Tras nueve meses el Real Madrid de Zinedine Zidane, suma un nuevo récord, al llegar a 40 partidos sin conocer la derrota, al rescatar de manera agónica un empate ante el Sevilla, contra el que caía 3-1 en los últimos minutos en la Copa del Rey, y llegó a 40 juegos invicto. Su última derrota fue el 6 de abril de 2016 ante Wolfsburgo 2-0 en los octavos de final de la UEFA Champions League. En ese lapso, el club blanco ha ganado ganó 30 partidos y empató diez, superando la marca de a su archirrival Barcelona, quien sumó 39, con la racha invicta más larga de un club español.

¿Qué ha hecho el Real Madrid para hacer de esta racha una tan impresionante?

Las estrellas no siempre han dicho presente

Sí, Real Madrid está repleto de talento y súper estrellas. Desde el ganador del Balón de Oro y Jugador del Año de la FIFA, Cristiano Ronaldo, al estelar defensor y capitán Sergio Ramos, quien una vez más tuvo su lugar en el FIFA FIFPro World XI, la plantilla de Madrid no tiene nada que envidiarle a alguna otra.

Sin embargo, muchos de los estelares han sido baja en algún momento u otro, causando un problema táctico para Zidane.

Debido a que Zidane ha variado su alineación, a raíz de las ausencias de jugadores como Ronaldo y Bale, el resto del grupo se ha crecido para producir al ser convocado. Siete jugadores diferentes han anotado o asistieron al menos 10 goles durante esta racha.

Aún más importante e impresionante es que jugadores que usualmente ni siquiera entran al terreno de juego contribuyeron con goles a la causa de los blancos. Veintidós jugadores diferentes anotaron al menos un gol durante los 40 partidos. En adición, 20 jugadores diferentes registraron al menos una asistencia. Destacando su labor como técnico, Zidane no se ha amilanado a la hora de usar distintas rotaciones, sea por lesiones o por diseño. Treinta jugadores han visto acción en el campo, realizando alguna aportación durante la racha, incluyendo su hijo Enzo Zidane, de 21 años, quien anotó en su única aparición.

Los blancos mantienen la calma

Durante la racha, el Real Madrid se ha visto abajo en el marcador por dos o más goles solo en dos ocasiones, este jueves contra el Sevilla en Copa, y contra el Rayo Vallecano el 23 de abril. Luego de recibir dos anotaciones en los primeros 15 minutos del partido. Madrid remontó para ganar 3-2. Gareth Bale consiguió el gol de la diferencia en el minuto 81.

Zidane pudo festejar con fuegos artificiales los momentos finales de cada periodo de 45 minutos. Madrid anotó 52 de sus 115 goles durante esta racha en los 15 minutos finales de cada mitad.

Momentos de tensión que vivieron los fanático del Real Madrid

Real Madrid sí se vio en serios aprietos en algunas ocasiones, usualmente dejando la mesa servida para que el capitán Sergio Ramos haga de las suyas. Madrid anotó cuatro goles cuando perdía al minuto 85 o más tarde durante la racha, resultando en dos victorias y dos empates.

Goles tardíos del Real Madrid durante la racha Invicta

Partido #12: 9 de agosto, 2016 vs Sevilla en Supercopa UEFA

Abajo 2-1, Sergio Ramos presionó hacia adelante como parte del esfuerzo del merengue por encontrar el gol del empate. Un cruce de Lucas Vásquez encontró a Ramos, quien marco para empatar el marcador al 93'.

Partido #16: 14 de septiembre, 2016 vs Sporting CP en Champions League

Abajo 1-0, Cristiano Ronaldo se prepara para disparar de tiro libre contra su exequipo. Su gol para empatar abrió las compuertas para una reacción que culmino con Álvaro Morata y su gol ganador al 94'.

Partido #34: 3 de diciembre, 2016 vs Barcelona en La Liga

Abajo 1-0, Ramos una vez más empuja hacia al frente para un tiro en el minuto 90 contra Barcelona. Luka Modri pateo el balón y Ramos anotó de cabeza para el empate y la dramática conclusión.

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Ha pasado nueve meses desde que el Real Madrid de Zinedine Zidane perdió un partido de competencia oficial, tras caer el 6 de abril de 2016 ante Wolfsburgo 2-0 en los octavos de final de la UEFA Champions League. Desde entonces, Real Madrid ha ganado 30 partidos y empatado nueve, igualando a su archirrival Barcelona por la racha invicta más larga de un club español.

Este jueves, el club merengue va por el récord en solitario cuando enfrente a Sevilla en la vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey.

¿Qué ha hecho el Real Madrid para hacer de esta racha una tan impresionante?

