Solari, Piojo y Aguirre... ¡Entre los 10 del Patíbulo!
LOS ÁNGELES -- No han recibido –aún—el ultimátum, pero saben que ya ha sido expedido. Santiago Solari (América), Miguel Herrera (Tigres) y Javier Aguirre (Monterrey), llevan a cuestas la mayor exigencia para el Clausura 2022: ser campeones.
No están solos en esa pasarela inquieta y tambaleante que conduce al patíbulo. Debe agregarse ahí a Juan Reynoso. Su línea de crédito prevalece. La épica de titular a Cruz Azul goza de un periodo de gracia.
La lista de esos Diez del Patíbulo la complementan entrenadores sin más riesgo que la jugarreta de un fracaso: el campeón Diego Cocca (Atlas); la repatriación de Nacho Ambriz (Toluca) y Pedro Caixinha (Santos), e inevitablemente, bajo cuestionamientos, los proyectos de Andrés Lillini (Pumas), Nicolás Larcamón (Puebla), hasta aguardar que Ariel Holan (León) dé el salto desde el inconsolable consuelo del subcampeonato.
¿Y Chivas? ¿Y Marcelo Michel Leaño? Ellos deambulan en un torneo aparte: el del autoengaño. El Piojo Alvarado no es un revulsivo.
A excepción de su feligresía, la de los #ChivaHermanos, la más grande –y la más desesperada--, en México y Estados Unidos, nadie espera de ellos ese milagro. Su técnico, recuerde usted, se graduó como tal en la azarosa misión de ser el Morgan Freeman de Driving Miss Daisy, para no incomodar las siestas de César Luis Menotti, mientras lo trasladaba en Guadalajara.
Para los emplazados (Solari, Reynoso, Herrera y Aguirre), se vienen complicaciones que ya deben tener bajo su cálculo. Es año mundialista, con el proceso eliminatorio aún inconcluso, y deberán ceder jugadores en Fecha FIFA, aunque el menos preocupado por ello es El PIojo, quien a lo sumo, deberá prestar un par de hombres.
Recuérdese que la selección mexicana zozobra en un estado de histeria. En 2021, sufrió tres humillaciones de Estados Unidos, además de castigos de la FIFA por #ElGrito, y sin soslayar, por supuesto, que la lista de jugadores vetados por Gerardo Martino y Yon de Luisa, crece, crece y crece.
1.- LA TRIBU…
El Indiecito Solari encabeza la lista. Tuvo un año satisfactorio, pero sólo en la fase regular de los dos torneos cortos. En la Liguilla, fue un fiasco. Lo golean y eliminan Pachuca y Pumas, dos equipos despreciados especialmente por el América.
Además, echó de El Nido al mimado de la afición: Sebastián Córdova, al que, además, le habían entregado la armadura sagrada de la institución: el “10”. El destierro de Córdova obliga a Solari a entregar mejores cuentas en la Liguilla. El #ÓdiameMás suele ser un perro rabioso capaz de morder a los de casa.
Solari se pertrecha. Lleva a uno de los mejores mediocampistas disponible: Diego Valdés. Tiene una media cancha envidiable en el continente, con tres titulares de selecciones sudamericanas: Pedro Aquino, Richard Sánchez y el mismo Valdés.
Aún necesita de un defensa central al menos (¿Víctor Guzmán?), y de un verdadero asesino del área (¿Joaquín Montecinos?), porque Roger Martínez, Federico Viñas y Henry Martín, asustan menos que acólitos de funeraria.
El reclamo para El Indiecito es más extenso. América juega muy bien de acuerdo a su librito, pero feo, aburrido, y eso afecta los ratings de su televisora, y la asistencia a los estadios. Ese ultimátum que aún no recibe, le exige respetar el sello de espectacularidad que es ADN de las Águilas.
¿Jonathan dos Santos? Llega por un sentimentalismo del dueño, como un homenaje a Zizinho, el padre del jugador. No estaba ni en el radar de Solari, ni en el del departamento de “desinteligencia” deportiva que encabezan Santiago Baños y Joaquín Balcárcel.
¿Rumores? Mateus Doria, Montecinos, Víctor Guzmán, Raúl Ruidíaz.
2.- A RAYARSE…
Javier Aguirre está en deuda, hasta en explicaciones: “Somos una plantilla corta”, dijo tras ser eliminado por Cruz Azul. Es tan cierto como imperdonable que un tipo tan culto e inteligente, erre en su discurso, como sin duda erró en la administración de sus jugadores.
Razón no le falta. Entre ocho y nueve jugadores, fatigados o lesionados, fueron el saldo de la enfermería y de la Fecha FIFA. Después explicaría más puntualmente eso de “plantilla corta”, pero era tarde. Tenía el plantel más caro de la Liga y el segundo, después de Cruz Azul, con mejores relevos y alternativas.
Ojo: Solari sufrió también con similares bajas por convocatorias, pero supo sobrellevarlas, hasta que en Perú lo desoyeron y le reventaron a Pedro Aquino antes de la Liguilla. Lo mismo ocurrió con Cruz Azul, que elimina a Monterrey en el Repechaje.
Pero, Rayados respalda totalmente a Aguirre, al tratar de negociar a Alexis Vega y Luis Romo. Rodolfo Pizarro también se postula, pero en su anterior etapa, dejó malas sensaciones y salarialmente en San Nicolás no quieren darle los millonarios arrumacos del Ínter Miami.
Por otro lado, para angustia del Vasco, ya fue notificado que el Tri tendrá prioridad sobre el Mundial de Clubes en el que abrirá ante el Al-Ahly, así que Javier Aguirre deberá acudir al torneo sin Héctor Moreno, César Montes, Jesús Gallardo, Erick Aguirre, Charly Rodríguez y Rogelio Funes Mori, y después enfrentar la resaca de esa Fecha FIFA en enero y febrero.
Rayados está negociando con la FMF para que Gerardo Martino libere a sus jugadores después del partido con Costa Rica, se ausenten ante Panamá, y puedan incorporarse a la competencia FIFA en Catar. De pasar la primera ronda, se mediría al Palmeiras de Brasil.
¿Rumores? Carlos Vela, Giovani dos Santos, Rodolfo Pizarro.
3.- DESPIOJARSE…
Miguel Herrera no cumplió sus promesas. Ni Tigres fue protagonista, ni André Pierre Gignac hizo “un chingo de goles”, ni el equipo mantuvo el rostro de espectacularidad. Entendió los boquetes en el plantel que le heredó Ricardo Ferretti y debió cargar con “el eterno diamante en bruto”, como llaman en Francia a Florián Thuvain.
Como con el Tuca, Tigres no escatima. Ya llega Jesús Angulo, a poner un tapón en el mermado dique defensivo. Además, en un costoso capricho, le arriman a Sebastián Córdova, desterrado de Coapa, pero que en Zuzazua, El Piojo planea quitarse esa mentalidad piojosa que chocó con El Indiecito Solari.
