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Fútbol en América: Chicago busca la dualidad entre el fútbol y la academia

CHICAGO -- La ciudad de Chicago es la cuna del movimiento del blues eléctrico, cada calle envuelve esas tonadas que décadas atrás entregaron una identidad especial a la gigantesca urbe que entre lagos y ríos ha visto crecer generaciones entre los vientos de progreso.

Un voraz incendio destruyó casi toda la metrópolis en 1871 (17,500 edificios destruidos y un estimado de 300 personas murieron) y desde entonces, a orillas del lago Michigan, se refleja el espíritu emprendedor de su gente, que, sin importar las difíciles circunstancias, inclemencias climáticas, y retos multiculturales, sale adelante a disputar el juego de su vida.

Esa es la historia de aquellos que quieren ser o ya llegaron al profesionalismo del fútbol. Dentro y fuera de la cancha buscan la excelencia, titanes que rinden como ningún otro a nivel académico y a quienes su pasión por el balompié les regaló un pasaporte a un futuro prometedor.

Uno de ellos es Oscar Gonzáles, el delantero estrella del equipo de fútbol de la Universidad de Illinois en Chicago; estudia sociología, goza de un altísimo promedio escolar, pero es infinitamente superior cuando se trata de jugar fútbol.

“Es muy difícil poder trabajar, ser estudiante y jugar el fútbol, pero aun así cada día es una lucha que yo hago por mí; si no llego a ser profesional, tengo la sociología y ahí puedo conseguir trabajo para poder sobrevivir, todavía me falta otro año y espero seguir siendo el estudiante que soy para poder sobresalir y llegar a la MLS”, dice Gonzáles.

Con más de dos millones y medio de habitantes, según los datos del Censo, Chicago se convierte en una de las ciudades más complejas y competitivas del país; y en el campo futbolístico no hay excepción. Aquí, quienes aspiren a ser parte de equipos de balompié colegial, no solo se tendrán que preocuparse por anotar goles, también tendrán que sacar buenas notas. Un esfuerzo conjunto que les permitirá salir a la cancha y ser observados, a veces sin saberlo, por el propio cuerpo técnico de los Chicago Fire.

“Llevar el fútbol y el estudio de la mano es algo que no es tan fácil, en mi familia siempre fueron muy esforzados y mi única imagen era esa”, comenta Diego Campos, delantero del Chicago Fire, quien logró ser fichado profesionalmente y al mismo tiempo se graduó como economista. “La gente te ve jugando el partido en la universidad, pero no saben que inmediatamente después del partido tienes que llegar a tu casa a hacer tareas. Mi sueño siempre fue jugar profesional, pero de la mano con el estudio y con buenas notas”. En Chicago la vida gira como esa emblemática rueda de la fortuna que lleva su nombre, algunos parecen tener la suerte de moverla a su favor; fuera y dentro de las aulas universitarias y en las numerosas canchas de balompié, verdaderos guerreros capotean la inesperada intemperie con sed de gol.

Pero, ¿cuál es el camino?, ¿es acaso el fútbol la excusa perfecta para sudar la camiseta y dejar los libros? Es la disyuntiva de varios talentos locales que se debaten entre su vida como profesionales del balón, y buscar un futuro seguro como ingenieros, economistas, arquitectos o médicos. Nadie en Chicago sabe si se puede perseguir la esférica como se persigue la plenitud económica; el privilegio es de unos pocos. En este deporte, a diferencia de otros, que se practican en Estados Unidos, las oportunidades escasean según explica Sean Philips director técnico del equipo de fútbol de la Universidad de Illinois en Chicago.

“Lo bueno del deporte en Estados Unidos es que se ofrecen dos caminos. Puedes ir directo al camino profesional o puedes optar por el camino colegial. En Europa y Sudamérica es casi imposible seguir ese doble camino. También es muy desafiante tratar de balancear tu pasión, el fútbol, y a la vez ser realista para obtener el título universitario”, explica Philips asegurando que “lo que es muy difícil para un estudiante que busca convertirse en futbolista profesional en Estados Unidos. es que la MLS, USL y NASL, no solo están buscando jugadores domésticos, como la NFL o la NBA, también buscan más a los jugadores internacionales. Eso es lo injusto, o lo desafiante, para alguien que va por ese camino universitario”.

"Lo que es muy difícil para un estudiante que busca convertirse en futbolista profesional en EE.UU. es que la MLS, USL y NASL, no solo están buscando jugadores domésticos, como la NFL o la NBA, también buscan más a los jugadores internacionales" Sean Philips DT Universidad de Illinois en Chicago

A pesar de la disparidad, y de los intentos de la NCAA (National Collegiate Athletic Association, por sus siglas en inglés) por llevar un sistema que dé oportunidad a todos los universitarios por igual sin importar la disciplina, Chicago avanza a paso lento, pero seguro en campos amateur donde jóvenes estudiantes también buscan esos cupos.

Para entrenadores como Fernando Flores de la academia Melrose Proviso Soccer, el talento local no debe limitarse a soñar con la MLS, y debe expandir sus horizontes.

“Hemos traído gente de equipos mexicanos como las Chivas, que han querido venir a ver nuestro talento aquí en Chicago; muchos de nuestros estudiantes tienen un muy buen nivel y si el sueño de la MLS no se les da, deben saber que la Liga Mexicana también los observa, y si son buenos la oportunidad llegará”, asevera Flores, quien compartió camerinos con el seleccionado del Tri Andrés Guardado en el Atlas de México.

“La ventaja de los niños hispanos es que ellos tienen la doble nacionalidad y pueden jugar tanto en Estados Unidos y México sin tener que utilizar una plaza de extranjero, eso les abre muchas puertas tanto en equipos de MLS, como en la Liga Mexicana”, concluye Flores.

Mientras una puerta se cierre, otras se seguirán abriendo para los jóvenes universitarios en Chicago, las oportunidades existen, pero dada la escasez solo el verdadero talento saldrá a flote.