Este es el siguiente paso para alguna vez caído en desgracia Rodríguez. Ahora es mentor de la juventud de los Yankees, una especie de pase de batón que es una tradición Yankee. Y a pesar que su principal responsabilidad es dar consejos de béisbol, también tiene otra responsabilidad: ayudar a los jugadores a evitar que cometan errores en su vida como los que él cometió.

Hace apenas dos años, los Yankees rehusaron a darle a Rodríguez el privilegio de hablar en la carpa de prensa en los entrenamientos primaverales, donde las estrellas más grandes del equipo suelen dar sus primeros comentarios de la primavera. En cambio, lo relegaron a él y a la prensa a la acera en las afueras del estadio y a su casillero dentro del camerino. Luego de su suspensión de un año, era aparente que los Yankees realmente no lo querían en los alrededores.

"A menos que todavía pueda batear", dijo una fuente en ese momento.

Él logró probar eso y más, conectando 33 jonrones en el 2015 y comportandose en una forma que hizo que la organización finalmente lo quisiera de vuelta. Incluso cuando no pudo batear más, la pasada temporada, A-Rod salió del equipo con una gracia tal como cualquier otro jugador. Ahora está de vuelta, para una aparición especial, pero eso es un gran indicio de lo mucho que han cambiado las cosas desde el punto más tenue de su estancia con los Yankees.

Hubo un pronombre que resonó con fuerza durante su conferencia de prensa de 15 minutos, que vino del mismo hombre manchado por los Mets en el 2000 como el jugador que representaba el típico estereotipo de "24 más uno": A-Rod siguió utilizando el "nosotros" en vez de "yo".

"Nosotros queremos que nuestros jugadores jóvenes, primero que todo, estén en una tremenda condición física y mental", dijo Rodríguez. "Entonces queremos que adquieran una gran ética de trabajo. Y tercero, nosotros queremos que ellos se enamoren de su rutina y que logren ser maestros de los fundamentos".

Rodríguez no se va a ensuciar sus manos demasiado todavía. El martes, en su primer día, de un total de tres en esta estancia, estuvo parado en los alrededor del terreno, luciendo un poco perdido, intentando ver donde podía encajar.

Conversó con Lee Mazzilli, otro instructor especial. Se paró detrás de algunos de los torpederos reservistas mientras atrapaban rodados. Habló detrás de la jaula de bateo con el gerente de los Yankees Brian Cashman, quien, en la parte más álgida de la disputa entre A-Rod y el equipo en el 2013, se hizo famoso por decirle a Rodríguez que se "callara la jod--- boca".

El mes que viene, A-Rod volverá para otra aparición de tres días, aunque parece que en ese momento va a hacer más trabajo para la cadena de TV del equipo que en el terreno. Además tiene una venidera aparición en un programa de telerrealidad en la cadena CNBC en la cual él aconsejará atletas que tengan problemas financieros.

Si todo esto se siente como un contraste surrealista de hace solo algunos años, es porque lo es. Y A-Rod le debe todo - quiero decir todo - al dueños de los Yankees Hal Steinbrenner.

Luego de la suspensión de un año de Rodríguez, Steinbrenner se convirtió en su angel guardían, lo que le ha permitido que tenga su actual vida maravillosa. Steinbrenner salvo a A-Rod en el 2015.

En este punto, A-Rod estaba tratando de ahogar prácticamente a todo el mundo que estuviese cerca suyo en su intento de salvarse a sí mismo. Habría sido entendible si Steinbrenner le hubiese dejado en libertad, a pesar de los $61 millones que se le debían por las tres temporadas finales de su contrato de 10 años y $275 millones. Seguramente Steinbrenner le habría dejado libre de no haber sido pore se contrato. Por eso, Steinbrenner, a quien no le gusta desperdiciar dinero, le dio la bienvenida de vuelta a A-Rod en el 2015.

Si Steinbrenner lo hubiese dejado libre, A-Rod probablemente habría pasado a vivir el resto de su vida como una especie de paria público. No habrían ocurrido sus 33 jonrones en el 2015. No habría ocurrido el contrato para trabajar en TV en la Serie Mundial con la Fox, que le permitió educar a las audiencias gracias a su mayor fortaleza - hablar de béisbol. No habría existido el relativamente buen gusto (aunque algo extraño) de su salida del equipo en agosto pasado. No habría existido la oportunidad de aconsejar a los atletas sobre su dinero en la TV.

