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Boca derrotó a Palmeiras por penales en Brasil y pasó a la final de la CONMEBOL Libertadores

Lo hizo otra vez. Boca Juniors empató 1-1 en la visita a Palmeiras en San Pablo y después le ganó 4-2 en la definición por penales, en la revancha de las semifinales de la CONMEBOL Libertadores. En la ida, en La Bombonera, habían empatado sin goles. Fue figura Sergio Romero en el encuentro y atajó dos disparos desde los 12 pasos. Así sigue en pie el sueño de la séptima Copa en el torneo de clubes más importante del continente americano. Y definirá el título el mes próximo en Río de Janeiro ante otro brasileño, Fluminense.

El Xeneize, dirigido por Jorge Almirón, no arrancó esta serie como favorito. Sin dudas, el nivel de juego actual no es el pilar más resistente para sostener el sueño, ni la regularidad. Pero, sin embargo, en Buenos Aires fue el dueño del primer partido y mereció ganar por calidad de juego y llegadas al arco rival, pero desaprovechó las chances que tuvo.

El nuevo desafío fue el de adaptarse bien a una superficie distinta, el veloz césped sintético del Allianz Parque de San Pablo, al que está acostumbrado el dueño de casa. Y salió a pelearle el mediocampo al local desde el comienzo. Se estudieron, se midieron, hasta que al cumplirse el primer cuarto del partido, a los 23 minutos, fue Edinson Cavani el que abrió el marcador y desató la locura de los hinchas visitantes y enmudeció a los anfitriones.

La diferencia la hizo Miguel Merentiel, el otro uruguayo del ataque boquense, en su caso exPalmeiras, que le ganó el mano a mano al experimentado capitán paraguayo Gustavo Gómez, figura del local, por la izquierda del ataque a pura velocidad. Se metió con pelota dominada en el área grande y le puso el balón a Cavani, que venía a la carrera y solo tuvo que tirarse para poner el botín sellando el 1-0. La jerarquía internacional del goleador se hizo efectiva, como tanto esperaban los hinchas xeneizes.

Recién en los 15 minutos finales del primer período fue más punzante Palmeiras, pero así y todo Boca no sufrió mucho ante su arco. Ya los jugadores del Xeneize se mostraron más sueltos con la pelota y el joven Valentín Barco la pidió, se ofreció para ser clave en las jugadas y probó con un par de tiros desde afuera. Un ítem importante, que condicionó a tres hombres valiosos del equipo brasileño, fueron las amarillas recibidas por el mencionado Gómez, más Rony y Raphael Veiga.

A los 10 de la segunda parte, Almirón realizó un cambio que significó un dibujo distinto: metió al defensor paraguayo Bruno Valdez para ubicar a tres centrales en el fondo, junto con Jorge Figal y el capitán Marcos Rojo, y sacó a Merentiel, dejando a Cavani solo en la ofensiva. El juvenil local Endrick, de apenas 17 años, le cambió la cara al anfitrión, empezó a provocar peligro para Boca y apareció Romero para lograr dos atajadas claves en ese primer cuarto del complemento, con el local lanzado en busca de la igualdad.

Cuando se jugaban 20 minutos del segundo tiempo llegó un momento de alarma grande para Boca, porque Rojo cometió otra fuerte falta y, con la segunda amonestación, vio la tarjeta roja. Acto seguido, el entrenador decidió poner a Nicolás Valentini en la última línea, sorpresivamente en lugar de Barco. La mayoría pensó que iba a sacar a otro volante, pero no al pibe que más peligro le lleva a los rivales de turno.

Rápidamente, a los 28, llegó el empate del Palmeiras, mediante un bombazo de zurda, desde lejos, del uruguayo Joaquín Piquerez, un disparo que apenas pudo tocar Romero con su mano derecha. El delirio de la torcida llevó a sus futbolistas a ir por más, con la ventaja del hombre de más y el envión anímico por el 1-1 parcial. De a poco, Boca recuperó un poco la tenencia ante la intención de Palmeiras de ir por la victoria y Romero siguió salvando a la visita en otras situaciones de alto riesgo, hasta que desembocaron en los penales, en otra definición desde los 12 pasos para el conjunto argentino en esta Libertadores 2023.

Otra vez Romero detuvo dos penales, tras el que le atajaron a Cavani en el inicio de la serie. Fue clave otra vez el arquerazo de Boca, con pasado de Selección Argentina y dos Mundiales encima. Boca es el segundo equipo más ganador de la CONMEBOL Libertadores, con seis títulos, detrás de Independiente, que ganó sus siete finales. El Xeneize fue campeón en 1977, 1978, 2000, 2001, 2003 y 2007. La época dorada, con Carlos Bianchi como DT, dejó una huella en la memoria futbolística y esa chapa tiene vigencia tanto para los adversarios como para los protagonistas actuales, que se nutren del peso del Xeneize en la Copa para hacerse fuertes en momentos decisivos. En esta competencia, siempre tiene un plus.

En los antecedentes, Boca domina ampliamente a Palmeiras. Se enfrentaron tres veces (seis partidos) en duelos de eliminación directa y, no solamente el Xeneize avanzó en todas las oportunidades, sino que además en dos casos resultó campeón y en la otra se metió en la final. En este nuevo duelo también festejó y sacó otro pasaje a la definición del certamen.

A Boca le rindió bárbaro tener un arquero especialista en detener penales, ya que Romero fue protagonista en octavos de final ante Nacional de Uruguay y volvió a lucirse contra Racing en cuartos. En su carrera, Chiquito tiene grandes números en definiciones por penales y puntualmente en Boca lleva una estadística notable. Desde su llegada, atajó más de la mitad de los penales que le patearon. Es más: fue el titular en todos los cruces de esta edición de la CONMEBOL Libertadores y solo recibió dos goles en la fase de grupos y ahora tres contando los octavos y cuartos de final más las semifinales.

Así, sufriendo una vez más, Boca pasó a la gran final. Y sueña despierto con la famosa séptima. Definirá frente a Fluminense, que será local en la final, justo en el Maracaná de Río de Janeiro, el sábado 4 de noviembre. Sólo quedan 90 minutos para otra página grande de gloria, siempre con el status de grande.