Las estrellas no siempre han dicho presente

Sí, Real Madrid está repleto de talento y súper estrellas. Desde el ganador del Balón de Oro y Jugador del Año de la FIFA, Cristiano Ronaldo, al estelar defensor y capitán Sergio Ramos, quien una vez más tuvo su lugar en el FIFA FIFPro World XI, la plantilla de Madrid no tiene nada que envidiarle a alguna otra.

Sin embargo, muchos de los estelares han sido baja en algún momento u otro, causando un problema táctico para Zidane.

Debido a que Zidane ha tenido que variar su alineación a raíz de las ausencias de jugadores como Ronaldo y Bale, el resto del grupo se ha crecido para producir al ser convocado. Siete jugadores diferentes han anotado o asistido al menos 10 goles durante la racha.

Aun más importante e impresionante es que jugadores que usualmente ni siquiera entran al terreno de juego han contribuido con goles a la causa de los blancos. Veintidós jugadores diferentes han anotado al menos un gol durante la racha de 39 partidos. En adición, 20 jugadores diferentes han registrado al menos una asistencia. Destacando su labor como técnico, Zidane no se ha amilanado a la hora de usar distintas rotaciones, sea por lesiones o por diseño. Treinta jugadores han visto acción en el campo realizando alguna aportación durante la racha, incluyendo su hijo Enzo Zidane, de 21 años, quien anotó en su única aparición.

Los blancos no pierden la calma

Durante la racha, el Real Madrid se ha visto abajo en el marcador por dos o más goles solo una vez, contra el Rayo Vallecano el 23 de abril, luego de recibir dos anotaciones en los primeros 15 minutos del partido. Madrid remontó para ganar 3-2 cuando Gareth Bale consiguió el gol de la diferencia en el minuto 81. Cada vez que han ido perdiendo durante esta racha, los blancos se han instaurado como cerradores legendarios, convirtiendo el 92 por ciento de sus remates al arco (11 de 12).

Zidane ha podido festejar con fuegos artificiales los momentos finales de cada periodo de 45 minutos. Madrid ha anotado 50 de sus 112 goles durante esta racha en los 15 minutos finales de cada mitad.

Momentos de tensión que vivieron los fanático del Real Madrid

Real Madrid sí se ha visto en serios aprietos en algunas ocasiones, usualmente dejando la mesa servida para que el capitán Sergio Ramos haga de las suyas. Madrid anotó tres goles cuando perdía al minuto 85 o más tarde durante la racha, resultando en dos victorias y un empate.

Goles tardíos del Real Madrid durante la racha Invicta

Partido #12: 9 de agosto, 2016 vs Sevilla en Supercopa UEFA

Abajo 2-1, Sergio Ramos presionó hacia adelante como parte del esfuerzo del merengue por encontrar el gol del empate. Un cruce de Lucas Vásquez encontró a Ramos, quien marco para empatar el marcador al 93'.

Partido #16: 14 de septiembre, 2016 vs Sporting CP en Champions League

Abajo 1-0, Cristiano Ronaldo se prepara para disparar de tiro libre contra su exequipo. Su gol para empatar abrió las compuertas para una reacción que culmino con Álvaro Morata y su gol ganador al 94'.

Partido #34: 3 de diciembre, 2016 vs Barcelona en La Liga

Abajo 1-0, Ramos una vez más empuja hacia al frente para un tiro en el minuto 90 contra Barcelona. Luka Modri pateo el balón y Ramos anotó de cabeza para el empate y la dramática conclusión.

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LOS ÁNGELES -- Woody Allen no sabía que algún día describiría al Real Madrid cuando dijo: "La ventaja de ser inteligente es que se puede hacer el imbécil, mientras que al revés es imposible".

Y la comunidad merengue, la oficial, la institucional, la florentinamente florentinesca, quiso hacerle al vivo y terminó haciéndole al tonto.

La Real Federación Española de Futbol giró el documento en el cual oficializa dos situaciones lamentables para la Casa Blanca.

1.- La eliminación de la Copa del Rey.

2.- La estulticia de la actual comuna blanca.

En el comunicado, además, la RFEF humilla una vez más al Madrid, cuando con lujo de argumentos desmenuza por qué es imposible que el Club no se enterara de que la alineación de Cheryshev era ilegítima.

Había tantas formas, conforme enumera la RFEF, de que el Real Madrid se enterara de la inhabilitación de Cheryshev, que la única manera de no saberlo era hacerse el tonto. Y, nuevamente, Woody Allen tiene razón.

Y tras pasar por tonto, se quiso hacer el listo, para quedar nuevamente como tonto. Woody Allen podría montar un argumento desquiciadamente cómico del actual madridismo.

