De todas las decisiones que ha tomado Carlos Vela, esta es la que me parece más sensata. El Jugador Más Valioso de la temporada 2019 de la MLS, el capitán, líder y jugador más desequilibrante del LAFC ha decidido no disputar la temporada 2020 en Orlando debido al embarazo de alto riesgo que lleva su esposa. Entendible al 100 por ciento.

Otras veces he dicho que no es fácil comprender el mundo de Vela. Esta vez sí. En el pasado no entendí por qué dejó La Liga española a los 30 años de edad para irse a la MLS, teniendo al menos un par de años más en plenitud; tampoco entendí por qué rechazó sistemáticamente a la Selección Mexicana estando en su mejor momento; y mucho menos por qué dejó de ir al Mundial de Brasil 2014 cuando podía ser el jugador más importante del equipo.

La opinión pública ha esperado algo más de Vela en su carrera. Siempre. Su talento le daba para triunfar al nivel más alto. En aquellos inicios estaba por encima de Antoine Griezmann en la Real Sociedad, hoy uno está en el Barcelona y Vela completará un año entero sin jugar en el LAFC.

El coach de los New England Patriots, Bill Belichick, dijo alguna vez: "El talento pone el piso, el carácter pone el techo". No digo que Vela no tenga carácter. Pero para tener un techo más alto seguramente habría tenido que ser ese enloquecido por el futbol que no es, ese jugador dispuesto a no estar en el nacimiento de su hijo como a tantos otros les ha pasado, o esa bestia competitiva que exprimiera su carrera europea para estar luchando en el nivel más alto. No es su caso, se vale y es una pena, porque talento como el suyo no se da en macetas.

Aún así, en lo que va de su carrera, ha sido el segundo extranjero con más juegos en la historia de la Real Sociedad, ganó un Mundial Sub 17 en que fue Bota de Oro, jugó dos Mundiales absolutos y ganó el MVP de la MLS tras imponer el récord de más goles en una campaña. ¡Nada mal, un techo que muchos quisieran! Y lo más importante, ha vivido su carrera en sus propios términos. Al final de la historia eso es lo más importante.

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LOS ÁNGELES -- Cierto, Toronto es el sexto peor equipo en la MLS, pero Jesús Dueñas tuvo la noche de su vida, con dos estupendos goles y Tigres se adueñó de la Campeones Cup de manera implacable y contundente.

Un torneo sacado como carta promiscua de la manga de la ambición, pero valedera totalmente para la vanidad del vencedor. Una Copa más en esa región que la FIFA ha registrado como el Tercer Mundo del futbol, la Concacaf.

A pesar de la decadencia que vive su rival en la MLS, Tigres sufrió para canonizar en el marcador sus esfuerzos, en la mezcla de errores de la defensa canadiense.

Jesús Dueñas en penetración por izquierda a servicio de Juninho, consuma con velocidad y un zurdazo el primer gol de Tigres, aprovechando la tardía cobertura a su diagonal.

Y el segundo se lo sirve Dueñas con un disparo potente desde fuera del área, para ratificar que se convertía en el elemento sorpresa del Tuca Ferretti como un tercer jugador de ataque en zona de despistados.

El 0-3 se ensucia con la torpeza de un autogol de Zavaleta a centro de Enner Valencia, y ya bajo esa densidad de la derrota, Toronto intentó con la partitura de la desesperación y estertores de agonía, tratar de al menos dignificar la derrota.

Sin duda, agravó la situación la salida de Giovinco ('40) por lesión, el único jugador que en ímpetu y claridad trataba de rescatar a un equipo de balbuceos futbolísticos, muy lejos, sin duda, de aquel que eliminó en Concachampions al mismo Tigres y al América.

Entre el decidido Dueñas, habilitado de emergente por Quiñones, y la calma plena para manipular el juego, el balón y el reloj, los Tigres terminaron arrullando el partido, marcando la pauta y tendiendo la emboscada a los zombis canadienses.

Una jugada intrascendente, en servicio al área, desencadena un penalti inesperado para un Toronto que jugaba por inercia. Desde el manchón, Lucas Janson a los 86 minutos, sentencia el 1-3 definitivo.

Tigres terminó así el periplo de media semana con un gana-gana absoluto. Un trofeo de poca monta, pero de estilizado diseño, esculpida en plata y con un bolo extra de 600 mil dólares que terminan en las cuentas bancarias de los jugadores.

Con ese par de inyecciones anímicas, aunque con Guido Pizarro y Juergen Damm con dudas, los felinos de Ricardo Ferretti cierran así la preparación para enfrentar el domingo por la noche a los Rayados de Monterrey.

Todos estos escenarios alejan de momento los zarandeos mediáticos en torno a cuándo y cómo se resolverá la relación entre Tuca Ferretti, Tigres y Selección Mexicana.

