La devastación dejada en la Isla del Encanto por el huracán María ha retrasado el inicio de la temporada en la liga de béisbol profesional Roberto Clemente.

Luego de muchos análisis, se acordó disputar un torneo recortado, en condiciones bastante anormales, pero que permitirá a los boricuas estar presentes en la próxima Serie del Caribe, a disputarse en el estadio de los Charros de Jalisco, en Guadalajara, México, en la primera semana de febrero del 2018.

Su ausencia hubiera sido un duro golpe para el evento, pues Puerto Rico, representado por los Criollos de Caguas, es el campeón vigente del certamen regional y sería triste que los puertorriqueños no pudieran defender su corona.

De esta manera se disolvió la amenaza de tener que celebrar el torneo con cuatro equipos, como ocurrió por muchos años. Y tendremos a los monarcas boricuas, junto a sus colegas de República Dominicana, Venezuela y México, países miembros de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, y el campeón de Cuba como invitado una vez más.

Aunque una buena opción también hubiera sido convocar a una selección más, ya sea Colombia, Panamá o Nicaragua, que llevan años pujando por pertenecer a la Confederación del Caribe y participar en el clásico regional.

Sería una buena oportunidad para abrirles las puertas finalmente a por lo menos uno de esos tres países y quién sabe si a futuro a todos ellos.

Imaginemos en los próximos años una Serie del Caribe con ocho países: República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela, México, Cuba, Colombia, Panamá y Nicaragua.

El principal problema para organizar semejante evento es económico.

Con cinco, Puerto Rico y Dominicana ponen peros y ni hablar de Venezuela, cuya situación sociopolítica actual es desastrosa.

Cuba, aunque sabe preparar torneos incluso mayores, tiene una economía en ruinas que le haría difícil acoger la serie con mucha frecuencia.

Solamente México está en condiciones para albergar una Serie del Caribe ampliada, pues tiene la capacidad económica y organizativa para ello, aparte de contar con los mejores estadios de la región.

Desde hace años, los mexicanos quieren ser la sede del clásico caribeño a perpetuidad o al menos, recibirla en años alternos, para aliviar a los demás de la carga que eso representa.

Otra variante que traería muy buenos resultados desde el punto de vista económico es incluir a Miami en la rotación.

Salvando las distancias, ya vimos en el Clásico Mundial la respuesta del público en la Capital del Sol a un tipo de torneo corto donde se involucran las pasiones nacionales.

Algunos alegarán que la Serie del Caribe ya se disputó en Miami anteriormente (1990 y 1991) y resultó un fracaso.

Pero entonces, la gran mayoría de la población miamense estaba compuesta por cubanos, quienes no apoyaron el evento al no identificarse con las novenas participantes.

Además, en 1990 se jugó en el Orange Bowl, una instalación para football americano, ya desaparecida, mientras que en 1991 se disputó en el viejo estadio Bobby Maduro.

Las condiciones han cambiado totalmente y para bien. Miami cuenta hoy con el Marlins Park, uno de los mejores estadios de todas las Grandes Ligas, ubicado en el área donde precisamente se levantaba el Orange Bowl.

Y la población miamense se ha diversificado hasta convertirse en una gran ensalada mixta, con grandes sectores de los países que participarían en esa eventual Serie del Caribe.

De las crisis salen grandes soluciones. El problema que planteó en algún momento a la Confederación de Béisbol del Caribe la posible ausencia de los boricuas podría ser el detonante para cambios trascendentales en el torneo, que en el 2019 cumplirá 70 años de creado.

Sería una buena manera de celebrar esas siete décadas.

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Si me preguntan qué es lo que más me llamó la atención de la plantilla que llevará Estados Unidos al IV Clásico Mundial de Béisbol, diría que es la falta de compromiso de las principales estrellas del país para con el certamen.

Parecía que como nunca antes, Estados Unidos le prestaría al evento todo el interés que merece, por el nombramiento de Joe Torre como gerente general y de Jim Leyland como director.

Sin embargo, una vez que se anunciaron este miércoles los rosters oficiales de los 16 equipos participantes, son más las ausencias que las presencias en la selección de las barras y las estrellas.

No es que Estados Unidos no tenga un conjunto poderoso, pues tiene de donde escoger y mucho.

Es un buen equipo, pero está lejos de ser el mejor posible.

Una banda que incluye a Buster Posey, Paul Goldschmidt, Eric Hosmer, Ian Kinsler, Nolan Arenado, Brandon Crawford, Giancarlo Stanton y Andrew McCutchen es de temer.

Pero cuando esperábamos ver en la plantilla a los estelarísimos Clayton Kershaw, Madison Bumgarner, Jake Arrieta, Chris Sale o David Price, por sólo citar a cinco, para formar una rotación de miedo, ahora resulta que todos se bajaron del tren y ahora los abridores están entre Chris Archer, J.A.Happ, Marcus Stroman, Sonny Gray, Tanner Roark o Michael Fullmer.

De igual manera, Mike Trout, señalado como el mejor jugador de las Grandes Ligas de los últimos años, jamás mostró interés en participar, así como Bryce Harper, Josh Donaldson o Kris Bryant, quien apunta a convertirse en la nueva cara del beisbol.

El Clásico Mundial, nacido en el 2006, es un torneo muy mejorable aún, que recibió un impulso muy especial con la victoria de República Dominicana en su tercera edición, luego de que Japón se impusiera en las dos primeras.

Desde el punto de vista publicitario, los triunfos de los japoneses ante Cuba y Sudcorea en las finales del 2006 y 2009, respectivamente, no resultaba muy redituable, en parte, por tratarse de mercados demasiado distantes al epicentro del evento y en el caso de los antillanos, por no estar insertados en el concierto del béisbol profesional mundial.

Por eso fue tan importante la corona de los dominicanos sobre Puerto Rico en la final del 2013, más allá de que no hay un país en el planeta donde se viva el béisbol con más pasión que en Quisqueya La Bella.

