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Ángel Di María, un ejemplo de superación

De chico supo lo que era el sacrificio. Angel Di María, Angelito en esos años, junto con su hermana Vanesa, ayudaba a su papá Miguel a armar bolsas de carbón en su casa de Rosario para que estuvieran listas cuando llegaba el camión del reparto.

Dicen que Don Miguel Di María tenían muchas condiciones para ser futbolista, y que incluso llegó a probarse en las Inferiores de River, pero una lesión le impidió llegar más lejos. Sin embargo, los genes jugaron su partido. Y Angelito ya mostraba de muy chico que una pasión especial por la pelota. Jugaba todo el tiempo, siempre que podía luego de cargar el carbón, y de tanto pegarle al balón rompía demasiado seguido los botines. Plata para nuevos no había en esos tiempos, y entonces, el pegamento ayudaba a recomponerlos para seguir usándolos.

Con sólo siete años ya se destacaba en los torneos del barrio, y esas actuaciones llamaron la atención de Rosario Central. Como el club quedaba lejos de la casa y la familia no tenía auto, Diana, la mamá, llevaba a Angelito en bicicleta junto con su hermana: 10 kilómetros de ida y 10 de vuelta, con un objetivo: jugar.

Si bien talento y sacrificio no faltaban, triunfar no fue una tarea fácil. Varias veces dudó sobre seguir jugando o abandonar, debido a que era muy flaco y algunos técnicos le recomendaron que se dedicara a otra cosa. Pero Fideo resistió contra los comentarios negativos, incluso, contra la opinión de su padre, quien en una ocasión le avisó: si no llegás a Primera, tenés que venir a trabajar conmigo. Poco tiempo después debutó en la Primera de Central.

A partir de ese momento, llegó la fama y el éxito. Mientras brillaba en los Canallas, se puso de camiseta argentina, donde fue campeón en el Mundial Sub 20 de Canadá 2007. Un año después, hizo el gol que le dio a la Argentina la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín, y a los pocos días debutó en la Selección mayor.

El Benfica de Portugal fue el primer club en el Viejo Continente, como paso previo a la llegada al Real Madrid, club que pagó nada menos que 25 millones de euros por su pase. En el conjunto español debutó luego de disputar su primer Mundial, el de Sudáfrica 2010, con Maradona, y en poco tiempo se ganó a la gente.

Allí jugó durante cuatro temporadas, y se despidió tras la conquista de seis títulos y ganando la final de la Champions League ante el Atlético Madrid de Diego Simeone. El Manchester United lo esperaba, pero la mala relación con el holandés Louis Van Gaal no le dio chance para destacarse. Pero eso no fue motivo suficiente para que el poderoso PSG lo contratara por 63 millones de euros.

En Francia, durante su primera temporada, ganó la triple corona: la Ligue 1, la Copa de la Liga y la Copa de Francia. Y con el paso de tiempo pasó a estar a la altura de estrellas como Neymar, Edinson Cavani, Thiago Silva y Kylian Mbappé, con quienes comparte el plantel.

En la Selección Argentina nunca pudo darse el gusto de festejar: al igual que otras figuras, como Messi, Agüero e Higuaín, no sumó ningún título. Ya lleva tres mundiales jugados, 97 partidos y 20 goles con la albiceleste, pero el sabor amargo por las finales perdidas se mantiene.

Pese a todo, la carrera de Di María fue y es extraordinaria. Y aunque pasa mucho tiempo lejos de la familia y los amigos, Fideo mantiene una costumbre para sentirlos más cerca: prepara asados "a la argentina", con carbón, tal vez para nunca olvidar desde donde viene.