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LOS ÁNGELES -- Procesión llorosa con el alma encadenada al flagelo del hubiera. Cortejo rojiblanco del genocidio imaginario en Chivas. Carnaval de plañideras.

"Si hubiera seguido Matías (Almeyda)... ora pro nobis". "Si se hubiera quedado Rodolfo Pizarro... ora pro nobis". "Si hubieran retenido a Rodolfo Cota... ora pro nobis". "Si hubieran asegurado a Oswaldo Alanís... ora pro nobis".

Hoy, la romería del fatalismo, perpleja, paralizada, no encuentra el camino del arrepentimiento, frente a los números de José Saturnino Cardozo: 12 de los últimos 15 puntos posibles.

Y los idos, los añorados, los objetos del desencanto... ¿qué ha sido de ellos? Deambulan...

1.-- Matías Almeyda repartiendo currículums a diestra y siniestra, sin que logre pepenar un contrato, tras las calumnias del Pelagatos 2.0 (AKA, según Ricardo Peláez, José Luis Higuera), para exterminarlo en la lista de candidatos al Tri.

2.- Escandalizado, incrédulo, Monterrey se pregunta cuándo va a llegar Rodolfo Pizarro a Rayados. Los casi 20 millones de dólares invertidos, producen menos que nopales en Alaska.

3.-- Rodolfo Cota se embadurna de errores y se traga un gol una jornada sí y otra también, lejos de la consistencia en Chivas.

4.- Tras perderse el Mundial, la fantasía europea de Oswaldo Alanís se reduce. Creyó que estaría en la pasarela de Miss Universo, y termina en la Feria de las Flores de Tinguindín.

Y mientras tanto, Chivas y Cardozo están a un escalón de la zona de Liguilla. Golea a Rayados el fin de semana, pero aún en las capillitas ardientes del aficionado de Chivas, hay más ofrendas por los idos, que por los vivos.

Habrá quien diga que Almeyda dejó la mesa puesta para Cardozo. Pero ciertamente le hurtaron tres patas, antes de la mudanza.

Tras un calamitoso inicio, al menos, hoy, el Guadalajara olisquea la Liguilla, lejos, por ejemplo, del cierre de torneo de Almeyda, con cuatro derrotas en el Clausura 2018.

Cierto: Cardozo no ha ganado nada aún. Hoy, la Liguilla es una posibilidad, pero queda medio torneo para tratar de consumar el boleto.

¿Tiene equipo para ser protagonista de la Liguilla? Difícilmente, pero, se ha visto, de repente, sin pisar cancha, la nación rojiblanca reverbera milagros.

¿Los novatos? No son hechura de Almeyda, son continuación de un trabajo en la organización del Rebaño. Este fin de semana, Cardozo acercó a la madurez a Beltrán y a Cervantes e irá trabajando con los Macías y los Godínez, etc.

Lo que no puede hacer Cardozo es rejuvenecer las osamentas de futbolistas de articulaciones momificadas, ni tampoco desatarantar a cabecitas bobaliconas, como ha pasado con los porteros y con los diferentes zagueros.

Errores de la zona defensiva de Chivas han propiciado tres derrotas, nueve puntos, que marcan una diferencia enorme en un torneo de medianía competitiva, como el de la Liga MX, donde cualquiera puede meterse, en cualquier momento, a la Liguilla.

Pero, hoy reaparece el mejor Conejo Brizuela y hasta La Chofis sorprende. Zaldívar evoluciona, y sólo puede arruinar el trabajo de Cardozo, el capricho centavero de la directiva por poner a Pulido, que ya lo hemos dicho, es un freno de mano en el vértigo del Rebaño.

A lo mejor tengo mala memoria, pero, Cardozo ¿ha fustigado o puesto de chivos expiatorios a sus jugadores por ser mexicanos? No, Cardozo no lo ha hecho.

A estas alturas, Matías Almeyda ya había declarado en Argentina: "Es que es difícil trabajar sólo con mexicanos".

Y después, reiteraría: "Al jugador mexicano tengo que explicarles hasta tres veces, trabajar el triple, para que entiendan lo que quiero".

Bueno, mientras el mártir San Matías hacía ostentación de cómo hacía milagros, Cardozo asegura que "a veces me quedo hasta las ocho de la noche, si es necesario, para convivir con el ser humano. Si lo conozco mejor, puedo respetar mejor su potencial".

Pero, y la cabalgata doliente, cegada de nostalgia por Almeyda, Pizarro, Cota y Alanís, ¿cuándo piensa volver del autoexilio para agradecer a Cardozo y sus jugadores un mejor torneo que el derrotismo con el que auguraban una corona de espinas por tiempo indefinido?

No se trata de rendir pleitesía, porque, insisto, Cardozo aún no ha conseguido nada, pero, al menos, esa solidaridad poderosa que representa la alianza rojiblanca en los distintos estadios, no debería pronunciarse con mayor ímpetu.

