BUENOS AIRES -- El campeonato italiano de fútbol, el Calcio, ingresó en la recta final: con la fecha 32 completada, quedan apenas seis jornadas para contestar las muchas preguntas que aún están sin respuesta.
No hay dudas respecto al título, si bien Roma metió dos triunfos, en el suspendido de la fecha 22 ante Parma y luego en Cagliari, y redujo a 8 unidades la desventaja. Porque el partido de Juventus ante Livorno demostró claramente que quizás la Vecchia pueda perder el enfrentamiento directo ante Roma misma (algo que obviamente no está para nada seguro), pero es impensable que se le "caigan" otros seis puntos con los 5 rivales que le depara su fixture, que incluye Udinese afuera, Bologna en el Juventus Stadium, Sassuolo de visita, Atalanta en casa, Roma en la Capital y cierre doméstico ante Cagliari. Sin olvidar que Roma debería contemporáneamente ganar los seis que le quedan.
Tampoco el podio parece destinado a cambiar: Roma tiene 12 de ventaja sobre Nápoli, que a su vez cuenta con 9 unidades respecto al cuarto, Fiorentina. En cambio, de ahí para abajo se pone interesante, porque las distancias son accesibles, nadie está jugando muy por arriba del resto; por el contrario, algunos se vienen quedando y hay enfrentamientos directos muy atractivos en estas últimas fechas.
Ni que hablar de la lucha para salvarse del descenso: Catania, colero con 20 puntos, parece irremediablemente condenado luego de caer como local ante Torino y desperdiciando un gol de ventaja, al punto de que el nuevo despido de Maran parece un gesto de bronca del fogoso presidente Pulvirenti aún antes que un manotazo de ahogado. Llega Maurizio Pellegrino, un técnico del ascenso (subió a Catania de la C1 a la B en 2002 en pareja con Francesco "Ciccio" Graziani), lo cual indica que Pulvirenti se prepara para el año que viene.
Pero por el resto hay cuatro equipos en tres puntos, Bologna y Chievo (27 ambos) por el momento a salvo, condenados Livorno con 25 y Sassuolo con 24: considerando que faltan jugarse los enfrentamientos directos Livorno vs. Chievo y luego Chievo vs. Sassuolo, está claro que cualquiera podría descender, hasta ese Cagliari que tiene 32 y que también decidió cambiar de entrenador, echándolo a Diego López y llamando de vuelta a su ex ayudante Ivo Pulga.
Sigue habiendo momentos individuales brillantes, como el triplete de Destro, un jovencito que quiere a toda costa ir al Mundial (qué locura su golpe a Astori, por encima son muy amigos de la Azzurra Sub 21), pero pelea esa plaza con varios, como Immobile, a quien un bonito tanto le permitió atraparlo a Tévez en el tope de la tabla de goleadores, ambos con 18, y hasta con Luca Toni, que anotó su tanto número 16 con la camiseta de Verona y realmente está haciendo todo lo posible para lograr el milagro.
Otro que está en un nivel superlativo es Cuadrado, quien se puso el equipo al hombro ante la ausencia de delanteros de Fiorentina y realmente la rompió, con un gol, un penal ganado y un bombazo que casi parte el travesaño. Él es la única buena noticia que le llega a Colombia desde el Calcio, puesto que siguen complicadas las situaciones de los demás, comenzando por Yepes y Zapata, pasando por Muriel y terminando en Zúñiga, aún sin vuelta a la vista y que no juega desde noviembre. Ibarbo está bien, pero ya vimos lo mal que anda su equipo.
En un nivel bastante pobre vimos también a Higuaín, quien parece estar, por primera vez, incómodo en su nuevo equipo, víctima con un problema táctico que afecta negativamente también a Hamsik. Sin embargo, es probable que también le pese, como a la mayoría de sus compañeros, esa situación "sin nada que ganar o perder" que vivirá hasta la final de Copa Italia, un trofeo que Nápoli y Fiorentina deben absolutamente tratar de conseguir para darle un sentido a su temporada.
En el partido Parma Nápoli estuvo lindo el duelo entre los zagueros argentinos Fede Fernández y Gabriel Paletta. Muy parejo, quizás el celeste haya jugado apenas algo mejor pero el que se nacionalizó italiano ganó el partido y no le dejó nada a Higuaín, que no es poco. Decisivo fue el golazo de Parolo, uno que no pierde las esperanzas de ir al Mundial y que, en mi opinión, pelea un puesto con Andrea Poli.
Una vez más en esta temporada, los dos equipos de Milán no pudieron ganar al mismo tiempo, algo que sólo ocurrió en dos de las 32 jornadas disputadas. En este caso Milan, que visitaba a Genoa, hizo los deberes y, si bien con muchos sobresaltos y una pizca de suerte, ganó merecidamente: hizo dos buenos goles, con el primero de Honda en rossonero, sufrió uno evitable y por momentos fue desbordado por el local, pero aguantó bien, con humildad, mostrando la justa actitud.
Inter otra vez echó a perder un triunfo que parecía conseguido, desperdiciando el primer doblete con la camiseta nerazzurra de Mauro Icardi, el segundo, un golazo. Embarazoso el error de Rolando en ocasión del segundo gol de Bologna, para no hablar de la reactividad de Handanovic en ocasión del primero, de Cristaldo.
Las cámaras pescaron una declaración de Walter Mazzari durante el partido, quien se preguntaba si sus jugadores erraban a propósito. Simplemente ese equipo parece quebrado, entre los que no saben si se quedarán y los otros, los que seguramente se irán, un síndrome que podría estar afectando al propio entrenador. Mazzarri quizás debería apuntarles decididamente a los jóvenes, dejando afuera a los veteranos: el penal errado por un "héroe del triplete" como Milito podría ser una clara indicación del destino.
Lo lindo es que ahora Milan quedó a 5 puntos de Inter y aún falta la revancha del clásico ciudadano: sería realmente clamoroso que el rossonero, con todos los problemas que tuvo en la temporada, lograra remontar y terminar delante de los primos nerazzurri.
Ojo, cualquiera de las dos cosas podría costarle la continuidad a un entrenador: si Milan no clasifica para la Europa League difícilmente Seedorf será confirmado, pero lo mismo podría decirse de Mazzarri, si Inter perdiera en el final esa posición "europea" que mantuvo a lo largo de todo el torneo.
En suma, como decían los latinos, "in medio stat virtus", la virtud está en el medio, en este caso en la zona central de la tabla. Porque la dificultad de una liga no se mide tanto por los equipos de arriba cuanto por el nivel de su "clase media": desde ese costado el Calcio sigue siendo, sin dudas, "el torneo más difícil del mundo".