Una carrera para recordar

El Gran Premio de Brasil, tercera fecha del Campeonato Mundial, fue la 700° carrera de la historia de la categoría, pero será recordada por las emociones que desplegó en Interlagos

SUPER FELIZ: El finlandés Raikkonen se adjudicó el Gran Premio de Brasil. (AP)
SAO PAULO -- Había que adornar el rótulo, reluciente, que destacaba al Gran Premio de Brasil como la 700° carrera de la historia de Fórmula Uno. La función en el humilde barrio de Interlagos, en el sur de San Pablo, una ciudad de 17 millones de habitantes en la que todo queda tan lejos que el cielo parece a un paso, debía estar acorde con la ocasión. Y vaya si lo estuvo. La tercera fecha del 54° Campeonato Mundial fue una de las carreras más emocionantes de los últimos tiempos.

Como si la prohibición de cambiar neumáticos, motor y cargar combustible entre la clasificación y la carrera no hubiese mezclado suficientemente las cartas de la Fórmula Uno este año, apareció la lluvia. Hubo chaparrones a la mañana, un par de horas antes de la carrera, y otro aguacero cuando los autos estaban acomodándose en la grilla. Eso desbarató todas las estrategias.

Entre las decisiones de apuro, algunos prefirieron perder su lugar en la grilla pero proveerse de más nafta en los boxes (Heinz-Harald Frentzen, quien no paró en carrera, fue uno de ellos), otros se apuraron a realizar una detención bien temprano -el auto de seguridad guió el pelotón durante las primeras siete vueltas- para luego permanecer más tiempo en pista. La mayoría se mantuvo en la fila.

Cuesta saber qué plan habría funcionado mejor, qué estrategia de paradas en boxes habría resultado en victoria. La llovizna entrecortada, las dificultades de drenaje que hay en algunas partes -la Curva del Sol y la Subida de Boxes- del circuito José Carlos Pace y la incomodidad de calzar neumáticos intermedios (los únicos que habían traído los proveedores a Brasil, amparándose en una modificación reglamentaria realizada para este año) para cruzar algunas lagunas estropearon los planes pero condimentaron el espectáculo.

CUALQUIERA PUEDE GANAR
Si el sueño de la competitividad perdida imponía cambios que igualaran a pobres y ricos, la carrera en Sudamérica viene a concretar la fantasía requerida. Se contaron cuatro punteros diferentes, más de una docena de sobrepasos entre el sexteto de adelante, despistes, roces y cuatro intervenciones del auto de seguridad.

Pudo haber ganado Rubens Barrichello. Cómo no. Pese a que el privilegio de la pole position se le escapó en la partida, luego de que el auto de seguridad liberara la competencia, el brasileño supo recuperarse a un mal arranque, con la Ferrari F2002 fuera de ritmo, mejoró cuando la pista empezó a secarse y manejó con solidez y eficacia hasta que el coche rojo se paró cuando marchaba en punta, luego de transitar la Bajada del Lago.

Pudo haber vencido David Coulthard. Sí. Merodeó la punta durante buena parte del recorrido, su McLaren se comportó a la altura de las exigencias pese a los cambios en el piso, pero poco después de cumplir con su segunda y última parada, cuando esperaba que los demás se detuvieran para recuperar el liderazgo, la carrera se dio por concluida por los graves accidentes de Mark Webber y Fernando Alonso.

Pudo haber sido la primera victoria de Giancarlo Fisichella en 110 competencias mundialistas. Tal vez. Había pasado a Coulthard y le sacaba diferencia. Cuando la bandera roja flameó tras el fuerte golpe del español Alonso a un neumático del Jaguar desarmado de Webber y luego a las gomas de protección, el italiano Fisichella estaba cómodo adelante. Pero no había sido así en el giro anterior (pasó atrás de Räikkönen), el que se tomó como válido para la clasificación.

Pudo ganar Kimi Räikkönen. Ratificación temprana de su talento natural y frialdad de veterano, el finlandés de 23 años que venía de conseguir en Malasia la primera victoria de su campaña hilvanó la segunda y se afirma en el campeonato. Como para darles la razón a quienes desde su aparición en Sauber, en 2001, lo señalan como el heredero de Michael Schumacher.

CUALQUIERA PUEDE CHOCAR
Si pocos esperaban semejante muestra de poderío de Schumacher y Ferrari el año pasado, nadie creía que el alemán iba a empezar tan mal esta temporada. Después de 24 carreras seguidas sumando puntos, un récord, el quíntuple campeón perdió en el juego que juega mejor que el resto: manejar en la lluvia. Su F2002 se le escapó de las manos en la Curva del Sol, a unos 210 km/h, y se estrelló contra la barrera de neumáticos.

A la sombra en la Curva del Sol quedaron otros cuatro coches en pocos minutos. Entre ellos, uno que había llegado primero, el aún indócil Williams del colombiano Juan Pablo Montoya.

En unos días comenzará otra temporada, la europea, con el Gran Premio de San Marino. Y Schumacher quiere, por fin, meterse en un campeonato del que parece ausente. Igual que Ferrari, sin victorias después de haber cosechado 15 de 17 en 2002. El Cavallino también interrumpió su seguidilla: 55 carreras consecutivas en las que al menos un coche rojo sumaba puntos. Los que buscaban más que un número para recordar este Gran Premio de Brasil (31° con puntos y 21° en San Pablo) encontraron la mejor carrera de los últimos años.

MARTÍN URRUTY es periodista especializado en automovilismo desde 1993. Trabajó en el diario Clarín y en Radio Rivadavia y fue co-autor del libro "Formula 1 -50 años- La eterna pasión". Actualmente es redactor del diario deportivo Olé, y además es de columnista del SportsCenter Latino de ESPN, de ESPN Radio en Rivadavia y de ESPNdeportes.com.

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domingo, 06 de abril