¿Una crisis terminal?

El Calcio italiano pasó en pocos años de ser el "fútbol más rico del mundo" al estado de emergencia actual, que ya costó la desaparición de un club tradicional y prestigioso como la Fiorentina y la postergación del comienzo del campeonato. ¿Cómo ocurrió? ¿Cuáles son las razones de una crisis tan profunda?

CARAS LARGAS: El presidente de la Liga Profesional, Adriano Galliani, por estos días anda de reunión en reunión para solucionar las crisis del calcio. (Reuters)
ROMA -- La noticia estalló en los medios internacionales como una bomba: por la crisis económica que pone en jaque a los clubes italianos, el comienzo de los Campeonatos de Primera y Segunda división se postergó 15 días, y en realidad no hay ninguna garantía que no tenga que sufrir un ulterior atraso.

La Lega Calcio italiana, la institución que reúne a las sociedades del fútbol profesional italiano (Series A, B, C1 y C2) desde el punto de vista comercial - y que no hay que confundir con la Federación, que por su parte administra el aspecto deportivo del asunto - se vio obligada a tomar esta decisión por el estancamiento al que llegaron las negociaciones por la venta de los derechos televisivos, tanto con la TV abierta (o "en claro", como se le dice en Italia) como con la pay per view (o "codificada", en itálico puro).

Ambos sectores de la pequeña pantalla pretenden aplicar una sustancial reducción de las cantidades pagadas hasta ahora, algo inaceptable por las instituciones futbolísticas, terriblemente endeudadas y que ya gastaron a cuenta las ganancias televisivas.

Para peor, ambas negociaciones se entorpecen recíprocamente, porque mientras las codificadas, que les venden a sus clientes evento por evento o un "paquete" total, presionan para un mayor fraccionamiento de cada fecha - piden por lo menos dos anticipos al sábado, un partido nocturno el domingo y otro el lunes - la televisión abierta, específicamente la RAI, la televisión de Estado italiana, necesita poder ofrecer en sus programas del domingo la mayor cantidad posible de imágenes exclusivas, para justificar el gasto realizado adquiriendo los derechos.

La Lega no dudó en recurrir al Gobierno para pedir auxilio, provocando así las airadas reacciones de cuantos ven en el Calcio el peor ejemplo de mala administración y consideran a los presidentes de los clubes unos "ricos tontos", unos incapaces que antes gastan lo que no tienen y luego corren a llorarle al resto de la sociedad.

Con el agravante, en este caso específico, de que el Jefe del Gobierno italiano es nada menos que Silvio Berlusconi, al mismo tiempo presidente de uno de los equipos más importantes de Italia, el Milan.

UN ESPIRAL PERVERSO
Algo de razón, sin dudas, tienen los que critican a los conductores y administradores del fútbol italiano. En efecto, en los últimos años, se vivió una verdadera "espiral perversa" que multiplicó sin límites los gastos para la adquisición de jugadores y los salarios de los mismos. Para tener una idea más clara, la suma de los salarios de los jugadores de Seria A pasó, en apenas 4 años, de los 417 a los 868 millones de euro (casi la misma cantidad en dólares, al cambio actual). Una locura que no vio ninguna correspondencia en el nivel de juego, que por el contrario pareció bajar con la misma velocidad con la que subían los sueldos.

Para peor, el fútbol italiano es el menos competitivo en cuanto a "costo neto del trabajo": mientras en España e Inglaterra, por ejemplo, la imposición sobre los salarios llega al 40 por ciento, en Italia los clubes tributan un adicional del 100 por ciento al Estado. En otras palabras, pagarle 10 millones de euro por año a un campeón como Zidane le cuesta al Real Madrid 14 millones en total, pero le costaba 20 a la Juventus.

Este es uno de los reclamos que la Lega le dirige al Gobierno, que de cualquier manera tiene que avanzar sobre el "costo del trabajo" italiano porque, en general, Italia es el país menos competitivo, en este aspecto, de la Unión Europea. Pero es difícil analizar este tipo de medida para favorecer a un sector de "millonarios", cuando otros sectores mucho más importantes de la economía nacional sufren en silencio la misma situación, y menos puede hacerlo Berlusconi, quien sería inmediatamente acusado de ser "juez y parte" en el conflicto.

Por otra parte, como dicen los jugadores, nadie les apuntó con un revolver a la sien a los presidentes que firmaron contratos tan fabulosos. Los ingresos por la venta de entradas están en un nivel inmejorable (Milan, Inter y Roma superan holgadamente los 40 mil abonos, Juve y Lazio los 30 mil), así que la única posibilidad de incrementar los ingresos era la televisión. Cuando se crearon las plataformas satelitales codificadas, las previsiones fueron muy equivocadas, con un evidente exceso de optimismo, pero hace más de un año que los gestores televisivos están avisando que los actuales niveles económicos eran insostenibles.

En realidad, el mercado de pases de este verano fue mucho más prudente que los anteriores, y no se registraron grandes operaciones como en las temporadas pasadas. Pero fue como "cerrar el establo cuando los bueyes ya se habían escapado": demasiado tarde.

