Joel Embiid habla en serio
La paternidad, los fracasos y una lesión que pudo ser devastadora cambiaron las prioridades del astro de los 76ers
Si ven a Joel Embiid jugar al baloncesto con suficiente frecuencia, eventualmente se acostumbrarán a la imagen de un hombre de 7 pies y 2 pulgadas de altura y 280 libras de peso cayendo al suelo, como si fuera un roble gigantesco al que le acaba de caer un rayo.
Sin embargo, Doc Rivers, entrenador de los Philadelphia 76ers y en su primera temporada al mando del club, sigue adaptándose a dicha figura.
"Sus caídas son terribles", afirma Rivers.
Por un minuto, es un dominante pívot que se desliza por la cancha, aplastando tiros a la defensiva, capaz de anotar más puntos por encuentro (29.2 puntos por partido) que cualquier pívot desde Shaquille O'Neal en la temporada 1999-2000 (29.7). Al siguiente, Embiid es un fideo remojado, que cojea al caer varias ocasiones en un mismo partido.
Después de un duelo, según afirma Rivers, su hija Callie, esposa del base Seth Curry, se puso en contacto con él. "Me llamó para decirme: 'Joel me aterroriza en cada partido".
Embiid jura que dichas caídas tienen un propósito. Las aprendió viendo cómo los futbolistas caían sobre el césped, aunque también son producto de su propio razonamiento deductivo.
"La gente siempre se preocupa, preguntándose: '¿Por qué se cae tanto?'", dice Embiid. "Siempre me caigo, simplemente porque no quiero aterrizar torpemente, haciendo que recaiga demasiado peso sobre mi tren inferior. Esa es la razón por la que no se producen muchas lesiones".
Sin embargo, en la noche del 12 de marzo, la mente de Embiid se encontraba en un sitio distinto. Acababa de salir de una cuarentena de 10 días de duración, luego de entrar en contacto con un barbero que posteriormente dio positivo por COVID-19. El jugador había evitado contraer el virus; no obstante, se encontraba molesto al verse obligado a ausentarse del Juego de Estrellas de la NBA, dispuesto a desquitarse con el primer equipo al que se enfrentara: en este caso, los Washington Wizards.
En la mitad del tercer periodo, con apenas 20 minutos en la cancha, Embiid había sumado 23 puntos, siete rebotes y tres asistencias, con 8-11 de enceste. Los Sixers tenían 18 tantos de ventaja e iban tranquilos, enrumbados a una victoria sencilla. Pero Embiid no había terminado de recordarle al resto de la NBA por qué se había convertido en principal candidato al premio al Jugador Más Valioso.
Cuando Tobias Harris le encontró en medio de un traspaso, Embiid le embistió con fuerza, girándose ligeramente por los aires mientras Garrison Matthews hizo contacto con él. Posteriormente, registró una volcada de molino con su mano derecha.
En vez de caer como si fuera un árbol de 7 pies y 2 pulgadas de estatura, Embiid cayó con fuerza, con todo el peso recayendo sobre su pierna izquierda. Su rodilla se dobló hacia atrás, hiperextendiéndose como si fuera un fósforo partido por la mitad.
"Tan pronto como caí, lo primero que pienso es: 'Se acabó mi temporada", recuerda Embiid. "No hay campeonato, no más Jugador Más Valioso. No más Jugador Defensivo del Año".
Durante seis años, los aficionados en Filadelfia han esperado que Embiid y los Sixers completen "El Proceso" y cumplan con la promesa hecha por el enorme potencial de ambos, ganando un campeonato. Este año, todo parecía indicar que finalmente se iba a concretar. Los Sixers tenían el segundo mejor récord de la liga y eran líderes de la Conferencia Este desde el 20 de enero.
Por ende, esto parecía ser mucho más que una caída producto de la mala suerte. Se sentía más como el último tropezón como parte de un tema desafortunadamente recurrente.
Muchos de los mejores momentos de la carrera de Embiid (y por extensión, de los Sixers) han sido seguidos por reveses. Mientras yacía sobre la cancha del Verizon Center de Washington, D.C., se conjugaron todos esos pensamientos y recuerdos horribles. Era difícil no cuestionar su destino, y su fe.
"Pensaba: '¿Por qué siempre tiene que pasarme?'", recuerda Embiid. "Estoy tan cerca, cada vez. Siempre algo tiene que suceder".
