En el 2021, el dominicano David Ortiz debería estar recibiendo una llamada que coronaría una trayectoria brillante como pocas dentro y fuera de los terrenos de béisbol.

Ese año, el Big Papi deberá convertirse en miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, donde ya están sus compatriotas Juan Marichal y Pedro Martínez.

Ortiz anunció en el día de su cumpleaños 40 su retiro para cuando concluya la próxima temporada, dejando tras de sí un legado de entrega diaria al juego y de liderazgo que lo convirtió en una de las figuras más visibles no sólo entre los peloteros latinos, sino de todo el béisbol.

"Bueno, en mi caso, yo estoy jugando todavía y voy a seguir acumulando números para ver si cuando llegue mi hora ustedes los periodistas se apiadan de mí y me ponen ahí".

Así me respondió hace unos meses, durante una visita de los Medias Rojas de Boston a Miami en una serie de interligas ante los Marlins, a la pregunta de si se veía ingresando un día en Cooperstown.

Uno de los mejores bateadores designados de la historia, Ortiz es un profesional de la cabeza a los pies, de esos que se toma en serio la rivalidad entre su equipo y los Yankees de Nueva York, al estilo de la vieja escuela.

Pero al mismo tiempo es capaz de masacrar con su bate a los Azulejos de Toronto, aunque ello beneficie a sus archienemigos Yankees en la tabla de posiciones.

Por eso en Nueva York se le odia con respeto, un sentimiento contradictorio que sólo los grandes consiguen despertar entre sus contrarios.

Eso habla por sí solo de la profesionalidad de este hombre, polémico, sin pelos en la lengua, que no se aguanta para criticar a la gerencia de los propios Medias Rojas, porque tiene un aval de prestigio único para hacerlo.

Aval que le da su trabajo a prueba de balas y la devoción incondicional de una de las fanaticadas más exigentes y fieles del planeta, que reconoce en él al líder indiscutible de la franquicia.

Y más que de la franquicia, el Big Papi supo convertirse en el líder de una ciudad entera, cuando Boston sufrió los embates del terrorismo durante la maratón del 2013.

"Esta camisa que vestimos hoy no dice "Medias Rojas", dice Boston. Esta es nuestra jodida ciudad y nadie va a condicionar nuestra libertad, sigamos unidos".

Ortiz encarna el sueño americano de quienes llegamos a esta tierra de oportunidades y lo hacemos realidad a fuerza de trabajo, independiente de la profesión u oficio que desempeñemos.

Por eso, quienes amamos el béisbol, más allá de las pasiones por tal o más cual equipo, agradecemos cuando alguien como él se entrega al juego con la pasión de un jovencito, sin acomodarse en la veteranía y los contratos millonarios.

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Cuando Manny Ramírez llegó a 500 jonrones en su carrera, su compatriota David Ortiz buscó una calculadora y comenzó a sacar cuentas para ver si él sería capaz de alcanzar alguna vez esa emblemática cifra.

Eso fue en el 31 de mayo del 2008, durante los últimos meses que pasó Ramírez con los Medias Rojas de Boston antes de ser canjeado esa misma temporada a Dodgers de Los Angeles.

Entonces, el Big Papi rondaba los 280 cuadrangulares y los 500 parecían una meta muy lejana para un pelotero que ya había cumplido los 32 años.

Pero siete campañas después, Ortiz todavía sigue dando palos con una consistencia admirable y hoy es el quinto pelotero dominicano con cinco centenares de bambinazos, junto con Alex Rodriguez (684), Sammy Sosa (609) y Albert Pujols y Manny Ramírez, ambos con 555.

El Big Papi sabe lo que ha hecho. En una entrevista reciente con la colega Marly Rivera, cuando le faltaban tres vuelacercas para los 500, el dominicano señalaba que en ese momento, sólo 26 peloteros de los miles y miles que han pasado por las Grandes Ligas han concretado esa hazaña.

De este grupo, ya se sabe, Pujols y Ortiz son los únicos que lo han hecho a golpe de trabajo duro, de entrega diaria sobre el terreno, sin la ayuda adicional y fraudulenta de sustancias prohibidas.

"Mira, Pujols termina de jugar pelota ahora mismo y ya es Salón de la Fama. Eso no es secreto para nadie", me dijo hace unas semanas Ortiz, durante una visita de Boston a Miami para una serie de juegos interligas.

¿Y se ve David Ortiz entrando un día a Cooperstown?

"Bueno, en mi caso, yo estoy jugando todavía y voy a seguir acumulando números para ver si cuando llegue mi hora ustedes los periodistas se apiadan de mí y me ponen ahí".

Uno de los mejores bateadores designados de la historia, Ortiz es un profesional de la cabeza a los pies, de esos que se toma en serio la rivalidad entre su equipo y los Yankees de Nueva York, al estilo de la vieja escuela.