Se suponía que ahora era el turno de Estados Unidos, por la buena salud y el futuro del torneo, en medio de rumores de que esta podría ser la cuarta y última edición.

Es cierto que la fecha en que se celebra el Clásico es justo antes del inicio de los campos de entrenamientos primaverales y que la mayoría está lejos de la forma deportiva óptima.

Pero en igualdad de condiciones llegan los dominicanos, boricuas o venezolanos, por sólo citar tres ejemplos, y sin embargo, le ponen mucho más corazón.

Y no puede decirse que la diferencia esté en que los jugadores latinos mantienen su forma por participar en las ligas invernales de sus países, mientras los estadounidenses usan el tiempo para descansar.

Falso. Casi ninguna de las estrellas latinas de las Grandes Ligas, que estarán en sus respectivas selecciones nacionales, jugaron en los torneos domésticos de sus países.

Todo está en el corazón, en el interés que se le ponga, en el nivel de compromiso de cada cual.

Mirándolo fríamente, sin apasionamientos nacionalistas, el Clásico necesita de un buen papel de Estados Unidos para ayudar de cimentar un evento que puede llegar a convertirse en el clímax del béisbol internacional, como también requiere de una actuación meritoria de los actuales campeones dominicanos, de los puertorriqueños y de los venezolanos, estos últimos hasta ahora con deudas, como los norteamericanos.

Y es que esas cuatro naciones, junto con Japón y Cuba, representan la élite del béisbol mundial, aunque ya sabemos las razones por las que ese último país no puede contar con sus mejores peloteros.

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Aun cuando quedó eliminado en semifinales, el equipo de los Alazanes de Granma que jugó en Culiacán ha sido la mejor versión de Cuba en una Serie del Caribe desde su regreso al certamen en el 2014.

Sí, incluso mejor que la del 2015, cuando los cubanos se llevaron la corona.

Con un director de vasta experiencia como Carlos Martí y un pitcheo casi hermético, los Alazanes de Granma permitieron una o menos carreras en cuatro de los cinco partidos que disputaron.

El derecho Lázaro Blanco fue una revelación en este torneo, luego de haber sido subestimado por años por la jerarquía beisbolera de la isla y Vladimir García, con un mundo de talento, parece haber aprendido a dominar su corazón en los juegos importantes.

Ellos dos y el también diestro Vladimir Baños cumplieron faenas de lujo que dejaron boquiabiertos a quienes han seguido el paso de los equipos cubanos por los cuatro clásicos caribeños en que han participado en calidad de invitados.

Si el título en San Juan 2015 dejó dudas, la eliminación en Culiacán 2017 le devuelve esperanzas a los fanáticos del béisbol en la isla, pero...

Este equipo, con algunas variaciones, será el mismo que representa a Cuba en el IV Clásico Mundial de Béisbol, a disputarse el mes próximo.

El buen papel realizado en tierras mexicanas puede causar un espejismo de cara a lo que se viene en Japón, donde Cuba jugará junto a los anfitriones, Australia y China en el grupo B del Clásico.

El nivel que enfrentarán los antillanos el mes próximo es superior a lo que vieron en Culiacán, sobre todo en el caso de japoneses y australianos, estos últimos con al menos 11 jugadores que juegan o han jugado profesionalmente en los diferentes niveles en Estados Unidos, incluidas las Grandes Ligas.

De hecho, el juego clave para las aspiraciones de Cuba de avanzar a la segunda ronda del certamen será ese ante Australia, pues la lógica indica que Japón es el gallo de ese gallinero, mientras que China se antoja la novena más débil del grupo.

Si consiguen pasar a la fase siguiente, allí debería terminarse su camino, si sus acompañantes son los nipones y coreanos y taiwaneses, estos dos últimos salidos de la llave A.

A esa altura, el nivel superaría demasiado a lo que mostraron Tigres del Licey, Criollos de Caguas, Aguilas de Mexicali y Aguilas de Zulia en la Serie del Caribe y el espejismo se esfumaría de golpe, para un regreso abrupto a la realidad del béisbol en la isla.

¿O quién sabe si esta actuación en Culiacán inspire a los muchachos y los ayude a dar más de una sorpresa?

A México llegaron sin muchas aspiraciones reales y con el paso de la competencia se convirtieron en un equipo a temer.

Dadas las características del torneo, la diferencia entre la gloria y el fracaso se define por pulgadas y la mejor prueba de ello la dio Puerto Rico en el III Clásico, cuando llegó a disputar la corona en el partido final ante República Dominicana, con una nómina inferior a la que mostrarán los boricuas en esta edición.

El propio Carlos Martí será el manager de la selección cubana al WBC y no sería una sorpresa que sus lanzadores abridores ante Japón, China y Australia, en ese orden, sean Blanco, García y Baños.

Sólo queda esperar para ver si lo ocurrido en Culiacán es espejismo o inspiración para Cuba, cuyas autoridades, por cierto, siguen negadas a convocar a sus mejores peloteros que juegan en las Mayores.

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Hagamos un ejercicio:

Imagina hoy la Liga Española sin el Barcelona de Messi, las Grandes Ligas sin los Medias Rojas de Big Papi o la NBA sin los Cavaliers de LeBron James.

¿Puedes imaginarlo?

Pues así, huérfano del principal antagonista de Estados Unidos (principal potencia del deporte), quedó el campo y pista olímpico tras la decisión de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), reafirmada por la Corte de Arbitraje del Deporte (TAS, pos sus siglas en francés), de prohibir la participación de los atletas rusos debido a las acusaciones contra su gobierno por patrocinar un programa de dopaje y ocultar a los infractores.

Río no necesitaba más estiércol. Y menos que se salpicara una de las disciplinas más vistosas de los Juegos. Virus Zika, súper bacteria en aguas de la Bahía de Guanabara, inestabilidad política y crisis económica; parecería que los astros continúan alineándose contra la primera cita olímpica organizada por un país de Sudamérica.