¿Responsables? Todos. Ninguno puede escapar ni ser exculpado. Todos, en una época, en la que el Real Madrid naufraga en la cancha, en los escritorios, en la legalidad de los estatutos, aunque, eso sí, siga protagonizando escalafones de glamour inútil, peligroso, fatuo, narcisista, y se preocupa más por cotizar, como su jugador, entre los más ricos, los más famosos, los más guapos, los más envidiados.

Sí: el Real Madrid se ha obsesionado tanto con la imagen en deterioro de Cristiano Ronaldo, que ahora parece ser su propio retrato de Dorian Gray.

Está tan ocupado de verse guapo en su propio espejo, que no se da cuenta que por embellecerse por fuera, se pudre por dentro. Y, ojo, es lamentable, porque es el club más grande de la historia.

1.- ¿Quién puede exculpar a Florentino Pérez? Con su listado de obligaciones más lleno de bluff que de eficiencia, se ha rodeado de adoradores en lugar de cuestionadores. Tiene una corte de idolatría, no de eficiencias.

2.- ¿Y Rafa Benítez? Un técnico tiene la obligación de conocer vida y milagros de cada uno de sus jugadores. Y como el mismo Florentino, requiere rodearse de gente astuta a detalles. Desconocer la disponibilidad de Cheryshev equivale a desinteresarse en uno de sus jugadores.

3.- El mismo Cheryshev. Desde el momento mismo de la convocatoria debió estar consciente del riesgo. Su silencio es un acto de traición. Otro más para el diván sardónico de Woody Allen, otro tonto que quiso jugar al listo y terminó consagrándose como tonto.

Pero, lo pero ocurre en la cancha. Quedar fuera de la Copa del Rey no es lo más grave. Lo grave es que el equipo juega de manera miserable, con sus estrellas hechas una miseria, y con un futuro igualmente mísero en la Liga y en la Champions.

El final del camino está cerca para muchos. Porque además han perdido la capacidad de liderazgo. Y hay una terna en desgracia: Florentino, Benítez... y Cristiano Ronaldo.

No necesita saber de futbol, entonces, Mr. Woody Allen: ¿Le interesaría presidir al Real Madrid? Necesitan de manera urgente a un hombre que entienda la ventaja de ser inteligente para que se pueda hacer pasar por un imbécil, porque de los otros, de los que imbécilmente se quieren hacer pasar por listos, de esos, ya tiene suficientes.

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LOS ÁNGELES -- Cruz Azul ha sido crucificado en ese magnífico patíbulo que son las redes sociales. Sin esperanza de resucitar al tercer día.

Creyó hacer algo Bueno, con Sergio, pero a su afición no le parece malo, sino pésimo, la peor de las elecciones, para un equipo con 18 años sin ganar un título de Liga.

En Twitter y Facebook reclaman la cabeza de Billy Álvarez Cuevas y de Carlos Hurtado. Los seguidores celestes ven como un acto de sumisión, de rendición, de resignación y de traición, el depositar la fe marchita de todos ellos, en el aún más marchito récord de Sergio Bueno.

Cierto, este entrenador arma equipos agradables, competitivos, generosos. Pero para la legión celeste han sido 18 años de vigilia. Pero aún, sus contrincantes insidiosos, han hecho de una rapiña cíclica la renovación de sus fracasos. Si América, Chivas y hasta Pumas, fracasan, siempre tendrán el placer perverso de la autosanación con el paria en que se ha convertido Cruz Azul.

La afición, en su aflicción, juraba lealtad, prima hermana de la abnegación y la paciencia. Pero se hartó. Después de ofrecerles dedazos de ilusión, de miel, a esos paladares decadentes de tanta hiel, la decepción es mayor.

En el tendedero morboso de las tentaciones, colgaron a Gustavo Matosas, a Claudio Borghi, y hasta toleraron los cuchicheos de comadres en torno a Tomás Boy y Ricardo La Volpe. Al final, les entregaron a un entrenador que con un plantel competitivo y continuidad en el puesto, no pudo clasificar a Chiapas, en un torneo donde como este Clausura 2015, en el que había que ser muy, pero muy malo para no clasificar. Y de entre los malos. Jaguares y Bueno cotizaron entre los peores.

Y sin olvidar claro, la trampa mediática de Carlos Hurtado, quien ordenó a un mesero que tomara la foto de él con Rubén Omar Romano en una comida de negocios. Romano fue usado por Hurtado, quien montó la escenografía y filtró la foto en las redes, para que de esa manera se viera como inminente la llegada de un técnico que él no quería, pero sí estaba en los planes de Billy. El ungimiento público de Hurtado se tradujo en maldición para Romano.