Pero al mismo tiempo es capaz de masacrar con su bate a los Azulejos de Toronto Blue Jays, aunque ello beneficie a sus archienemigos Yankees en la tabla de posiciones.

Por eso en Nueva York se le odia con respeto, un sentimiento contradictorio que sólo los grandes consiguen despertar entre sus contrarios.

Eso habla por sí solo de la profesionalidad de este hombre, polémico, sin pelos en la lengua, que no se aguanta para criticar a la gerencia de los propios Medias Rojas, porque tiene un aval de prestigio único para hacerlo.

Aval que le da su trabajo a prueba de balas y la devoción incondicional de una de las fanaticadas más exigentes y fieles del planeta, que reconoce en él al líder indiscutible de la franquicia.

Próximo a cumplir 40 años, al Papi al parecer le queda suficiente gasolina en el tanque para seguir repartiendo batazos algunas temporadas más.

Entonces, ¿quién sabe si algún día lo veamos acercándose al club de los 600 jonrones? Para quien promedia más de 30 bambinazos por campaña, la meta no es imposible, aunque hoy parezca tan lejana como fueron los 500 en el 2008, cuando Manny Ramírez puso a David Ortiz a sacar cuentas en una calculadora.

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MIAMI - David Ortiz disfrutó como propia la reciente inclusión de su compatriota Pedro Martinez en el Salón de la Fama de Cooperstown.

El Big Papi coincidió apenas dos años con Pedro en los Medias Rojas de Boston, pero fueron dos piezas claves en la histórica temporada del 2004, cuando el equipo rompió la Maldición del Bambino y ganó finalmente la Serie Mundial después de 86 años de frustraciones.

Pero entre estos dos íconos de la República Dominicana hay más que ese efímero compañerismo de dos campañas. Hay hermandad.

"Imagínate, ver a Pedro entrando en el Salón de la Fama yo lo sentí como un triunfo mío también, pues él es como un hermano para mí", dijo Ortiz durante su paso por la Capital del Sol para una serie de dos partidos entre los Medias Rojas y los Marlins de Miami.

"Es el segundo dominicano en Cooperstown y creo que no hubo nadie en mi país que no se haya gozado ese momento, pero para mí, te repito, es algo especial y personal".

Tuvieron que pasar 32 años para que un segundo quisqueyano llegara al Templo de los Inmortales, para acompañar a Juan Marichal, exaltado en 1983.

"Yo creo que eso del Salón de la Fama para los dominicanos ya va a dejar de ser un mito, pues en los próximos años deben estar entrando otros compatriotas", estimó el Big Papi.

"Hay unos cuantos con el talento y los numeritos para entrar y el próximo debe ser Vladimir (Guerrero). El tiene unos números que no hay forma de que él no entre al Salón de la Fama".

"También hay algunos que están activos y ya tienen los méritos, como por ejemplo (Albert) Pujols", añadió el bateador designado de Boston.

"Mira, Pujols termina de jugar pelota ahora mismo y ya es Salón de la Fama. Eso no es secreto para nadie".

"Otro que me viene a la cabeza ahora es (Adrián) Beltré, que también ha puesto muy buenos números en su carrera".

"Y hay muchos peloteros jóvenes que vienen desarrollándose y que habrá que esperar un poco más, quizás ocho o nueve años, pero talento hay de sobra".

¿Y se ve David Ortiz entrando un día a Cooperstown?

"Bueno, en mi caso, yo estoy jugando todavía y voy a seguir acumulando números para ver si cuando llegue mi hora ustedes los periodistas se apiadan de mí y me ponen ahí", dijo con una sonora carcajada de fondo.

Por cierto que Ortiz necesita nueve cuadrangulares para llegar a los 500 en su carrera, con nueve apariciones en Juegos de Estrellas, 1,601 carreras impulsadas, tres anillos de campeón de Serie Mundial (2004, 2007 y 2012) y el premio de Jugador Más Valioso en el segundo de esos clásicos de octubre.

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Si fueramos a hacer una lista de los 10 peores cambios en la historia reciente, los hechos por los Mets el 30 de julio de 2004, probablemente merecerían ser incluidos en alguna parte. Ese fue el día en el que el equipo cambió a un zurdo lanzallamas llamado Scott Kazmir por Víctor Zambrano y además salieron de un paquete de jugadores - incluyendo un jugador del cuadro poco reconocido llamado José Bautista, que se tomaría mucho más tiempo en florecer -- por Kris Benson.

Esos cambios resultaron bien malos para los Mets, y el momento en que los hicieron fue especialmente extraño, porque en el momento de consumarlos, los Mets estaban a seis juegos del primer lugar en el Este de la Liga Nacional, y para el momento en el que Zambrano y Benson se pusieron el uniforme de los Mets, ya estaban a nueve juegos del primer lugar. El record final de los Mets, 71-91, sirve de testigo a lo fatídico de esas decisiones.