EN SU HOGAR DE Filadelfia Arthur, hijo de Embiid con 6 meses, se despertó de un profundo sueño, cerca del mismo momento en el que su padre cayó agonizando al suelo.
"Arthur duerme toda la noche, todas las noches", afirma su madre Anne De Paula. "Pero esta vez, se despertó llorando histérico, casi como si hubiese tenido una pesadilla".
De Paula veía el partido en el piso superior, encogida del susto, mientras el hombre que ama yacía sobre la cancha en medio del dolor, justo cuando escuchó al bebé llorando a través del monitor.
"Son como mejores amigos", expresa. "Cuando Arthur le ve, no hay nadie más en la habitación. Es la cosa más hermosa que jamás ha existido".
"Casi parecía que Arthur, gracias a la conexión entre ambos, percibió que ocurría algo".
Embiid revisó el monitor de su bebé a través del teléfono, tan pronto ingresó al camerino. Pudo ver que Arthur había despertado.
El jugador bautizó a su hijo con ese nombre, como homenaje a su hermano menor Arthur, quien falleció producto de un accidente automovilístico en Camerún poco después de que Embiid fuera elegido en el puesto general No. 3 del draft de 2014. Arthur y Joel fueron muy unidos durante su infancia, a pesar de sus siete años de diferencia de edad. Arthur apenas tenía 13 años cuando perdió la vida. Embiid no le había visto en cuatro años.
"Lo que más recuerdo de él, es la gran persona que fue, incluso a su edad", afirma Embiid. "Solía tomar cosas de la casa para ayudar a la gente del barrio. Gente que no tenía nada... Por eso, cuando me enteré [que Anne daría a luz a un varón], supe que su primer nombre sería Arthur".
Y si no se suponía que el premio al Más Valioso fuera mío este año, pues creo que quizás no sea así. Pero ... probablemente eso me mantiene sano, para así asegurarme de estar listo para los playoffs.
- Joel EmbiidTodo ha cambiado en la vida de Embiid desde que su hijo nació el año pasado. Sus prioridades, su enfoque, su personalidad. Las pequeñas disputas en redes sociales de las que formaba parte ahora parecen una pérdida de tiempo y energía. La interminable fascinación con "El Proceso", saber si él y su compañero superestrella Ben Simmons podían jugar juntos y cumplir con la estrategia radical impuesta por el ex gerente general Sam Hinkie, que consistía en construir un equipo sufriendo múltiples derrotas, ahora parecen un viejo libreto que necesita ser reescrito.
"Quiero que [Arthur] me vea en mi mejor faceta, tal como yo vi a mi papá", indica Embiid. "Quiero que él vea a su papá como el mejor jugador del mundo".
Ese era el objetivo por el que trabajaba durante la presente temporada, de la mano de su nutricionista, la Dra. Louise Burke, y sus dos entrenadores de habilidades, Drew Hanlen y Chris Babcock, quienes le han asesorado durante largo tiempo; todo con el fin de construir su cuerpo y su juego para alcanzar un año revelación.
Incluso durante su cuarentena a mitad de temporada, Hanlen le instruyó diversos entrenamientos para evitar perder el mínimo de condiciones físicas que tanto esfuerzo le costó conseguir. Pero el receso imprevisto ya le había quitado una de las metas autoimpuestas para la campaña 2020-21.
"Para esta temporada, Joel quería barrer con los premios al Más Valioso", expresa Hanlen. "Quería ganar el premio al Más Valioso de la temporada regular. Quería ganar el Más Valioso del Juego de Estrellas y quería ganar el Más Valioso de las Finales".
Embiid fue elegido casi de forma unánime al Juego de Estrellas, siendo su cuarta invitación consecutiva, tras haber ostentado promedios de 30.2 puntos y 11.6 rebotes para la primera mitad de la temporada. El 10 de marzo, Embiid superó a la figura de Los Ángeles Lakers LeBron James como gran favorito para llevarse el galardón al Más Valioso de la liga según la casa de apuestas Ceasars Sportsbook by William Hill, pasando de ser opción 40-1 a principios de campaña, a principal candidato por +200.
"En ese momento, él era favorito para llevarse el premio al Más Valioso, y quería salir y dominar el Juego de Estrellas, y así poder demostrar que era el mejor jugador del mundo", afirma Hanlen.
