Paul Pogba está listo para brillar
Tras una temporada infernal con el Manchester United, Paul Pogba quiere recuperar su felicidad en Rusia. Y, ¿si termina acallando a sus críticos (y a su propio técnico) en el camino? Pues mejor.
Paul Pogba está en la cocina de su residencia, mientras se llena de colonia. El "Pog-ambiente" está "Pog-tenso". Un denso aroma de almizcle árabe se mezcla con brillantes notas atléticas, que podría ayudar a alejar su ánimo inquieto. Se rocía una dosis generosa por cada lado de su cuello, una rociada en cada brazo y una o dos en su torso. Siempre se puede oler a Pogba antes de verlo. Al terminar su labor, la botella con la fragancia regresa a su bolso de piel de serpiente blanco, el cual él siempre puede distinguir por su inmenso plato de oro con el número 6. Al igual que todas las personas que comenzaron en la oscuridad y viven con el temor de volver a ella, su nombre e imagen nunca se alejan de su visión: un branding excesivo como método sofisticado de aferrarse al borde de un precipicio que ya se está rompiendo. Es martes, entre el fin de la temporada del Manchester United y la final de la FA Cup, que el equipo disputará en Londres. Pogba se estaba sintiendo bien hasta que leyó un mensaje de texto de su equipo. Ahora, se encuentra que le movieron su mundo y esto crea fuertes cambios de vibración en la "Pog-fuerza".
"El club acaba de cambiar los planes de viaje", nos dice su agente. "Lo desequilibraron".
Ahora, los Red Devils partirán mañana a las 7 a.m. y el viaje acaba adelantarse por un día completo. Ya que los jugadores deben acudir a sus respectivas concentraciones premundialistas, perder un día completo significa no contar con suficiente tiempo de cerrar sus casas y empacar cuidadosamente. Pogba, con apenas 25 años, vive en un suburbio de Manchester que sirve de albergue a docenas de estrellas de la Premier League, activos y retirados, que conducen autos lujosos en las amplias calles. En casa de Pogba hoy se encuentra su amigo de la niñez y confidente, el parisino Mamadou; su novia, la modelo boliviana María Zulay Salaues, su agente brasileño que vive en Mónaco y habla seis idiomas y, por supuesto, su cocinera, oriunda de Nápoles y que habla en italiano mientras hace su labor en la cocina.
Estos cuatro amigos, junto a su madre y dos hermanos, le protegen de los lobos críticos que siempre le merodean. Se encuentra en esa zona peligrosa de su carrera en la cual su inmenso potencial, durante mucho tiempo fuente de su fama y riqueza, podría convertirse en la principal evidencia en el juicio de su fracaso. El Manchester United compró sus derechos en 2016 a la Juventus por una cifra superior a 89 millones de libras esterlinas, el transfer más oneroso de la historia en ese momento, que terminó convirtiéndose en una letra escarlata colgada de su cuello. Los tabloides lo comparan a los grandes fracasos de la historia del balompié. En ocasiones, ni siquiera es titular.
No todo es su culpa. La mayoría puede ver que el juego fluido de Pogba no encaja dentro del estilo más conservador de su técnico José Mourinho. Es una chaqueta de lujo metida en el armario de un sicario. Estos podrían ser los últimos días de Pogba en esta casa y ciudad mientras decide si huye o termina quedándose para luchar por su futuro. El Mundial de Rusia llegó en un momento perfecto para él. No hay otro futbolista en todo el planeta que requiera del reinicio en lo psíquico que representa un Mundial tanto como Pogba. "Se encuentra en una encrucijada importante", dice "Papis" Magassa, hermano de Mamadou, quien entrenó a Pogba en su vecindario de París.
