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Apostar a perder con el draft en mente no es la mejor estrategia de NFL

Los Miami Dolphins, que disputan mañana el "Monday Night Football" en Heinz Field, casa de los Pittsburgh Steelers, se han invertido muy claramente hacia la obtención de la primera selección global del siguiente draft.

Se trata de un equipo que cortó lazos con un número de jugadores de calidad para apilar turnos cuando llegue el siguiente sorteo universitario, y que no parece muy preocupado por perder semana a semana.

Los Cincinnati Bengals han sido menos obvios en este sentido, pero también parecen tener la mira puesta en ese primer turno global del 2020. Hasta el momento, nadie tiene peor marca en la NFL que el 0-8 de Cincy, que cayó este domingo en el Wembley Stadium ante Los Angeles Rams.

Otros equipos que están en situaciones similares son los Washington Redskins, con su marca de 1-7 y dirigidos por Bill Callahan como entrenador en jefe interino, tras el despido hace semanas de Jay Gruden; los Denver Broncos con marca de 2-6 y un contingente de aficionados pidiendo la renuncia de John Elway como mandamás en la directiva; y los Tampa Bay Buccaneers, con un 2-5 del que ni el afamado "Quarterback whisperer" los ha podido salvar.

No es que estén perdiendo a propósito, pero están perdiendo bastante.

¿Qué tienen en común estos cinco equipos mencionados, además de que han ofrecido algunas de las actuaciones más vergonzosas en lo que va de la campaña del centenario?

Esas cinco franquicias están, o deben estar, estudiando muy de cerca a los quarterbacks Tua Tagovailoa de Alabama, Justin Herbert de Oregon y Joe Burrow de Louisiana State, pensando en que seleccionarán en la parte más alta del siguiente draft.

Josh Rosen quedó en una situación prácticamente imposible de triunfar en Miami, y su carrera de NFL está en serio riesgo de haber finalizado ya, al menos su consideración como quarterback titular, después de apenas dos temporadas. Ninguna de las dos franquicias para las que ha jugado, los Arizona Cardinals o Dolphins, hizo el esfuerzo por trabajar la confianza del pasador.

En Cincy, se sabe desde hace mucho tiempo que Andy Dalton no es la solución que llevará al equipo a un Super Bowl, y el año pasado el equipo lanzó una moneda al aire con Ryan Finley en la cuarta ronda. Pero si Finley hubiera mostrado algo interesante en su corto tiempo con los Bengals, quizás ya hubiera recibido algunos minutos en un partido de temporada regular. Lo cierto es que a los equipos no les duele desperdiciar selecciones de cuarta ronda en pasadores, y sucede todo el tiempo.

Washington sí pagó un precio alto por Dwayne Haskins en la pasada primera ronda del draft, pero nuevamente, estamos ante un pasador que tiene todo en contra. Fue una selección de la directiva y no del head coach, y el equipo no le ha dado la oportunidad de prepararse debidamente con el primer equipo, y con tiempo, para jugar en un partido oficial. En los minutos que le hemos visto en el campo, luce predeciblemente extraviado, sin que sea su culpa. Todo depende de quién sea el siguiente head coach, pero Haskins podría estar recorriendo el mismo camino que Rosen.

Los Broncos sumaron al veterano Joe Flacco, con la idea de que compraría tiempo para su recluta de segunda ronda, Drew Lock. El problema es que Flacco ha probado ser menos de lo que pensaba Denver, y que Elway insiste en que Lock tampoco está listo para jugar. ¿Si los Broncos terminan con una selección del Top-5 del draft, considerarían sumar a un quarterback, poniéndole prácticamente fin al experimento Lock? Esa es una conversación para un punto futuro, aunque lo ideal para Denver sería alistar a Lock para jugar este mismo año. Es importante para los Broncos saber qué tienen en el jugador en el que ya invirtieron una selección de segunda ronda, por si terminan con un turno en el que uno de los pasadores mejor proyectados del año entrante siga disponible.

Finalmente, están los Bucs, quienes al menos han mostrado un esfuerzo consciente --aunque tardío-- por rescatar la carrera de su ex recluta N° global del draft, Jameis Winston. Tampa Bay contrató a Bruce Arians como head coach y Tom Moore como asistente, luego de permitir que Dirk Koetter desperdiciara temporadas valiosas en el desarrollo de Winston. Pero si los Bucs culminan, también, a tiro de piedra de uno de esos pasadores en el siguiente draft, ¿estarían tentados a tomarlo? Asumo que sí.