Los reclamos son válidos. ¿Quién manda en Cruz Azul? ¿Quién decide en Cruz Azul? ¿Quién contrata en Cruz Azul? ¿Con cuántos enemigos duerme Cruz Azul? Hurtado sigue llevando troncos cada año, y Billy Álvarez le entrega las llaves del tesoro que no le pertenece. Un tipo brillante en los negocios, o es cómplice o es torpe para que alguien le estafe año tras año de manera descarada.

Absurdamente, algunos cooperativistas y aficionados levantan la voz pidiendo la salida de Billy sin entender que no hay quién lo eche. Y Billy podrá tolerar que lo roben, o asociarse para el autodesfalco, o inocente y pizpiretamente creer que algún día Hurtado le va a devolverlo que le hurtado y usurpado de su dinero, de su prestigio, de su respeto, de su credibilidad y del respeto juramentado a la memoria de su padre, podrá hasta prohijar todo eso, pero despedirse a sí mismo lo colocaría como el epítome de la tontería.

Los cruzazulinos se adueñan de Twitter. Piden que la afición no acuda al estadio. Piden que se abandone la cuenta oficial. Piden que ni siquiera se vean sus partidos. Piden no comprar camisetas.

Piden los sacrificados celestes guardar un silencio sepulcral. Piden velar en vida a su muerto. Piden enterrar en vida al equipo que más finales ha perdido en el futbol mexicano. Piden llevarle rosas negras a la tumba vacía, para llenarla de desprecio.

Lo terrible es que no hay reacción. Lo terrible es que Billy Álvarez permite que su imagen sea reiterada y desprolijamente lastimada, como marioneta o bufón de un promotor dueño de la cartera más poderosa de entrenadores y jugadores, y por lo visto de directivos en México.

Será un torneo largo para Cruz Azul. Especialmente cuando eligen el divorcio en tiempos de renovar votos matrimoniales. Pero la afición tiene esta vez la razón. 18 años de infidelidad matrimonial no pueden ser tolerados.

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CIUDAD DE MÉXICO -- No lo vi. Lo confieso. Ni siquiera lo imaginé. Aterrizando en México, saltaban en Twitter, como pulgas en perro con pedigrí, los viejos, repetidos, cíclicos, reiterados, apellidos que se matrimonian con los goles de Messi. Desde la A, del altísimo, hasta la z de zafiro.

Parecería que el diccionario se encogiera, cuando el español es el idioma más hermoso del mundo, al tratarse de ponderar a una Pulga cuya insignificancia incluida en el sobrenombre, choca brutalmente con sus quehaceres colosales en la cancha.

Ojo: no reculo. Creí que el ocaso se cernía en ese año sabático que se tomó Lionel, con el Mundial de Brasil incluido en esos síntomas de decadencia.

Parecía que en esos vómitos de bilis se escurría el último hálito de inmortalidad al aspirante a contender con la magnificencia de Pelé y Maradona.

Me equivoqué. Como muchos. Y tras hociconear fallidamente sobre el crepúsculo de un genio, me sumo a la tribuna contemplativa.

Ante el carrusel festivo del universo, en todos los idiomas, me zambullí en la enciclopedia infalible de Twitter. Vaya, hasta encontré a un compañero de Raza Deportiva en ESPNDeportes, Omar Orlando Salazar, que colgó del tendedero cibernético su relato de ese tanto al Bilbao.

Y como en el futuro las generaciones, al asalto de lo impensable de la tecnología, recurrirán a la memoria genética y genérica de las redes sociales, busqué con molestia y avidez ese gol que se convertía en un coloquio placentero entre todos aquellos quienes estuvieran colgados a un teléfono inteligente.

Y lo fue. Es un gol a lo Messi, pero mejor que otros goles de Messi. Es un gol con el ADN de su repertorio. Parecería que primero los dibuja, los programa, los organiza, los sintetiza, los inmortaliza en la frialdad de los videojuegos.

Tuve que verlo varias veces. Un tipo a mi lado, que luchaba con su Pitágoras interno ante los enigmas de un Sudoku, empezó a cuestionarme de reojo. Como auscultando mis neuronas, para ver si era necesario ver y rever y volver a ver, ese pasaje de segundos.

Fue fascinante. A veces, en este oficio debería ser una obviedad, una obscenidad, detenerse a detallar esas acciones. Debería bastar con embelesarse. Con regodearse. Y marcar la estrella de favoritos en ese video de Twitter para cuando uno vea a tanto lerdo y palurdo que se viste de futbolista, reconciliarse visualmente con el futbol.

1. Lo de Messi no pasa por su inteligencia. El desarrollo y la aplicación de la inteligencia implican método, cálculo de riesgos, revisar alternativas, confrontar opciones y posibilidades. Un intelectual no puede repentizar como lo hace Lionel. Pero Lio no construye, improvisa, crea.