La ansiedad mostrada hoy gracias a los cronogramas y el hacer maletas choca con el espíritu juvenil de su casa, la cual representa el sueño que todo futbolista joven tiene de cómo podría vivir si alcanza la fama y la fortuna. Nadie debería sentirse triste en un lugar así, que casi raya en lo ridículo. Hay grandes ventanales que permiten ver los árboles y las cercas. La cocina ostenta un brillo verde cuando el sol de la tarde brilla por todos lados. Al frente, un inmenso árbol preside el jardín, no muy distinto a aquellos que se consiguen en el área común del complejo residencial público francés en el cual creció Pogba. El interior se encuentra decorado con fotos, trofeos, murales y, obviamente, su logo personal "PP". Este logo está presente en su mesa de billar, la mesa de futbolín personalizada con colores negro y dorado y en los cuatro cojines listos en su gigantesco sofá en forma de letra "L". Hay otro logo similar al centro de su pequeña y enjaulada cancha de fútbol (ubicada en el lugar donde solía encontrarse la piscina interna), además de pinturas de su imagen en poses de celebración adornando las paredes. El logo está presente en sus orejas, uno en cada arete, en caso de que se encuentre frente al espejo. Algunas personas diseñan sus casas pensando en la comodidad, o la estética. Su casa está diseñada para su confianza interior. Es un lugar en el cual él puede celebrar uno de esos misiles que él llama como ¡PogBOOM! El piso de mármol blanco brilla. Las líneas son frías y modernas. Las escaleras son plásticas y están decoradas con diamantes falsos y en su núcleo se encuentra un gigantesco león disecado que deja descansar su pata izquierda en un balón de fútbol, como si fuera a lanzar un disparo hacia un kudu.
"La he convertido en la Pog-casa", dice.
MIENTRAS DICE ESTO,Pogba se encuentra frente a su enorme pecera. ¡El Pog-tanque! Nació bajo el signo de Piscis, nos dice Mamadou. Por ello hay tantos peces presentes. Corren alrededor de la torre de coral, entran y salen de ella, se esconden en las sombras y se dejan conducir por la luz azul, sin prestar atención a las caras pegadas al cristal que están viéndolos nadar. La nueva luna de Tauro le indica a todos los Piscis que deben confiar en su voz interna, dejar ir el pasado y trabajar con miras a un futuro claro. Lo cual es ridículo, porque seamos francos: qué clase de lunático de hecho cree en los horóscopos. Y a pesar de ello, ahí está la pecera.
Es un momento extraño e importante para sumergirnos en el mundo de Pogba, lo cual exactamente puede ser tan raro y singular como ustedes quieren que sea. La última temporada de la Premier League, concluida hace dos días, expuso claramente el conflicto que dominará a Pogba por el resto de su vida: ¿Puede la felicidad y capricho que definen su juego sobrevivir a las presiones que lo quieren forzar a convertirse en algo serio y matemático? Si Pogba termina rindiéndose al sistema de Mourinho, podría convertirse en el mejor futbolista de su generación. O podría perder la parte más importante de su ser y su juego. "Debe ser algo divertido", dice Pogba. "Así comenzó. Comenzó siendo divertido. Entonces, ¿por qué tiene que cambiar?"
Sus amigos lo describen como una de las personas más alegres que hayan conocido, cualidad heredada de su madre, quien considera que cada cosa positiva que ocurra en su vida es una bendición que merece ser celebrada. Los más cercanos a él creen que su alegría sirve como una especie de luz que guía su talento. Dos de ellos se encontraban hace un par de días en su cocina, en la mañana de la última fecha del United en la Premier, y recordaron haber oído decir a Pogba años atrás: "Jugaré al fútbol donde éste me haga feliz".
Paul y Carol Dalby fueron la familia anfitriona de Pogba cuando llegó a Inglaterra como un adolescente para ir a la academia del Manchester United. Pasó tres años en la cantera de los Red Devils antes de unirse a la Juventus en 2012. Recuerdan el drama alrededor de su partida, luego de que cayera en desgracia con Sir Alex Ferguson y se le permitiera partir sin nada a cambio. Pogba confió en los Dalby en ese momento, diciéndoles: "Me agradan, pero parece que no les agrado". Al firmar con la Juve, lo supieron prácticamente antes que nadie, y cuando Pogba no lograba congeniar con los agresivos tifosi (en una ocasión en Turín, un hincha de la Juve se metió en el asiento de pasajeros de su coche, frenado por una luz roja, para tomarse una 'selfie'), hablaba con los Dalby. Una vez, la Juve fue a jugar contra el Manchester City y Pogba le pidió a los Dalby que lo visitaran en el hotel en el cual estaban concentrados. Sentado en el restaurant ubicado en el segundo piso, con vista al río del antiguo pueblo textil, Pogba reveló sus frustraciones.
"¿Qué vas a hacer?", le preguntaron. "No pareces estar muy contento en la Juventus".
Al dejar Italia, regresó a un sentimiento, tanto o más que a una ubicación geográfica, a algo más profundo y personal que ir tras los dólares y el prestigio. Parece extraño pensar que él estaba buscando algo que la mayoría consideraba que ya había obtenido. Gana millones al año practicando un juego, y eso parece ser la pregunta central. ¿Sigue siendo un juego? Hombres adultos se han enfrentado en tribunales y en público por sus talentos desde que era niño. Su segundo agente y el primero se pelearon durante años por el primer contrato firmado por Pogba, un pacto leonino en el cual éste renunció a los derechos comerciales sobre su nombre y su imagen. Intenta no permitir que los conflictos internacionales de negocios afecten su entusiasmo. Eso se complica con cada temporada que pasa.
