BUENOS AIRES -- El gol se hace rogar...Cuesta. A River le falta su referencia de área. Se notó y mucho en el primer tiempo contra Rosario Central. Quiso entrarle al rival, pero tuvo que ir por los costados. Los centros son inútiles si no hay quien los reciba. Y, además, los dos "de adelante" -aunque en realidad es uno y otro detrás-, son más bien de contextura chica.
Giovanni Simeone está verde. Tiene voluntad, la busca, es atrevido, pero le falta. Tiene menos de 180 minutos en Primera. Manuel Lanzini sigue en la línea de crecimiento con la que terminó el semestre. La pide, se muestra, se hace cargo de la pelota. Pero necesita jugar 15 metros más adelante, para llegar con chances y no tener que lucharla con cinco o seis marcadores antes de alcanzar la zona de riesgo.
Dicho eso, no es justo endigarles sólo a ellos la falta de potencia ofensiva de River. Ramón Díaz sabe que necesitan ayuda y por eso plantó un mediocampo más de ataque, con Carlos Carbonero, Jonathan Fabbro y Osmar Ferreyra. Con Leonardo Ponzio cuidándoles las espaldas y Leonel Vangioni para lanzarse desde el lateral. En la teoría, todos estos nombres deberían tapar un poco la usencia de un centrodelantero. Pero no...
Con Carlos Luna vestido de rival, a franjas auriazules, y Teo Gutiérrez enfundado en un camperón negro, del otro lado de la línea de cal -más el reclamo de Cruz Azul en el medio-, la sensación es que los goles están en otro lado.
En un primer tiempo que dio sueño, en lugar de invitar a soñar, River no generó ninguna situación que merezca ser llamada de peligro. Aunque tampoco Central, vale decir. Apenas un disparo muy abierto de Diego Lagos. Luna estuvo eclipsado.
Carbonero fue una opción de salida por la derecha y dio buenas señales de ya estar ensamblado al equipo, pero no lo aprovecharon. En el segundo tiempo, en cambio, cometió dos errores casi preocupantes. Primero, se le escapó una pelota al lateral sin ser presionado, ni marcado, ni estar en velocidad. Sencillamente se le fue. Y luego, una reacción inentendible: River defendía una pelota cerca su área y en lugar de despejar para adelante o un costado, la devolvió para atrás. Ledesma subsanó el error.
El Malevo Ferreyra estuvo mejor que contra Gimnasia, pero no tuvo el peso que alguna vez supo tener (como en San Lorenzo). Leonel Vangioni, por momentos, quedó obstruido por Ferreyra, y cuando llegó al fondo tampoco fue un últil asistente.
El debut de Jonathan Fabbro fue decididamente lo más decepcionante. En el primer tiempo se lo vio tieso -nervioso quizás-, se sacaba la pelota de encima, algo inadmisible para un supuesto conductor, y sistemáticamente daba el pase atrás. En el segundo tiempo logró soltarse un poco, mostrar alguna pincelada de esa pegada tan mentada y de su precisión. Pero duró tan poco...Le dio una patada voladora en la cara al ex-Boca Pol Fernádez y el árbitro Silvio Trucco le mostró una más que justificada tarjeta roja a los 38'. Si después del flojo comienzo ya se habían generado murmullos en el Monumental cada vez que la tocaba, con la expulsión va a necesitar muchos méritos para ganarse al hincha millonario.
El partido era un perfecto 0-0. Ninguno de los dos realmente hizo demasiado para merecer más. A River la localía lo obligó a buscar protagonismo, aunque eso no se tradujo en trabajo para Mauricio Caranta. Y Central lo tuvo a Lagos y al veterano Hernán Encima para molestar un poco, pero ya en el complemento, al equipo de Miguel Russo cada vez le conformó más el punto.
¿Y el gol? Sí, increíblemente llegó. Iban 77 minutos de sequía cuando Leo Ponzio se cansó, le dio al arco de media distancia y generó un córner. En ese tiro de esquina desde la derecha, el centro fue alcanzado por Federico Andrada (ingresó por Ferreyra), que entró por el segundo palo. Debut en la red grande, para el goleador de las inferiores millonarias.
Eso fue todo, por eso River ganó y Central perdió. El empate hubiera estado correcto, es claro.
Ramón Díaz acertó con sus cambios, para salir a buscarlo (con Andrada por Ferreyra y Ledesma por Mercado) y cuidar la apretada ventaja después (Pezzella por Simeone). Pero queda más que claro el arduo trabajo que tiene por delante.
Rodrigo Mora está por volver, pero lo suyo no es necesariamente el gol. Teo...lo de Teo es una incógnita. Hoy por hoy es del Cruz Azul. No parece haber plan B. O más bien, el plan B son los pibles y el Pelado tendrá que sacar a relucir dotes de docente y enseñarle a los chicos lo que él mejor supo hacer si quiere y River protagonista y ganador.