O será que algunos y algunas no pueden sacarse de encima esa mirada lánguida, mustia, como la del bulldog caricaturizado, Motita o Droopy, con sus ojos tristones, y el tonito bonaerense con sus expresiones como "nos orinó un dinosaurio, pero de los nuevos de los viejos", o que les ensarte ilusiones con "ya despertó el gigante".

Lamentablemente, tal vez, para esa facción atribulada de la afición de Chivas, Cardozo es más el tipo que fue como jugador, recio, seco, directo, letal, y que siempre tuvo una predilección especial por ser el verdugo del Guadalajara.

Según los romanos, el nombre de Saturnino procede del dios pagano Saturno, y significa "aquél que siembra".

Tal vez y sólo tal vez, el técnico paraguayo quiera pagar sus deudas, pagar penitencia como entrenador, del daño que le hizo como jugador.

Aquél José Saturnino Cardozo que sembró desolación, hoy, contrito, quiere cosechar reivindicación y la absolución rojiblanca.

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LOS ÁNGELES -- Demasiadas manos en la cocina, arruinan la sopa. Este jueves, Miguel Ángel Garza le arrojó un puño de sal al brebaje que estaba perfectamente sazonado.

"No han hablado (de la FMF) ...ni para dar las gracias", dijo Garza, respecto a la cesión de Ricardo Ferretti para dirigir los amistosos de la selección mexicana.

Queda claro que Garza no manda el mensaje a Guillermo Cantú. Ni a Dennis Te Kloese. Ni a Gilberto Hernández.

Es claro que, en Cemex, en Tigres, están esperando, por lo menos, una palmadita en la espalda, una sobadita en la cabeza, un apretón de manos o al menos un guiño de parte de Yon de Luisa, y si se puede, de Emilio Azcárraga Jean.

Hoy, Tigres y Cemex, se sienten usados y enviados a la "friendzone", con la indiferencia, desdén o altivez de la FMF. Entre desagradecido y malagradecido hay más que una diferencia semántica.

Tigres ha enviado el primer mensaje a la cúpula del futbol mexicano. Y ha sido insolentemente claro y acertadamente merecido.

Queda claro que el partido contra Costa Rica en El Volcán no basta para Tigres. ¿Qué le deja al club? Dinero no necesita, y exponer las deficiencias del vetusto escenario, no será agradable.

1.- ADULTERIO...

Tigres y Cemex le exigirán a Tuca Ferretti que se deje de manipular con dobles juegos. Ha provocado urticaria que el técnico insista en dejar su futuro en manos de la directiva. Y Garza es el pararrayos de esa inconformidad.

Es decir, si Ferretti no llega al Tri, parecerá ser culpa del club. Y si llega, será generosidad del entrenador. Tigres no quiere cometer un error ni deportivo ni de imagen ante su afición.

Ferretti presiona al equipo para que lo libere, en lugar de él liberarse mediante la renuncia, a riesgo de causar inconformidad o, como lo dijo él mismo, una sensación de deslealtad.

2.- VORACIDAD COMPARTIDA...

Tigres y Cemex no quieren perder dinero. No van a indemnizar al Tuca, prefieren retenerlo. Y si Tuca renuncia, quieren una indemnización de parte de la FMF.

Ferretti quiere ordeñar las dos vacas. Irse con un finiquito generoso de Tigres, y pactar con la selección un sueldo superior a los 3.8 millones de dólares que en medios regiomontanos se afirma, recibe por año.

La FMF no tiene problemas de liquidez. La selección mexicana es su pingue negocio. Una vaca con las ubres siempre y bien hinchadas.

Es la única selección de futbol en el mundo que cotiza en dos países, con 14 patrocinadores en México y 14 en Estados Unidos.

Pero, claro, la FMF no está dirigida ni por idiotas en finanzas ni por pataratos en aritmética. Están para sumar, o, mejor, están para multiplicar, y no para restar.

3.- MICROSISMOS...

La FMF hizo filtraciones oportunas. Esparcir rumores sobre Pékerman y Tata Martino ayudará a desinflamar la confianza de Tigres y Tuca.

Al argentino nadie lo contratará en México, al ser vetado por haber demandado a Tigres. Y Tata Martino ha dicho que sólo aceptaría dirigir a Argentina, como revancha.

La segunda verdadera opción es Matías Almeyda. Gente del Tri habló ya con él: quédate tranquilo en Guadalajara hasta diciembre.

Ya le advirtieron que al ser sobreexpuesto por su representante Santiago Hirsig fue una medida antipática, además claro del bombardeo ácido del Pelagatos 2.0, según Ricardo Peláez y también - y no tan bien-- conocido como José Luis Higuera.

Y El Pelado la tiene muy cómoda desde el balcón de observador: si no es el Tri será Tigres. Perdiendo, sale ganando.