Sandy Alderson
Alex Trautwig/Getty ImagesSandy Alderson busca terminar la racha de los Mets de no llegar a la postemporada.
Los Mets se encuentran en un lugar mucho mejor ahora en la tabla de posiciones, a 3 juegos y medio del primer lugar en el Este de la Nacional y a 4½ juegos de uno de los comodines, restando 89 partidos en el calendario, y el liderato del equipo necesita hacer algo para reforzar una ofensiva que se ha transformado desde que su funcionalidad en abril a los fallos repetidos en mayo y junio. Los Mets tuvieron una reunión de equipo el miércoles - algo diferente, según escribe Tim Rohan - y entonces tuvieron el mismo resultado, perdiendo su séptimo partido al hilo.

Incluso los fanáticos más irracionales de los Mets no pueden esperar que la oficina central consiga una superestrella ahora mismo, en lo que es la porción de vendedores del mercado de cambios. Nadie está sugiriendo que ellos vayan a ofrecer a Jacob deGrom por una mejora en la alineación. Nadie está sugiriendo que vaya a ocurrir algo parecido a lo que pasó con Víctor Zambrano y Kris Benson, y si el gerente Sandy Alderson es la fuerza motora detrás de las decisiones en los próximos 36 días, él no es el tipo de persona que suele ser intimidado por la expectativa de los fanáticos para tomar una decisión apresurada y hacer un movimiento sin pensarlo demasiado.

Pero lo que los Mets no deberían hacer - lo que no pueden hacer - es seguir con la misma alineación debilitada día tras día sin tener alguna ayuda externa y esperar que poder decir razonablemente al final de la temporada, "bueno, nosotros no éramos lo suficientemente buenos".

El liderato de los Mets necesita hacer un mejor esfuerzo que eso.

El manager de los Mets Terry Collins no le va a echar la culpa a la oficina central de los Mets por su inacción, según escribe Adam Rubin. Wilmer Flores podría ser movido a la segunda base.

La presión sigue aumentando sobre Alderson para hacer un cambio, según escribe John Harper.

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Repeticiones en videoAP Photo/Carlos Osorio
El manager de los Angelinos de Los Angeles Mike Scioscia habló el pasado lunes sobre sus preocupaciones con la dirección de la repetición en video este año. Y entonces el martes en la noche, el manager de los Tigres de Detroit Brad Ausmus, de manera forzada, secundó dicha moción tras la decisión que sirvió de parte aguas en el partido de Detroit ante los Rojos.

De la historia de Anthony Fenech, aquí les presentamos parte de lo que dijo Ausmus:

"Uno tiene que escoger una cosa o la otra, y nosotros elegimos retar la decisión en el plato [y no si el receptor estaba bloqueando el plato], y de nuevo, en mi mente, la repetición en video ha sufrido un retroceso este año. Ha ido hacia atrás. Y yo sé que yo no soy el único en el béisbol que se siente de esa forma. Muy rápidamente en el 2014, uno tenía algo de entendimiento de donde estaba esa línea entre lo que era o no evidencia suficiente. Pero esa línea está difusa ahora. Han ocurrido una serie de decisiones este año que el año pasado habrían sido revocadas. No estoy seguro que pueda dar una solución a esto, pero creo que estamos yendo hacia atrás".

En su mayoría los managers de Grandes Ligas se han reservado sus sentimientos hacia la repetición instantánea, apegándose a los requerimientos de MLB de ser solidarios con lo que es en general una nueva aventura. Pero la frustración va en ascenso, y lo que estamos viendo ahora es que los manager están ignorando la posibilidad de una multa - la casi seguridad de que se les impondrá una multa - para levantar conciencia de lo que ellos ven como un problema.

He aquí el contexto detrás de los comentarios de Ausmus: En la parte baja de la quinta entrada del partido entre Rojos y Tigres, Anthony Gose fue declarado out en una jugada en el plato para ser el out final de la entrada. Ausmus pidió que se revisara la decisión - pueden ver la jugada aquí, particularmente en el minuto 4:00 - y luego que los árbitros la revisaran, él perdió el reto. Yo no creo que fue tan clara como la situación del lunes en el juego del lunes de los Padres, donde se decidió, increíblemente, que un lanzamiento no golpeó a Will Venable, o tan obvio como cuando Albert Pujols fue declarado out cuando la repetición parecía mostrar claramente que había llegado quieto. (Aquí está esa jugada. Presten atención al minuto 2:09.)

Cuando oficiales de los equipos empujaron la conversación para tener más repeticiones en video hace algunos años, el motivo era simple: Tener la mayor cantidad de decisiones correctas posibles. Pero pareciera que el viaje en esa dirección se ha salido de ruta, y nadie está seguro de las razones o como sucedió.

Los comentarios de Ausmus son eco de lo que se dice en muchos camerinos, y mientras más rápido las Grandes Ligas reconozcan los errores y definan una respuesta para ellos, mejor.

