Es un regreso tremendo, mejor de lo esperado por la mayoría. Y ella no se conforma con estar en semifinales. Maria Sharapova, en su primer torneo oficial en 15 meses, tras cumplir la suspensión por doping, busca avanzar a la final en la arcilla de Stuttgart y para eso debe superar a Kristina Mladenovic.
Sin puntos en el ranking de la WTA, ya que no participó en el último año calendario, la ex-Nº1 del mundo quiere llegar a su final Nº59 y la primera desde mayo de 2015, cuando festejó en Roma. Sin dudas, luego de mostrar un muy bien nivel y ganar sus tres partidos en dos sets busca otro desafío mayor.
Inactiva desde el Abierto de Australia 2016, cuando dio positivo en un control por argumentar que no sabía que estaba prohibido el fármaco Meldonium, la siberiana sigue ilusionando a sus millones de fans. Dejó afuera a dos ex-Top 10, como Roberta Vinci y Ekaterina Makarova, a la vez que evitó cruzarse con dos que hoy están en la elite y perdieron rápido, tales los casos de Agnieszka Radwanska y Garbiñe Muguruza.
Y en esta semifinal no se enfrenta con la potencial enemiga en esa mitad superior de la llave, la alemana Angelique Kerber. La defensora del título y Nº2 del mundo cedió en segunda ronda ante Mladenovic (19ª), quien ahora le toma otro examen a Sharapova, en un duelo entre dos fuertes pegadoras.
Por eso, la siberiana tuvo el camino más aliviado de lo esperado, pero así y todo se abrió paso con autoridad. Sharapova, dueña de cinco títulos de Grand Slam, se coronó campeona en Stuttgart en 2012, 2013 y 2014 y ahora quiere meterse en otra final, como en sus mejores días.
El otro duelo de semifinales tiene cara a cara, en segundo turno, a la rumana Simona Halep, Nº5 del mundo, y la alemana Laura Siegemund (49ª), quien viene de eliminar a la checa Karolina Pliskova (3ª). Se viene otra jornada muy atractiva, con Sharapova en el centro de las miradas.