A pesar de no sufrir por ser esquilmado en Fechas FIFA, El Piojo tuvo problemas para consolidar al equipo, especialmente porque en los cimientos aún aparecían chapopoteados los fantasmas de Ferretti, y un estilo de juego diametralmente opuesto. Además, sufrió para hacer rendir medianamente a Diego Reyes y a Carlos Salcedo.
Herrera sigue insistiendo en un central. Mateus Doria era la prioridad, y después Unai Bilbao. En horas se sabrá exactamente si es alguno de ellos.
¿Rumores? William Tesillo, Mathías Laborda, Lisandro López, Bruno Valdez.
4.- EL SHINKANSEN…
Juan Reynoso tiene inmunidad. Después de sacar a Cruz Azul del panteón de las desgracias prolongadas, goza de crédito. Tuvo en 2021 el plantel más sólido y competitivo. Pero, víctima del #SíndromeOsorio, las rotaciones que funcionaron en el Clausura 2021 se le revirtieron en el Apertura 2021.
Para este Clausura 2022, el trabuco parece desarmarse. Luis Romo y Roberto Alvarado están en el aparador. Se han ido Orbelín Pineda, Roberto Alvarado, Yoshimar Yotún y Walter Montoya. Están abiertos a ofertas por Jonathan Rodríguez (MLS) y Pol González.
Sin embargo, la llegada de Christian Tabó, un jugador que encaja perfectamente dentro de la obsesión de variantes de Reynoso, es una poderosa señal de que pretende que La Máquina se meta de nuevo en la pelea, en complicidad con El Cabecita, Brian Ángulo y Christian Giménez.
Lo más alentador, es la lista de canteranos. Reynoso estaría tratando de consolidar entre ocho y diez futbolistas de cosecha propia, algo que en La Noria tienen decenios sin poder llevar a cabo.
Se verá afectado por las Fechas FIFA, pero de incorporarse finalmente Uriel Antuna y Alejandro Mayorga, gozará de nuevo de un plantel sólido, y el mismo Reynoso deberá haber aprendido del exceso de rotaciones que casi llegó a manoseo innecesario en el torneo anterior.
¿Rumores? Uriel Antuna, Alejandro Mayorga, Charlie Rodríguez y Erick Aguirre.
5.- LOS RESTANTES…
Nacho Ambriz entra en la marquesina con Toluca. Tras su campeonato con León, y una manifestación de futbol generoso, regresa luego de su traspiés en España. Su mejor apuesta está en dos hombres con mucho oficio ofensivo como Leo Fernández y Camilo Sanvezzo. ¿Rumores? Busca un defensa en Colombia (Yéimar Gómez y/o Frank Fabra).
Diego Cocca se ganó una estatua afuera del Estadio Jalisco. Desempolvó la sala de trofeos del Atlas, luego de 70 años de herrumbre. Ahora debe mantener el protagonismo. Ha perdido a
Jesús Angulo (Tigres), y Luis Reyes podría ir a Santos. Regresan Ismael Govea e Ignacio Jeraldino, lo cual no es una buena noticia. Pero, la columna vertebral, es intocable: Camilo Vargas, Martín Nervo, Anderson Santamaría, Jeremy Márquez, Aldo Rocha y Julio Furch. ¿Rumores? Silencio.
Ariel Holan debió ya ser apercibido de que así como existe la #Campeonitis en el futbol mexicano, priva también la #Subcampeonitis. Por lo pronto suma a Federico Martínez en el ataque y tiene apalabrado a Byron Castillo para la trinchera. Ya deberán estar a plenitud dos ausentes desde el campeonato con Nacho Ambriz: Luis Montes y Fernando Navarro.
Pedro Caixinha regresa a Santos. Lo hizo campeón, fracasó en Cruz Azul, pero conoce bien la Liga Mx y es indudable su actualización en conceptos y tecnología. Tras el respaldo total a Atlas, el Grupo Orlegi ahora se enfocará en fortalecer a Santos.
Andrés Lillini reventó la tranquilidad de la Liguilla al eliminar con goleada al América. El técnico argentino sigue con bajo presupuesto, y aun con dudas sobre la conformación de su plantel. La prioridad que le han marcado, es fortalecer el equipo con la cantera. ¿Rumores? Ninguno.
Nicolás Larcamón ante una nueva gesta con Puebla. Otra vez le desarman al equipo. Perder a Christian Tabó le daña el aparato ofensivo. Sin embargo, con base en el colectivo, lo ha echado a andar en los dos anteriores torneos. Ganará en oficio y equilibrio con la llegada de Federico Mancuello y se fortalece con Kevin Ramírez.
Estos deberían verse como los Diez del Patíbulo, con más elevadas exigencias que los otros ocho equipos marginales, suburbiales de la gloria, más habituados a la mediocridad, y aparecen medidas desesperadas como la llegada de Guillermo Almada al Pachuca, desde el frente opositor del Grupo Orlegi. Además, Pablo Guede y sus supersticiones, se instalan en Necaxa.
Será pues un largo camino en un torneo corto, más corto que nunca por peripecias mundialistas, para Miguel Herrera, Javier Aguirre, El Indiecito Solari y Juan Reynoso. Ser campeones para sobrevivir.
LOS ÁNGELES -- ¿Será? ¿70 años después? ¿Será? ¿Siete decenios o siete décadas (que no es lo mismo), o 14 lustros después?
¿Cuántos testigos de aquel penalti, historia grabada en oro por el tico Edwin Cubero el 22 de abril de 1951 estarán lúcidos el próximo domingo --con escala este jueves--, ansiosos de ver de nuevo campeón al Atlas? ¿Será? ¿Finalmente?
Estuvo cerca ya. Aquel Atlas fascinante de Ricardo La Volpe. Junio 6 de 1999. Muerte súbita en definición por penales. Jerry Estrada jura que “le pegué con toda el alma”. Pero, falla: fue el escribano involuntario de un nuevo capítulo de fracaso. Hernán Cristante, con apellido evangélico que significa “Con Cristo”, era, literalmente, cancerbero del Infierno. Intuyó, adivinó, atajó. Toluca campeón.
70 años de espera, en la antesala de lo improbable. Porque no hay certeza. Porque el León tiene voz y voto. Y porque La Fiera tiene futbol.
70 años de vigilia, el ayuno ascético. Anorexia involuntaria. El peso histórico de la ansiedad es el peso histórico del fracaso. Un castigo, una condena. “El tiempo es más pesado que la más pesada carga que pueda cargar el hombre”, de puño y letra de Juan Rulfo, quien jugaba al futbol con Pedro Páramo y sus fantasmas en Comala, y aunque nacido en Apulco, Jalisco, era aficionado de Pumas.
¿Será el purgatorio eterno de su nombre? Atlas, en la mitología griega, encabezó la Titanomaquia, la rebelión de los titanes contra los dioses, por el control del Olimpo. Fue condenado a cargar el mundo en sus espaldas para la eternidad. ¿Será que la eternidad es tan efímera como estos 70 años?