Si no hay respuesta, más managers y jugadores seguirán juntándose en un coro de quejas y minando la confianza del público en el sistema de repeticiones del béisbol.

Ausmus tiene razón en retar el sistema de repeticiones, según escribe Drew Sharp.

Hubo otra decisión en el juego entre Rojos y Tigres, un intento de atrapar fuera de base a un jugador en la novena entrada, que fue retado, y la decisión original se sostuvo. (El punto de vista más claro está en el minuto 1:56.)

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John FarrellAP Photo/Ted S. Warren
Cada vez que parece que los Medias Rojas de Boston han finalmente tocado fondo, encuentran nuevas formas de caer más bajo, en una oscuridad sin precedents. Ellos estaban jugando terrible, y entonces Wade Miley el jueves se tiró una rabieta en el dugout de Boston luego que el manager John Farrell tuvo la valentía de quitarle la pelota en respuesta a su actuación, en la que permitió nueve hits y cinco carreras en cuatro entradas.

Entonces el viernes, luego que Farrell de forma políticamente correcta y amable lidiara con el incidente de Miley al decir que lo que hizo el zurdo fue inaceptable, los Medias Rojas desperdiciaron una ventaja de siete carreras ante los Azulejos de Toronto -- y en el Fenway Park, donde los fanáticos expresaron su sentimiento ruidosamente por el colapso. En la séptima entrada del viernes, según escribe Tim Britton, murió la temporada de Boston.

Yo no estoy de acuerdo con ese diagnóstico. Los frágiles Yankees fueron apaleados en Baltimore esa misma noche, así que el déficit de Boston en la débil División Este de la Liga Americana se mantiene en siete juegos. Una buena semana de béisbol podría poner en pie nuevamente a los Medias Rojas.

Pero hemos visto pocas señales de que estos Medias Rojas, tal y como están construídos en la actuales, sean capaces de tener una buena corrida de juego fuerte, y el incidente de Miley sugiere que existen malas vibras internas. ¿Cómo un jugador se va a sentir cómodo al demostrar ese tipo de comportamiento frente a sus compañeros? ¿Acaso otros compañeros dieron un paso al frente y le dijeron a Miley que estuvo mal lo que hizo? Porque como diría cualquier manager, un mensaje de un compañero puede ser más efectivo que de parte de un manager o un coach.

Los Medias Rojas necesitan hacer cambios tan pronto como sea posible para comenzar a ganar partidos de béisbol, un concepto tan simple que muchas veces pasa por alto.

El otro día en el camerino de los Gigantes, a Matt Duffy se le preguntó por su promoción a ser el antesalista regular del equipo, y él explicó que se había enterado del descenso del anterior abridor Casey McGehee del propio McGehee. El veterano llevó a Duffy a un costado del camerino y le dijo que lo estaban sacando del roster, y McGehee le explicó que él había tenido una experiencia similar temprano en su carrera en Milwaukee, donde él reemplazó a Bill Hall. Por demasiado tiempo, dijo McGehee, él se sintió mal por haber reemplazado a Hall, y McGehee quería asegurarse de que a Duffy no le pasara lo mismo.

McGehee está de vuelta en Grandes Ligas con los Gigantes, pero Duffy sigue siendo el antesalista regular, y recibiendo consejos en su labor por parte de McGehee, al mantenerse apegado a la devoción tradicional del equipo de ganar partidos. Barry Zito, el jugador mejor pagado del equipo en el 2010, fue sacado del roster y no se quejó; en cambio, apoyó a sus compañeros. El año pasado, Sergio Romo fue sacado del rol de cerrador y lo manejó con gracia antes de firmar de vuelta con los Gigantes en la temporada baja como agente libre. En el otoño pasado, Tim Lincecum, un dos veces ganador del Cy Young, fue movido al bullpen de San Francisco y no mostró ni un ápice de descontento porque él entendió que la decisión estaba basada en su rendimiento y en lo que le daba la mejor oportunidad de ganar a los Gigantes.

Los Medias Rojas deben tratar de ponerse en este lugar, nuevamente, tal y como les pasó en el 2013. Y hay algunos pasos necesarios que deben tomar:

1. El dueño John Henry necesita sentarse con David Ortiz para discutir su rol.

David Ortiz
Jim Rogash/Getty ImagesDavid Ortiz tiene en la actualidad un WAR de -0.2 en el 2015
Ortiz es una figura histórica en los Medias Rojas cuyo legado comenzó a tomar forma muchísimo antes de que Ben Cherington fuese el gerente y John Farrell el manager. Es por esta razón que Henry y el presidente del equipo Larry Lucchino deberían pautar una cena con Ortiz y asegurarle: "David, tu eres una parte importante del pasado del equipo y una parte importante del futuro del equipo, alguien que va a ser recordado aquí por muchísimo tiempo luego de que finalice tu carrera, y tenemos que hablar sobre tu lugar en este equipo en el 2015..."