Y ha sido especialmente difícil en la temporada que acaba de concluir.
En la mañana de la última fecha de liga del United, los Dalby reflexionaron con respecto a la dificultad de ver a un joven considerado por ellos como hijo adoptivo ser insultado día tras día. Se erizan al ver la facilidad con la cual sus críticos, que incluyen a ex jugadores del United que deberían saber mejor, se meten de forma tan deportiva en un mercado en el cual los jugadores se convierten en meros personajes, en vez de ser hombres que en su momento eran chicos de 16 años alejados de su hogar, que le pedían a Carol y Paul repetir su pasta.
"Es tan cruel, ¿sabes?", dice Carol. "Tan cruel. Lo han maltratado".
En ese día, los Dalby debían escribir el obituario y panegírico del hermano de Paul, quien falleció súbitamente mientras se encontraba de vacaciones en España. Cuando Pogba se enteró de la mala noticia, hizo contacto con ellos. Al anotar durante un encuentro del United pocos días después, les envió a los Dalby una nota en la cual decía que su gol era un regalo para su familia en duelo y que les enviaría la camiseta que vistió al marcar el tanto. Pogba los visita cada vez que puede. No hace mucho tiempo, él y Zulay llegaron a visitarles vistiendo sendas sudaderas rojas Adidas. Los Dalby solo podían sonreír y sacudir las cabezas. Ese es el Pogba que siempre han conocido. Recuerdan verle corriendo en las mañanas al refrigerador, para así leer la palabra del día, la cual utilizaría en sus conversaciones. Incluso, cuando Pogba montó tienda aparte y alquiló un apartamento en Manchester, seguía pasando mucho tiempo con su "segunda familia", como él ha escrito en algunas camisetas autografiadas por él y que aún conservan. Se han asegurado de que no se mantenga comiendo solamente comida china para llevar.
Pogba es su familia. Estaba en su casa con el mismo entusiasmo juvenil que aporta en la cancha, donde saltaba antes de los partidos, sonriendo y bromeando con compañeros y rivales por igual. Consiguió la expresión más pura de su ser en el césped. Por lo menos, así fue en una ocasión. "Solía saltar por la cancha", dice Paul Dalby. "Un poco de esa esencia le ha abandonado".
Los Dalby pueden dar una sola mirada a Pogba y saben su estado de ánimo. A principios de año, Carol pasaba por la habitación en la cual un televisor gigante tenía sintonizado el partido del United. Paul creció viendo a Bobby Charlton y George Best jugar. Le encanta ver los partidos del equipo local. Casi por accidente, Carol pudo ver a Pogba en la cancha por un breve instante.
"No parece estar muy contento", dijo ella.
"No lo está", respondió su esposo.
POGBA ESTÁ DE PIE en el largo y angosto pasillo que va desde su cocina hasta el garaje. Las escaleras de diamantes falsos y el león están prácticamente de espaldas a él. Los peces siguen bañados en la luz azul. Cuelga de su cuello un pendiente, con el rostro de un hombre.
"Es mi padre", nos dice.
Fassou Antoine Pogba ("Pogdaddy" o "Pog-papi" en las redes sociales de su hijo menor) está presente en la mente de Paul. "Pogdaddy" falleció tal día como ayer, hace un año, en un hospital de Manchester a los 79 años. Fassou comenzó su vida en una villa de la selva de la remota Guinea y terminó recibiendo todo el apoyo y caché del Manchester United, gracias a su acaudalado y devoto hijo.
Fassou siempre le decía a su hijo lo que pensaba, cara a cara, sin filtros, sincero y real.
"La única forma de ser el número 1 es contar con pilares en tu vida que te ayuden y protejan", dice Magassa, ex entrenador de Pogba. "No puedes ser el mejor si te encuentras solo".
