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Pirelli, ¿tenemos un problema?

La F1 abrió telón con la victoria de Sebastian Vettel en el Gran Premio de Australia –una victoria teñida de suerte gracias al Virtual Safety Car, el mismo piloto alemán lo reconoció.

Una buena carrera, pero a secas. De nuevo faltaron rebases en pista, adelantamientos en el cuerpo a cuerpo que el aficionado tanto quiere ver pero que, por cuestiones aerodinámicas, son muy complicados y más en una pista semi urbana como Albert Park –durante las últimas 20 vueltas, había lucha por las primeras 10 posiciones, pero ninguna acabó en el cambio de posición, Hamilton no puedo con Vettel; Ricciardo con Raikkonen; Alonso formó un ‘trenecito’ con Verstappen, Hulkenberg, Bottas y Vandoorne, y Checo Pérez no pudo con Sainz por la P10. "Intenté todo con Sainz, desafortunadamente no teníamos el ritmo para pelear más”, se resignó el mexicano al final.

Para esta competencia, la FIA autorizó una tercera zona DRS, pero como bien vaticinó Sergio Pérez, no sirvió de nada. ¿Qué hacer?

Pues una solución sería descargar los autos de tanta aerodinámica, pero eso iría en contra de uno de los fundamentos del deporte: ser la máxima categoría del automovilismo. Así que difícilmente se iría por ese camino. ¿Qué queda? Los neumáticos y su peso estratégico.

ENTONCES, ¿TENEMOS UN PROBLEMA?

“Nos dimos cuenta que, debido a las circunstancias únicas de este año (2017) algunos de nuestros compuestos fueron quizá conservadores. Las llantas que hemos creado para 2018 atacan eso”, declaración de Mario Isola en noviembre del año pasado.

La situación en la cual Pirelli quiere impactar, es en el armado de las estrategias, llevando las carreras a dos o más detenciones, ampliando la baraja estratégica y estimulando el cambio de posiciones y las batallas en pista. Pero…

“La estrategia optima es a una detención…” se puede leer en el comunicado de Pirelli para el GP de Australia 2018. Algo pasó, o algo no pasó, como se quiera ver y la situación de los neumáticos, luego de una carrera del 2018, parece la misma que en 2017.

  • Pasó que: hubo periodos de Virtual Safety Car y de SC y por lo mismo la degradación fue menor.
  • Pasó que: es un circuito de poco grip en el cual es muy complicado rebasar y que no exige mucho a los neumáticos.

Pirelli decidió para este 2018, llevar compuestos más blandos a Australia que en el pasado: ultrasoft, super soft y soft, pero no fue suficiente y las gomas resistieron para que con un solo cambio los pilotos lograsen la distancia sin mayor problema.

Lo que no parece pasar, es que la degradación del caucho sea la suficiente como para cambiar la situación estratégica de la categoría.

Apenas fue la primera carrera y otras pistas más abrasivas y/o las circunstancias ambientales correctas, podrían cambiar esta percepción que dejó Australia.

Sería lo mejor, para agitar un poco las posiciones y darle más atractivo a la categoría. A fin de cuentas, se gestó en pits el rebase más importante del Gran Premio de Australia, el de Vettel a Hamilton por la victoria, lo cual abrió la posibilidad de un ataque del Mercedes al Ferrari que si bien no terminó en rebase, en otros trazados, como Monza, la situación hubiese sido diferente y muy entretenida.

Hay que seguir el tema de los neumáticos.