Irónico, perverso y cruel el karma. Los atlistas de los 50s, bautizaron con el “ya merito” a un Chivas pujante y frustrado que no podía ser campeón. El “ya merito” cambió perversamente de camiseta, y de rojiblanco pasó a rojinegro.
70 años sin título y sin embargo, el Atlas existe, crece, se multiplica y no muere. Es pasión que duerme, pero no agoniza. Sólo el calvario atlista y Chabelo resisten tantos años. Un calendario con 70 hojas en blanco. El himno del silencio.
Un ex gerente del Atlas, Enrique Aceves, hizo un estudio para su tesis sobre el comportamiento de la afición rojinegra. Insólito: sus mejores entradas en el Estadio Jalisco ocurrían cuando el equipo peligraba por descender, antes que por liderar el torneo. Más propensión al funeral que al carnaval.
Ser atlista es un pacto de sangre enfermo de hemofilia. Pasión insana. Pasión de crisis. Pasión por el sufrimiento. Pasión en la incertidumbre. Pasión que al minuto 90 crispa los nervios y el hígado. ¡A lo Atlas!
“Le voy al Atlas hasta cuando gana”, inmortalizó Ney Blanco de Oliveira, compadre y amigo de Pelé, de horas venturosas con América y Toluca, pero que se vistió de estoicismo con un jorongo rojinegro, un cigarrillo jubilando al otro, y un café eterno, como la bendición del vino en las Bodas de Caná en Galilea.
Algo hay oculto. Envenena. Se mete en la sangre. Inocula. Posee. Sólo aprensiva y aprehensivamente, se es del Atlas. La esperanza, esa de 70 años ya, es el elíxir de la eterna juventud. “¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido”, confiesa Pedro Páramo bajo la caligrafía de Rulfo.
Algunos tendrán un balcón entre las estrellas para apagar su sed. Ramón Cano, el más fiel de La #AflicciónRojinegra, creador del grito aquel de “¡mil veces arriba el Atlas!”, falleció a los 84 años, un 25 de octubre de 2011. Si ocurre el milagro, será el primero en besar el trofeo, esté donde esté.
Y la estampa simbólica, emblemática, inigualable de Mingo (Martín Domingo Morales Rangel) el de la gigantesca bandera, que a cada gol rojinegro ha recorrido la periferia de la Zona A del Estadio Jalisco.
El Maratón de la fe. Todo empezó en la Temporada 1980-81. Atlas tenía 11 partidos sin anotar. Hasta que Héctor Pitarch (‘65) rompió el maleficio ese 11 de abril de 1980, ante el Tampico Madero. Mingo tomó el estandarte rojinegro y corrió frenético por el pasillo central de la tribuna. Se convirtió en un ritual. Una profesión de ilusión, de esperanza, frente a alatares vacíos.
Irle al Atlas es vivir bajo el franciscano ritual del sufrimiento. Acudir al Estadio Jalisco es anhelar la victoria, pero cargar con los estremecimientos, los pataleos epilépticos de la duda, que se agigantan cuando el final del partido se acerca. La gloria y el infierno aguardan, embozados de misterio, más allá del minuto 90.
Porque el atlista hace un voto solemne de lealtad. “Hasta que la muerte nos separe”. Del Atlas nadie se divorcia, ni lo ornamenta con las astas de la infidelidad. Este tálamo futbolero es inquebrantable.
Tal vez es más mexicanísimo ser del Atlas que de Chivas. Por esa obsesión tan mexicana como deliciosa de que la desgracia se convierta en un pregón que busca cobijo ajeno. Los decibeles de la calamidad ajena salpullen con más furia que la felicidad propia. La adversidad es un credo sadomasoquista en los hijos de Tenochtitlan, que si no se comparte, no se saborea.
El bullying encuentra una carnada apetitosa en cada aficionado rojinegro. ¿Qué se siente nacer, crecer, reproducirse y morir sin ver a tu equipo campeón? La lealtad en el Atlas tiene algo de pagano, de irreverente, de satánico, es como besar una cruz invertida. El milagro no ocurre, se escabulle.
Irónicamente, entre los jesuitas, hay una devoción oculta detrás de ese inmenso santoral. Despuecito nomás, de los 7 mil santos que contempla el Martirologio Romano, los jesuitas hacen del Atlas el santo sin canonizar. Sí, el 7,001.
El padre Gonzalo García Verea, a quien su cardiólogo le prohibió ir al Estadio Jalisco, ver o escuchar los partidos en directo, confesó una vez en Radio Universidad de Guadalajara: "El Octavo Pecado Capital es irle al Atlas… y es el único que yo practico, con el perdón y el permiso
de Nuestro Señor. A Jesucristo sólo le faltó sufrir siendo del Atlas. Su vía crucis habría sido demasiado despiadado", comentaba con su gran sentido de humor, asegurando que un gran número de jesuitas seguía al equipo de El Paradero.
Como su atuendo, rojo y negro, la historia del Atlas está llena de contrastes. Cuando buscó su primer albergue, creyó que en El Paradero montaría un desarrollo con poderosa plusvalía. No fue así, el equipo de los aristócratas tapatíos quedó montado en una zona de pobreza. Irónicamente, el Guadalajara, pretendió ubicarse en una zona de baja plusvalía, pero la Colonia Providencia terminó siendo un oasis de multimillonarios.
Este jueves por la noche, Atlas buscará subir del primer escalón al podio supremo. Cierto, su futbol se parece muy poco al embeleso histórico de su sangre pura. Esta versión del Grupo Orlegi, es el espectro tenebroso de #LaAcademia, #LosNiñosCatedráticos o #LosAmigosDelBalón.
El Atlas seducía en aquellos tiempos. Enamorarse de su futbol era como un guiño con una sonrisa misteriosa de Elsa Aguirre o María Félix. Había exquisitez en la cancha.
Revise: Felipe Zetter, Edwin Cubero, Dumbo López, Eduardo Valdatti, Jesús del Muro, Campeón Hernández, Chapetes Gómez, Pepe Delgado, Berna García, Ricardo Chavarín, Pistache Torres, Magdaleno Mercado, José Luis Real, Gamaliel Ramírez, hasta la generación dorada producto de la herencia de Marcelo Bielsa, con Oswaldo Sánchez, Rafa Márquez, Pável Pardo, Andrés Guardado y Jared Borgetti.
Pero, bajo el irrefutable enunciado de que el fin justifica los medios y los miedos, Atlas tiene derecho a apelar a él. Pasó con Cruz Azul este mismo 2021. Lejos de comportarse con la espectacularidad diamantina de sus mejores tiempos, para reventar el yugo de las #Cruzazuleadas, debió traicionar su propia sangre.
¿Quién puede culpar al Atlas por renegar de su ADN, de traicionar sus genes futboleros, para poner fin a 70 años de suplicio?
Vestirse de la gala rojinegra es ese apareamiento con el sadomasoquismo, un matrimonio en el que la Luna de Miel se ha aplazado 70 años. ¿Ocurrirá, finalmente, 70 años después? Debería ser, para que Ney Blanco, y tantos miles más, se desgañiten: “Le voy al Atlas, hasta cuando gana”.