¿Miguel Herrera? Su única revaloración es enclaustrarse y concentrarse en ganar el título. Muchas palabras y pocos trofeos, operarían en su contra.

4.- REUNIÓN CUMBRE

Más allá de que Dennis Te Kloese es habilitado como apagafuegos de las llamaradas que se le chispotean a Guillermo Cantú, como no entrevistarse con la gente de Tigres y hacerle caravanas de agradecimiento, el cónclave será en octubre en Monterrey.

Ahí, Gilberto Hernández y Yon de Luisa finiquitarían el tema, más imponiendo condiciones que aceptando negociaciones. Y ya se sabe, el que manda no se equivoca... y si se equivoca, vuelve a mandar.

Para noviembre, con juegos en Europa, ya la FMF quiere tener definido al técnico nacional, en caso de concretar los encuentros, en el plan más ambicioso, ante República Checa (14 ó 15 de noviembre) y Francia (19 ó 20 de noviembre).

Te Kloese está haciendo las negociaciones de estos partidos, con el permiso absoluto para que la selección mexicana juegue sin beneficio económico, pero sin sangría financiera.

México quiere jugar en Europa en noviembre especialmente porque por esas fechas, la selección de Estados Unidos estará visitando a Inglaterra y a Italia.

Así, al final, el desenlace de este adulterio del desamor puede ser bajo el sello de la casa. Desde una telenovela con final feliz, en la que todos ganen, especialmente unos milloncitos de dólares. Y felices los cuatro, diría Maluma, agregando a Almeyda.

O puede ser un burlesque trágico-cómico (otra especialidad de la casa) en el que las tres partes sean el hazmerreír lúgubre.

Es decir: Tigres enojado con Tuca y la FMF; Tuca enojado con Tigres y la FMF, y la FMF haciendo feliz a Almeyda.

No podrá negarlo nadie, este ciclo mundialista rumbo a Catar 2022 merece una dotación extra de palomitas con doble mantequilla.

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LOS ÁNGELES -- Este fascinante, disfuncional e inocuo divorcio, sin matrimonio ni luna de miel previa, entre el futbol de Estados Unidos y México, siempre ha tenido protagonistas peculiares.

Algunos antagonistas/protagonistas de perniciosa memoria. Como algunos pasajes de Rafa Márquez y Oswaldo Sánchez, hasta la persistencia hormonal de Landon Donovan, quien, irónicamente, terminó becado en un futbol del que dijo alguna vez "quiero ver a los mexicanos humillados, de rodillas, llorando".

Pasajes como el de Ramón Ramírez, quien un día, harto de provocaciones, simplemente voltea y le asesta tremendo patadón a Alexis Lalas, como para que quedara claro que estatura y complexión física, se emparejan en la cancha y se desemparejan con futbol.

Este martes, Diego Láinez se convirtió en el bienamado del futbol mexicano. Obviamente el americanismo lo trepó a su altar como su nuevo emblema, y hasta quisquillosos rojiblancos, cruzazulinos y pumas, antepusieron la devoción al Tri sobre la animadversión a El Nido.

Láinez pelea un balón, jalonea, empuja y el árbitro marca falta. Matt Miazga, la víctima, por decirlo así, voltea y le reclama al americanista.

Láinez, desde su liliputense estatura confronta al larguirucho estadounidense de sangre polaca, al que ya le había tronado tres vértebras, descoyuntado la cadera y puesto a rechinar el esternón en un par de jugadas.

Miazga, que en polaco significa pulpa, mescolanza, mazacote, había sido convertido en ello, con la pelota de por medio. Y entonces, recurrió a la simpática postura de referirse a la estatura del osado mexicano, que casi sufre de tortícolis, esmerándose en alcanzar a verle la punta del copete al adversario.

Hay 26 centímetros de diferencia, pero Láinez le reta con esa postura de, diría el mejor narrador mexicano de la historia, Ángel Fernández, "sacando sus fierros como queriendo pelear", y el hombre del pulposo apellido, le responde con la mímica de que está muy pequeño para tirarse un intercambio de golpes.

Obviamente eso encrespa más a Láinez. Entonces irrumpe Ángel Zaldívar, y luego Edson Álvarez, de una carrocería similar a la del defensor del Chelsea, a préstamo con el Nantes, le meten un hombrazo y Miazga decide acusarlos con el árbitro.

Miazga seguiría burlándose de Láinez y éste le diría "pero al futbol no sabes jugar". Las puyas se esfuman, pero los vapores de la rivalidad entre EEUU y México, al final afloran. Hasta antes de esto, el juego había sido en tono soporíferamente respetuoso.

Más allá del desenlace, una expulsión necesaria, aunque muy circunstancial y accidental de Zaldívar, y el gol de Adams, que exhibe la oclusión mental de Alanís y Ayala, al enfrentar un pase obvio en diagonal, con el perfil vencido, la cita quedó pactada.