Durante el año más difícil de la carrera de Pogba, cuando más necesitaba de un consejo sincero, no ha tenido nadie a su alrededor que se lo pueda dar. Ha sentido el duelo por la pérdida de su padre de forma intensa y ha cargado con su dolor prácticamente en privado. El mundo del balompié tuvo una mirada a sus sentimientos durante un partido amistoso entre Francia y Rusia, disputado en marzo pasado: Pogba levantó su camiseta para revelar una camiseta blanca y casera con un mensaje escrito en recuerdo y amor por su padre fallecido. Quizás sea coincidencia, pero, en dicho partido, Pogba jugó con la misma clase de magia y creatividad que le ha convertido en uno de los futbolistas más cotizados y frustrantes de su generación. Anotó un gol y registró una asistencia y con la excepción de la actuación en la cual marcó par de tantos contra el Manchester City, mostró un aspecto muy distinto al jugador al cual se han acostumbrado los hinchas del United durante el último año. Cuando Pogba juega para la selección francesa, bajo las ordenes de Didier Deschamps, baila y flota por la cancha. Cuando está con el United de Mourinho, parece estar paralizado por pensar demasiado. En la Juventus, formó parte de un mediocampo de cinco jugadores, con hombres dominantes de la talla de Andrea Pirlo, Arturo Vidal y Claudio Marchisio y su estatura de 6 pies, 3 pulgadas (1.91 metros), le dieron ventajas contra sus rivales más pequeños. Con el United, juega al lado de otro mediocampista nato y debe asumir una mayor carga ofensiva dentro de la Premier League, más exigente en lo físico. Su rol con la selección gala se asemeja más a lo que hizo en la Juve que su papel actual con el United.
Parte de la diferencia, entonces, es claramente táctica. Aunque se trata de algo más profundo que ello. Tanto Deschamps como Mourinho juegan al contraataque, por lo cual, esto va más allá que un jugador que deba florecer dentro de un estilo específico. La diferencia se encuentra dentro del propio Pogba. Parece sentir algo con respecto a sí mismo y su juego (¡un Pog-ánimo ascendente) cuando juega para su país. Tiene esa inquietud que los Dalby vieron en él hace tantos años.
Cuando este verano ponga pie en la cancha, su oración previa al partido incluirá a su padre. Fassou quería jugar al fútbol de niño en África, pero su propio progenitor le dijo que él necesitaba olvidarse de esas cosas tan infantiles. Los entrenadores de Pogba recuerdan a Fassou como un hombre serio e intelectual que aspiraba ver a su hijo tener una vida mejor. Exigía de él buenas calificaciones en el colegio para permitirle a Paul que tocara un balón. La alegría de Pogba en la cancha representa, a partes iguales, un acto de rebelión contra su padre (como el hijo alegre y libre de un padre inmigrante y luchador) y una forma de hacer realidad los sueños que éste tenía y que nunca se le permitieron buscar.
Ahora Pogba tiene 25 años y su padre partió hace un año y un día.
Rafaela, su agente de origen brasileño y políglota, le dice a menudo que debe absorber cada parte de su trayecto. Ha estado durante mucho tiempo en este negocio y sabe que se requiere de poco tiempo para que un fenómeno de 25 años se convierta en una figura del ayer con 35. "Esto no dura para siempre", afirma. "Es una experiencia tan corta. Hay que vivirla, disfrutarla y divertirse".
Pogba trata de vivir con ese consejo presente mientras juega bajo las órdenes de un técnico que considera que los partidos se ganan estrangulando al rival y no corriendo a la libre. De vez en cuando, tal y como ocurrió en esa actuación dominante contra el Manchester City, se deja colar un vistazo a lo que Pogba podría llegar a ser. Algún día, él jugará a todo su potencial, ¿cierto? La primera parte de esa respuesta nos llegará en Rusia. Hay muchas cosas por decidir: el verano nos traerá muchos rumores de un pase al PSG o al Real Madrid, o incluso, un posible regreso a la Juventus, algo en él que siempre ha deseado y perseguido. En cualquier caso, sería algo extrañamente predecible: otro regreso a un lugar más feliz, un nuevo comienzo. "En el fútbol", dice, "no se te permite cometer errores".
LA JORNADA DEL MARTES casi ha terminado para él. Durante todo el día, se ha mostrado tranquilo, reprogramando su agenda en la mente y atendiendo las cuatro entrevistas con los medios que su equipo ha coordinado para él. Verle ha sido como presenciar cómo un motor termina cediendo ante un regulador de potencia: sin ceder por completo y siendo forzado a vivir bajo cierto ritmo. Ha estado quieto en mayor medida, hasta que comienza un vídeo chat para desearle a su amigo (y ex capitán de la selección gala) Patrice Evra un feliz cumpleaños. Es la primera y única vez que se nos permite ver al verdadero Pogba, el mismo que conocen los Dalbys, el mismo que ama Zulay y el que hace que los técnicos se derritan cuando éste logra canalizar su talento.