El rendimiento de Ortiz ante los lanzadores zurdos se ha convertido en un gran problema. Su porcentaje de embasamiento es de .123 ante ellos, el peor de cualquier bateador en las mayores con por lo menos 50 apariciones ante los zurdos en esta temporada. Esta situación ha sido una granada emocional para Farrell debido al orgullo y la estatura que tiene Ortiz, y por todo lo antes mencionado, sería mejor para Henry el manejar esto de Ortiz de forma directa, con todo el peso del respeto de la organización hacia él. Henry, Ortiz, Cherington y Farrell pueden concretar un plan, y las posibilidades de Ortiz dentro del equipo podrían ser mejores si es parte del proceso.

La temporada pasada, los Yankees pretendieron todo el año que Derek Jeter era lo suficientemente bueno para batear en la parte superior de su alineación y que fuera su torpedero regular, siendo uno de los peores a la defensiva en las mayores, estadísticamente hablando. Nunca sabremos si esto pudo haber hecho la diferencia para que los Yankees llegaran a la postemporada, pero no les ayudó el hecho de que siguieran pretendiendo que Jeter era una especie de Mago de Oz en vez de un mero mortal detrás de un cortina de problemas. Los Medias Rojas no deben cometer ese mismo error.

2. Los Medias Rojas necesitan decidir por cuanto tiempo van a esperar para que Mike Napoli comience a batear.

Napoli está bateando .200, con un OPS por debajo de los .700 mientras maneja una posición importante a la ofensiva (primera base). Boston se ubica en el puesto 29 en producción de OPS desde el puesto de primera base y está en el puesto 26 en remolcadas. Los Medias Rojas tienen que mejorar aquí. Napoli está en el último año de su acuerdo de dos temporadas, y los Medias Rojas tienen la flexibilidad de moverse, e identificar un reemplazo, ya sea interno o de afuera de la organización.

3. Los Medias Rojas deben flexionar su profundidad.

Si llegan a unas decisiones sobre Ortiz y Napoli, entonces la oficina central y Farrell estarán en posición de simplemente seleccionar los mejores pareos para un día en particular. Quizás eso incluya el ascenso de Jackie Bradley Jr., quien, junto con Mookie Betts y Rusney Castillo, podrían darle a Boston unos excelentes jardineros a la defensiva. Quizás eso signifique mover a bateadores diferentes a lugares poco conocidos en la alineación.

4. Se debe aplicar el estándar más básico para la toma de decisiones.

Cuando los equipos suben a jugadores de liga menor, con frecuencia los managers recitan una versión de esta oración: Este es el chico que el cuerpo de entrenadores de liga menor piensa que nos puede dar la mayor oportunidad de ganar.

Los Medias Rojas necesitan adherirse a este mantra con su cuerpo de lanzadores. ¿Acaso es Miley - y su efectividad de 5.07 - en realidad uno de los cinco mejores abridores de la organización? ¿Hay alguien más en las menores que lo pueda hacer mejor?

Boston tenía un plan de pitcheo concreto al entrar a la temporada, y ese plan no ha funcionado. Ahora se tienen que hacer todos los ajustes necesarios - y tan pronto como sea posible. La temporada de los Medias Rojas no ha muerto; todavía les queda algo de pulso restándoles exactamente 100 partidos en el calendario. Pero a menos que Boston juegue mejor, se corren el riesgo de convertirse pronto en irrelevantes en la contienda por los playoffs en el Este de la LA.

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BALTIMORE -- Lo último que necesita David Ortiz es que sus problemas en el plato queden retratados en una transmisión nacional de TV.

Justo la semana pasada, Ortiz tuvo que contestar preguntas sobre si estaba "acabado", respondiendo con un civismo que él mismo reconoció posteriormente que requirió un esfuerzo concertado.

Pero con oportunidad de alejar los reflectores de Ortiz luego de tres victorias al hilo en el fin de semana y cifras dobles en hits en cada uno de sus pasados cuatro juegos, los Medias Rojas fueron blanqueados el martes 1-0 por Baltimore, conectando apenas cinco hits. Esa fue la 23ª ocasión en esta temporada en la que los Medias Rojas fueron maniatados a dos carreras o menos, lo que, por supuesto, ha tenido un profundo impacto en el record del equipo. Los Medias Rojas juegan para 5-18 en dichos juegos al llegar a la transmisión de nuestro Miércoles de Grandes Ligas por ESPN.

David Ortiz Medias Rojas
AP Photo/Michael DwyerDavid Ortiz tiene apenas 8 hits en 70 turnos ante los zurdos en esta temporada
Y aunque la noche del martes reflejó un fallo colectivo - los bateadores de Boston se fueron de 8-0 con corredores en posición de anotar y siguen en el puesto 28 en todo el béisbol en esas circunstancias -- Ortiz, debido a su eminencia, se convirtió en el objeto de mayor escrutinio.