"Me siento realmente agradecido", dijo Rodríguez. "Si no hubiese sido porque Hal Steinbrenner creyó en mí y me dio la oportunidad de poner mi vida en orden, probablemente yo no estaría con ustedes aquí hoy".

Allí estuvo el martes en la misma carpa en la que hizo su famosa admisión de uso de esteroides en el 2009, haciendo una pausa mientras enjugaba algunas lágrimas, alegando que había comenzado a utilizar las sustancias solo luego de haber firmado el que en ese entonces fue el mayor contrato en la historia de los deportes profesionales en EEUU. Dondequiera que esté la verdad completa sobre su uso de sustancias, eso quedó en el pasado. Su preocupación ahora está en el futuro.

Rodríguez hizo muchas cosas incorrectas en su carrera, pero se necesitan mucho más que agujas para ser seleccionado a 14 Juegos de Estrellas y ganar tres premios de JMV. A-Rod tiene mucho material en ese cerebro de béisbol para esparcir el bien.

"Pienso que mi valor es sacarlos a cenar y disfrutar una cena de tres horas", dijo Rodríguez. "Reconocer que en la primera hora y media, ellos probablemente se sientan muy nerviosos y bien tensos. Pero que para la segunda mitad de la cena, ellos van a comenzar a hacerme preguntas reales".

En algún punto, A-Rod probablemente les deba decir, "Sean como yo - pero no exactamente como yo".

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Si hay un tema del que siempre Alex Rodríguez estuvo dispuesto a hablar, era este: ¿Quiénes son los mejores jugadores de todos los tiempos?

Él siempre tuvo curiosidad sobre el pensamiento de los reporteros sobre un potencial voto hacia él al Salón de la Fama, y dada su vanidad, era fácil saber que él se preguntaba dónde sería ubicado entre las leyendas del béisbol.

Luego de su suspensión de un años por esteroides en el 2014, la conversación completa cambió. A-Rod suavizó su actitud, actuó un poco más vulnebrable, y recalibrado, preguntándose si podría llegar en algún momento al Salón.

De repente, y con el tiempo de su lado, parece que habrá una oportunidad de que A-Rod entre al Salón algún día. Sin embargo, el caso real que podría servir de ejemplo para A-Rod no es la reciente elección de Bud Selig - comisionado de MLB durante la era de los esteroides (PED, por sus siglas) - o la de Mike Piazza, Jeff Bagwell and Iván Rodríguez -- todos jugadores vinculados al uso de PED pero nunca probado. O ni siquiera el aumento en votos de Barry Bonds y Roger Clemens. Es el de Manny Ramírez.

Ramírez, en su primera aparición en la boleta este año, recibió casi el 24 por ciento de los votos. Si no hubiese sido suspendido par de veces por uso de sustancias prohibidas habría sido un seguro electo al Salón de la Fama.

Los votantes tendrán que decidir si existe alguna diferencia entre el Reporte Mitchell del 2007 sobre el uso de PEDs o los vínculos con el laboratorio BALCO y el ser atrapado - y castigado - durante el periodo de pruebas de MLB. En este punto, la pregunta no se puede contestar por completo.

Mientras Rafael Palmeiro, quien falló una prueba, ya no está en la boleta, él no fue el mismo tipo de jugador que fueron Ramírez y A-Rod, y el momento de su elección fue mucho peor.

El reloj de A-Rod hacia el Salón de la Fama comenzará a correr este año, lo que significa que el disparo de salida para su proceso de 10 años en la boleta se dará en el 2022. Tendrá hasta el 2032 para alcanzar el 75 por ciento necesario para ser electo.

Los votantes se pondrán más jovenes durante ese tiempo. Y los votantes jóvenes parecen ser más indulgentes con los esteroides.

Sacando el uso de sustancias de la conversación, Rodríguez es fácilmente uno de los mejores jugadores de la historia. Sus 696 cuadrangulares son la cuarta mayor cantidad de todos los tiempos. Logró tres premios de JMV y fue electo a 14 Juegos de Estrellas. Fue un torpedero de calibre de Guante de Oro antes de moverse desinteresadamente hacia la tercera base en el Bronx, a pesar de que era un mejor defensor que lo que tenían los Yankees en ese momento.