"Esa oportunidad le fue arrebatada. Obviamente, fueron circunstancias ajenas a su control. Pero algo que podía controlar durante la segunda mitad de la temporada, era asegurarse que todos se dieran cuenta de que él era el mejor jugador del mundo".
Luego, en la noche del 12 de marzo, se olvidó de caer como un árbol.
LOS RESULTADOS DE la resonancia magnética tardaron unas horas en llegar, pero Embiid no tenía buenas sensaciones. No podía recaer peso alguno sobre su pierna izquierda. El dolor era intenso. Utilizó muletas para abordar el avión del equipo y llegar al hospital tras aterrizar en Filadelfia.
Rivers tampoco se sentía optimista.
"No tuve grandes sensaciones de inmediato", expresa Rivers. "Una vez sufrí una lesión del ligamento cruzado anterior y él cayó de la misma forma que yo. No aterrizó con normalidad, sino que lo hizo sobre la parte posterior del talón".
El coach intentó dormir. Sin embargo, la realidad de la temporada de los Sixers sin la presencia de Embiid le acechaba.
Todo el trabajo hecho juntos (dirigiendo la ofensiva con Embiid en el poste, aprender a manipular defensivas rivales con sus pases, habilidades e intelecto de baloncesto como ancla de la defensiva de los Sixers, cotizada como la mejor de la NBA). Todo pareció derrumbarse junto con la arruinada rodilla de Embiid.
"Escucha", dice Rivers, "habríamos jugado bien, a pesar de todo. Pero no ganamos nada sin Joel".
Pero en esta ocasión se interrumpió el patrón. El destino fue benevolente con Embiid. No fue una lesión de ligamento cruzado anterior, de esas que acaban con la temporada de cualquier jugador. Solo fue un mal hematoma óseo. La lesión le obligó a perder 10 partidos, junto con su liderato en la lucha por el premio al Más Valioso: el pívot de los Denver Nuggets Nikola Jokic, que ha jugado 69 de los partidos disputados por el equipo de la ciudad de las Montañas Rocosas este año, es considerado actualmente como virtual fija por amplio margen. Sin embargo, Embiid no perdió de vista sus objetivos más importantes.
"Podría entristecerme y enfadarme por ello; sin embargo, siento que todo lo que ocurre en mi vida, sucede por un motivo", expresa Embiid. "Y si no se suponía que el premio al Más Valioso fuera mío este año, pues creo que quizás no sea así".
"Pero, el aspecto positivo que también concluyo de todo esto es que, probablemente eso me mantiene sano, para así asegurarme de estar listo para los playoffs. Porque, si me pusiera a perseguir el Más Valioso, quizás me habría agotado como me ocurrió hace dos años".
En aquella campaña, específicamente la 2018-19, todo parecía indicar que, finalmente, los Sixers lo iban a conseguir. Embiid había ejercido pleno domino durante la temporada regular, ostentando promedios de 27.5 puntos por partido y 13.6 rebotes por partido, liderando a los Sixers hasta barrer a los Brooklyn Nets en la primera ronda de playoffs. Posteriormente, Embiid agravó una lesión de rodillas y se enfermó durante una serie de segunda ronda, que terminó en derrota a manos de los eventuales campeones Toronto Raptors luego de siete encuentros; definida cuando el triple desde la esquina de Kawhi Leonard rebotó sobre el aro una imposible cantidad de veces hasta atravesar la malla, circunstancia que se hizo tristemente célebre.
En vez de aprovechar el impulso de la campaña anterior, los Sixers hicieron regresión, cayendo hasta el sexto puesto de la Conferencia Este. En el mes de octubre, llegaron a la organización Rivers y el presidente de operaciones de baloncesto Daryl Morey, con la intención de aportar miradas frescas a la situación.
Los Sixers se acercaban a su fecha de vencimiento. La ventana para obtener victorias de la mano de Embiid y Simmons como pilares de la franquicia estaba a punto de cerrar. Había llegado la hora de ser despiadadamente honestos con los errores del pasado y decidir si se podían solucionar sin hacer cambios sustanciales a la nómina.
Antes y durante la temporada, la gerencia sopesó la posibilidad de canjear a Simmons por la figura de los Houston Rockets James Harden, quien se sentía descontento con la gerencia de la franquicia texana, según indican fuentes; sin embargo, tanto Rivers como Embiid aspiraban que la dupla original tuviera otra oportunidad.