2. Hay un instante en el que Messi levanta la mirada. Es un acto prodigioso. Revisa el horizonte, lo memoriza, lo mecaniza, lo adivina y decide, entonces, embestir. Es como una mirada procesada en megahertz.

Elway, Montana, Manning, Brady observarían el horizonte de un bosque poblado de propios y extraños. Y elegirían, pero obedeciendo a un esquema, a una rutina, a un plan preconcebido, y teniendo un cómplice predeterminado.

Messi está solo. Ni sus eventuales cómplices saben que van a serlo. Ni sus propios rivales saben que al final, terminarán siendo sus cómplices. Por eso lo comparaba con el legendario Garrincha, que llamaba Manuel a todos sus adversarios. Seguro Lio ni siquiera podría poner el nombre en el epitafio de sus víctimas. Todos son Fulano, Zutano o Perengano para él.

3. Después de leer, codificar y decidir, Messi arranca sobre el primer Fulano, con un Zutano y un Perengano detrás. Y Fulano que ya sucumbe por la sorpresa. Decían en la época de Garrincha, que el brasileño les decía a sus frustrados marcadores: "vámonos", cuando iba a pedir la pelota y empezar a sembrar rivales. Messi, como acto de piedad, debería hacer lo mismo.

4. 11 segundos, 13 toques de balón, y siete adversarios más confundidos que Joseph Blatter antes del conteo de votos. Eso ocurre en un pedazo de terreno.

¿Cómo demonios puede un ser humano recorrer 40 metros tejiendo rococó con las dos agujas y amagando fraudes, ojo, en espacios que serían callejones sin salida para cualquier otro jugador, en un lapso de 11 segundos y tocando 15 veces el balón hasta la puñalada final al corazón gigante de los Leones de San Mamés?

5. Y nunca falta el detalle chusco. Dani Alves celebraba el pase que le dio por derecha antes del arrancón letal, mientras que cuando dispara Messi es sorprendente la coordinación con el salto de Luis Suárez, para no obstaculizar el viaje del balón. ¿Alguien se imagina la frustración mundanamente mundial si el disparo del genio termina en el trasero del uruguayo, después de semejante concierto de desconciertos ajenos?

Sí. Me lo perdí en vivo, en directo, pero las redes sociales siempre estarán al rescate de nosotros los despistados.

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BARCELONA -- En la búsqueda de recuperar las esencias, el FC Barcelona contrató a Luis Enrique sin caer en la cuenta que el entrenador asturiano es un personaje alejado de todos los estereotipos que el club pudiera imaginar. Firmó por dos años y a seis semanas de que se acabe la temporada mantiene la duda de su continuidad. Su futuro, advierte, no va más allá del siguiente partido.

De momento cumplió 50 partidos ante el PSG y los números son la mejor carta de presentación que deberían dar por hecha su permanencia en el banquillo el próximo curso. Supera en triunfos a Guardiola y al número uno, Helenio Herrera. Ha colocado al equipo en la final de Copa, en las semifinales de Champions y en lo alto de una Liga que lidera a falta de seis jornadas para su conclusión.

A estas alturas, a los defensores de las esencias puede presentarles la primera parte frente al PSG o la exhibición en Manchester, a los resultadistas esas 42 victorias en 50 partidos y a los exigentes del cambio, partidos como el de Copa en el Calderón. Para todos hay en el libreto de Luis Enrique porque es el entrenador que mayor controversia y mejor rendimiento ha provocado.

Está, como proclamaba el trascendental Johan Cruyff, en la carrera por ganarlo todo en pleno mes de abril... Y sin embargo se blinda en el silencio. Así es Luis Enrique, capaz de cambiar la opinión de todo el entorno del club y ganar adeptos en base a decisiones que hoy son aplaudidas (las rotaciones), pero que en su momento se le echaron en cara. Y, en la cuadratura del círculo, mantener la compostura y la calma a pesar de su evidente enemistad con la estrella del vestuario.

Hace cerca de cuatro meses, al comenzar el año, su enfrentamiento con Leo Messi le condenó a ojos de todo el mundo y las especulaciones, que vuelan en el entorno del Camp Nou, siguen dando por hecho que si el argentino no puede verle, él tampoco le soporta.

Pero, más aún, su distanciamiento con la junta de Bartomeu a partir del despido de Zubizarreta es una realidad que nunca se ha preocupado en disimular. Al contrario. De hecho, la nueva comisión técnica encabezada por Ariedo Braida y Carles Rexach no ha sido ni tenida en cuenta por el entrenador.