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LOS ÁNGELES -- Una Liguilla que es un Purgatorio. Algunos ganan su salvación (Ángel Mena, Alan Mozo, Carlos Salcedo), otros confirman su condena (Miguel Herrera).
León, el primer finalista. Porque tuvo un Ángel en Mena. Tigres, al anecdotario del fracaso. Porque regresaron, lamentablemente, los demonios de Miguel Herrera.
León 3-3 Tigres, en el global. El reglamento y un punto de diferencia en la Tabla, son los jueces supremos. La Fiera aguarda por Atlas o Pumas.
Otro juego intenso, vibrante, estremecedor. Un aquelarre: patadas, codazos, provocaciones, zangoloteos, bronca, pero con la redención de los goles.
Y sí, de nuevo, la pestilencia arbitral de César R. Palazuelos, o “Porlossuelos”, como lo indica la vox pópuli. Ya saldrá bobaliconamente Arturo Brizio a indultarlo. A su torpeza, queda claro, Cesarín le agrega su personal encono contra El Piojo.
Hay un prócer en León. Había estado escondido, incluso cuando León fue campeón con Nacho Ambriz. Ángel Mena no aparecía en la vorágine de Liguillas. Era luz del torneo y tinieblas en la fase final, ya fuera por abulia, por temores, o por peculiares lesiones.
Esta vez, ha sido distinto. El ecuatoriano suma cuatro goles y una asistencia. Trepó a la guillotina al Puebla y a Tigres. La afición esmeralda tenía ese recelo, ese resquemor. ¿Se venía otra Liguilla con Ángel Mena, pero sin Ángel Mena?
No ha sido así. La noche del sábado, al minuto 8 y al ’85, vulneró a Nahuel Guzmán. En alas celestiales, las de este Ángel, las de este Mena, el León voló a la Final. ¿Atlas o Pumas? Si el goleador sigue así, poco importa.
La afición esmeralda implorará esta semana ante los altares de la Catedral Basílica de La Madre Santísima de la Luz en la ciudad de León: “Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares en la Final de esta Liguilla”.
Lo de este sábado por la noche, fue una batalla. Genuinamente. Comenzaron mordiendo sin límites anatómicos. Un zape en la mollera, el intento de patada a la yugular, o la guadaña sobre el tobillo. César R. Palazuelos hacía pucheros a cada silbatazo.
Ya con los nervios de punta, Ángel Mena fusila a Guzmán apenas al minuto 8. Rebotes y una torpeza de Javier Aquino generan la jugada. El ecuatoriano golpea abajo, cruzado, potente. Nahuel es una plasta roja de impotencia.
Y hablando de resucitados, de muertos que anduvieron paseando sus momificadas carreras por Europa, y parasitando a Tigres, finalmente, al ’16, aparece Diego Reyes. Un centro frontal, talladito, flotante, juguetón. En el área, ante la desorbitada mirada de Rodolfo Cota, con una exquisitez inusual en semejante palurdo, Reyes remata sintiéndose Zlatan o Cristiano. Tigres de nuevo se asomaba al coliseo de la Final. 1-1, 3-2 en el global.
La intensidad seguía. Tigres buscaba el tiro de gracia y León pujaba por la salvación. ¿Cesarín? En estado de pánico, propenso siempre más al error, y haciendo del acierto un accidente.
El segundo tiempo no mostró tregua. León, azuzado por el reloj, agobiaba, pero Tigres se mantenía sólido. Con pierna fuerte en el fondo, y buscando la aventura emergente con Gignac o alguno de sus acólitos.
Pero, mientras había furia en la cancha, el terror se metió en el espinazo de Miguel Herrera. O su mensaje no llegó claro a sus jugadores. El León arrinconó a Tigres. El Piojo saca incluso a Gignac, cuando el francés, en una pierna, impone más que Fulgencia con dosis extra de cafeína.
No fue Ariel Holan, sino Miguel Herrera quien ordenó el gallardo redoble del Toque 3 de Diana, para el ataque del León. Y como una banda de guerra, La Fiera fue al frente. La salida de Gignac, y El Piojo debía saberlo, es un acto de provocación y estímulo para el adversario.
Herrera moriría víctima de sus temores. Montó la trinchera precipitadamente. León lo sitió. Al ’85, llegaría el premio. Doble atajada, espectacular, de Nahuel, y el balón se abre por izquierda. Jean Meneses a fondo y su servicio es una golosina. Un balón de viaje alto y lento. Al segundo poste. Con alas de Ángel, Mena vuela y emboca: 2-1, 3-3 en el global.
Y tras la sentencia, el zafarrancho. El arcángel Mena y sus querubines le gritan el gol a la banca de Tigres. Empujones entre las bancas, en la cancha. ¿Cesarín? ¡Aterrorizado! Minutos de jaloneo, zarandeos, patadas traicioneras, puñetazos fallidos, arañazos. Y el árbitro sólo expulsa a dos que estaban ya en la banca: Luis Quiñones y Oswaldo Rodríguez. Alguien de ultratumba, le ordenó no echar ni a entrenadores ni a protagonistas en la cancha.
Miguel Herrera, en el maremágnum, tira un par de golpes. Hace menos de un año, otra zacapela similar le costó la chamba en el América, después de una denigrante exhibición el 19 de diciembre de 2020, ante el LAFC. Dijo que había cambiado, que había aprendido, que ya controlaba su ira. Menos de un año después, el basilisco vestido de Armani, reaparece.
Tigres, ya sin garras ni dientes, intentaría maniobras desesperadas de rescate. Lo mejor fue la aparición de David Ayala, una apuesta segura de El Piojo para el próximo torneo. Desde su ingreso al ’75, por Juan Pablo Vigón, ratificó que futbol, tiene, aunque esta vez no alcanzó, como no alcanzó una barrida del Cocoliso González, solo, a dos metros del gol, al ‘94. Al paraguayo le faltó casta, bravura, en ese lance.
Con el 3-3, León vivió bajo acoso los minutos finales. Pero estaba entero. En la cancha tenía ya al más enfadoso, peligroso y fascinante de los gnomos: Fernando Navarro, quien confirma su total recuperación.
Así, teniendo en Ángel su arcángel, León es finalista, y con mucha complicidad de Miguel Herrera, aunque él, en su discurso final, endosó la responsabilidad de replegarse a sus jugadores: “Dejamos de buscar el arco, nos metimos muy atrás, no teníamos que estar atrás, los rebotes eran fuera o dentro de nuestra área, le regalamos oportunidades al rival”, dijo.
Pero mientras Tigres rumia y brama su eliminación, el León confirma su aureola de favorito. Mucho de este León, debe, todavía, y merecidamente, arrancar una sonrisa a Nacho Ambriz.
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LOS ÁNGELES -- Se viene el exterminio en el América. Esta vez no es un rumor fecundado en el fracaso. Esta vez hay un comunicado enérgico. Y prolijamente redactado. Despecho y amenaza, en cada párrafo. De puño y letra del patrón.