Los promotores del Tri se han puesto las pilas: si no hay un par de buenos juegos en fechas críticas en Europa dentro de su Liga de las Naciones, quieren invitar a Paraguay (con Juan Carlos Osorio) y a EEUU (con Miazga) a jugar en territorio mexicano.

Hay bobalicones que consideran que las burlas reiteradas de Miazga merecían una tarjeta, pero de ser así, Edson debía cargado con otra, por el empellón con el que le sacudió el omoplato al estadounidense y también sus restos de bravucón.

Hay otros que creen que Miazga debe ser castigado por FIFA, como ocurrió, por ejemplo, con el colombiano Cardona al jalarse las comisuras de los ojos para burlarse de los sudcoreanos, y lo que le originó cinco juegos de suspensión en amistosos. Creo que no hay comparación, porque el segundo es un ataque étnico, racista.

Al final, Miazga y Láinez deberán volver a verse en eliminatorias y en amistosos, tal vez en Copa Oro, y en esas extrañas revanchas que concede el futbol.

Y si el mismo jugador americanista, muy centrado en su comentario, asegura que no se sintió ofendido, es uno de esos pasajes, en los cuales habrá que dejar que el veredicto final lo marque la cancha de futbol.

Es pues, me parece, de esos poquísimos y deliciosos retos y duelos, en los que el reglamento y los remilgosos seres humanos deberían sacar las manos y dejar que el talentoso y el picapiedra diriman lo dirimible con la única arma inocuamente perfecta: el balón.

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LOS ÁNGELES -- En el duelo de selecciones sin presente, pero con ansiedad de futuro, Estados Unidos resultó mejor en el marcador, pero inferior en la cancha. El 1-0, sin embargo, sentencia el dominio abrumador sobre México en la contabilidad de partidos amistosos.

Juego de un juego de altibajos, que de cierta cordialidad pasó a la algidez cuando Diego Láinez, desde su corta estatura, confrontó sin arredro ni temor a Miazga. Esto desencadenó en un par de empellones sobre el estadounidense por parte de Ángel Zaldívar y de Edson Álvarez, y Miazga arrugó con los de su estatura dándoles la espalda.

Con el 0-0 a cuestas y pocas penurias de ambos arqueros, llega la expulsión de Zaldívar, en un resbalón pisando la pelota, pero embistiendo en su caída con los tachones a Trapp. La roja, por accidental, no es menos merecida.

El gol de Adams, entre la artritis reumatoide tan conocida de Alanís y Ayala, y su torpeza mental para no saber leer una jugada anunciada desde el fondo, sentencia el marcador al '71.

¿El saldo? México hizo su apuesta por proponer el juego, y lo hizo el primer tiempo y en el segundo lapso, a partir de que elige la modificación de cuatro en el fondo, en lugar de la línea de cinco, para tener más presencia en media cancha.

¿Estados Unidos? Recuperó su esquema natural, el de las generaciones de Bora, Sampson, Arena, Bradley y que sólo llegó a corroer y promiscuir la farsa absoluta de Juergen Klinsmann.

Lo delicioso es que EEUU también tiene talento y tiene jugadores con pegada que deberán madurar en las andanzas en sus ligas y con la selección.

El estilo estadounidense siempre será cuestión de paladares. Si, ratonero, de emboscadas, de acechanzas, pero, al final, ese recurso le ha llevado en la historia a esas praderas del quinto juego en una Copa del Mundo, y que una selección mexicana sin un estilo continuo y definido, aún vislumbra desde el incómodo lote baldío de los suspiros.

Más allá de ser el protagonista del sofocón chusco al encarar, por decirlo de alguna manera, a Miazga, Diego Láinez fue el jugador atractivo del duelo, especialmente con una travesura por el lado derecha, lujo especial de su habilidad y de esa corta estatura, que le permite adulterar su centro de gravedad de manera prodigiosa.

Hubo jugadas en las que Láinez se vio aislado y solitario, no por falta de acompañamiento, sino por poco entendimiento. No encontró, a pesar de los esfuerzos de Abella y Alvarado, el diálogo necesario para hacer daño, con la interrogante de la afinidad que podrá llegar a tener a futuro con Jonathan González.

Lejos del lleno, porque afortunadamente el aficionado mexicano en EEUU ha aprendido a elegir los encuentros importantes, y los otros que son un engaño, los 40 mil aficionados, con una desigual presencia estadounidense, debieron salir satisfechos porque se sumaron pasión y compromiso en el juego, que, cierto, a veces, no terminan por avalar un buen espectáculo.

Tuca Ferretti, al menos, tras dos derrotas en la Fecha FIFA de septiembre, habrá hecho sus cálculos para octubre, para enfrentar a una desamparada Costa Rica y una selección chilena que ya empezó con problemas con su cuerpo técnico a raíz de la marginación de Alexis Sánchez en estas jornadas.