"Me encanta ver que los mantuvimos juntos", afirma Rivers. "Son jóvenes. Denles una oportunidad".
No obstante, si en Filadelfia iban a mantenerse fieles a su dupla símbolo, todos tenían que verse al espejo, comenzando con Embiid.
"El año pasado, nadie conocía sus roles", expresa Embiid. "Simplemente, la gente hacía lo que quería. Y no soy la clase de persona que entra a la cancha y solo se pone a intentar cestas".
Por el contrario, Embiid asumió una actitud pasiva-agresiva. Dejaba pasar oportunidades en buenos espacios y se conformaba con los malos. Permanecía más allá de la línea de 3 puntos para enfatizar en exceso la creación de espacios por los carriles, alzando las manos en señal de frustración cuando no funcionaba. Eso tampoco estaba bien, y Embiid debía asumirlo.
Rivers le dijo que dejaría en claro los roles de cada jugador desde el comienzo, asegurándose de que el equipo jugara con mayor frecuencia con Embiid en el poste; sin embargo, Embiid debía hacerse responsable por su actitud y tomar mejores decisiones.
"Lo hice al primer día", dice Rivers. "Jugamos a través de Joel. Pero Ben [Simmons] es el facilitador".
Asimismo, coincidieron en que Embiid debía marcar la pauta para todos sus compañeros, reportándose al campamento en su mejor forma física.
"Le pregunté: '¿Has visto alguna vez a un Jugador Más Valioso fuera de forma?'", recuerda Rivers. "Comenzó a reírse. Y le dije: 'No existe".
Embiid entendió el mensaje.
"Me dijo que yo necesitaba ser un líder", afirma Embiid. "Si regresaba en plenitud de condiciones, también enviaba un mensaje a mis compañeros: 'Es hora de esforzarse. Joel está preparado, volvió, se encuentra en excelente forma, eso significa que ustedes no tienen excusas para no estar en forma".
"Entonces, eso fue lo que hice. Lo tomé en serio".
EMBIID HA CONTADO con el talento necesario para dominar en la NBA durante varios años. Ha tenido el intelecto de baloncesto, la habilidad y el empuje. Parecía que el único elemento del que carecía era la constancia.
La disciplina necesaria para comer bien, ir a dormir temprano; todos los días, no sólo la mayoría de los días. Llegar al campamento en su mejor forma física, no jugar durante el campamento para alcanzar su plenitud de condiciones.
Comenzó a trabajar con Burke, la nutricionista, con una dieta que le ayudaría a sostener su energía durante toda la temporada y hasta los tramos finales de cada encuentro. Y fue constante con su régimen nutricional, al punto de contratar un chef a tiempo completo para que preparara sus alimentos de la forma recomendada por Burke, en vez de hacer trampas con comida reconfortante.
"Este año, al tomar su nutrición más en serio, el levantamiento de pesas más en serio, pasar mayor tiempo trabajando en el análisis de videos", afirma Harden, "ha elevado su enfoque del juego al próximo nivel".
En ese primer día de campamento, Rivers supo que su charla con Embiid durante la temporada baja había calado hondo en él.
"Supe que sería una temporada distinta cuando pasamos más de tres horas en la práctica y Joel no perdió un solo segundo", indica Rivers. "Uno de los entrenadores que estuvo aquí el año pasado dijo: 'Joel nunca había hecho algo así'. Y yo respondí: 'No me jo---'. No lo creía".
"Entonces, Joel me dice al segundo día: 'Nunca había pasado tanto tiempo'. Respondí: 'Pues bien, esto es lo que debes hacer".
A Rivers le gusta decir que nunca conoces de verdad a un jugador hasta que le entrenas y presencias de cerca sus hábitos y personalidad, día tras día.
Asimismo, le gusta recordarnos que los jugadores cambian con el tiempo, moldeados por sus respectivas experiencias. Su único campeonato se produjo en 2008, con unos Boston Celtics liderados por Kevin Garnett, Paul Pierce y Ray Allen durante una etapa de sus carreras en la que se encontraban "listos para ganar", tal como lo califica Rivers.
El coach asumió este puesto con la esperanza de que Embiid y Simmons también lo estuvieran en ese momento.
"Estando cerca de Joel todos los días, no te das cuenta de lo dominante que es", indica Rivers. "Hace cosas que ningún otro gigante es capaz de hacer".