Porque Luis Enrique, capaz de provocar tantas dudas en los despachos como en el vestuario y el entorno, vive a la suya sin preocuparse del qué dirán, qué escribirán o qué pensarán más allá de su propio caparazón. Es por ello que no hay rueda de prensa sin un enfrentamiento, una indirecta, una mala contestación y una polémica. Un día tras otro, sin que se adivine el final.

Más próximo a Van Gaal que a Guardiola, el asturiano personaliza un capítulo que ya vivió en su día cuando era jugador. Sucedió en el banquillo a Gerardo Martino como en 1997 Van Gaal ocupó el puesto de Bobby Robson. El inglés aguantó un año convulso y con un entorno tan enrarecido como lo soportó el Tata y Van Gaal, con un carácter de hierro, nunca dudó a la hora de enfrentarse a quien fuera (desde Rivaldo hasta los periodistas) como hace ahora Luis Enrique.

Pocos entrenadores, o ninguno, se adivinan capaces de vivir en conflicto permanente con todo el mundo como hace el asturiano, que ha sabido adaptar su ideario futbolístico a las necesidades y exigencias de la plantilla sin dar sensación de debilidad a ese entorno incendiario del Barcelona.

Y que para redondear el asunto falta por asomar la contienda electoral, en que su figura, de forma invariable, estará en el escenario. Acaso esa sea otra de las razones por las que se mantiene invariablemente mudo al hablar de su futuro, consciente de que, quizá, el nuevo presidente, o el propio Bartomeu si gana la contienda, no le tenga en cuenta... Dependiendo de los diez partidos que restan para acabar la temporada.

Luis Enrique es lo que se conoce en España como 'un alma libre' que no se siente atado a nadie en este Barça y pudiera ser el primer entrenador que abandona el club después de ganarlo todo. Está, al menos en ese camino. El de ganarlo todo. O no.

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LOS ÁNGELES -- La victoria se viste de gala con la sangre del rival.

No hay gloria suprema sin la glorificación de la víctima.

La exaltación sublime del vencedor se inmortaliza con la bravura del vencido.

Sólo algo entristece la felicidad climática del triunfador: la indignidad del caído.

Nada puede objetársele a la coronación del Real Madrid. Nada puede percudir la efervescencia de su conquista.

La Corte Blanca fue superior al Barcelona. Por muchos momentums, fue una batalla desigual.

La respuesta de los catalanes era en automático. Era un rezongo o un acto impulsivo más que una reacción consciente del equipo que había acostumbrado a ganar todas las discusiones con el bellísimo lenguaje del futbol preciosista.

La respuesta de los azulgranas era un espasmo muscular del estertor de una derrota inminente. Era apenas el pálido derecho a la última exhalación antes de la muerte. Así respondía el Barcelona.

Real Madrid perdonó en varias ocasiones con imprecisiones en el disparo, o en la elección equivocada de la jugada final por parte de Bale, de Benzema, de Modric, de todos.

El Paladín de la Casa Blanca sufría en la tribuna, exiliado por una lesión, mientras que el Cid de La Masía vegetaba, rumiaba, merodeaba, se aislaba del compromiso, del desafío, del reclamo, de la obligación, de las exigencias, en una actitud incomprensible que pasaba de lo taciturno a lo indiferente, como su todo él estuviera laxo tras una crisis de epilepsia.

Mientras Cristiano Ronaldo oscilaba entre la ansiedad y el gozo, Messi estaba ensimismado en los espejismos de Brasil 2014, y empeñaba, de paso, su derecho a tutearse con los que nunca trasgredieron el honor de la competencia, ni el pacto gremial y gregario con club, compañeros y afición, como Pelé, Maradona o Garrincha.

El Messi de hoy no puede codearse con los mesías legendarios del futbol.

Y en medio del arrebato, de la explosividad, del fervor y la fruición del Madrid por pelear a muerte una guerra, se encontró con un equipo diezmado, porque su Diez retozaba en los pastizales de su imaginación mundialista traicionando sus deberes inmediatos.

Argentina puede y debe esperar a junio, pero hoy Argentina debe estar tanto o más preocupada que el Barcelona.

Cierto: el Madrid jugó con el marcador, desesperó al adversario; incluso se enconchó, aguardó, resistió, y hasta se divirtió en la torpe obsesión de los culés por tratar de matar por arriba a la muralla blanca que sólo fue horadada cuando se vio muy merengue, muy blandengue, en la marca sobre Bartra.

Pero las condiciones, el guión, la trama del partido, desde el arranque del juego, fue escrito en la banca blanca.

Ancelotti ya había llegado al punto final de la obra, cuando Martino aún estaba patéticamente confundido en los puntos suspensivos del misterio...