Ortiz conectó un hit en rodado en su primer turno el martes en la noche ante el abridor de los Orioles Miguel González, luego conectó línea de out al jardín izquierdo central con dos en base para cerrar la tercera entrada. Luego conectó rodado a la intermedia ante el zurdo de los Orioles T.J. McFarland abriendo la sexta entrada y en la octava, de nuevo con dos en base, se ponchó sin tirarle ante el cerrador zurdo de los Orioles Zach Britton, quien luego procedió a ponchar a Mike Napoli para preservar la ventaja de Baltimore.

Ortiz había tenido éxito anteriormente ante McFarland (2-en-4) y Britton (5-en-13, incluyendo un cuadrangular), pero sus labores ante los zurdos en esta temporada han rendido pocos frutos. Aunque ha tenido números consistentes con anteriores actuaciones ante los derechos (promedio de .278, porcentaje de embase de .387, OPS de .879), ante los zurdos ha logrado solo 8 hits en 70 turnos (.114) en esta campaña, lo que ha bajado sus números generales a un lugar poco conocido: .219/.297/.372/.670.

El miércoles en la noche los Orioles tendrán en el montículo a un zurdo, Wei-Yin Chen. En la pasada temporada Ortiz lo masacró, al conectarle seis hits en 11 turnos, pero en este año no ha podido descifrarlo en cinco oportunidades. El viernes pasado, ante el zurdo de Oakland Scott Kazmir, Farrell eligió sentar a Ortiz y utilizar a Hanley Ramírez como designado. Pero la disponibilidad de Ramírez para el miércoles es incierta; conectó un foul que rebotó en su rodilla izquierda, y aunque las pruebas de rayos x salieron negativas, él indicó que le molesta bastante.

En tiempos recientes, no ha importado mucho con cuál mano pitchea el lanzador que se enfrenta a Ortiz. No ha conectado un cuadrangular en sus últimos 17 encuentros, la segunda vez en esta temporada que ha pasado tanto tiempo sin poner una pelota en las sillas. En comparación, Giancarlo Stanton y Albert Pujols han conectado nueve cuadrangulares cada uno en ese periodo, y 252 bateadores han conectado por lo menos un bambinazo desde que Ortiz llevó lejos la pelota el 19 de mayo.

En general, desde esa fecha, Ortiz batea para apenas .169 (11-en-65) en 17 juegos, con cinco remolcadas. El jugador que estableció el estándar para los bateadores designados durante la mayor parte de la década llega al partido del miércoles ubicado en los últimos puestos entre los bateadores designados calificados en promedio de bateo, remolcadas y anotadas.

"Pienso que los chicos lo van a atacar un poco más", dijo el manager John Farrell el martes, cuando se le preguntó si ha detectado alguna diferencia en la forma en que los lanzadores se estaban midiendo a Ortiz. "Hemos visto además algunos turnos, no solo en los de David, donde no están cayendo tanto en contentos favorables a los bateadores. Pero sí, pienso que a los chicos les gusta atacar más y ponerlo más en modo de hacer swing, en vez de que vean lanzamientos y traten de estar un poco más en una zona de strike definida".

Es sorprendente escuchar que alguien diga que Ortiz es el bateador al que los equipos están atacando más, porque en el pasado, el modo era lo contrario, evitar a Ortiz lo más posible. ¿Es eso una consecuencia de no haberse podido calentar hasta el momento?

"Ciertamente es algo que tiene que ver con ello", dijo Farrell. "Uno comienza a mirar nuestra alineación -no es algo diferente a lo que nosotros hacemos al mirar la alineación de los Orioles. ¿A quién atacarías basado en cómo están luciendo en la actualidad? Esto tiene que ver mucho con eso".

Ortiz se vistió y se fue rápidamente del camerino luego de la derrota del martes, pero de forma consistente ha rechazado decir o implicar que a sus 39 años está cerca del final de su carrera, una que podría tener como conclusión una placa en el Salón de la Fama.

"¿Qué te puedo decir?", dijo Ortiz en respuesta a la pregunta de la semana pasada de si estaba 'acabado'. "Mucha gente decía eso de mí hace seis años, y todavía sigo aquí. Todavía no sé cuándo me voy a retirar. Y pienso que nadie lo ha pensado tampoco.

"Si sucede, a quien le importa, yo solo soy un jugador que llega y sale. A todos les llega la hora en algún momento. No creo que ese sea mi problema. Yo seguiré tratando como normalmente lo hago".

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Ortiz
Ortiz
SANTO DOMINGO -- Las declaraciones de David Ortiz, publicadas en The Players Tribune, sobre el programa antidopaje de las Grandes Ligas arroja más sombras que luces a un proceso que realmente pocas personas pueden entender.