La plusmarquista mundial y doble campeona olímpica en salto con pértiga, la rusa Yelena Isinbayeba, sintetizó la connotación de la decisión final: "Gracias a todos por el funeral del atletismo".

No se equivoca Yelena.

El TAS desestimó el último asidero al que se aferraban 68 atletas rusos, incluido Isinbayeba, para competir en las pruebas atléticas en la 'Ciudad Maravillosa'. Solo están autorizadas a participar Yulia Stepanova, corredora de 800 metros e informante clave para revelar el programa estatal de dopaje, y la saltadora de longitud Darya Klishina, quien lleva entrenando tres años en Estados Unidos.

La Corte de Arbitraje concluyó que el Comité Olímpico Ruso "no tiene derecho a nominar a atletas rusos para competir en los Juegos Olímpicos de Río 2016 considerando que no son aptos para competir según las reglas de la IAAF".

De un plumazo desaparece de las competiciones de campo y pista, previstas para efectuarse en el Estadio Olímpico entre el 12 y el 21 de agosto, la nación que con 26 medallas de oro, 26 de plata y 25 de bronce ocupa el sexto lugar histórico en Juegos Olímpicos (no se adicionaron las medallas de la antigua Unión Soviética, ocupante del puesto número dos detrás de Estados Unidos) pese a que con ese nombre apenas ha participado en cinco ediciones: Atlanta 1996, Sídney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012.

A la guillotina justos y pecadores

Con el veto de la IAAF, reafirmado por el TAS, pagaron pecadores y justos. Los 68 atletas que apelaron en busca de revocar el mandato de la IAAF son inocentes hasta que se pruebe lo contrario. Para dar un escarmiento ambas entidades pasaron olímpicamente por encima de ellos, que supuestamente están limpios, y no son responsables del accionar de las autoridades que rigen el deporte en Rusia.

Cruzo lo dedos para que la semana entrante, el COI no se deje llevar por la corriente y decida prohibir la presencia en Río de toda la delegación rusa. O que el presidente ruso Vladimir Putin decida boicotear los Juegos.

Más que nunca vale el refrán popular de que "la cadena siempre cede por el eslabón más débil".

En esta historia los principales perjudicados son los atletas. Dudo que a los federativos y políticos rusos les duela la sanción. Su actuar ante la crisis pudiera ser el políticamente correcto, pero en el fondo... y en el frente, les importa un comino. Ellos no compiten.

Faltar a una Champions League puede ser intrascendente. También ausentarse a una temporada de MLB, NBA o NFL. Son torneos anuales y se cuadruplican las oportunidades de retorno en comparación con unos Juegos Olímpicos, cuya frecuencia es cuatrienal. Quizás, un grupo de los atletas rusos que ayer fueron vetados no tenga otra posibilidad de competir en el evento cumbre del deporte simplemente porque la IAAF los tomó de conejillos de indias.

Frescos en la memoria están los boicots a los Juegos de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984. Los atletas fueron los afectados en ambos casos. Y los políticos... bien, gracias, como si con ellos no fuera.

Haz lo que yo digo, no lo que yo hago

La IAAF expresó a través de un comunicado que "el fallo de hoy (ayer 21 de julio) ha igualado las condiciones para los atletas. El TAS premia la defensa del derecho de la IAAF para proteger el deporte, para proteger a los atletas limpios y apoyar la credibilidad e integridad de la competición".

¿Proteger el deporte? ¿Proteger a los atletas limpios?

Cómo se sentirá Yelena Isinbayeba a sabiendas de que el velocista estadounidense Justin Gatlin será una de las grandes atracciones de Río. La condición de principal rival de Usain Bolt provoca que todos los reflectores apunten hacia su fornida anatomía.

Pero Gatlin dista de ser un "atleta limpio". Sus antecedentes lo condenan. En 2001 recibió una sanción de dos años (luego se redujo a uno) sin competir por uso de anfetaminas. Cinco años después volvió a ser proscrito, de inicio ocho años aunque al final quedó en cuatro, por usar testosterona.

Dos veces tramposo, pero entra en los "parámetros de limpieza" de la IAAF.

Lo peor de todo es que Gatlin no es un caso aislado.

En cambio, Yelena Isinbayeba nunca ha sido involucrada con el consumo de sustancias para mejorar el rendimiento, y no estará en Río. Su gobierno hizo trampa y ella junto a sus compañeros pagarán las consecuencias. Con toda razón escribió en su cuenta de Instagram: "Que todos esos deportistas extranjeros pseudo-limpios respiren aliviados y ganen sus pseudo-medallas de oro en nuestra ausencia".

Mirando al pasado y adoptando la lógica de la IAAF, la suspensión y enjuiciamiento del presidente senegalés Lamine Diack por presuntamente aceptar sobornos de Rusia para tapar casos de dopaje, debió desembocar en sanciones y pérdida de sueldo por varios meses de toda la cúpula de directivos de la entidad, involucrados o no.

Todos debieron expiar las culpas junto a su jefe máximo. Sin embargo, no sucedió así. Cambio de poderes y aquí no ha pasado nada.

Estados Unidos sin antagónico

Para que tengan una idea de cuánto sufrirá el campo y pista por el veto. Estados Unidos dominó el medallero en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. En la capital británica alcanzaron nueve medallas de oro, 12 de plata y siete de bronce, para un total de 28. Rusia fue segunda con balance de 6-3-6, 15, mientras que Jamaica concretó con sus velocistas un 4-4-4, 12, para el tercer puesto.

La tabla por puntos (se otorgan de una a ocho unidades a los ocho primeros lugares, dándole 8 puntos al primero, siete al segundo y así sucesivamente) refleja mejor las diferencias entre naciones. Estados Unidos sumó 296 puntos, Rusia 142, Kenia 114 (tercero) y Jamaica 108 (cuarto). Nadie más alcanzó cifras de tres dígitos.

Desde que Rusia comenzó a competir con ese nombre en Atlanta 1996, el atletismo ha sido su principal fortaleza. En esa disciplina han logrado el mayor número de medallas: 77 en total (26-26-25).