Logró capturar un anillo de Serie Mundial, en el que tuvo uno de los mejores octubres individuales en la historia del deporte, el año en el que fue señalado como usuario de sustancias.

Luego que Sports Illustrated diera a conocer la historia antes de la temporada 2009, él dijo que había comenzado a utilizarlos solo después de haber firmado el que fue en ese momento el mayor contrato en la historia de los deportes profesionales en EEUU, un acuerdo de 10 años y $252 millones con los Vigilantes de Texas.

Cuando lideró la ofensiva de los Yankees en los playoffs luego ese año, habló sobre cómo se había quitado un peso de sus hombros, permiténdole jugar al máximo de sus capacidades.

Sin embargo, A-Rod no pudo evitarlo y volvió al uso de sustancias poco después de eso. En realidad, no hay forma de saber cuándo no los estaba usando.

Aquí es donde se desarrollará el caso de Manny. ¿Acaso la mayoría de los votantes va a decidir algún día que no les importa el asunto de las sustancias? Con la entrada de Selig y el buen posicionamiento de Clemens y Bonds, quizás ahí es dónde esto va a terminar.

Si ese es el caso, la pregunta que A-Rod quería realmente discutir en todas esas conversaciones en los casilleros finamente tendrá una respuesta. Sería un miembro del Salón de la Fama, y sus logros en el terreno quedarían validados.

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Rick Porcello allude a eso, pero realmente no habla de eso. Él pisa esa línea, pero no la cruza. Después de todo, eso está en el pasado, y el derecho de los Medias Rojas de Boston no siente que haga sentido seguir hablando de eso.

Pero al contar la historia de cómo Porcello llegó aquí - a tener un record de 16-3 y efectividad de 3.30 al llegar a su apertura del viernes en la noche en Detroit ante su antiguo equipo - es imposible ignorar lo que ocurrió la temporada pasada.

Por lo menos, en el papel, el 2015 era la primera temporada de Porcello con los Medias Rojas. Llegó a la organización en un cambio en la temporada baja que envió al jardinero Yoenis Céspedes a los Tigres de Detroit y firmó una extensión de contrato por cuatro años y $82.5 millones antes de hacer un lanzamiento en temporada regular. Pero el real Rick Porcello no se apareció en Boston hasta septiembre, cuando los Medias Rojas ya estaban fuera de competencia por un boleto a la postemporada.

No es que querramos ponernos demasiado existenciales sobre ello, pero Porcello tuvo que sobreponerse a una crisis de identidad de lanzador. Luego de años de vivir a la sombra de Justin Verlander, Max Scherzer, Aníbal Sánchez, Doug Fister y David Price en la rotación de abridores de los Tigres repleta de estrellas, Porcello dio un paso adelante hacia el sol con los Medias Rojas y se olvidó de todo lo que le había llevado aquí. El resultado: marca de 9-15 y efectividad de 4.92 que igualaron sus peores números desde 2010, cuado estaba en su segunda temporada en Grandes Ligas a los 21 años.

"Realmente no puedo apuntar a una razón", dijo Porcello. "Hay muchas razones obvias de por qué hay chicos que llegan a Boston y tienen problemas al tener que lidiar con las cosas que tienes que lidiar al jugar aquí. Pero al llegar a los entrenamientos primaverales este año, me sentí mucho más cómodo, fue más fácil para mí enfocarme en lo que tenía que hacer día tras día. Así es como yo hago mis cosas. Fue mucho más fácil para mí eliminar cualquier distracción external y las cosas que yo quizás estaba haciendo que no eran comunes en mí".

Cosas como por ejemplo, intentar cambiar su estilo completo de pitcheo.

En seis temporadas con los Tigres, Porcello dependía de un sinker pesado que causaba que los bateadores conectaran rodados débiles. Cuando el sinker de Porcello funciona bien, típicamente tiene éxito. La razón por la que decidió alejarse del lanzamiento estelar la pasada temporada en favor de superar a los bateadores con su recta ordinaria sigue siendo un misterio que podría servir de tema principal para una novela de Agatha Christie.

