El partido entre juventinos y laciales es, sin duda, importante: frente a frente, están el segundo clasificado (Lazio) contra el cuarto (Juventus), separados por dos puntos. Por tanto, el liderato, aunque no se espera el pinchazo del Milán, está en liza.

Antes de iniciarse el campeonato, los pronósticos habría estado netamente en favor del equipo turinés, ahora no lo están tanto. Y es que el buen juego y sorprendente trayecto del Lazio, que cedió la pasada semana el liderato, deja abierto los pronósticos.

En contra del equipo que entrena Roberto Mancini tiene haber jugado el jueves en la Copa de la UEFA y ante un campo muy pesado por la lluvia. El Juventus cuenta ya con su goleador francés David Trezeguet a pleno rendimiento, una vez superada su lesión, y ello da un mayor peso a un ataque juventino que precisa de su oportunismo y brillantez.

En Como, bella localidad a una cuarenta de kilómetros de Milán, se vivirá el duelo entre los polos opuestos de la clasificación; es decir, el equipo local colista, que aún no ha estrenado su casillero de victorias, y el visitante líder que es el que más triunfos lleva (9). Nada menos que 24 puntos de distancia entre ellos.

Así, todo hace presagiar un triunfo, incluso, fácil del Milán. Ello pese a que el equipo turinés puede llegar cansado por su largo doble desplazamiento a Dortmund (Liga de Campeones de Europa) y Qatar (amistoso).

El Inter de Milán, tercer clasificado, a dos puntos de su vecino milanista, tiene en casa un derbi lombardo con el Atalanta. El equipo interista que entrena el argentino Héctor Raúl Cúper no podrá contar con los lesionados Christian Vieri y Luigi Di Biagio, pero es infinitamente superior a un rival en plena zona de retroceso.

El "turbado" Roma del técnico Fabio Capello, inmerso en mil problemas tanto en el campeonato italiano (undécimo, a 12 puntos del liderato) como en la Liga de Campeones (sin puntos en los dos encuentros de la segunda fase), tiene la ocasión de resarcirse ante su afición ya que recibe al antepenúltimo Reggina. Lo que no sea un triunfo del Roma haría estallar la olla de un club que ya cuece a alta temperatura.