En Campeonatos Mundiales, cuya frecuencia es bienal, Rusia es el único equipo que suele acercarse a los resultados de Estados Unidos, nación que ha ganado 11 de las 15 ediciones realizadas.

Pese a que se insertó en citas mundiales a partir de 1993, Rusia es el único país que ha podido desplazar en más de una ocasión a los norteamericanos; lo hicieron en Edmonton 2001 y Moscú 2013 (República Democrática Alemana en 1993 y Kenia en 2015 son los otros ganadores).

En el Mundial de Moscú 2013, los locales subieron al primer lugar con 7-4-6, seguidos por Estados Unidos (6-14-5). Sorpresivamente en Beijing 2015, ni uno ni otro equipo pudo estar al tope del medallero debido a la excepcional actuación de los fondistas kenianos, quienes catapultaron a su país al número 1 (7-6-3), Estados Unidos finalizó tercera (6-6-6), mientras Rusia quedó por debajo con el noveno lugar (2-1-1).

Volvamos al ejercicio inicial:

Imagine hoy la Liga Española sin el Barcelona de Messi, las Grandes Ligas sin los Medias Rojas de Big Papi, la NBA sin los Cavaliers de LeBron James y el atletismo olímpico sin Rusia.

¿Le gustaría? ¿Sería del todo atractivo?

Pienso que no, al menos yo me quedaré con las ganas de ver en el Estadio Olímpico los saltos de Isinbayeba, la zarina de la pértiga, y de Mariya Kuchina, a los 23 años se erige como el futuro del salto alto, además de la carrera del vallista corto Sergey Shubenkov, el último campeón mundial de la especialidad.

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Quien pensó que la edad y la inactividad, más de ocho meses, del cubano Guillermo 'El Chacal' Rigondeaux (17-0-0, 11 KOs) sería factor ante el inglés James 'Jazza' Dickens (22-2-0, 7 KOs) se equivocó de plano. Rigondeaux apenas necesitó seis minutos para fracturar la quijada de su oponente y conservar el cinturón de súper campeón supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Ya cerrado el capítulo en el Reino Unido de la Gran Bretaña, comienza otra vez el camino del Chacal para encontrar adversario. ¿Quién y cuándo? Son interrogantes que pocos se atreven a predecir, aunque en esta oportunidad hay una luz fulgurante en el horizonte.

Romperle la quijada a su oponente puede no haberle ayudado en su búsqueda. Y es que sus tres demostraciones más contundentes en el boxeo de paga antecedieron a tres de sus cuatro periodos más extensos de inactividad.

Diez meses fuera estuvo tras noquear, el 19 de marzo de 2011, al entonces invicto y campeón europeo, el irlandés Willey Casey (16-3-0, 10 KOs) en la primera ronda; casi ocho fueron después de darle una clase de boxeo al filipino Nonito Donaire (37-3-0, 24 KOs), el 13 de abril de 2013, y otros 11, posterior a la golpiza que le propinó al japonés Hisashi Amagasa (30-6-2, 20 KOs) el 31 de diciembre de 2014.

Si nos remitimos a las declaraciones post pelea de Frank Warren, manager y promotor inglés, la próxima contienda del cubano sería en fecha tan cercana como septiembre 17 ante un rival por definir.

"El 17 de septiembre", respondió Warren cuando le preguntaron sobre el retorno del cubano a Gales y a BoxNation. "Sí (el 17 de septiembre), definitivamente", remarcó.

Pero esa posibilidad choca contra el objetivo de la AMB de tener un solo campeón por categoría, tal y como se había acordado en la 94º Convención del organismo, celebrada a finales de diciembre en la ciudad de Panamá.

De acuerdo a los planes de la AMB, ya publicados en su sitio oficial, Rigondeaux tiene que negociar una pelea obligatoria ante el mexicano Moisés 'Chucky' Flores (25-0-0, 17 KOs), quien ostenta el título interino desde abril de 2015, cuando derrotó en una decisión dividida al colombiano Oscar Escandón (25-2-0, 17 KOs).

La directriz de la AMB reza que: "por la presente ordenamos un período de negociación obligatoria a los treinta (30) días a partir del 18 de julio de 2016, y se cerrarán al final del día laboral (- 5GMT) el 17 de agosto 2016". Y agrega el comunicado que "si no se llega a un acuerdo, o si cualquiera de las partes manifieste su falta de voluntad para negociar, el Comité de Campeonatos puede llamar a una subasta".

Conociendo la historia del Chacal y los vericuetos del boxeo moderno, la normativa de la AMB pudiera caer fácilmente en saco roto.

Tras la notificación Rigondeaux tuiteó que "la mejor cosa que podría hacer por mis amigos de Gales es llevar a Moisés Flores allá y unificar títulos frente a ese grupo de espectaculares fanáticos. Espero que la pelea suceda".

Esa propuesta de Rigondeaux resolvería el conflicto Frank Warren-AMB, sin embargo, habría que esperar por la postura que asuma Al Haymon, apoderado del mexicano, y Roc Nation, vínculado al cubano. Ellos, a fin de cuentas, son los que toman la decisión final.

Por lo menos -y crucemos los dedos-, Haymon declaró el mes pasado que la pelea era un hecho; solo había que esperar por el vencedor del Rigondeaux-Dickens.

La otra buena noticia para el cubano y su entorno, es que Flores en ningún momento ha evadido la posible confrontación, todo lo contrario.

"Se supone que voy a ir directo con el ganador de la pelea de Rigondeaux y Dickens, ahora les toca hacer su parte que yo ya hice la mía, no hay vuelta de hoja, voy por el que gane y voy a ir con todo, así sea el cubano o el inglés, mi siguiente objetivo es ese súper campeonato, al que sea de los dos", dijo Chucky Flores al colega Salvador Rodríguez de ESPN Digital tras vencer al namibio Paulus Ambunda (24-2-0, 10 KOs) en junio.