"No cuenta con la misma intensidad que Garnett, pero se encuentra a ese mismo nivel. Sólo con su inteligencia defensiva y su talento. Hace lo que Kevin hizo bien: habla. Y ve [situaciones] desde temprano, antes que ocurran, o advierte a los chicos antes que ocurran. Ya se reubica al puesto correcto, antes que ocurra".
A la ofensiva, Rivers ha notado una especie similar de razonamiento de gran alcance.
"Probablemente, el mayor cambio que hemos hecho con Joel es su pase", expresa Rivers. "Es divertido verle engañar a los rivales en el poste. El mismo sitio donde entraba en pánico el año pasado".
"[El pasado 30 de abril contra Atlanta] tuvo una jugada en la que sostuvo el balón por suficiente tiempo y finalmente llegaron [los rivales]. Luego volcamos el balón. Antes no hacía cosas así".
Durante los playoffs, etapa en la cual colapsarán las defensivas y dependerán aún más de Embiid, ese factor será crítico para los Sixers. Hace tres años, los Boston Celtics le frustraron constantemente a él y a la ofensiva de Philadelphia con marcaciones dobles y atrapándolo. Y desde entonces, todos los equipos han implementado alguna versión de dicha táctica.
Conseguir una forma de contraatacar depende de Embiid.
"Drew y yo siempre conversamos sobre los playoffs", afirma Embiid. "Siempre pensamos en el futuro: '¿Cómo te marcarán? Necesitas agregar esto a tu juego. Necesitas manejar el balón. Debes lanzar desde el drible, porque si te limitas a ser solo un jugador en el poste, no vas a llegar a ningún lado. Eso es fácil de marcar. Es fácil neutralizarlo con marcación doble; por eso necesitas hacer algo más".
Hanlen ha trabajado con Embiid desde que era un novato, que intentaba demostrar que era merecedor de toda la fe depositada en él por los Sixers cuando lo tomaron en el tercer puesto general del draft, luego de haber pasado apenas una temporada jugando baloncesto universitario y cuatro años después de aquella primera vez en la que tomó un balón.
En aquél entonces, Embiid solía preferir los entrenamientos privados. Le pedía a Hamlen que cerrara el gimnasio al resto de sus clientes, alejándolo de la mirada de los curiosos. Nunca publicaba videos de sus entrenamientos en redes sociales.
"[Durante] la primera parte de su carrera, él tuvo que aprender cómo hacerlo todo", expresa Hanlen. Los videos que enviaba a Embiid en aquellos días consistían en rutinas para perfeccionar destrezas y de marcaciones individuales a las que pronto se enfrentaría.
Sin embargo, Hanlen ha notado este año cierta sofisticación en la filosofía de Embiid.
"Ya no intenta anotar contra defensores", explica Hanlen. "Intenta anotar contra equipos".
"Nadie le marca 'uno contra uno', ya no más. Por ende, ahora debe manipularlos a todos".
"En años anteriores, quizás intentaba demostrarle a todos la calidad que tenía. Este año, su enfoque ha consistido en intentar demostrarles a todos que puede repercutir en las victorias, que es la cosa número 1 que importa".
DURANTE EL PRIMER AÑO en el que laboraron juntos, Hanlen le pidió a Embiid grabarle con respecto a sus metas de carrera. Sabía que utilizaría los videos para motivarle y mantenerle responsable; aparte de recordarle a Embiid cual había sido el punto de partida para ambos.
Embiid era mucho más delgado que en la actualidad. Vivía a solas en un apartamento, donde las únicas señales de vida eran unos controladores de videoconsolas muy desgastados.
"En aquel entonces, ni siquiera tenía un sofá porque es un jo---- tacaño; entonces, nos sentamos en el maldito piso, conversando sobre sus deseos de convertirse en uno de los más grandes jugadores de todos los tiempos", recuerda Hanlen. "Esto ocurrió antes de siquiera jugar su primer partido".
Hanlen ha reproducido ese video frente a Embiid en distintas ocasiones a través de los años:
"Quiero ser tan exitoso en este negocio", afirma el joven Embiid en el video. "Requerirá de mucho trabajo y estoy dispuesto a hacerlo. Pero quiero ser alguien que, cuando la gente escuche mi nombre, quiero ser mencionado como uno de los más grandes. Esa es mi meta. Y obviamente, ser miembro del Salón de la Fama. Pero hay que asumir las cosas paso a paso, un día a la vez. Pero solo se trata de ser uno de los grandes, eso es lo que quiero ser".
