El futbol mexicano se probó en el escenario internacional y lo hizo en un Mundial de Clubes que termina siendo un termómetro injusto, porqué pretende mezclar y hacer competir al Campeón europeo con los demás representantes. La diferencia llega a ser abismal. Tigres, en gran parte, logró reducirlo, aunque a entender de algunos, el mío, en lo personal, le faltó tomar un poco más de riesgos que hubiesen arrojado sensaciones diferentes de su caída en la final ante el poderoso Bayern de Munich. Pero el resto de su trabajo en el Golfo Pérsico fue, en verdad, positivo y remarcable. Le ganó al Campeón asiático y al de Libertadores y mostró que el futbol de México no es tan malo como dicen algunos ni tan bueno como lo aseguran otros. Tigres hizo, hasta cierto punto, lo que debía hacer en Qatar. Nosotros, mientras tanto, seguimos buscando el punto de equilibrio adecuado para medir nuestro juego...

Vivimos o sobrevivimos bajo el mismo enigma de siempre. Aún después del “exitoso”, y si quieren quitarle las comillas, estaré de acuerdo, viaje de Tigres al Golfo Pérsico, el futbol mexicano sigue preguntándose lo mismo: ¿Dónde está? ¿A qué lugar pertenece? ¿Tiene un sitio entre las 10 mejores ligas del mundo? ¿Está en el mismo nivel que Argentina y Brasil? ¿Qué tanto lejos esta del Campeón europeo?

Getty ImagesTigres logró el subcampeonato en su primer Mundial de Clubes.

Los más optimistas y benévolos, por así llamarles, hacen las cuentas fáciles. Tigres le ganó al Campeón de Asia, al Campeón de la Libertadores y perdió por la mínima diferencia y, con un gol que debió haber sido invalidado, ante el mejor club del futbol del mundo, el Bayern de Múnich. Lo más rigurosos y pesimistas, por así llamarnos, creemos que tres juegos definen poco y que al club mexicano le falto tomar más riesgos en la final del evento. Cualquiera de las dos posturas es bienvenida, pero lo esencial, como casi siempre ocurre, es encontrar un punto de equilibrio, un punto medio que realmente ubique nuestra realidad como futbol en el mundo.

Lo que vemos cada fin de semana ayuda poco. El futbol mexicano parece sumergido, hoy más que nunca, en el abismo de un nivel que ha empeorado a raíz de la lucha de los equipos y de los futbolistas contra el Covid-19. No existe la regularidad y la mayor parte de los juegos generan pocas emociones y muchos bostezos. Siendo realistas, lo que atestiguamos ahora en nuestras canchas no ayuda para medir el verdadero nivel en el juego del futbol mexicano.

A decir verdad, Tigres no iba a Qatar a medirse con el Bayern de Munich. Tigres iba a Qatar a medirse contra su propio nivel. Es ahí donde las sensaciones, más allá del resultado que era el esperado, perder ante el club alemán, no parecen las adecuadas. Pero el equipo del “Tuca” Ferretti pudo haber mostrado en los dos primeros juegos las condiciones reales de nuestro futbol, un futbol que puede competir ante rivales asiáticos y ganarles, está por encima de ellos, y un futbol que también puede hacer frente a los rivales sudamericanos, pero que sigue requiriendo de ese roce, fogueo e intensidad que le permita seguir creciendo.

El Mundial de Clubes es un termómetro injusto, inequitativo. El campeón europeo, el que gane la Champions, juega un deporte que también llaman futbol, pero, que, por grandes momentos, es muy diferente que se practica en el resto del mundo. Podemos, entonces, dividir el evento de clubes que realiza la FIFA en dos segmentos muy distintos y en el que le corresponde, Tjgres cumplió y cumplió con creces. Pretender que haya sido un poco más osado o atrevido en el nivel máximo del juego, cuando jugo ante el Bayern de Munich, es, o puede ser, un error o una interpretación errónea de nuestra pasión y sueños por jugar en la mayor escala del futbol.

Por eso, antes y después del juego ante el Bayern de Munich, yo hablaba de sensaciones y no de resultados. La forma en que íbamos a medir al futbol mexicano y la manera en la cual el mundo nos vería tras ese juego sería a través de la capacidad de resistencia, de competitividad y hasta de personalidad que mostrara Tigres. Para mí, en ese sentido, quedo a deber.

Ahí está el futbol mexicano, debatiéndose semana a semana entre lo que ve y no ve en sus canchas, pero consciente de que no es tan malo, como muchos piensan, ni tan bueno y extraordinario, como otros apuntan. Busquemos el equilibrio.

@Faitelson_ESPN

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