Porcello ha dejado entrever que es posible que haya estado intentando demasiado duro de impresionar a su nuevo equipo para cumplir con las expectativas de su primer gran contrato. O quizás haya sentido que necesitaba ponchar más bateadores para tener éxito en los estadios del Este de la Liga Americana que tienden a ser menos tolerantes que los de la División Central LA. En cualquier caso, en sus primeras 20 aperturas con los Medias Rojas, él lanzó su sinker en el 28 por ciento del tiempo a los bateadores zurdos y en el 41 por ciento del tiempo a los derechos, una baja respecto a los promedios de su carrera, 41 y 51 por ciento, respectivamente. En esas aperturas, permitió al menos cuatro carreras en nueve ocasiones y tuvo efectividad de 5.87.

Para el momento en que Dave Dombrowski asumió el puesto de presidente de operaciones deportivas de los Medias Rojas en agosto pasado, Porcello era apenas reconocible.

"Pienso que esa es una de las dificultades que algunas veces llegan cuando firmas un gran contrato como ese. Uno trata de hacer demasiado en ciertos momentos", dijo Dombrowski, quien seleccionó a Porcello para Detroit en el sorteo del 2007, ascendiéndolo a Grandes Ligas menos de dos años después y cambiándolo a los Medias Rojas porque él dudaba que los Tigres fueran a poder firmarlo, para luego reunirse con él cuando Dombrowski se unió a los Medias Rojas. "Él siempre ha sido un lanzador exitoso cuando utiliza principalmente el sinker. Dejó de ser el lanzador exitoso que fue en el pasado".

Y así fue por cuatro meses, ya que Porcello lanzó como si fuera algún impostor. No fue hasta finales de agosto, cuando volvió de una estancia de un mes en la lista de lesionados por un desgarre en el tríceps derecho y su confianza golpeada. Y voila, permitió más de tres carreras en solo dos de sus últimas ocho aperturas.

Eso nos trae a esta temporada. Porcello ha completado seis entradas en todas menos tres de sus 24 aperturas. Tiene marca de 12-0 con efectividad de 2.96 en el Fenway Park, donde de forma rutinaria sale de juego con ovaciones de pie de muchos de los mismos fanáticos que lo abucheaban el año pasado. Ha sido tan consistente que si los Medias Rojas tuvieran que decidir a quién recurrir en un juego de vida o muerte entre comodines, ellos tendrían que considerar grandemente a Porcello, incluso por encima de Price, su as de $217 millones.

"Logré recuperar mi modo de lanzar y mi plan de juego. Eso fue realmente lo más grande que había perdido", dijo Porcello. "Hablando con [el coach de pitcheo] Carl [Willis] y [el manager] John [Farrell], pudimos hacer un gran compromiso de ejecutar el sinker bajito en la zona y utilizar la recta elevada en un puñado de ocasiones cuando sea necesario. Pero al recuperar mi plan de juego y entender cómo voy a sacar a los rivales de out, cómo voy a prepararlos, cómo voy a limitar el daño que me hagan, volver al camino del éxito, tuve algo de lo que me pude agarrar para seguir construyendo mi carrera".

Farrell dijo: "Se siente más cómodo. Solo pienso en el ambiente, la expectativa, es más un producto conocido para él este año que lo que fue hace un año. Esa relajación natural es lo que ha permitido que salgan sus habilidades naturales. Y eso se filtra a su ejecución".

Porcello no sería el primer lanzador en tener una difícil primera temporada en Boston. En 2006, Josh Beckett tuvo efectividad de 5.01, muy por encima de su marca de por vida de 3.88. Cuatro años más tarde, John Lackey tuvo efectividad de 4.40 que no estaba cerca de su promedio de por vida de 3.89 en 14 temporadas. Y Price se ha quedado corto en cumplir con las expectativas esta temporada con su porcentaje de carreras limpias de 4.19 en 26 aperturas.

Seguramente Porcello puede relacionarse con esos eventos.

"Hemos hablado sobre eso un poco", dijo Porcello. "Cuando yo veo lanzar a David, hay muchas cosas que son parecidas, pero también hay cosas que son diferentes. Según sus estándares, no está teniendo un muy buen año. Pero para el Este de la LA, lo está haciendo bien. Lidera nuestro equipo en entradas, lidera nuestro equipo en ponches. En mi mente, para mí llegar y tocar ese tema con él, sería como quitarle mérito a lo que está haciendo allá afuera. Es algo duro".