De concretarse la pelea Rigondeaux-Flores, sería la segunda ocasión que el doble campeón olímpico (Sídney 2000 y Atenas 2004) enfrenta a un mexicano, pese a que en varias ocasiones se le vinculó a posibles pleitos con púgiles de esa nacionalidad como Abner Mares, Leo Santa Cruz y Cristian Mijares. Finalmente ninguno de ellos aceptó el reto unificatorio del cubano.

El vencedor de la contienda Rigondeaux-Flores tendría la obligación de pelear contra el campeón regular del organismo, el venezolano radicado en Panamá Nehomar Cedeño (24-5-1, 14 KOs). El ganador, entonces, quedaría como el único campeón de la AMB en las 122 libras.

Veremos si esta vez los astros se alinean y todos los implicados esbozan un "sí, quiero".

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Guillermo Rigondeaux (16-0-0, 10 KOs) no siente respeto por aquellos boxeadores que evadieron confrontarlo con burdos subterfugios. Los llama "gallinas", "yeguas" o "cobardes". Queda claro que en su escuela, allá en la caliente ciudad Santiago de Cuba, no aprendió de metáforas ni eufemismos. Pero sí que aprendió a boxear. Y también, a admirar a quienes no huyen y dan la cara a los retos.

Quizás ahí está la razón por la que en cada entrevista reserva una frase elogiosa para el inglés James Dickens (22-1-0, 7 KOs), quien el 16 de julio peleará contra él por su cinturón supergallo de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), en la Arena Ice de Cardiff, en Gales .

"A Dickens le doy el 100 por ciento del crédito. Fue uno de los boxeadores que dio el paso al frente para pelear conmigo. Le agradezco que haya aceptado pelear", dijo en la previa del combate. "Para mí es uno de los mejores boxeadores de las 122 libras porque tuvo el coraje de dar el paso al frente".

Desde que Rigondeaux pasó por encima -decisión unánime- del filipino Nonito Donaire (37-3-0, 24 KOs) en abril de 2013, apenas 24 horas después de que el asiático recibiera la distinción de Mejor Peleador del Año 2012, además de perder el apoyo de su entonces promotor Bob Arum (Top Rank) se convirtió en el púgil más evitado del boxeo.

Contrario a la lógica, tras el gran triunfo, el cubano de 35 años apenas ha peleado cuatro veces y perdió momentáneamente los cinturones, no en el ring...y si en oficinas climatizadas.

Ahora vuelve a aparecer Dickens en su camino. Ellos debieron pelear el 12 de marzo en la Echo Arena de Liverpool, pero pocas horas antes del viaje del cubano desde Rusia, donde realizaba una base de entrenamiento, afrontó problemas con el visado provocando la cancelación del pleito.

Meses después todo parece listo y el boxeador cubano, monarca olímpico en Sídney 2000 y Atenas 2004, vuelve a toparse con los demonios de siempre. Mantener su devoción al estilo elusivo o renegar. Ser hereje. Ir contra la filosofía que, según la Asociación Internacional de Boxeo (AIBA), lo llevó estar entre los cuatro mejores pugilistas aficionados de la historia, junto al húngaro Lazlo Papp y sus compatriotas Teófilo Stevenson y Félix Savón, y ser campeón mundial profesional con apenas nueve peleas.

Dijo su entrenador, el doctor en ciencias pedagógicas Pedro Luis Díaz, que en los últimos tiempos son tres los "monstruos" del boxeo: Floyd Mayweather Jr., Guillermo Rigondeaux y Andre Ward. El resto son estrellas, pero bien alejados de ellos tres.

"En este momento hay tres grandes luchadores en el boxeo: Floyd Mayweather Jr., Guillermo Rigondeaux y Andre Ward", comentó el experimentado adiestrador. "El que habla mal de Rigondeaux, lo invito a estudiar el boxeo, estudiar a Mayweather, estudiar a Rigo, estudiar a Ward. No estoy diciendo que no hay otros grandes luchadores. Hay un montón de grandes luchadores, pero, para mí, si Rigo no es el mejor, es el más completo".

Rigondeaux es como la opera. Maravilla verlo danzar, mover los pies, el torso, usar las cuerdas para evitar los golpes, contraatacar con una velocidad y precisión poco común. Él es la exquisitez personificada. Es una obra de arte; es alta cultura.

Pero la opera no apasiona a las mayorías. La creen aburrida. Las mayorías prefieren el boxeo agresivo, la sangre, el circo romano, o sea, el "reguetón".

Así de complejo es el panorama del Chacal en su aventura en Gales. Allá deberá encontrar de una vez por todas ese punto intermedio que acabe de sacarlo del ostracismo y lo lance al estrellato al que pertenece. No le quedan muchas balas. A punto de cumplir 36 años (30 de septiembre) está en la fase del ahora o nunca.

El peligro de Liverpool

En la esquina opuesta Rigondeaux encontrará a un guerrero de respeto y en franco ascenso. Dickens tomó la pelea porque cree en sus posibilidades de triunfo y sabe que una victoria le daría el crédito que necesita para convertirse en estrella en su nación y en el mundillo del boxeo.

"No soy el favorito, pero sólo me gustaría decir a todos los jóvenes por ahí que no tengan miedo de perseguir sus sueños", escribió en un tuit el peleador de 25 años natural de la ciudad de Los Beatles.

Dickens ha tomado la confrontación muy en serio. Aunque en los medios de Liverpool no han dado mucha cobertura a la pelea, algunos fanáticos de aquella latitud aseguran que la contienda ante el cubano será la más importante para un boxeador de Liverpool desde que Andy Holligan enfrentó al mexicano Julio César Chavez en 1993.

Su estrategia de combate está bien definida. Incluso la ha revelado en los medios: no dejar respirar al Chacal, que todo el tiempo se sienta incómodo con la presión. No dejarlo pensar, que se salga de su plan de combate. Decirlo luce más fácil que hacerlo, pero a los 25 años Dickens debe tener suficiente combustible para asediar a su oponente durante 12 asaltos. Lograr ser eficiente son otros 20 pesos.