Tres semanas, dice, para replantear un proyecto a corto y mediano plazo. Ya no hay tiempo para un ultimátum. Éste, caducó cuando Pumas humilló al América en su propia trinchera.
Nadie está a salvo. Un plantel sobrevalorado, sin duda. Farsantes que han sido rémoras, parásitos del equipo. Nico Benedetti, Roger Martínez, Andrés Ibargüen y Renato Ibarra, por ejemplo.
¿Cuántos jugadores serían cotizables en la Liga Mx, porque a algunos de los extranjeros, ni en sus países los quieren de vuelta? Sólo Pedro Aquino, Richard Sánchez y Guillermo Ochoa. No más. Acaso, porque siempre se necesitan actores de reparto, agregar a Salvador Reyes y Mauro Lainez.
La fecha de caducidad alcanzó a Henry Martín, Jorge Sánchez, Miguel Layún, Sebastián Córdova, Federico Viñas, Bruno Valdez, Emanuel Aguilera y Sebastián Cáceres. ¿Álvaro Fidalgo? Por su precio de ganga, desquita con sudor, pero no con calidad.
Esta vez no se trata de una cirugía mayor. En El Nido no necesitan a un cirujano, sino a un carnicero. No hay que sanar y suturar, hay que extirpar. Protocolo drástico ante agentes cancerígenos.
¿Santiago Solari? El ‘Indiecito’ apela a su contrato, para una nueva oportunidad. Le han prometido tres refuerzos. De esos, de los que él quiere, de los venidos de Europa. Tal vez, ojalá y no, versiones similares a Fidalgo, rescatado del moho de la banca del Castellón de la Segunda División.
Sin embargo, el #ÓdiameMás arrastra tres estigmas con Solari: aburre, insulta el paladar futbolero americanista, y desfallece en las Liguillas. Transformó a las Águilas en avechuchos carroñeros.
Cierto, convirtió a El Nido de Coapa en el mejor equipo de 2021, al menos en las estadísticas. Pero, los números alimentan los archivos, no los museos ni las salas de trofeos. La soberbia americanista muere de inanición si sólo le das de tragar cifras.
¿Santiago Baños? Cometió errores en las contrataciones. Empobreció al club aprobando las firmas de Benedetti y Nico Castillo, y despilfarró en compras de pánico. Permitió que Roger Martínez se burlara del club.
Después, reclutó obreros eficientes que quiso vestir de frac. Todo indica que salió de la lista de regalos de su jefe Joaquín Balcárcel y de su patrón, Emilio Azcárraga.
El problema del comunicado cocinado al vapor por parte del América, es que es un juramento expedido desde el Salón Oval de Televisa. No debe ser palabrería. Ni debe pretender ser un consuelo lastimero a una afición herida. Esa comedia, esa bufonada, ya la habían hecho los mismísimos Solari y Baños.
Menos palabrerías, y más hechos. Debió ser así desde hace más de un año. Pero, un ciego guiando a otro ciego, mantuvo en penumbras al América. La purga en El Nido lleva casi dos años de retraso. Una tolerancia excesiva, debilucha, acobardada.
Lamentablemente, los primeros escarceos no son prometedores. ¿Cambiar a Sebastián Córdova por Uriel Antuna? Si el América es inteligente, debería retacarles a ambos a Chivas, así como le injertó un virus terriblemente avejentado llamado Oribe Peralta. Ambos señoritos, Córdova y Antuna, claudicaron ya como futbolistas.
Cierto, es imposible fumigar, expurgar y espulgar totalmente a El Nido. Pero, los bichos más perniciosos, los más costosos e improductivos, deben encabezar la caravana ignominiosa y deshonrosa, de esa operación laxante del América.
Pero, Emilio Azcárraga debe saber que para el gran salto de equipo protagonista a equipo campeón, necesita abrir la chequera. De otra manera, el equipo sólo dará maromas, revolcándose en nuevos y estercolados fracasos.
1.- Exigirle a Santiago Solari que no sólo sume puntos para lustrar su currículo, sino que sume títulos, para lustrar a El Nido de Coapa. Y por supuesto, que el América que salte a la cancha, no aburra, no afee, no insulte la noble cuna del americanismo a pesar de su innoble estandarte del #ÓdiameMás.
2.- ¿Estará Santiago Baños capacitado para saber elegir refuerzos? ¿Existe en verdad el departamento de inteligencia deportiva? Ya se equivocó con tantos, y con un quebranto multimillonario del bolsillo de su patrón, que no puede errar de nuevo. Baños engendró tres bancarrotas: la de su credibilidad, y la deportiva y la financiera del equipo.
3.- Habida cuenta que deberá retener a uno que otro palurdo futbolero, llegará el momento de marcar objetivos a los jugadores. Desde minutos de juego, hasta rendimientos tangibles y productivos. Los haraganes deben empacar su polilla.
De otra manera, insisto, ese juramento, esa manifestación pública de que todo cambiará en el América, a partir de ayer, quedará como otra gastada y desgastante farsa típica de directivos mediocres y facinerosos.
Sí, si no cumple al pie de la letra con su epístola de remordimiento, simplemente, Emilio Azcárraga Jean empezaría a parecerse tanto a otro que da dedazos de atole a una muchedumbre en luto constante, como lo es Amaury Vergara.
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LOS ÁNGELES -- La esperanza de Gerardo Martino está en Canadá, donde sólo hay iglúes en pie de guerra. Otra derrota, será el Waterloo para este Napoleón de las 5 bancarrotas. Estados Unidos lo emparedó por tercera vez, ahora en Cincinnati. La MLS que tanto ama, ha sido la Dalila de este Sansón rosarino.
Gerardo Martino tenía un periodo de gracia. Eligió vivir en desgracia. En 100 minutos en el TQL Stadium, cambió de nicho. Del escepticismo al pesimismo, del vítor al vituperio. El “dous-a-cerouuuu” es la onomatopeya de su fracaso. #FueraTata #TataOut, su epitafio mundano en redes sociales.
Hay una secuela de lápidas tras la derrota ante Estados Unidos. Almas en pena, peregrinos y plañideras. Cinco, al menos, las viudas, tras los disparos a mansalva de Weston McKennie y Christian Pulisic. Sí, las 5 bancarrotas del Tata.
1.- RESPETO…
Ha sido un proceso. Primero le perdieron el miedo, ahora le pierden el respeto. Ante el rebaño de Concacaf, el lobo ya no viste de verde. Ni siquiera en el Estadio Azteca. El búnker de Santa Úrsula es un jardín de niños para el visitante.
Y no sólo por las tres castraciones ante Estados Unidos. Apenas pudo vencer (2-1) a la versión “C” de Jamaica, y apenas pudo empatar (1-1) ante la diezmada Canadá. Golear (3-0) a una versión timorata de Honduras fue un paseo por la mentira, tras la expulsión de Maynor Figueroa al ’49.