No he incluido en esta lista a equipos como los New York Jets (1-6), Cleveland Browns (2-5), Steelers (2-5), Chicago Bears (3-4), Atlanta Falcons (1-7), New York Giants (2-6) o Cardinals (3-4-1), porque me parece que esos equipos ya creen tener a su respuesta a largo plazo en la posición de quarterback en plantilla. Todavía no tenemos veredicto definitivo respecto a Sam Darnold, Baker Mayfield, Mason Rudolph, Mitchell Trubisky, Daniel Jones y Kyler Murray, mientras que Ben Roethlisberger y Matt Ryan son titulares consagrados.

Tampoco he incluido a equipos como Los Angeles Chargers (3-5) o Tennessee Titans (4-4) porque, más allá de su situación de quarterback, no me parecen que seleccionarán suficientemente alto para aspirar a uno de esos pasadores sin un canje.

Aquí, sin embargo, hay dos fallas principales en la lógica de quienes creen que Tagovailoa, Herbert o Burrow serán los héroes que volverán nuevamente relevantes a sus equipos, simplemente porque existe la posibilidad de que sean seleccionados en la parte alta del draft. Lo mismo va para otros prospectos como Jacob Eason, Jake Fromm o Jordan Love, quienes también generarán discusión.

La primera es que, aunque falta mucho para el draft, lo que está claro es que hay más equipos necesitados de un quarterback a futuro que prospectos proyectados para la parte más alta del reclutamiento. eso significa que, a pesar de perder un montón de partidos, puede ser que tu equipo no alcance a llevarse uno de los pasadores más codiciados. Así que dar por sentado que todo se soluciona en el siguiente draft, es una manera peligrosa de pensar.

La segunda falla tiene que ver con creer que un quarterback del Top-5 del draft tiene, por sí mismo, la solución a todos los males. Por un lado, lo más común es ver que estos equipos que suelen elegir primero tienen una lista larga de carencias que no empieza y termina con solamente un mariscal de campo. Por el otro, los prospectos rara vez consiguen colmar su potencial, ya sea por factores propios, externos, o una combinación de ambos.

Basta con recorrer la lista de los equipos mencionados arriba para darse cuenta de lo contrario: Winston fue un primer recluta global, seguido de Marcus Mariota para Tennessee como segundo global en el 2015. Hoy ambos equipos están pensando en qué hacer a futuro. Los Dolphins convirtieron a Ryan Tannehill en el octavo recluta global del 2012, y hoy solo está jugando por lo ineficiente que ha sido Mariota en Tennessee, después de un paso bastante mediocre en Miami.

Antes de Mariota, Tennessee apostó por Jake Locker en primera ronda, con los mismos resultados.

Ya dijimos que todavía hay que esperar con respecto a Darnold, Mayfield, Trubisky, Jones y Murray, pero ninguno de sus equipos está mucho más cerca de un Trofeo Lombardi que cuando esos pasadores fueron elegidos. A los Broncos les duró apenas dos años en plantilla Paxton Lynch, luego de ser elegido en la primera ronda del 2016.

Ya ni hablemos de Blake Bortles, Johnny Manziel, EJ Manuel, Brandon Weeden, Blaine Gabbert, Christian Ponder, o Sam Bradford, solo por mencionar a algunos quarterbacks de primera ronda en lo que va de la década.

Por supuesto, no todas las historias son de terror. Los Kansas City Chiefs acertaron en grande con Patrick Mahomes en el 2017, mismo año en que los Houston Texans se llevaron a Deshaun Watson. Un año antes, los Philadelphia Eagles tomaron a Carson Wentz segundo global, justo después de que los Rams eligieran a Jared Goff. El recién retirado Andrew Luck tuvo impacto inmediato y más o menos duradero para los Indianapolis Colts, tras ser elegido primero global en el 2012, antes de que las lesiones acabaran con su deseo de jugar. Cam Newton cumplió guiando a los Carolina Panthers a una aparición de Super Bowl en una temporada de Jugador Más Valioso.

Pero las historias de éxito son superadas en número por las historias de fracaso. No en todos los casos, la culpa es de los pasadores. Aunque hay pasadores capaces de compensar algunas carencias de su plantilla, es imposible que lo hagan todo. Y estos jugadores son los menos.

Esta semana --y a falta de lo que hagan los Dolphins en "Monday Night Football"-- sumaron derrotas los Bengals, Redskins, Buccaneers y Broncos, todos con ojos en la siguiente camada de pasadores. También perdieron los Browns, Jets, Giants, Bears y Cardinals, como evidencia de que un quarterback de la parte más alta de la primera ronda no supone ninguna garantía.

¿Cuántos fanáticos de esos equipos estaría dispuesto a cambiar al pasador que tiene por uno que fue seleccionado más abajo? Asumo que no son pocos.

Hay que tener cuidado con lo que se desea en la NFL, porque en una de esas, el deseo se cumple.