Mi pronóstico: Gana Rigondeaux por decisión unánime

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Floyd Mayweather Jr. (49-0-0, 26 KOs) parece ser omnipresente. Al menos por ahora. La pelea que supuestamente significó su retiro, en septiembre de 2015 ante Andre Berto (31-4-0, 24 KOs), apenas lo apartó de la escena; su nombre no ha dejado de sonar y la posibilidad, cada día más grande, de un retorno (en septiembre) en busca del éxito 50 condiciona toda la geografía comprendida entre el peso welter (147 libras) y el superwelter (154).

A juzgar por los rumores el regreso del 'Money Man' sería en las 147 libras, lo cual provocaría un revuelo en el orden establecido en ese feudo donde Danny García (32-0-0, 18 KOs), Keith Thurman (26-0-0, 22 KOs), Jesse Vargas (27-1-0, 10 KOs) y Kell Brook (36-0-0, 25 KOs) poseen los cinturones de las cuatro organizaciones más reconocidas del deporte: Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Asociación Mundial de Boxeo (AMB), Organización Mundial de Boxeo (OMB) y Federación Internacional de Boxeo (FIB), respectivamente.

Thurman, que sonó como uno de los potenciales rivales de Floyd, es uno de los campeones que luce hastiado de que la sombra del peleador de 39 años y nacido Grand Rapids aún gravite en su zona de influencia.

"El viejo (Floyd) es un hombre viejo. Dejen que se retire. Estoy bien con eso. Él tiene su legado, voy a tratar de crear el mío, con o sin él. Hay dos caminos hacia mi legado, uno con Mayweather en la foto, otro sin él", dijo recientemente. "Todo este año he estado esperando por él para que se quede retirado, porque realmente, estoy cansado de la gente hablando de él. Estoy listo para que su nombre vaya a los libros y permanezca donde debe estar, que es en la historia. Él no es el futuro, es la historia".

Desde el retiro de Mayweather no hay un claro dominador, ese que podamos señalar sin temor a equivocaciones que es el número uno. Precisamente Thurman, de 27 años, es uno de los grandes favoritos para convertirse en el nuevo mandamás de la división.

Quizás la mejor manera, al menos la más justa, para encontrar al sucesor de Floyd pasaría por crear una especie de "torneo" donde coincidan los welters más prominentes del momento. Díganse los cuatro monarcas: García, Thurman, Brook y Vargas, junto a los aspirantes de mayor prestigio como Timothy Bradley (33-2-1, 13 KOs), Amir Khan (31-4-0, 19 KOs), Shaun Porter (26-1-1, 16 KOs), Lamont Peterson (34-3-1, 17 KOs) y Andre Berto.

Si bien los conflictos en los despachos desvirtúan esta opción -ojalá me equivoque-, por lo menos dos atractivos cruces, en un lapso de cuatro meses, brindarán algo de claridad para el futuro inmediato.

'One Time' Thurman expondrá su faja de la AMB ante el excampeón welter Shawn Porter y los monarcas Brook (OMB) y Vargas (FIB) tendrán una contienda unificatoria el 3 de septiembre en Yorkshire, Inglaterra.

Thurman vs. Porter

Ambos aseguran que la amistad que les une quedará al margen cuando escalen al cuadrilátero ubicado en el Barclays Center en Brooklyn, Nueva York, el 25 de junio.

De hecho, Thurman, que marcha con ligero favoritismo en las apuestas a razón de 1.9 a 1, publicó en su cuenta de twitter imágenes de un sparring entre ambos a manera de adelanto de lo que podría pasar dentro de algunos días.

"Yo siempre trato de lastimar a mis rivales. Al final del día esto es solo una pelea más, siento profundo cariño y respeto por Shawn, pero eso se apartará. La siguiente semana van a ver quién es el mejor de los dos", adelantó Thurman en una teleconferencia.

"La amistad se va a quedar a un lado cuando choquemos los guantes", aseguró Porter. "Voy a hacer mi trabajo y voy a irme como campeón de la AMB. Vamos a ver si está preparado para lo que tengo".

Para Thurman será la segunda defensa del título absoluto que conquistó en marzo de 2015 tras vencer por decisión unánime a Robert Guerrero (33-4-1, 18 KOs) y la posibilidad de agregar un nombre reconocido a su currículo, desprovisto hasta el presente de nombres rimbombantes.

Mientras que para 'Showtime' Porter, clasificado número 2 de la AMB y que viene de derrotar a Adrien 'El Problema' Broner (32-2-0, 24 KOs), resulta en extremo atractivo recuperar el estatus de monarca mundial -lo perdió ante Kell Brook, en octubre de 2014, en su segunda defensa del título de la FIB- e inmiscuirse en el debate de cuál es el mejor peso welter del momento.

Gane Thurman o Porter, Danny García y su cinturón verde y oro del CMB sería el siguiente objetivo.

Se especula que 'Swift' García podría estar enfrentando a Andre Berto, en lo que despejaría aún más el panorama de la división, para luego chocar con el vencedor del Thurman-Porter.

Los otros convidados de mayor jerarquía en este momento son los campeones Jesse Vargas y Kell Brook. El vencedor en el pleito entre ambos saldrá como campeón unificado (OMB y FIB), atractivo difícil de obviar para el resto de los potenciales contendientes al trono welter.

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A mediados de los años 40 del pasado siglo, cuando los hermanos Pasquel, Jorge y Bernardo, comenzaron a atraer al mejor talento beisbolero a la Liga Mexicana, la Major League Baseball (MLB) se atrincheró para no perder el monopolio. A. B. 'Happy' Chandler, entonces comisionado de las mayores, advirtió con "alegre diplomacia" que cualquier jugador que firmara con la competencia sería proscrito del béisbol organizado de Estados Unidos por cinco años. Aquella decisión acabó con las intenciones de los hermanos Pasquel.