Price recuerda haber llegado a Boston en septiembre pasado cuando estaba con los Azulejos de Toronto y conversar con Porcello sobre los retos de lanzar en lo que Price cataloga como el "lugar más difícil para jugar en las Grandes Ligas".

"De seguro era difícil para Rick", dijo Price. "Él pasó seis años en Detroit. Eso era lo único que él conocía. Esa primera vez en que eres cambiado, es algo completamente diferente. No creo que los fanáticos entiendan eso. Y entonces firmó su extensión, y eran muchas las expectativas sobre él. Es algo duro. Uno tiene que poder seguir adelante, y él ha hecho eso extremadamente bien. No ha insistido en pensar en lo que pasó el año pasado. Le dio vuelta a la página y buscó maneras de mejorar".

Porcello mejoró simplemente al volver a ser él mismo. Y con cada apertura que ha hecho en esta temporada, se ha acercado a ser el lanzador que los Medias Rojas siempre creyeron que él puede ser.

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El domingo pasado marcó el inicio de una de las más turbulentas semanas en la historia de los Yankees de Nueva York, cuando se convocó una misteriosa rueda de prensa donde se reveló que los días de Alex Rodríguez con el uniforme rayado estaban contados.

Rodríguez jugaría su último partido con los Yankees el viernes, 12 de agosto, y luego se convertiría en agente libre sin restricciones y aceptaría un puesto de asesor especial del socio mayoritario Hal Steinbrenner como única forma de permanecer involucrado en la organización.

El acuerdo al que Rodríguez llegó con el hijo menor del "Boss" George Steinbrenner fue una ofrenda de paz, pero era más que evidente que con la franquicia estando en un estado de transición, su salida de los Yankees no sería en sus propios términos.

"Por supuesto que creo que todavía puedo jugar al béisbol. Siempre piensas que te queda un hit más y que puedes ayudar a tu equipo a ganar un juego más, seguro que sí. Pero esa no fue la mano que me tocó", sentenció Rodríguez durante la súbita rueda de prensa. "Esa fue la decisión de los Yankees; estoy en paz".

Los cinco días de preludio al juego del viernes procedieron a estar repletos de drama, con el dirigente Joe Girardi llevándose la peor parte al ser el blanco de las críticas por no darle más tiempo de juego a Rodríguez en lo que serían sus últimos cuatro partidos con el equipo.

A-Rod le echó leña al fuego diciendo sentirse "decepcionado" al no ser parte de la alineación titular en los primeros dos partidos en Fenway Park, reiterando que todavía podía contribuir como pelotero y contestando con evasivas sobre si el viernes en realidad sería su último partido en Grandes Ligas.

El bateador designado incluso reveló que le solicitó a Girardi jugar su antigua posición habitual, la tercera base, en su partido de despedida en Yankee Stadium, y que el manager negó su petición.

En ese marco fue que previo al juego contra los Rays de Tampa Bay, la gran mayoría de los expertos pronosticaban que Rodríguez regresaría con el uniforme de algún otro equipo, en particular estando a sólo cuatro cuadrangulares de la mítica cifra de los 700.

La familia de A-Rod, incluido su hermano Joe Rodríguez, se unieron al eco de muchos aficionados, diciéndole a ESPN Digital que confiaban en que el juego del viernes no sería el último capítulo para el controversial toletero de 41 años.

Al abordar a los medios previo a la dramática tormenta eléctrica que literalmente enmarcó su ceremonia de "despedida", el mismo Rodríguez se negó a pronosticar su futuro, dándole pie a la especulación sobre un posible retorno.

"Dije el domingo pasado que mi único horizonte es el viernes, y sigue siendo así", afirmó A-Rod antes de toparse con Chris Archer y los Rays. "Mi enfoque sigue siendo ganar el juego de esta noche. Después de todo esto voy a necesitar una larga siesta y luego veremos qué me depara la vida. Pero en este momento, valoro vestir este uniforme y para mí, vestir el uniforme a rayas de los Yankees es suficiente".

No obstante, después de conectar un doble para su imparable número 3,115 de por vida, de ser vitoreado incesantemente por una multitud de 46,459 aficionados, de jugar tercera base en la novena entrada, agarrar un puñado de tierra para el recuerdo y fundirse en un abrazo con sus hijas en el terreno, por primera vez la saga de A-Rod pareció tener punto final.