De acuerdo al pacto laboral, cada pelotero es sometido a dos pruebas obligatorias en la temporada y luego están las "aleatorias".

Aquí en lo aleatorio es donde viene el truco. Ortiz dice que ha sido sometido a más de 80 pruebas antidopaje desde que se estableció el protocolo. En 10 años, estamos hablando de al menos ocho pruebas por año.

El propio Ortiz se burló de esa parte del programa, diciendo que debería comenzar a jugar la lotería a ver si ganaba unos cuantos millones. El caso de Ortiz no es el único. José Bautista ya se quejó hace dos inviernos de algo parecido.

bautista
Bautista
En aquella oportunidad, eso generó respuestas tanto del entonces comisionado Bud Selig, así como también del sindicato de peloteros.

¿Cómo es que se sacan tantas veces la prueba aleatoria? Buena pregunta.

Las Grandes Ligas han fallado dramáticamente en la manera de manejar toda la crisis alrededor del uso de sustancias prohibidas.

¿Cómo creer en un programa antidopaje que permitió el escándalo de Biogenesis y aunque suspendieron a 13 jugadores por el mismo, ninguno de ellos arrojó positivo a dopaje?

Rodriguez
Rodríguez
Hay que recordar que ni Alex Rodríguez ni ninguno de los otros 12 suspendidos fallaron las pruebas a las que fueron sometidos sino que pudieron ser condenados porque Tony Bosch dejó de pagarle unos dólares a un ex empleado de la clínica que filtró la información al Miami New Times.

Cuando David Ortiz se queja de cosas como el ser sometido a 10 pruebas por año, de que lo despierten a las 7:30 a.m. para pedirle muestras de orina y de sangre y que 12 años después aun nadie le dice a qué fue que dio positivo en el 2003 (de acuerdo a lo que reportó el NY Times) , tiene más que razones para hacerlo.

La credibilidad del programa antidopaje de las Grandes Ligas está en entredicho y así lo ha estado por mucho tiempo. Si no se toman las medidas necesarias para corregir eso, siempre habrá dudas sobre lo que se hace en materia de dopaje en MLB.

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FORT MYERS, Fla. -- Uno puede admirar la pasión de David Ortiz, respetar su coraje, entender su frustración de que sus asombrosos logros en 13 temporadas con los Medias Rojas de Boston -- incluyendo tres anillos de Serie Mundial - sean filtrados a través del prisma de la era de los esteroides en el béisbol, y que su nombre aparezca vinculado a una prueba positiva en el 2003 que se supone haya sido anónima.

David Ortiz
Michael Ivins/Boston Red Sox/Getty ImagesLuego de Lance Armstrong y Alex Rodríguez, David Ortiz tiene que vivir en un mundo deportivo lleno de dudas.
Sus compañeros en el equipo de seguro simpatizan con el de hecho de que su enfoque en su ética de trabajo, su inteligencia y su preparación, sin mencionar las circunstancias difíciles que tuvo que superar en su crianza, se le den poca importancia en cualquier discusión sobre lo que ha hecho en el juego.

Sin embargo, lo que es imposible de aceptar, es la ingenuidad que acaba de demostrar Ortiz en su ensayo escrito para el portal The Players' Tribune , del que uno de sus dueño es Derek Jeter. ¿Cómo Ortiz puede creer que el haber pasado docenas de pruebas de drogas, las que alega que se le han hecho en la última década por Grandes Ligas, prueban alguna otra cosa que no sea el hecho de que ha pasado esas pruebas nada mas?

Nadie en el 2015 - como seguramente entiende el propio Ortiz - puede ofrecer el haber pasado una prueba antidopaje como prueba irrefutable de su inocencia, no cuando los dos tramposos más grandes en el deporte, el ciclista Lance Armstrong y el que fue alguna vez amigo cercano de Ortiz, Alex Rodríguez, solían esgrimir ese mismo argumento, con la misma pasión con que lo hace Ortiz ahora, antes de que fueran expuestas sus mentiras.

¿Acaso las pruebas antidopaje han ayudado a impedir el uso de PED en las Grandes Ligas? La evidencia anecdótica sugiere que así ha sido.

¿Acaso el haber pasado una prueba de drogas le da derecho a cualquier jugador a un pase libre cuando llega el momento de contestar preguntas sobre el uso de PED? En un mundo mejor, se supone que sí. Pero no en un ambiente donde un atleta de clase mundial tras otro han mentido en forma constante sobre haberlas utilizado, y habiendo ofrecido las pruebas en las que no se les detectó nada como evidencia de su inocencia.

Armstrong alegó que él era el atleta al que se le sometían a más pruebas en el mundo, diciendo que se le habían hecho cientos de pruebas para detector sustancias prohibidas y que nunca habían producido un resultado positivo.

