El futuro de los españoles está puesto en el partido que el domingo disputará ante Polonia (00:40 hora española).

España tuvo que disputar veintitrés sets antes de reencontrarse con su juego y reconciliarse consigo misma. Y lo hizo ante uno de los candidatos al título mundial, un equipo ruso que acudió a estrenó en este torneo la corona de campeón de la Liga Mundial 2002.

La reacción de los internacionales españoles fue encomiable. Al borde de la eliminación, tras la dolorosa derrota ante Portugal; el equipo español consiguió reponerse en menos de veinticuatro horas.

Los jugadores que entrena Paco Hervás dieron una soberana lección de lucha y pundonor, además lo hicieron de la mejor manera posible: con un juego contundente. Todos los hombres cumplieron su misión a la perfección. Y, a todo ello, se unió la inmensa alegría de ver de nuevo al gran Pascual.

Tras este triunfo, será el equipo español quien se imponga sus límites. Ante Rusia ha demostrado que el cielo está al alcance de sus manos.

Desde el primer punto del partido (un fallo en el servicio de Pavel Abramov) el semblante de los españoles presagiaba un sustancial cambio de actitud. Las ventajas eran ínfimas (6-5, 9-8, 12-11). Se incrementaron, aunque mínimamente (14-11, 16-13, 18-15).

El sexteto español supo mantener la calma en los momentos decisivos, cuando se vio obligado a luchar con tres adversarios a la vez: los rusos y los dos colegiados. Pero nada consiguió impedirles el paso hacia el triunfo (25-23).

En la segunda manga, Guennadi Chipouline, técnico ruso, buscó en la veteranía de Ruslan Olikhver (33 años) un punto de apoyo, y buscó el dominio en la red dando entrada a todas sus 'torres'. España no se inmutó y siguió su camino (13-10, 18-15, 20-17). Los rusos, que pasaron su particular suplicio con el saque, lograron recomponerse (22-22).

De nuevo, el set entraba en su fase más crítica. Y, de nuevo, el árbitro yugoslavo Dejan Jovanovic, convertido ya en la 'bestia negra' de España, y acompañado por el holandés Peter Groenewegen, se encargaron de aplacar su euforia, con dos controvertidas decisiones. Rusia no lo desperdició (22-25).

Pese a todo, España nunca llegó a hundirse. Su juego mantuvo un ritmo equilibrado que le llevó a ganar el tercer parcial por un ajustado 28-26, y marcado por la brillantez del gallego Kike de la Fuente en ataque.

Los rusos, enrabietados, se hicieron con el cuarto parcial (16-25) con enorme comodidad.

Una vez más, España puso su fortuna en manos de la 'muerte súbita' y no le fue favorable, pero todavía podría llegar a meterse en los cuartos de final del Mundial 2002.

SÍNTESIS DEL PARTIDO

ESPAÑA (2): Pascual, Prenafeta, Moltó, De la Fuente, Salvador, Saucedo -equipo inicial-, Valido (líbero), Falasca, Carreño, Suela y Flores.
RUSIA (3): Iakolev, Khamouttskikh, Koulechov, Tetioukhine, Egortchev, Abramov -equipo inicial, Mitkov (líbero), Guerassimov, Olikhver, Ushakov y Khtei.