"Tengo que decir que va a ser difícil superar eso", dijo Rodríguez al preguntársele si sentía en su corazón que había jugado su último partido. "Es un recuerdo que voy a guardar para siempre".

Y fue así como las palabras de Rodríguez por primera vez tuvieron un tenor muy distinto al que había utilizado toda la semana:

"Fue muy divertido lanzarle la bola a través del diamante a Tex [Mark Teixeira]. Tenemos grandes recuerdos. Es algo que apreciaré por siempre".

"Es el único trabajo que he tenido durante 22 años ... después de todas las cosas por las que he pasado, tener un final como el de esta noche, no sé qué más puedo pedir".

"El béisbol es difícil. Viendo la serie que Gary Sánchez tuvo en Boston, lo miraba y me dije a mí mismo, ya no puedo hacer eso. Y me sentí contento. Estoy en paz".

El epílogo de la turbulenta carrera de Alex Rodríguez aún no está escrito, y aunque los rumores de un intento de regreso con los Marlins de Miami se intensificarán ahora mucho más con la inesperada lesión de Giancarlo Stanton, no cabe duda que si el viernes fue la conclusión, es lo más cerca que jamás estará a un final feliz.

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Hal Steinbrenner me recuerda a Michael Corleone, el hijo tranquilo de Don Vito, que tras la muerte del padre y con todo el poder en la mano, se tornó cruel y despiadado.

Demoró cinco años desde la muerte del viejo George Steinbrenner para que le salieran los instintos del Boss, pero como dice el refrán, la cabra siempre tira pa'l monte.

Primero fue la movida al contratar al lanzallamas cubano Aroldis Chapman, cuando los Dodgers de Los Angeles se pasaron de puritanos y echaron para atrás un pacto para adquirirlo de los Rojos de Cincinnati.

Los Yankees desafiaron los convencionalismos que imponen estos tiempos de ser "políticamente correctos" y se hicieron de los servicios del pitcher más intimidante de todo el béisbol, en momentos en que el cerrador estaba desvalorizado moralmente por un caso de violencia doméstica.

Si a mitad de temporada el equipo estaba en rumbo a los playoffs, Chapman sería la pieza clave del noveno inning.

Si no, el cubano sería -- como resultó ser -- una valiosísima moneda de cambio, de cara a la reconstrucción de un equipo demasiado envejecido.

Pero donde Steinbrenner sacó a relucir su ADN fue en el modo en que puso fin a la relación del equipo con Alex Rodríguez como jugador.

Fue algo fríamente calculado, que quizás no lo hizo un año antes porque A-Rod regresó en el 2015 con el bate demasiado caliente tras cumplir una suspensión por todo el 2014 por uso de sustancias prohibidas.

Cuando el jugador dejó de rendir sobre el terreno Hal Corleone o Michael Steinbrenner, ya no sé ni lo que digo, le pasó la factura por la tormenta de demandas que Alex desató cuando se avecinaba el castigo por el escándalo de la clínica Biogénesis de Miami.

Sencillamente lo humilló y lo botó como un traste viejo, más allá de su obligación de pagarle los más de 20 millones que le debe del contrato.

Y justo cuando el pelotero estaba a cuatro cuadrangulares de incluirse en el exclusivísimo club de los 700 jonrones, donde sólo están Barry Bonds, Hank Aaron y Babe Ruth.

Reconozco que nunca he simpatizado mucho con A-Rod, independientemente de su innegable talento que lo hacen uno de los mejores peloteros que hayan pasado por las Grandes Ligas.

Su personalidad egocéntrica, de diva, de querer ser siempre el foco de todas las atenciones, fue lo que lo llevó a tomar decisiones equivocadas en su vida que terminaron hundiendo en el lodo una carrera brillante.

Viendo las imágenes de su último juego en Yankee Stadium sentí pena por él, pues hasta la Madre Naturaleza conspiró en su contra, al soltar un chaparrón que acortó la ceremonia de despedida.

Si los Yankees lo botaron (no adornen las cosas con térinos como retiro, dejado en libertad o cosas así), ¿no fue un acto de hipocresía prepararle ese adiós?

Si el manager Joe Girardi le negó demasiados turnos al bate en la última semana cuando el equipo está ya eliminado de toda aspiración, ¿por qué romper en llanto en la rueda de prensa después del juego?