En repetidas ocasiones Rodríguez negó el uso de sustancias prohibidas durante su tiempo con los Yankees, el que comenzó en el 2004. En 2009, reconoció que había utilizado sustancias prohibidas con los Vigilantes de Texas del 2001 al 2003, antes de que comenzaran a hacerse las pruebas antidopaje en MLB.

Para Armstrong y Rodríguez, sus caídas no estuvieron relacionadas con las pruebas antidopaje, sino con las pruebas no analíticas.

La Agencia AntiDopaje de EEUU construyó su caso contra Armstrong basada en evidencia provista por numerosos testigos que afirmaron que Armstrong utilizó EPO, transfusiones de sangre, cortisona y HGH. Luego de haberlo negado por años, finalmente Armstrong confesó la verdad en un programa con Oprah Winfrey.

Las Grandes Ligas suspendieron a 14 jugadores, incluyendo a Rodríguez, no porque hayan fallado pruebas antidopaje sino por estar involucrados en el escándalo de Biogenesis, con investigadores siguiendo pistas en papel que vinculaban a los jugadores con la adquisición de sustancias en una clínica en el Sur de la Florida y el médico fatulo que la corría, Anthony Bosch. Rodríguez confesó el uso de PED unicamente luegode haber recibido inmunidad por parte del gobierno.

Sí, duele en el corazón leer que Ortiz haya sido confrontado por su hijo más pequeño, luego de escuchar a los fanáticos gritarle a su padre "Tramposo", y preguntarle a su papá si era un tramposo. Y tiene el anillo de la autenticidad, el escuchar a Ortiz decir que el poder decirle a su hijo que no es un tramposo significa más que el ser exaltado al Salón de la Fama.

Pero así como se requiere un acto de fe para que un hijo le crea a su padre, igual pasa con nosotros. Nos han mentido tantas veces, y hemos visto demasiadas pruebas de drogas en nuestras narices como prueba falsa. Por el amor de Ortiz, y por el de su familia, y por el de sus fanáticos, solo tenemos la esperanza de que no haya un momento Oprah en su futuro.

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David Ortiz
AP Photo/Chris O'Meara¿Por qué es un insulto cuando un bateador celebra sus cuadrangulares?
SANTO DOMINGO -- Cada deporte tiene sus reglas particulares que definen cómo se va a jugar cada partido.

En algunos deportes, como el fútbol, las reglas son super simples y poco complicadas. En otros, como el béisbol, hay decenas de reglas y algunas de ellas son bastante difíciles de aplicar (como la nueva regla de no bloquear el plato para los receptores).

Pero cuando le sumas las reglas no escritas, al béisbol, entonces te topas con una cantidad de cosas incluso algunas inexplicables- que hasta cierto punto convierten el juego en monótono.

En el recién finalizado Mundial de Fútbol Brasil 2014, vimos cómo cada gol era celebrado hasta más no poder por Messi, James Rodríguez e incluso por Thomas Müller y sus compañeros alemanes cuando vapulearon 7-1 a Brasil en las semifinales.

Pero en el béisbol, cualquier tipo de celebración está prohibida... si la misma se deriva de una acción a la ofensiva.

Eso quedó más que comprobado este fin de semana, cuando David Ortiz disparó cuadrangular contra los Rays de Tampa Bay.

Ortiz, quien ya tuvo un enfrentamiento con David Price a inicios de temporada por lo mismo, le sacó la bola del parque a Chris Archer, se quedó un buen rato observando su cuadrangular y tiró su bate al aire como señal de celebración& y como se dice en dominicano, de perreo.

"Pienso que eso fue un perfecto ejemplo de lo que (David) Price dijo. No sé lo que le hace pensar que puede hacer ese show y que nadie tomará venganza, nadie lo observará de forma divertida o alguien le lanzará adentro", dijo Archer, después del partido. "El se siente más grande que el juego", agregó el lanzador de 25 años.

Ahora Ortiz enfrenta la probabilidad de que en su próximo enfrentamiento contra los Rays, uno de los abridores decida darle un pelotazo, tal y como hizo David Price en la serie anterior, recordando un "perreo" de Ortiz en los playoffs del 2013.

¿Por qué es un insulto cuando un bateador celebra sus cuadrangulares, pero no es lo mismo cuando un pitcher retira a un contrario?

¿Alguna vez alguien ha reaccionado agresivamente cuando Fernando Rodney hace su señal de la flecha tras cada salvamento? ¿Existía la misma sensibilidad para cada strike que tiraba José Lima, los cuáles celebraba efusivamente? ¿Protestan los bateadores cuando Clayton Kershaw los apabulla?

En una época en la que el pitcheo se está imponiendo dramáticamente sobre la ofensiva, ¿por qué ser tan quisquillosos?

Los lanzadores que se encarguen de hacer su trabajo y se preocupen menos de la reacción de un bateador por un jonrón pues la mejor forma de desquitarse no sería con un pelotazo que lo envíe a primera, sino con un ponche que lo saque de juego.

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