Ferretti sabe que tiene barro y que tiene arcilla. Con algunos jugadores sólo podrá hacer macetones y con otros podrá decorar modestos museos. Con 99.99 por ciento de segura su permanencia en el Tri, en octubre, ya habrá menos espacios para explicaciones y más espacios para resultados.

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LOS ÁNGELES -- Pantuflas. Una mecedora. Una chimenea. Y una jubilación millonaria.

Sintetizábamos con este escenario, en un Blog para ESPNFC hace unos días, la forma en que el futbolista mexicano contempla a la MLS. El Plan de Retiro perfecto sin aportación previa alguna.

Carlos Vela es el nuevo jubilado, prematuro, del futbol europeo. No más batallas encarnizadas en España, ni el desasosiego valeroso de cada semana por sobrevivir en la segunda mejor Liga del mundo. El frac del conformismo, a su medida.

Aún, de lejos, el mejor futbolista mexicano en la actualidad, cierto, venido a menos, pero aún así, el jugador más inteligente y técnicamente completo de México. La buena vida en el edén de San Sebastián le aumentó una talla en su ajuar.

Después de aquella fantástica temporada en que se le arrimó al podio en el que gobernaba -entonces- Messi, a quien le gruñía y reñía -entonces- Cristiano Ronaldo, mientras que Carlos Vela, en la sociedad irreal de la Real Sociedad, disputaba créditos con el depredador Diego Costa.

¡Qué año ese de Carlos Vela al lado de Antoine Griezmann! Compinches de masacres llenas de fascinación. Y el mexicano superaba al francés, pero...

Obvio, el Atlético de Madrid indagó antes de decidir entre Vela y Griezmann. El mexicano no está hecho para la doctrina espartana del Cholo Simeone. Lo suyo es vagabundear en la cancha y concebir artísticamente la fecundidad del gol en la devoción casi cínica de unos segundos.

Simeone entendió que mientras Griezmann tenía el hambre intacta, hambre de gloria, hambre de trascendencia, de museos, de guirnaldas, Vela apenas se desperezaba en la modorra dominical de sus 90 minutos, pero, asombrosamente con eso le bastaba. Las cigarras siempre serán cigarras, en la parábola de su destino.

"Cualquier día de estos decido retirarme. Mi pasión es el basquetbol; el futbol es mi forma de vida", explicó alguna vez en conferencia de prensa Carlos Vela. Ese día las excusas y las esclusas se cerraron, y el mexicano quedó exiliado de los grandes clubes en el confort hedonista de su canal.

Hoy, tal vez sin saberlo, la MLS, se está llenando de notables jugadores mexicanos, que esta liga ve con el prisma que más le conviene a ella. La MLS ve a Gio, a Jonathan y a Vela, y en julio próximo a Javier Hernández, como lo que quiere que sean, y no como lo que en este momento pueden y van a ser.

Fue evidente en Copa Confederaciones: el Gio que protagoniza la MLS naufragó en la competencia y fue relegado en el Tri. En ese torneo, Jonathan fue tal vez el mejor jugador mexicano, pero ahora empezará a vivir en la fascinación de sus instintos y los placeres de la urbe angelina. Su talento está de luto.

Con Vela ocurrirá lo mismo. Y se dará cuenta que tras la trampa semanal del relajo y el relajamiento, le bastará con lo que aún le sobra, de futbol y de vergüenza, para merecer su salario en la licenciosa rutina de 90 minutos en la MLS.

Ojo: tiene todo el derecho de hacer con su vida y con los talentos privilegiados que tiene, lo que le dé su muy regalada gana. La mayor oscuridad está justo debajo de la lámpara, dice un proverbio coreano.

Si ya tiene Vela, como Gio y Jona, el futuro financiero asegurado, y elige la jubilación discretamente millonaria de la MLS, es el bendito derecho de elegir ser maceta de un corredor en penumbras en una Liga que vive en la histeria de tener como mayor ambición, la liliputense ilusión de superar lo más pronto a la Liga Mexicana...

Obviamente sufrirá la selección mexicana, cuando quiera competir en pastizales más honorables -en todos sentidos- que los conkakafkianos, y vea que tres de sus posibles referentes se abotagan de las licenciosas ofertas nocturnas de Los Ángeles.

¿Dónde se meterán ahora aquellos lascivos promotores advenedizos de la hazaña en el Mundial de Perú? ¿Recuerdan a quienes vanagloriaban en exceso a los Niños Héroes de Perú? ¿A aquella, la generación dorada? ¿A los Reyes Midas del 2005 que transformarían la genética del futbol mexicano?

Ahí, ahí están. Unos en las mazmorras del infelizaje, y los dos más notables en las jaulas de oro de su retiro anticipado, en la MLS. Las nueces, salieron vanas...

Reitero, ratifico: Pantuflas. Una mecedora. Una chimenea. Y una jubilación millonaria. La lujosa sala de té de la MLS para el futbolista mexicano.