La última imagen que quedó fue la de un Alex aplastado por El Lado Oscuro De La Fuerza. Y la gente tiende a sensibilizarse con los débiles.

Pero al final también quedó la impresión de que a la novela de Alex Rodríguez todavía le queda un capítulo más.

Y ese episodio podría grabarse en Miami. Cada vez son más insistentes los rumores de que los Marlins estarían dispuestos a contratarlo por muy poco dinero para ver si puede defender la primera base en las semanas que le quedan a la campaña.

Los programas de la emisora local de ESPNDeportesRadio están encendidos con el tema, que tiene a la población más dividida que el debate entre Hillary Clinton y Donald Trump.

Los Marlins tienen ahora mismo un hueco en la primera base, con la lesión de Justin Bour que no acaba de sanar.

Y no es que Alex garantice de inmediato llenar ese hueco, ni mucho menos, pero como movida publicitaria, nadie puede negar que llevaría unos cuantos fanáticos de más al Marlins Park.

Por cierto, gente en el estadio es algo que el equipo necesita y del dueño Jeffrey Loria se puede esperar cualquier cosa.

Así que como diría el inmortal narrador Buck Canel, "no se vaya nadie, señores, que esto se pone bueno".

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Alex Rodríguez parece no haberse dado cuenta de cuál es su realidad.

El pelotero que jugará su último partido con los Yankees de Nueva York el próximo viernes dijo sentirse decepcionado al no ver su nombre en la alineación para el choque de este martes ante los Medias Rojas de Boston en Fenway Park.

Helloooooo, A-Rod, despierta y pon los pies en la tierra.

La manera en que el equipo lo forzó a hacer las cosas significa que es persona non grata en la organización, que ahora está cobrando venganza por las tantas demandas que presentó durante el proceso de su suspensión por el uso de sustancias prohibidas.

Que se conforme con irse con los millones que le deben de lo que resta de contrato y jugar un solo choque en Fenway y el del adiós el viernes 12 de agosto.

¿Acaso pensaba que en estos días Joe Girardi iba a darle la oportunidad, por remota que fuera, de conectar los cuatro jonrones que le faltan para llegar a 700?

Quizás Alex pensó, ¿por qué no darle un chance, con todo y su bajo rendimiento, si el equipo ya no va a ningún lado?

A fin de cuentas, en el 2014 Girardi prefirió sacrificar el pase a la postemporada por mantener como titular a Derek Jeter, a pesar de estar ya acabado, en su temporada de despedida.

¡Alto ahí! La respuesta es simple. Alex Rodríguez NO es Derek Jeter. Al menos no en el universo Yankee.

Con todo y sus estadísticas muy superiores en casi todos los departamentos ofensivos, Rodríguez quizás nunca verá siquiera su número 13 en el Monument Park del Yankee Stadium, donde se rinden honores a las leyendas de la franquicia deportiva más famosa del mundo.

Por Jeter, uno de los jugadores más emblemáticos en la historia de la organización, valía la pena sacrificar un año de posibilidades, pero no por alguien que se comportó de manera desleal.

Con todo y que los Yankees están fuera de pelea y si acaso aspiran a terminar con balance de .500 en los ganados y perdidos, no van a permitir que Alex se despida en grande, mucho menos en casa de sus archirrivales Medias Rojas.

Si el ego de Rodríguez aún no le ha permitido bajarse de la nube y enterarse de que es casi un desterrado del béisbol, entonces que salga desde ya a buscar qué equipo quisiera contratarlo por el salario mínimo el año próximo para ver si llega a los 700 bambinazos.

Que avise si lo encuentra.

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Así que ahora es que es, ¿ah? ¿Este es el final del camino para Alex Rodríguez como pararrayos No. 1 de los Yankees de Nueva York? Un momento de silencio, por favor. No, no vamos a orar por su carrera. Vamos a orar por el final de su tiempo como respuesta a nuestras trivias.

A-Rod quizás no haya sido la única respuesta automática para cada pregunta de trivia que hayamos hecho en los últimos 10 años. Pero él está ahí junto con Todd Helton, Roy Oswalt y Albert Pujols en nuestro propio, y altamente no oficial Salón de la Fama de las Trivias (el que pensándolo bien, podría terminar siendo el único Salón de la Fama en el que esté exaltado).