En una semana, el saco lleno de sueños del Barcelona se llenó de pesadillas. El Triángulo de las Bermudas se devoró Cataluña. Adiós prácticamente a la Liga, ha sido echado de la Champions y terminó siendo el podio, sobre el cual pisó y se enderezó la figura de Iker Casillas, para levantar la Copa del Rey.

Y así es: nada que objetarle al Real Madrid. Si su preclara consumación de superioridad con el trofeo en ofrenda tiene una mancha de indignidad, esta se la dejaron ahí Barcelona y Messi, quienes fueron víctimas que no estuvieron a la altura de sus verdugos.

Coincidirá pues que sí, que es indigna la coronación del Real Madrid, pero no por la honra y el pundonor inmaculados de la Casa Blanca, sino porque el supuesto Messi-as y La Masía nunca pudieron mirarle a los ojos.

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MADRID -- La temporada pasada marcó un retroceso brutal del futbol inglés en la Champions League, en el que por primera vez en 17 años, ninguno de los equipos ingleses participantes avanzó a cuartos de final.

Al ver lo acontecido en las últimas dos semanas, se enfilan por el mismo camino, pues ni uno de los cuatro, Manchester City, Manchester United, Arsenal y Chelsea, logró sacar una victoria en la ida de los octavos de final de la máxima competición europea.

Manchester United fue el único visitante, de ocho, que volvió a casa con una derrota, al caer por 2-0 ante Olympiacos, mientras su vecino, Manchester City, y el Arsenal, fueron vencidos en casa, respectivamente, por Barcelona y Bayern München con el mismo marcador. Tal es su suerte, que el único que conserva un atisbo de esperanza es el Chelsea, que apenas logró sacar un empate 1-1 ante Galatasaray en Estambul.

Justo el año pasado, la Premier League, que se jacta de ser la mejor del mundo, sufrió un golpe al orgullo difícil de olvidar. Por primera vez desde 1996 los representantes ingleses que seguían vivos se quedaban a las puertas de los cuartos de final; Manchester City y Chelsea, entonces defensor del título, se quedaron atrás mucho antes, en la fase de grupos. Manchester United y Arsenal quedaron fuera en octavos de final eliminados, respectivamente, por Real Madrid y Bayern München.

La última vez que se había visto una participación tan pobre de los cuadros ingleses fue en la temporada 1995-96, apenas tres campañas después de la 'fundación' de la Premier. En ese entonces, en una Champions con tan sólo cuatro grupos y sin fase de octavos de final, el único representante inglés, Blackburn Roves, quedaría eliminado en la fase de grupos al ocupar la última posición del Grupo D. Al curso siguiente, el Manchester United de Ferguson que dominaría el futbol inglés durante gran parte de los noventa y hasta bien entrado el nuevo milenio no pudo ser detenido hasta semifinales, donde cayeron ante el Borussia Dortmund. Desde entonces, la constancia de los ingleses había mantenido al menos un representante de cuartos hacia adelante hasta la temporada 2011-2012 en que el Chelsea de Di Matteo levantara la Copa tras vencer al Bayern München.

"Mejor un 1-1 que un 0-0, no es un mal resultado, pero será difícil. Ahora bien, no estamos obligados a ganar la Champions o la Liga", se consoló el técnico del equipo, José Mourinho, tras el encuentro del pasado miércoles. Nada más lejos de la realidad, pues en Inglaterra, la prensa pide sangre por lo que pinta como otra debacle. Y eso que el Chelsea es el mejor parado de los cuatro en todos los sentidos.

Desde el retiro de Sir Alex Ferguson, Manchester United ha entrado en un letargo que parece desembocar en un fracaso colosal. Los 'Red Devils' llevan meses en crisis, con un técnico, David Moyes, cuestionado desde el minuto uno y al que, al parecer, se le busca ya sustituto.

Fuera de puestos europeos desde el pasado mes de diciembre, el Manchester United marcha sexto en la Premier, con apenas 13 victorias, 6 empates y 8 descalabros. Eliminados ya en la Copa de League y la Copa FA, están a nada de quedar fuera de la contienda por el único título por el que podría pelear el equipo que dominó la escena británica a principios de siglo. El descalabro -humillante, según se mire- por 2-0 ante el Olympiacos parece ser la gota que derramó el vaso para que afición y prensa local pidan su cabeza a gritos.

"No hay defensa para David Moyes tras la derrota lamentable", rezaba The Independent el pasado miércoles. "¿Es el principio del fin para Moyes?" se preguntaba, con un dejo de anhelo, el Daily Mail.

Pero si a Moyes le llueve en casa de manera constante desde septiembre, cuando su equipo llegó a caer a la 12ª posición de la tabla, ninguno de los otros tres técnicos está para lanzar cohetes.