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LOS ÁNGELES -- Bajo el Principio de Peter, Jürgen Klinsmann ascendió hasta su propio nivel de incompetencia.

El alemán cerró la puerta de ambos lados. No dejó entrar a nadie. Ni quiso acercarse a nadie. Y nunca entendió de qué se trataba hacerse cargo de la selección de Estados Unidos.

Este lunes, Sunil Gulati le corta la beca, y le permite vacacionar a Europa, tras poner en venta su mansión en Newport Beach, con etiqueta de 2.4 millones de dólares.

Muchas versiones aseguran que Klinsmann fue víctima de sus pecados, pero, además, de una Tormenta de (Bruce) Arena...

Más allá de romper con Landon Donovan, de sus conflictos con Michael Bradley, y de sus desavenencias con otros jugadores, Klinsmann no quiso ni involucrarse con la estructura real del futbol de Estados Unidos.

Desestimó un proyecto iniciado por Bora Milutinovic, prolongado por Steve Sampson, fortalecido por Bruce Arena, y que con Bob Bradley jugando la Final de la Copa Confederaciones, eliminando a España en Semifinal, y superando 2-0 incluso a Brasil, al medio tiempo, encontraba la ruta de crecimiento.

Pero Klinsmann quería cocinar su propia hamburguesa. Y el primero en comprarla, y abotagarse con ella, fue el mismo Gulati, quien se tardó años en ver el desmoronamiento galopante que desencadenaba el alemán.

Nunca tuvo Klinsmann, en verdad, acercamientos serios con una larga lista de visores y buscadores, algunos bajo contrato, otros desinteresados, que conocen y detectan en el día a día a jugadores con talento en las universidades y en las ligas asociadas o independientes. El caracol no sacaba la cabeza de su aburguesada concha.

Sin atender ni entender que durante el Mundial 2006, Alemania no fue al final campeona del mundo por la tozudez de Klinsmann, a pesar de las modificaciones tácticas y hasta de rutinas de trabajo de Joachim Low, Gulati creyó haber encontrado al Mesías. La dictadura de la ignorancia.

Y el alemán vendió espejitos. Desde su llegada. Quiso cambiarle un estilo de juego, poco agradable, pero efectivo a EE.UU. Prometió hacerlo vertical, frontal, ofensivo, despiadado. Quiso reparar lo que no estaba descompuesto, sino aceitadito.

Los jugadores no compartían una filosofía verborreica que no era respaldada en el trabajo de cancha. Los futbolistas estadounidenses dejaban en claro que el vigor e intensidad con que jugaban, necesitaba ese estilo compacto, veloz y físico.

Enseguida, Klinsmann prometió un futbol latinizado. Dijo que buscaría en cada rincón de EE.UU. los mejores prospectos latinos, para darle alegría, chispa, picardía, vistosidad, a la selección nacional. Incluso volteó al futbol mexicano. Genio, quiso hacer tacos de salchihca.

Fue otra farsa. Al final, les vendió oropel a los latinos, a sus directivos, y terminó por ir deteriorando, erosionando, el esqueleto de una hermandad evidente entre el culto al deporte de los estadounidenses.

Y la traición se fue prolongando y perpetrando. Por ejemplo, a Martín Vázquez, el único futbolista profesional que ha defendido las dos camisetas, México y EE.UU., lo tuvo a su lado. Lo usó para ser más exactos. Lo exprimió.

Justo antes de la Copa del Mundo, lo dejó fuera del equipo, sin que el ex defensa del Atlas recibiera puntualmente una explicación. Lo mismo ocurrió con otros colaboradores,. Bajo el pretexto de que no había identidad de trabajo, ni ideas comunes.

Vinieron descalabros dolorosos. Y ante México. Un boleto a la Copa Confederaciones, y la derrota reciente en Columbus por 2-1, sin dejar de lado, un patético rendimiento en la más reciente Copa Oro, y que por su intromisión, hasta el boleto a Juegos Olímpicos se escapó.

Además, vendedor de sofismas, consiguió que una base de jugadores estadounidenses se embaucara con la idea de que era necesario regresar a la MLS por el bien de la selección nacional.

Convenció a Gulati de importar a Berti Vogts, porque, aseguraba, tener a su lado a alguien que compartía su filosofía de trabajo y de éxito, garantizaría la gloria. El tiempo lo condenó.

Y tal vez el acto de mayor soberbia, fue cuando confió a su grupo inmediato de auxiliares y algunos jugadores, que no necesitaba de un complejo y roñoso líder como Donovan, sino que él mismo podía tomar el control emocional del grupo.

Las alucinaciones llegaron a su fin. A la derrota de México, se siguió la de Costa Rica, con un doloroso 4-0.