Así que si este es, de hecho, su final, no podemos dejar pasar la oportunidad de responder una última trivia en "honor" (o "deshonor") de A-Rod. O una mencion honorífica. O algo. OK, lo que sea.

Como siempre, aplica las reglas usuales de nuestro Martes de Trivia: Cinco preguntas de selección múltiple. Sin trampas, búsquedas en Google o plagio de ninguna clase. Y sobretodo, ¡buena suerte!

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BOSTON -- Alex Rodriguez, quien jugará el viernes por última vez con los Yankees de Nueva York, no solamente es uno de los jugadores con más números acumulados en el diamante, sino que además es el que más dinero ha recaudado por contratos de trabajo en la historia de las Grandes Ligas de Estados Unidos.

Entre 1994, cuando debutó con los Marineros de Seattle, y diciembre del 2017, cuando recibirá el último cheque de su actual pacto con los Yankees, "A-Rod" tenía pactado recaudar pagos por un total de $437,2 millones de dólares.

Pero a ese gran total hay que deducirle los casi $18 millones de dólares que Rodríguez dejó de cobrar en el 2014 debido a una suspensión de 162 partidos por violar la política antidopaje de las ligas mayores.

De acuerdo a las reglas del béisbol, el dinero que los jugadores dejan de recibir por cumplir suspensiones se queda en las arcas de los clubes, por lo que Rodríguez, cuyo abogado demostró que tenía que recibir $2,8 millones de su salario establecido de $21 millones aunque no jugara un partido en 2014 -- debido a que la temporada de MLB se mide por días (183) y no por juegos -- en realidad habrá ganado cerca de $420 millones al final de su actual contrato.

De todas maneras, seguiría siendo el pelotero más rico de todos los tiempos. Por encima de Babe Ruth, Hank Aaron, Willie Mays y todos los que han fichado contratos exhorbitantes en la última década, de acuerdo a los registros de baseballreference.com y Spotrac.com.

"A-Rod", el hijo de los dominicanos Víctor Rodríguez y Lourdes Navarro, ya era rico antes de pisar por primera vez un terreno en el profesionalismo. Los Marineros le pagaron un bono de $1,3 millones de dólares después de reclutarlo como número uno en el sorteo colegial de 1993, desde una escuela secundaria de Miami, cuando tenía 17 años de edad.

Después de ganar cerca del salario mínimo en sus primeras tres temporadas en Grandes Ligas, Rodríguez escaló sobre el millón en 1997 y había ganado alrededor de $12 millones con Seattle cuando firmó el primero de los dos grandes contratos de su carrera.

En el invierno del 2000 fichó como agente libre con los Vigilantes de Texas por 10 años y $252 millones y ya estando en Nueva York escapó del acuerdo faltando tres años para concluirlo y firmó su actual pacto, por 10 años y $275 millones. Ese acuerdo incluye un paquete de compensación por $30 millones de dólares por explotar su arribo a marcas importantes de jonrones, pero en la práctica ese paquete nunca se llegó a ejecutar en Nueva York.

Solamente el contrato del jardinero Giancarlo Stanton con los Marlins de Miami ($325 millones de dólares por 13 años, del 2015 al 2027) supera individualmente los últimos dos acuerdos de A-Rod. Pero en sentido general, solamente el inicialista venezolano Miguel Cabrera se acerca al total recaudado por Rodríguez.

Cabrera, quien juega en Grandes Ligas desde el 2003, firmó una extensión de $248 millones por ocho años con los Tigres de Detroit (del 2016 al 2023) justo cuando estaba cerca de terminar su contrato anterior, una extensión de $152,3 millones por ocho años (2008-2015) con los mismos Tigres.

Cuando concluya el actual pacto de Cabrera, el toletero habrá recibido $400 millones en salarios, incluyendo más de $8,5 millones que ganó con los Marlins en los primeros cinco años de su carrera.

En la historia de Grandes Ligas se han firmado 12 contratos de más de $200 millones y Rodríguez tiene dos de ellos. El inicialista dominicano Albert Pujols, Stanton y el lanzador Zack Greinke son los únicos otros jugadores que han firmado contratos que les garantizan ganancias sobre los $300 millones de dólares en su carreras.

De todos, "A-Rod" es el que mayor provecho económico ha sacado a su talento por jugar al béisbol.

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