Al Arsenal, si bien en segundo lugar de la Premier, a un punto del Chelsea y aún vivo en el torneo de la FA Cup, le ha caído una crítica tras otra después del descalabro ante el Bayern München.

Tras la derrota, la prensa londinense atizó a los 'Gunners' con rabia, particularmente al alemán Mesut Özil, al que los tabloides llamaron "un fracaso de 45 millones de euros".

Para angustia de Arsene Wenger, los ataques caen incluso desde el banquillo vecino, pues no hace ni dos semanas que Mourinho lo llamó "especialista en fracasos", pues pese a los 11 títulos cosechados al frente del Arsenal, no ha ganado nada en los últimos 8 años.

Una semana antes, Mourinho, fiel a su estilo de no dejarse de nada ni de nadie, se había enzarzado en un cruce de declaraciones con otro viejo conocido, Manuel Pellegrini, técnico del Manchester City.

"Es ingeniero y no le hace falta una calculadora para darse cuenta de las cosas", dijo el portugués después de que el chileno criticara la forma de gastar dinero del Chelsea mientras obviaba la inversión en su propia casa.

Probablemente, se trató de la continuación de una vieja rencilla del otro lado del Canal de la Mancha. Pocos días después, el conjunto de Pellegrini caía ante Barcelona.

El chileno no pudo más y criticó duramente al árbitro del encuentro, quien había expulsado a Demichelis y concedido un penal al Barcelona. "No tuvo ningún control sobre el partido. Fue una mala decisión poner un árbitro sueco en un partido tan importante", dijo Pellegrini, quien fue obligado a disculparse luego de una amenaza de multa por parte de la UEFA, aunque, veladamente, mantuvo su postura.

"Desde el principio sentí que (el árbitro) tenía un criterio diferente para ambos equipos, pero todos podemos tener un mal día. Nunca he dicho que lo hiciera intencionalmente ni que fuera deshonesto", dijo. Lo que no le va a quitar nadie, sin embargo, es la desventaja de dos goles para la vuelta en el Camp Nou y los dos partidos de expulsión -y otro condicionado- por sus duras palabras.

El único lugar donde por el momento se le tiene paciencia al chileno es en Manchester, pues aunque marchan terceros en la Premier, sus hombres están a sólo tres puntos del líder Chelsea y se mantienen vivos en la competición copera.

Mientras tanto el líder Chelsea, donde las cosas marchan más o menos como deberían -salvo el incómodo empate en Estambul- Mourinho se complica la vida por voluntad propia. Hace unos días, el portugués se vio envuelto en una polémica (otra más) luego de criticar duramente a sus delanteros, en especial a Samuel Eto'o, de quien puso en duda hasta su fecha de nacimiento. "Yo no tengo delanteros y Falcao no tiene equipo", dijo, insultando de paso al AS Mónaco.

Mourinho se defendió argumentando que sus comentarios fueron realizados "off the record". Dejando de lado la conjetura de si alguien con su experiencia debería o no estar familiarizado con "el botoncito rojo que indica encendido en una cámara" y si lo hizo o no a propósito, el daño está hecho.

Nos han taladrado la cabeza con eso de que la Premier League es la mejor liga del mundo. Es la mejor marca del mundo, pero ha quedado atrás y el United incluso más que el resto. Necesita seis o siete jugadores para reconstruir el equipo.

-- Roy Keane, ex jugador del Man. United
Resultado: Torres, furioso. Eto'o, mucho más. Torres salió al campo dispuesto a contradecirlo -aunque sus más que discretos números en la presente campaña parecieran darle la razón al técnico- pero el gol que marcara en Estambul quedó opacado por el empate.

Pero mientras Mourinho sueña con el equipo que va a armar tras el Mundial (quiere a Falcao, a Khedira, por ahí dicen que hasta a Xabi Alonso), su vestidor, el actual, se convierte en una bomba de tiempo, sin contar que ya se deshizo de su principal detractor, Juan Mata.

¿Y Moyes? No tiene tiempo para meterse en problemas fuera de Old Trafford. Con la bronca que tiene en casa es suficiente.

Mientras en Inglaterra se matan entre ellos, en el Continente la vida continúa. Para muestra, la ya legendaria lengua afilada de Roy Keane, emblemático Red Devil, técnico en receso y actual comentarista en la TV inglesa: "Nos han taladrado la cabeza con eso de que la Premier League es la mejor liga del mundo. Es la mejor marca del mundo, pero ha quedado atrás y el United incluso más que el resto. Necesita seis o siete jugadores para reconstruir el equipo", dijo el irlandés tras el descalabro de los rojos en Grecia.

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