Lo cierto es que ni el peor de los enemigos, infiltrando a alguien para arruinar el futbol de EE.UU., habría tenido tanto éxito como la forma en que ha averiado Klinsmann su balompié.

¿Bruce Arena de nuevo? ¿Dominic Kinnear? ¿Óscar Pareja? ¿Sam Allardyce? ¿O la versión calenturienta de Miguel Herrera? ¿Caleb Porter?

Gulati seguirá insistiendo en Europa. Los rumores aseguran que busca otro técnico ex mundialista, porque el que en realidad lo ilusiona, José Mourinho, reiteradamente le ha dicho que de momento, no, gracias.

Y lo de Marcelo Bielsa, vale la pena aclararlo: al argentino no le desagrada, en lo absoluto, pero los reportes sobre su adaptación al estilo Gulati, ponen muchas dudas al respecto.

La purga que hace Bruce Arena actualmente en el Galaxy, parece respaldar plenamente que quiere dejar en orden al club, para irse a la selección de Estados Unidos.

El movimiento llega a tiempo. En los albañales de la Clasificación del Hexagonal Final de la Concacaf, aún quedan ocho fechas, y con 15 de esos 24 puntos, quien llegue, aseguraría, al menos, la repesca.

Lo cierto es que los únicos que lamentan la salida de Klinsmann son Panamá, Trinidad y Tobago y Honduras. Sabían que eran puntos seguros con el alemán ahí, desintegrando, desde dentro, al otro de los gigantes con pies de barro de la Concacaf.

Y permítame este desliz: se los advertí hace cinco años.

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CONMEBOL se puede ilusionar en Brasil

FECHA
07/12
2013
por Juan Figueira
ESPN Stats & Information

BRISTOL -- Luego de tanta espera, finalmente se efectuó el sorteo para la Copa Mundial de Brasil 2014. Treinta y dos equipos divididos en ocho grupos intentarán alcanzar la gloria que se da solo una vez cada cuatro años.

La selección argentina fue una de las cabezas de serie que más barato la sacó. Al conjunto dirigido por Alejandro Sabella le tocará enfrentarse a Bosnia-Herzegovina, Irán y Nigeria.

La selección de Nigeria es una conocida para la albiceleste, ya que se han enfrentado en dos de las últimas tres ediciones de la Copa Mundial.

También se enfrentaron en 1994, donde la Argentina ganó por 2-1. En Corea-Japón 2002, Argentina ganó 1-0 con gol de Gabriel Batistuta, y en Sudáfrica 2010 ganó con el mismo resultado por gol de Gabriel Heinze. Siempre que jugaron fue en la fase de grupos.

Por su cuenta, a Brasil le tocará México, Croacia y Camerún. El local ya se ha enfrentado al Tri en la Copa Confederaciones de este año y no tuvo problemas para superarlo.

Uno de los elementos más notables y que más reacción generó durante este sorteo fue el grupo de la muerte. Lo curioso no es necesariamente un grupo en sí, sino la cantidad de grupos que podrían ser denominados con ese lema.

La selección de Uruguay, dirigida por El Maestro Óscar Tabárez, ha sido colocada en el Grupo D junto con Inglaterra, Italia y Costa Rica. Este es el único grupo con múltiples campeones del mundo, para un total de siete títulos entre Italia (4), Uruguay (2) e Inglaterra (1).

Según el Soccer Power Index de ESPN, los charrúas son los favoritos del grupo para avanzar con un 69,5 por ciento de probabilidad. Le sigue Inglaterra con un 57,5 por ciento, Italia con un 44,2 por ciento y finalmente los ticos cuentan con un 28,8 por ciento. Será difícil para la celeste, pero si hay algún lugar en el mundo en el que pueden soñar con la historia es en Brasil.

Otro equipo sudamericano con un grupo complicado es Chile. Dirigida por Jorge Sampaoli, la selección chilena volverá a enfrentarse a España como lo hizo en Sudáfrica 2010. Además del campeón del mundo, completan el grupo Holanda y Australia.

Será la primera vez en la historia que los finalistas del Mundial se encuentren nuevamente en la fase de grupos al siguiente Mundial.

Según el SPI de ESPN, Chile cuenta con un 74,3 por ciento de probabilidad para avanzar, España cuenta con un 82.2 de probabilidad y Holanda con un 40.9. Chile puede ilusionarse.

Tanto Colombia como Ecuador han recibido un guiño de parte del sorteo ya que ambos cuentan con buenas chances para clasificar a la ronda siguiente.

La selección dirigida por José Pekerman es favorita a avanzar en el Grupo C con un 86,5 por ciento de probabilidad. Costa de Marfil, Grecia y Japón completan su grupo.

Mientras tanto, Ecuador enfrentará a la cabeza de serie Suiza, Francia y Honduras. Ecuador es el segundo equipo con más probabilidad de avanzar en su grupo con un 64,7 por ciento, detrás de Francia (78,4).

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