El equipo de Antonio Oliveira, que vuelve a un Mundial después de tres lustros, debe confirmar las enormes expectativas que provoca su generación de oro, aquél grupo de jugadores que fueron campeones mundiales sub'20 y, ahora, deslumbran en los principales clubes del mundo.

Con Luis Figo, Rui Costa, Joao Pinto y Pauleta, Portugal no debería tener problemas para ganar sus tres partidos de la primera fase.

Si acaso, Polonia, que tiene a un goleador nigeriano nacionalizado, Emmanuel Olisadebe, como principal jugador, podría crearle algún problema.

Estados Unidos sin sentirlo, es un "clásico" de las fases finales, a las que ha acudido en siete ocasiones, las cuatro últimas de forma consecutiva.

El conjunto estadounidense que dirige Bruce Arena comenzó de forma arrolladora el hexagonal final de la CONCACAF, en el que sumó 13 de los primeros 15 puntos, pero tuvo un bajón final que a punto estuvo de costarle la clasificación, tras perder con México, Honduras y Costa Rica de forma consecutiva.

Arena ha tratado de compaginar la "vieja guardia", superviviente del Mundial de Francia, como Jeff Agoos, con los nuevos valores que se foguearon en los Juegos Olímpicos de Sydney, competición en la que alcanzaron las semifinales, donde fueron eliminados por España.

Corea del Sur aporta poco más que su condición de anfitriona y la experiencia de su entrenador, el ex técnico del Valencia y del Real Madrid Guus Hiddink.

No lo tendrá fácil Hiddink para lograr que Corea obtenga una plaza en los octavos de final. No obstante, juega en casa, en un Mundial hecho a su medida.

Portugal, además, deberá recordar que una selección coreana, aunque en ese caso fue Corea del Norte, le complicó más de lo previsto el pase a la semifinal de su mejor generación, la que capitaneó Eusebio, que en Inglaterra'66 llegó a ir perdiendo por 0-3 un partido que finalmente remontó (5-3).