El Rey Tuerto de Concacaf, pasó a ser el bufón de la corte. Ya no intimida, ilusiona. Será visto en la próxima Fecha FIFA, recibiendo a Costa Rica y Panamá. En Marzo, lo visita su némesis, el heraldo del “dous-a-cerouuuu”.
Hasta los cuervos perdieron el luto. El arbitraje, urgente y emergente rescatista de México, ha perdido el miedo y el respeto. Hoy, finalmente, parece decidido a marcarle como debe y cuando debe. Ya ni los buitres se acercan a su tumba.
Hoy, en la valoración del juego de México, más que de los puntos y como actual sublíder, el repechaje es el salvavidas de este Tri-tanic.
2.- DESPLOME…
Perdió el liderato y el invicto. Y, según los algoritmos chocarreros de FIFA, el Tri sería expulsado del paraíso. Queda fuera de ese listado ficticio de FIFA. Probablemente ocupe su lugar, sin usurparlo, Estados Unidos, si vence a Jamaica este martes.
Gerardo Martino tenía pegado el memorándum en su asador: ser cabeza de grupo para la Copa del Mundo de Catar 2022. Cada vez que se acercara a cocinar un vacío o una entraña, debía recordarlo. Quedan aún 21 puntos en subasta. Pero, EEUU parecer tener mejor parrillero y mejores pinches (ayudantes de cocinero) ante su asador.
México sólo ha sido cabeza de grupo en un Mundial que no ha organizado. Ocurrió en 2006. No fue nada favorable. Clasificó a cuartos de final con la gloria del panzazo, de carambola, perdiendo ante un Portugal (2-1) sin ocho titulares, y gracias a un empate entre Angola e Irán.
Si México no es cabeza de serie para Catar 2022, perderá bonos multimillonarios por parte de sus patrocinadores, y las televisoras no podrán incrementar sus cuotas a sus anunciantes. Por eso, la derrota ante EEUU, no calcina el alma, pero sí la cartera de Emilio Azcárraga Jean. Ahí duele, cuando su vaca favorita produce menos leche.
3.- EL DIVORCIO…
Gerardo Martino hizo declaraciones desafortunadas, desde el patíbulo donde lo subió EEUU. “Entiendo la importancia que tiene tener tres derrotas ante un rival, al que los mexicanos siempre quieren ganarle”.
El compromiso dejó de ser suyo. La afición no le pide que se sienta mexicano. Pero, le pide, que por 90 minutos, palpite como mexicano. Por 4 millones de dólares al año, no parece exigirle mucho. Pero el Tata (abuelo) les puntualizó que no son sus nietos futboleros.
Aunque la gente de su entorno pretende minimizarlo, especialmente su auxiliar Norberto Scoponi, al tacharlo como un exabrupto de alcoholizados, el virulento cadalso verbal vivido en el túnel en Cincinnati, fue más que un “fuera Tata”, pero, afortunadamente, fue muchísimo menos que una agresión física.
Refleja, sin embargo, el divorcio. Ganar, gustar y golear en Canadá, algo así como una ficción de George Lucas, provocaría una reconciliación mentirosa. Como un matrimonio en camas separadas.
Esto repercutirá de inmediato. México “N” (no hay pa’ más), jugará un amistoso ante Chile “E” (con E de emergencia), en Austin, una plaza poco abusada y ordeñada por las giras de banda de pueblo del Tri, el 8 de diciembre. Obviamente, SUM llorará centavos.
Con esta cruz a cuestas, y con un entrenador al que los sentimientos de la afición mexicana, no le entran en la letra pequeña de su contrato, ni de su sentido común ni de su ética, ¿habrá peregrinos del masoquismo, invirtiendo casi mil dólares por familia?
4.- CONTRATO…
Hace casi un año revelamos aquí, cómo la FMF, en el alborozo de los resultados, había extendido ya la renovación de contrato a Martino. El técnico argentino pidió esperar hasta después del Mundial de Catar. Su obsesión es una revancha con Argentina, especialmente con una Argentina sin Lionel Messi.
Algunos dueños de clubes ya mostraron su preocupación a Yon de Luisa, por el riesgo de una nueva clasificación. Hasta hoy lunes, varios propietarios de equipos, pidieron saber qué sigue. No exigieron, quede claro, no se atreven. Ni se indignarán públicamente. La ejecución sumaria de Jesús Martinez con el #PachucaGate fue una advertencia para todos.
El costo de rescisión del contrato de Martino no asusta al Tri. Una federación que factura cerca de 900 millones de dólares en un ciclo mundialista, no se preocupa por una bicoca. El temor es al ridículo de ratificar que se han equivocado de nuevo, al elegir un técnico extranjero por segundo período consecutivo.
Entiéndase: no es el dinero que pierden, sino el título de bobos que ganan.
Por lo pronto, el tema ha quedado archivado. Algo que no inquieta a Martino, especialmente cuando el LAFC de la MLS ya sondeó a su representante.
Recuerde: el Tri es la única selección que tiene cerca de 30 anunciantes distribuidos en dos países diferentes. Ningún multicampeón del mundo goza de ese privilegio. Vaya, apenas el 10 de noviembre, la empresa electrónica LG, una de las más poderosas en el mundo, anunció su filiación millonaria con la FMF como patrocinadora del Tri.
5.- SEGREGACIÓN…
Hay más allá de las otras cuatro bancarrotas citadas. Además de la deportiva, la financiera, la de credibilidad y la competitiva, Gerardo Martino enfrenta la de su liderazgo y su jerarquía como técnico de la selección mexicana.
Más allá de que el veto de jugadores como Javier Hernández no es sólo suyo, sino orden directa de la FMF y más allá, El Tata ha perdido el control del equipo. Desde dentro y hacia afuera. El poder se vuelve decrépito en la derrota.
Él mismo cayó en el garlito de los animadores gratuitos y de los asalariados del Tri. Ese, el del “fantástico tridente”, de la “tercia de ases”, del “triunvirato goleador de Concacaf”, del “trío galáctico”, cuando ha sido la mayor decepción.
No sólo ha sido un problema de un ‘Tecatito’ Corona en modo zombie, o de un Raúl Jiménez revolucionado, o de un ‘Chucky’ Lozano obsesionado con la heroicidad personal. Es apenas la punta del iceberg.
Héctor Herrera es la misma versión frágil que ya decepcionó al Cholo Simeone; mientras que Edson Álvarez amenaza con ser un nuevo Carlos Salcedo; en tanto que Luis Romo sigue embaucado por los falaces cantos de las sirenas que le musitan sobre Europa, y la artrosis de Andrés Guardado en las rodillas, se la ha subido al espíritu. ¿Sebastián Córdova? Mientras no le pongan un cinturón de castidad y Vick Vaporub en el pechito…
¿Y de la defensa? Ni hablar. Ya que ha tenido un ataque de sinceridad al manifestarse inmune a la ira doliente de los mexicanos, por perder ante Estados Unidos, ¿por qué no atreverse a soltar un “verdadazo”, y reiterar lo que dijo Juan Carlos Osorio? “Se viene una crisis de jugadores de calidad”. De decir pues, que es una “generación perdida”.