Cada vez que Embiid ha visto ese video, lo asimila de forma un poco distinta.
Al mirarlo en la actualidad, después de todo lo que ha vivido, sonríe. "Ese es el joven Joel", afirma.
Aquel Joel no tenía ni idea de los retos que el futuro le deparaba.
"Pero el objetivo no ha cambiado", enfatiza.
La meta original de "El Proceso", el experimento radical de Hinkie para perder a propósito, era conseguir distintas superestrellas en los primeros puestos del draft de la NBA que pudieran llevar a los Sixers a conquistar un título. Y este año, Embiid y los Sixers serán los primeros sembrados de la Conferencia Este, tras haber obtenido ocho victorias consecutivas previas al encuentro del jueves contra el Miami Heat, campeón defensor de la Conferencia.
Con el paso de los años, Embiid se ha inclinado a favor de todos los elementos que forman parte de "El Proceso", incluso adoptándolo como su apodo por un tiempo. Le agradaba la audacia de las ambiciones de Hinkie y el rol que le correspondía dentro del esquema.
Sin embargo, tener una familia cambia a un hombre por completo. Actualmente, su apartamento está lleno. Al igual que su corazón.
Estando cerca de Joel todos los días, no te das cuenta de lo dominante que es. Hace cosas que ningún otro gigante es capaz de hacer.
- Doc RiversConoció a De Paula cuando no buscaba pareja. Coincidieron en la misma cena junto a un amigo mutuo en la ciudad de Nueva York en 2018. Y de acuerdo con los recuerdos de ella, no hablaron mucho durante la cena. Ni siquiera se dio cuenta de que era un jugador de baloncesto, hasta que él se puso de pie tras haber terminado con sus alimentos y ella reaccionó diciendo lo alto que era.
Le agradó ver que Joel oraba antes de cada comida, para dar gracias. También le llamó la atención que ambos habían dejado sus países de origen (ella proviene de Brasil, él de Camerún) siendo adolescentes para perseguir sus sueños en Estados Unidos.
"Todo comenzó como una hermosa amistad", afirma De Paula. Ambos eran amantes del fútbol, hablaban francés y querían tener una familia, sobre todas las cosas. "Conversamos por FaceTime a diario por un buen tiempo ... Él cuenta con esta personalidad en la que desea motivarte. Sus amigos, sus familiares y ahora con Arthur ... él nos impulsa a todos para convertirnos en lo mejor de nosotros mismos".
"Esa es la clase de persona que quieres tener a tu alrededor".
Arthur y De Paula le esperaron a su llegada a casa el 12 de marzo, luego que Joel olvidó caer como un árbol. Al igual que sus padres, Thomas y Christine, quienes volaron desde Camerún para conocer a su nieto.
Mientras estuvo lesionado, Embiid pudo pasar más tiempo con ellos de lo que habría tenido disponible si jugara activamente. Eso le dio tiempo para reflexionar y darse cuenta de cosas que habría pasado por alto.
Cuando crecía, recordaba a su padre como un hombre fuerte y de rostro serio. Era general del ejército y jugador estrella de balonmano. Sin embargo, durante su reciente estancia en Filadelfia, Embiid percibió algo nuevo en su padre.
"Le decía a Anne: 'En toda mi vida jamás le vi sonreír", afirma Embiid. "'Y desde su llegada aquí, ha sonreído en todas partes. Cada vez que ve [a Arthur], cuando lo sostiene. Nunca había visto esto en mi vida'".
Rodeado por sus seres queridos, jugando el mejor baloncesto de su vida, Embiid se encuentra más cerca que nunca de convertirse en el jugador (y deportista) que siempre ha querido ser. Sin embargo, aún tiene mucho por hacer.
"Tenemos la oportunidad de ganar un campeonato este año", dice Embiid. "Tenemos una oportunidad".
Vestuario por Whitney Michel; utilería y escenario por Allen Worley; peinado por Ioana Chiorean; producción por Bennie de Grasse/Very Rare Productions; chaquetón por Garcon Couture; camisa por Thom Browne; bomber jacket colorada por Givenchy; playera por Levi's; chaqueta de cachemira color azul marino por Prada; sudadera por Lacoste; gabardina negra por Burberry; camisa gris por Thom Browne; tenis por Christian Louboutin.