La Fiorentina pagó los errores de su presidente, Vittorio Cecchi Gori, y desapareció como sociedad, aunque se haya fundado una nueva entidad que deberá comenzar militando en la Serie C2. La Lazio, por su parte, vio como la Federación italiana y la Internacional bloquearan sus adquisiciones, por la falta de pago de operaciones anteriores (Stam, Mendieta, Castromán) y el estado de "rojo profundo" en el que versan sus cuentas. Y nadie puede borrar ahora, y por lo menos por otros dos o tres años, los contratos plurimillonarios firmados a su tiempo. Algunos jugadores, demostrando más responsabilidad que sus dirigentes, aceptaron reducir sus salarios, pero no serán esos pequeños aportes lo que puedan solucionar el problema.

En este sentido, existe en el fútbol italiano otra aberración, relativa justamente a los salarios: la suma de lo pagado por los 5 equipos más importantes (Juventus, Milan, Inter, Roma y Lazio) triplica el total de los otros 13 equipos de la primera división. Lo cual, evidentemente, tiene un efecto importante también sobre la regularidad deportiva del torneo, más allá de que, milagrosamente, aparezcan "Cenicientas" como el Chievo para demostrar que se puede ganar aún sin gastar tanto dinero.

LAS RAZONES DE LAS PARTES
La RAI, televisión del Estado Italiano, denuncia que en los años anteriores la conducción de la empresa fue imprudente y poco profesional, y pagó por el fútbol mucho más de lo razonable. Por su parte, la Lega contesta que la RAI cobrará este año el mismo impuesto - el canon televisivo, un impuesto a los dueños de aparatos televisivos que existe sólo en Italia y que se destina integralmente a la RAI - que en los años anteriores, así como no se calculan reducciones en los ingresos publicitarios. Por lo tanto, no hay razones reales para pagar menos un producto como el fútbol. Para la crónica, el año anterior la Lega cobró, de la RAI, 88 millones de euro, mientras que la oferta para este año es de apenas 55 millones.

Con respecto a los "codificados", hay que decir que ambas sociedades del sector (Stream y Tele+) perdieron mucho dinero en la temporada anterior, pero también por su propia culpa, ya que no supieron luchar contra la "piratería" satelital, es decir contra la proliferación de sistemas para fraguar la codificación y recibir la programación sin pagar un centavo.

De cualquier manera, el conflicto, en este caso, es con apenas ocho clubes (Atalanta, Brescia, Chievo, Como, Empoli, Modena, Perugia y Piacenza), ya que los otros tienen sus contratos vigentes. Sin embargo, la Lega está negociando para el conjunto, y el campeonato no arrancará si esos clubes no firman nuevos contratos. También aquí vale la pena de ver algunos números: los ocho clubes en conflicto piden 10 millones de euro por año, mientras que los operadores ofrecen 5 cada uno. La diferencia es de 40 millones en total.

Vale la pena recordar que la Juventus recibirá este año 54 millones, 49 Milan e Inter, 37 la Roma y 32 la Lazio. Como se ve, también en este sector hay enormes diferencias entre los clubes "ricos" y los demás, diferencias que se ampliaron cuando, dos años atrás, se le permitió a cada uno negociar por su cuenta, en lugar de encarar una negociación conjunta, como en el caso de los derechos "en claro" con la RAI o como se hace en todos los demás países futbolísticamente importantes. Un dato más: los 10 millones que piden los clubes en conflicto son la mitad del costo anual del contracto de Totti, o Recoba, o Batistuta, por ejemplo.

¿Qué pasará?
La postergación de dos semanas en el comienzo del Campeonato, que en realidad es tan sólo de una fecha, ya que el 7 de setiembre juega la Selección italiana y el torneo se iba a suspender, no es tan grave como podría parecer, y es muy probable que, entre tanto, se llegue a una solución.

Con respecto a la RAI, las diferencias se achicarán sensiblemente en los próximos días, gracias también a la intervención oculta de Berlusconi, quien como presidente del Milan fue uno de los mayores responsables de que la "espiral perversa" se haya creado.

Con respecto a la televisión codificada, los ocho clubes están preparando una plataforma propia, que en futuro podría transformarse en un sistema satelital propio de los clubes de fútbol, un arma fundamental para proteger los ingresos de las entidades. En este sentido, es probable que también se llegue a un acuerdo, ya que los operadores existentes no pueden permitirse que aparezca otro competidor en un negocio ya deficitario. Entonces, ¿todo quedará en la nada? No, no creemos que sea así. Por lo pronto, el problema se ha puesto de manifiesto, y éste es un dato fundamental. Seguramente, uno de los resultados será que se avanzará sobre la reducción de los contractos, y que en futuro no se firman más aberraciones como las existentes hoy por hoy.

Luego del festín, los presidentes deberán aprender a administrar con mejor criterio los recursos, y se beneficiarán aquellos que más entienden de fútbol, mientras que los "ricos tontos", especializados en comprar a caro precio jugadores del montón, deberán afinar su intuición o rodearse de consejeros capaces.

Paradójicamente, esto podría redondear en una mejor producción futbolística del movimiento italiano. Como decíamos, en los últimos cuatro años la suma de los salarios de jugadores se duplicó, y es llamativo notar que en el mismo período no se ganó, en campo internacional, absolutamente nada. Quizá que, con la cordura, vuelvan también los resultados.

VITO DE PALMA es italiano pero ha desarrollado gran parte de su carrera periodística en la Argentina, donde trabajó, entre otros lugares, en el diario Clarín. Actualmente es corresponsal en Italia de SportsCenter Latino y de ESPNdeportes.com.

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