Además, el mismo Martino volvió a escupir ácido en la herida de sus jugadores. Por enésima vez, dijo, “falta intensidad”. Testosterona, pues. Compromiso, dignidad.
Pero, Martino aceptó que en el cierre del primer tiempo, su equipo se había caído anímica, espiritual y futbolísticamente. Tuvo 15 minutos para enderezarlo y fracasó. El equipo salió muerto al segundo tiempo, y Estados Unidos lo embalsamó. Y a El Tata, en la banca, se le hicieron engrudo las neuronas.
Visto así, el proceso de Gerardo Martino está muerto. Todos parecen saberlo, menos él, porque la FMF no se atreve a escribirle su esquela, su obituario, y preparar las exequias.
El epitafio ya está listo: “dousacerouuuu”.
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CINCINNATI -- Gerardo Martino se ha vuelto esclavo de sus palabras. Se aprisionó en esa, su “jaula de las certezas”, de la que hablaba Dostoyevski.
Goza de privilegios, de canonjías. La ignorancia de sus propios patrones lo fortalece, lo vuelve omnipotente. El títere asalariado se convierte en el titiritero existencial de las marionetas de cuello blanco y voz afectada.
¿Quién puede confrontar a Martino y pedirle explicaciones? ¿Quién con la personalidad y la autoridad para hacerlo? ¿Yon de Luisa o Gerardo Torrado? El primero no sabe, el segundo no puede, y ninguno de los dos quiere, aunque ambos deben.
¿Quién? ¿El amo y señor del futbol mexicano? Emilio Azcárraga Jean sigue jugando a las muñecas y las tacitas de té de sus telenovelas, sus chillones grupitos musicales exprés, y de la selección mexicana sólo espera el balance de fin de mes.
“Tranquilo jefe, al Mundial vamos, aunque con los gringos perdamos”, es la respuesta cuando Emilio pela los ojos, si lo hace, después de bochornos como el de esta noche de viernes en el TQL Stadium de Cincinnati.
Ya no hay dignidad en las oficinas presidenciables de los clubes mexicanos. Los amos del juego, son esclavos de su pusilanimidad. No hay valientes, sólo castrados entre los dueños de equipos. Ganado vacuno que rumia y brama, pero no protesta.
Jesús Martínez ha sido exiliado del futbol mexicano. A Jorge Vergara lo silenció la paz generosa de la muerte. ¿El resto? Agazapado, remojado en los orines de su cobardía. ¿Y los briosos colosos del norte, los bravísimos de Monterrey? Esos cintos piteados y esas botas puntiagudas, son el atuendo hormonal de sus miedos.
No hay quien confronte a Gerardo Martino. No hay quién le exija explicaciones. Ni quién le reclame por esos jugadores timoratos; por estrategias mal paridas, ni por el descarado gesto de encogerse de hombros, la mímica del valemadrismo, tras tres humillaciones consecutivas ante Estados Unidos.
La pesadilla no había terminado en Columbus, sólo se ha mudado a Cincinnati. Ohio y su noche de agua nieve del viernes, agendan más pasajes de terror para el Tri. Una nueva saga de horror comienza.
Nadie se engaña, excepto, claro, los bobos o los lacayos; los tontos o los serviles. Gerardo Martino habla de alternancia en el control del juego del viernes. “Ellos acertaron dos veces, nosotros ninguna”, dice el Houdini argentino en otro acto de escapismo.
Ciertamente, el 2-0 tiene más de fetichismo que de realidad. Estados Unidos pudo hacer tres… o cuatro, o más. Pero, tal vez, sólo quiso invocar y evocar el himno pueril y populista de su hegemonía. “¡Dousacerouuuu!”.
¿Para qué arruinar esa ópera magnífica y burlona, despiadada e hiriente del “dousacerouuuu”? La tribuna mexicana se desgarra las vestiduras con #ElGrito, y los juglares de la tribuna estadounidense se regodean con ese salmo, con ese tedeum, nacido en 2001 y que fue brevemente interrumpido en 2016.
Más tarde, en conferencia de prensa, en un consciente cinismo o en un inconsciente desvarío, Gerardo Martino montó la horca, con la longitud expresa de su propia lengua.
1. MAQUILADOR...
El Tata ha pintado y repintado su raya. Es un asalariado. Lo suyo no es entregar un producto de calidad. Lo suyo es maquilar un producto, rústico si es necesario, que incluya el boleto al Mundial de Catar 2022. Trabaja a destajo… y trabaja poco.
Para Martino, perder con Estados Unidos es un calvario ajeno. Perder tres veces con EEUU en menos de cinco meses es congoja y suplicio sólo, única y exclusivamente de los mexicanos. Él se refugia en el caparazón de la indiferencia. Su salario de 4 millones de dólares por año, paga su sudor, pero no su sangre ni sus lágrimas.
Alguien con autoridad moral, hormonal, masculina y jerárquica, ya le habría abofeteado a argumentos: para México perder con Estados Unidos, es como para Argentina perder con Inglaterra. Cierto, Martino no es Carlos Salvador Bilardo, ni tiene a ningún Maradona. Pero, mexicanos siguen muriendo en Estados Unidos, y ningún argentino muere ya en las Falkland.
Por eso, cuando el Tata dice que perder con EEUU les duele sólo a los mexicanos, él se solidariza con Gregg Berhalter y sus hunos. Ese desdén al dolor de su afición, es un acto de traición que tolera y prohíja su contrato multimillonario. El Titanic lo reseña: las ratas de dos patas saltan primero.
2. CONTEMPLACIÓN…
En conferencia de prensa, Martino se inmola. Vio fenecer a su equipo en los estertores del primer tiempo. Y en el descanso, en el vestuario, él fue incapaz de evitarlo, fue incapaz de encontrar un antídoto. Le faltó el conocimiento o le faltó la palabra.
Arranca el segundo tiempo y México continúa su agonía. ¿De qué sirvió que el Tata viera el iceberg, si no hizo nada para evitarlo? Identificar el problema y no solucionarlo, refleja incompetencia, como estratega o como líder o como ambos. El Tri se le murió de nada en sus brazos.
Reconoce que su equipo carece de un combustible poderoso: intensidad. Esa se abastece desde dentro del jugador, pero también, desde la personalidad y la autoridad de un líder. Martino no amamanta de bravura a su clan. Acaso, es un huachicolero de su propio adrenalina.
3. CORDERITO AL HORNO
En otra de sus reflexiones desafortunadas, Martino acepta que Estados Unidos y Gregg Berhalter le han jugado en tres ocasiones de la misma manera. Y en las tres se ha ido de bruces. Sabe cómo lo va a arrollar de nuevo el tren estadounidense, y se queda ahí, inmóvil, perplejo, paralizado, atónito, abnegado.
Es decir, Estados Unidos no modifica su plan de juego. Es tan estricto, rigorista, riguroso, que no puede violentarlo. Y así, tres veces, con el mismo concepto, Berhalter maquilló de payaso a su homólogo. Tropezarse tres veces con la misma piedra, no es un accidente, tal vez ni torpeza, sino suicidio selectivo.