Grita a la cámara tan fuerte como puede.
Baila y hace ruidos similares a un gato.
"¡Estoy bien vestido sólo por tu cumpleaños!", bromea.
¡Oui!", grita, casi diciendo "güey".
Pogba no está encendiendo nada. Este es el Pogba que siempre está tratando de escaparse, el que sus amigos y familiares tratan de proteger de la lucha diaria de su empleo. En ocasiones, cuando las mayores estrellas juegan en los escenarios más grandes, no se ve nada real. Siendo honestos, es así en la mayoría de las oportunidades. Sin embargo, de vez en cuando, se puede ver un destello de alguien moviéndose a vertiginosa rapidez en camino a una verdadera encrucijada, tal como dijo el amigo y ex entrenador de Pogba. Uno puede ver a un hombre cruzando un sendero. Pogba habla sobre haber jugado contra el Barcelona y haber estado lo suficientemente cerca a Andrés Iniesta como para entender su genio o lo que aprendió al compartir la cancha con Paul Scholes. Sueña con ser uno de esos hombres. Pero, también es rico y famoso y quizás, eso sea suficiente.
Tiene que ser divertido. Así comenzó. Por qué tiene que cambiar?
- Paul PogbaSin importar el desenlace, su futuro está siendo escrito en tiempo real.
Sentado en su sala de billar ese martes, Pogba se siente con legítimas aspiraciones de ganar la FA Cup y así salvar la temporada de su equipo. Obtener un trofeo podría redimirlos a todos. Sin embargo, él no podía saber el futuro. No sabía aún que irían a Londres para caer derrotados, ni que fallaría un tiro abierto en el minuto 82. El Chelsea ni siquiera lo estaba marcando y aun así, no consiguió definir. En lo más simple, todo su mundo (desde la Pog-casa Pog-Mondriana, pasando por la Pog-Novia hasta la Pog-Chef) está diseñado para mantener información como esa del otro lado de la puerta, para así salvaguardar la fragilidad de todo.
Pogba trata de mantenerse positivo y optimista. Durante una entrevista por espacio de 20 minutos previa a su sesión de fotos, evita de manera reiterada las fáciles oportunidades que tuvo de atacar a Mourinho. Su agente, de hecho, se muestra algo decepcionada por la diplomacia de su cliente. Le dice que el artículo no saldría publicado sino hasta después de la final de la FA Cup y que él debería sentirse libre de decir lo que siente. Lo más cercano a un ataque se produce cuando responde a la pregunta de qué piensa que necesita hacer el Manchester United como primera y urgente prioridad. "Todos pensamos en el Manchester United de antaño, el United de Ferguson", dice. "Creo que es hora de que la gente entienda que esa época ya pasó. (Ferguson) no volverá. Hay que mirar hacia adelante. Debemos pensar en el futuro. Debemos conseguir al próximo Ferguson".
Posa en la cancha de fútbol interna y se hace el duro ante la cámara.
Zulay mira su expresión en un monitor y se ríe.
"Siempre hace esa cara", dice ella.
Todos se despiden. Los estilistas y empleados de Adidas andan cerca de Pogba, tratando de recuperar toda la ropa que trajeron para la sesión. Pogba sube las escaleras y comienza a empacar para su viaje a Londres. El mundo nunca se detiene cuando tienes 25 años y estás haciéndote de una reputación y no trabajas en una sala de juntas o una reunión, sino en canchas de fútbol alrededor del mundo, cuando cada acción y reacción tuya es analizada hasta el cansancio. El cambio ocurre rápidamente. Su agente nos dice que la "Pog-casa" podría ser desarmada y convertida en una casa sin Pog en cuestión de días si él necesita venderla. Incluso esta cancha de fútbol sobre la cual posó ante los lentes podría volver a convertirse en piscina con poca labor. Apunta hacia las paredes que tendrían que ser derribadas, describiendo el proceso paso por paso.
Pogba sube por las escaleras y pasa frente a los peces, su león y sus escaleras llenas de diamantes de mentira. Zulay persigue a sus dos pequeños perros que comen y beben de platos de color rosa, en un salón repleto de logos. ¡Larga vida al Pog-mundo! Antes de partir, se le felicita por no haber atacado a Mourinho. Pogba sonríe. Rusia será el lienzo que necesita. Debe recordarle a la gente que la visión que tiene de sí mismo es más poderosa que la que tienen los demás sobre él.
No necesita atacar a Mou.
"Aún no", afirma.
Estilismo por Kerry Saxon; Grooming por Louise McCann; Producción por LS Productions