Hoy, muchos años después, el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) es probable que adopte la misma postura impositiva de MLB -serían dos años- en contra de quienes decidan aprovechar que la Asociación de Boxeo Internacional (AIBA, por sus siglas en inglés) aprobó la inserción de boxeadores profesionales en los Juegos Olímpicos a partir de la cita de Río de Janeiro 2016.

Si bien son varias las voces que se han alzado en contra de la medida, una de las posturas más extremistas pertenece a Mauricio Sulaimán, heredero del trono del CMB, quien ha dejado claro que habrán duras sanciones para los herejes.

A Sulaimán Jr. poco le importa que la mayoría de las naciones involucradas en la votación, 84 votos a favor de 88 posibles, decidieran romper la barrera del amateurismo en los olímpicos. Tampoco valora la decisión personal de escoger de cada peleador. ¡Quién no juegue bajo sus reglas... se va!. En mi diccionario no hay nada más parecido a una dictadura.

El argumento al cual más ha recurrido es el de proteger la salud de los peleadores. Algo cuestionable porque desde que se eliminaron las cabeceras y se incorporó dentro del programa competitivo de la AIBA la Serie Mundial de Boxeo y la AIBA Pro Boxing pudiera decirse que el boxeo amateur ha mutado a un boxeo semiprofesional. Esto quiere decir que la distancia que lo separaba del boxeo rentado simplemente se acortó.

Después de atravesar las eliminatorias olímpicas del presente, resulta poco creíble que llegarán a la cita bajo los cinco aros púgiles sin un recorrido deportivo interesante.

Hay que considerar además que en una competencia bajo los estatutos de la AIBA, como los Juegos Olímpicos, las reglas imperantes serán las suyas: peleas de tres asaltos, diferentes vendajes, varios combates en pocos días, pesajes previos la misma fecha del pleito, además de someter a los atletas a los rigurosos controles antidopaje estilo olímpico.

"El hecho de que sean profesionales no significa que vayan a ganar en Olímpicos, son deportes diferentes, en boxeo profesional dan un peso un día antes y luego se pueden subir mucho, en olímpico hay que pesarse previo a cada pelea y no podrán hacer eso, son sólo tres rounds", destacó el doble campeón olímpico ucraniano Vasyl Lomachenko, actual monarca pluma de la Organización Mundial de Boxeo.

Queda claro que términos utilizados por detractores de la medida como "aberración", "decisiones absurdas", "falta de respeto", "inaceptable" no se ajustan precisamente a la realidad; menos cuando el boxeador más mediático en la actualidad -que para nada quiere decir que sea el mejor desde el punto de vista deportivo- Saúl 'Canelo' Álvarez debutó en las filas rentadas siendo un niño de 15 años.

Entonces a nadie -incluyo al CMB- le preocupó la salud del imberbe. Suena a hipocresía y temor a la competencia, la campaña en contra de la introducción del boxeo profesional a los Juegos Olímpicos.

El interés de las organizaciones mundiales que rigen el profesionalismo y los promotores es repartirse la mayor parte del pastel, quedando en segundo plano la protección de los intereses y la salud de los atletas. Mi lectura detrás de la posición de fuerza del CMB es que esa entidad no desea otro depredador que se inmiscuya en la zona de caza donde ellos son el macho alfa.

Y este nuevo actor, que no está exento de irregularidades bochornosas que han puesto en peligro la permanencia del deporte en los Juegos Olímpicos, parece tener la pegada y el respaldo de un número importante de naciones (el resultado de la votación es un botón de muestra) para remover el orden hasta hoy establecido.

Como dirían en las telenovelas brasileñas: cualquier semejanza es pura coincidencia. Lo que Sulaimán Jr. debe tomar en cuenta es que ni el CMB es la MLB, ni la AIBA los hermanos Pasquel.

Río 2016 será el primer examen. Dentro de cuatro años habría que ver el alcance de esta decisión.

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Cantó el juglar que el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos. ¡Cuánta razón en una línea! No hay excepciones. Nadie se salva. El tiempo es insaciable e implacable. Y el boxeador cubano Guillermo 'El Chacal' Rigondeaux (16-0-0, 12 KOs) debería saberlo mejor que nadie. Su carrera continúa gravitando en un limbo. Y lo peor del caso, no se ven indicios de que llegará la ansiada eclosión que le permita el crédito deportivo y monetario que realmente merece.

Ya van más de seis meses de inactividad. No pelea desde que derrotó deslucidamente al filipino Drian Francisco (28-4-1, 22 KOs) el 21 de noviembre de 2015. Y tampoco aparece el próximo contendiente oficial, al menos por ahora, aunque suenan los nombres de James Dickens (22-1-0, 7 KOs) y Jamie McDonell (28-2-1, 13 KOs).

Esta situación dejó de sorprender hace tiempo a quienes han seguido la carrera del doble monarca olímpico (Sydney 2000 y Atenas 2004) en la versión rentada del pugilato. Pero no por común deja de llamar la atención la pasividad del Chacal y su entorno para presionar y enderezar su camino.

Recientemente el cubano de 35 años fue reinstalado -en noviembre fue declarado campeón en receso debido a su inactividad- como súper campeón supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB); ello fue posible gracias a un pleito legal que interpuso junto con su equipo en contra del organismo para que revirtiera la decisión.

Bien por ellos, pero las batallas en este deporte se ganan en el cuadrilátero. Su reinstalación no es más que una victoria pírrica. Los cinturones de la AMB y de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) para bien poco le han servido hasta ahora. Ser campeón unificado no le ha garantizado grandes combates.

'El Chacal' siempre ha sido el lado débil de la cadena. Es una especie de rechazado en este deporte.

Después de enseñarle a boxear al filipino Nonito Donaire (37-3-0, 24 KOs) y ostentar dos de las cuatro fajas de las 122 libras, el resto de los peleadores de la división, incluidos los campeones del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Federación Internacional de Boxeo (FIB) simplemente decidieron evitarlo.

Primero "huyó" el mexicano Abner Mares (29-2-1, 15 KOs) -lógico, ya había recibido una paliza del cubano en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003-, el español Kiko Martínez (35-7-0, 26 KOs) hizo otro tanto, también el azteca Leo Santa Cruz (32-0-1, 18 KOs) utilizó todos los subterfugios posibles para continuar su carrera sin vérselas con El Chacal. Y por último, los británicos Carl Frampton (22-0-0, 14 KOs) y Scott Quigg (31-1-2, 23 KOs) prefirieron que dijeran aquí corrió...que no aquí murió.

La gran mayoría, no importan las nacionalidades, reconocen que Rigondeaux es el mejor peso supergallo del mundo, pero a la vez le recriminan ser tan mezquino para dar espectáculo.

Antes pensaba que el fanático estaba equivocado, y no es así. Los fanáticos tienen la razón. El boxeo profesional es un espectáculo. Y si no le gusta, pues que se dedique a la danza.

Si Rigondeaux quiere aprovechar el poco tiempo que le queda en la cresta de la ola debe brindarle al respetable lo que pide. No digo que cambie totalmente su estilo elusivo, sino que sea más frontal y no se limite a marcar golpes para ganar.

Si criticamos a los promotores por armar las peleas que ellos quieren hacer y no las que el público quiere ver, entonces debemos exigirle a los boxeadores que brinden el espectáculo que los fans quieren degustar. Si alguien en el pugilismo tiene el talento natural para complacer y seguir ganando ese es Guillermo Rigondeaux.

Una luz al final del camino es palpable. Jamie McDonell no le teme al Chacal. Y así lo hizo saber a Sky Sports: "pelearé con él en cualquier parte. Es ideal traerlo aquí, pero he peleado en América dos veces e hice el trabajo contra Tomoki Kameda. Para dejar un legado, necesitas vencer a los mejores, y Rigondeaux es el mejor. Carl Frampton y Scott Quigg le rehuyeron, entonces qué clase de logro sería si voy allí y lo venzo. Estaría realmente haciendo una declaración. Tengo el estilo para vencerlo y la estatura. Sigo siendo grande para el peso supergallo. Desde que se mencionó esa posibilidad no he parado de vibrar".

Si se concreta esa ecuación, esperemos que Rigondeaux acabe de mostrarle al mundo de lo que es capaz y deje de escudarse, él y su entorno, en que lo quieren perjudicar. Si papelitos callan bocas, los puños también.

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A lo mejor después de este blog en varias naciones de Latinoamérica me consideren persona non grata. En nuestros países, el deporte es algo bien cercano a ser sagrado. Confieso que mi intención no es molestar ni crear divisiones, me motiva el hecho de que los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro están al doblar de la esquina y es imperdonable omitir una pregunta que posiblemente muchas personas se han hecho y su respuesta, en la mayoría de las ocasiones, desemboca en un maremágnum de discusiones.

No dilato más. Acá está la interrogante:

¿Qué país latinoamericano puede presumir de tener los mejores resultados en los deportes olímpicos?

Cualquiera pensaría que México, Argentina, Brasil se disputarían ese lugar. Ellos cuentan con la mayor cantidad de recursos económicos, no es secreto que el deporte requiere de apoyo financiero para desarrollarse, y sus estrellas futbolísticas acaparan cintillos en los medios de todo el planeta durante todo el año.

Sin bien Argentina y Brasil pueden presumir de contar con varios de los mejores jugadores de la disciplina más popular del mundo: dígase Lionel Messi, Neymar, Sergio Agüero o Marcelo; y México de tener una de las ligas de fútbol con mayor y mejor mercadeo, en ninguno de los casos pueden autoproclamarse como el país con el mejor deporte en la región.

El deporte es fútbol, y más.

Dado que estamos cerca de los Olímpicos, usemos como patrón de comparación las actuaciones de estas naciones en ese tipo de escenario.

Brasil, primer país sudamericano en organizar los Juegos -en Río de Janeiro del 5 y al 21 de agosto- , ocupa el lugar 37 en el medallero histórico de la competición. Esa posición pudiera quedar atrás al concluir la XXXI edición debido a que su condición de sede debe favorecerle para obtener más medallas que hace cuatro años (3-5-9). Las proyecciones más modestas colocan a la delegación anfitriona cercana a los diez títulos.

Tradicionalmente fuerte en los deportes colectivos, los brasileños han conquistado 23 títulos olímpicos, 30 medallas de plata y 55 de bronce para un total de 108 preseas.

Argentina (18-24-28 y 70 en total), también con mucha fuerza en los deportes de conjunto, está cuatro peldaños por detrás. En Río tratarán de superar la discreta actuación de Londres 2012, donde apenas alcanzaron un oro (Sebastián Crismanich en los 80 kg del taekwondo), una de plata (la selección femenina de hockey) y dos de bronce (Juan Martín del Potro -tenis- y Juan de la Fuente y Lucas Calabrese -vela clase 470-).

México, cuya capital hospedó los Juegos en 1968, ocupa la posición 46 con un global de 62 medallas, divididas en 13 de oro, 21 de plata y 28 de bronce. En Londres conquistaron un histórico título en fútbol sometiendo al Brasil de Neymar en la final, además agregaron tres preseas de plata e igual cantidad de bronce. Para Río centran sus mayores esperanzas en fútbol, taekwondo, clavados y tiro con arco.

Todos los caminos conducen al Caribe

Las matemáticas son exactas y si una nación latinoamericana sobresale por su deporte es Cuba. La isla caribeña ha ganado 72 de oro, 67 de plata y 69 de bronce, ubicándose en el puesto 18 en la historia de los Juegos Olímpicos Modernos.

Para Río las principales esperanzas de la mayor de las Antillas se cifran en el boxeo, el atletismo, el judo y la lucha.

En Beijing (2-11-11) y Londres (5-3-6) su desempeño mermó en relación a las ediciones de (Barcelona 92, Atlanta 96, Sydney 00 y Atenas 04), pero la diferencia sobre Brasil, Argentina y México le asegura poder presumir, por unas cuantas olimpiadas más, que es la nación en la región más capaz en los deportes.

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