Dejando en claro que perder con EEUU es una calamidad exclusiva de los mexicanos, y no de él, asalariado de los mexicanos, mantenido por los mexicanos, termina por contaminar al grupo, que se siente abandonado. Su presunto mentor se ha ido al bando contrario.
Se viene la cita en Edmonton, con una cancha de esa textura complicadísima para el futbol de México. Una derrota combinada con victorias de Canadá y Panamá, enviarían a México al desconsuelo del repechaje, aunque todavía con 18 puntos por delante.
Mientras tanto, ¿alguien moverá las aguas en el futbol mexicano? ¿Algún valiente? 17 dueños de equipos, viven agazapados, azorrillados, esperando que la iniciativa llegue de la oficina oval de Televisa.
Sin embargo, tal vez Emilio piensa igual que su padre, El Tigre Azcárraga Milmo.
Alguna vez dijo: “México es un país de una clase modesta muy jodida… que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente (jodida) y sacarla de su triste (y jodida) realidad y de su futuro difícil”.
Y ya se sabe, “hijo de Tigre, pintito”.
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LOS ÁNGELES -- Con el campeón mexicano vigente y con el campeón de la Concachampions, reptando ambos, casi de hinojos, para meterse en el Repechaje, sólo un equipo enorgullece su campaña: América… ¡Y ya!
Cruz Azul y Rayados, octavo y noveno, se enfrentan en la repesca. Dos monarcas en el coliseo de la mediocridad de este Apertura 2021. Y ambos, además, desmantelados por las convocatorias de esta temible Fecha FIFA, que detiene la Liga Mx.
América sigue enarbolando su bastión: juega feo, aburrido, pero sigue al pie de la letra el librito exitoso y resultadista de Santiago Solari. Con 35 puntos, aventaja en 15 al último de los involucrados en la Repesca: San Luis.
América tuvo un decoroso 68.6 de efectividad. Los potosinos, como polizones, de panzazo, llegan al Repechaje con un ridículo: 39.2 por ciento de productividad. Difícilmente se enfrentarán, pero esa diferencia indecente entre efectividad e infectividad, desnuda la clemencia competitiva de la Liga Mx.
Por lo pronto, entre las decepciones de Cruz Azul y Monterrey, con sus descarapeladísimas coronas nacionales y regionales, sólo habrá un sobreviviente, en una Repesca donde lo único seguro es la pobreza competitiva que arrastran los ocho infiltrados, en este aquelarre de la mediocridad.
¡Cuidado! Es una tanda de juegos, en la que hasta el más desahuciado muestra aún sus cariados dientes. Prueba de ello, la inesperada, grata, emotiva y vigorosa exhibición de Pumas, para invocar las cenizas de las cruzazuleadas y victimar a La Máquina 4-3, que tenía una ventaja de 1-3 al medio tiempo.
Hoy al América, pocos pueden faltarle al respeto. Cierto: cerró con tres tropiezos, pierde la Final de la Concachampions ante Rayados, sucumbe ante Cruz Azul, y empata sin goles ante Monterrey. Solari se atrevió a hacer rotaciones, aún a riesgo de que en un arrebato del dueño, Emilio Azcárraga Jean, él terminara siendo rotado del puesto.
Solari decidió proteger a sus jugadores, especialmente a dos colosos de su organigrama futbolero: Pedro Aquino y Richard Sánchez, y ofrecer actuaciones aún menos seductoras, pero entendiendo que el título es el compromiso absoluto, más allá de la llaga supurante que es haber perdido la Final de la Concachampions.
¿Quiénes pueden faltarle al respeto a El Nido? Las estadísticas pueden ser boquiflojas si se recurre a la tabla de posiciones.
1.- Segundo de la tabla, el Atlas se ha ido descartando solito. Los estertores que entran a Diego Cocca cada vez que enfrenta a las Águilas, son similares o peores que los que le poseyeron ante Chivas, al que enfrentó durante casi 80 minutos con dos hombres más.
2.- Tercero del listado, León es un perjuro. Promete y decepciona. Suma 16 de los últimos 21 puntos disputados, sólo cediendo unidades en la derrota ante Pumas y el empate con Toluca. Y aunque deberá ceder al menos seis jugadores en Fecha FIFA, tendrá una semana más para recuperarlos.
3.- Cuarto es el equipo de Tigres. Tras el doloroso despescuezadero al perder el Clásico Regio ante Rayados, sólo cayó ante América, y cumplió su chamba destazando fiambres: Juárez, Chivas, Pachuca y San Luis, pero con empates apretados, ante equipos inestable: Pumas, San Luis, Necaxa y Cruz Azul. André-Pierre Gignac garabateó, a puros golazos, la diferencia.
¿Algún otro atrevido a desafiar a ese América desabrido? Difícilmente Santos, aunque es un equipo que cuando recupera el futbol con Gorriarán, Valdés y Otero, maneja el estilo de juego que causa agruras a Solari.
Necio sería descartar a un Monterrey que con el plantel completo es capaz de salir de esa afonía y ofrecer una sinfonía. El problema es que entre selecciones nacionales de México, y de otros países, recibirá a sus jugadores el 18 de noviembre, al concluir la Fecha FIFA, para enfrentar al Cruz Azul el 21.
El rival de Rayados en la Repesca, La Máquina, con el mismo inconveniente en tiempos que su adversario, ha dado tumbos tratando de recuperar el nivel de su gesta como campeón, y poco alentadora debió ser la humillación de este domingo ante Pumas, al verse superado 4-3, tras aventajar 1-3.
Aún así, dicho está, las Águilas han impuesto su huella en el torneo. Insisto en algo: jugar feo y aburrido no está reñido con jugar bien al futbol. Genera más bostezos que saltos de júbilo, pero la maquinita eficaz y eficiente –que no es lo mismo--, rinde frutos.
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LOS ÁNGELES -- Miguel Herrera hizo una promesa a la afición de Tigres: reinstalar a André-Pierre Gignac como el romperredes estelar. Lo que nunca se imaginó, ni él ni nadie, es la forma de tratar de corresponder por parte del francés.
“(Conmigo, André-Pierre) Gignac (hará un), chingo de goles, vas a ver, te lo dedico”, espetó ‘El Piojo’ a un aficionado felino, aunque de momento, el francés suma apenas tres anotaciones, afectado por lesiones y el retraso al reportarse, tras participar en los Juegos Olímpicos de Tokio con la selección de Francia.
Y de esos tres goles que Gignac suma en el Apertura 2021, dos de ellos, han sido venerables, exquisitos, en cobro de tiro libre, y que además, han retribuido cuatro puntos a Tigres.
Originario de Martigues, Francia, llamada ‘La Venecia Provenzal’, cuya población total (42,900 habitantes) apenas llenaría El Volcán, Gignac, de acuerdo con Transfermarkt, desde 2006 hasta este 2021, ha marcado nueve goles de tiro libre.
En 17 días en el Apertura 2021, Gignac ha marcado casi una cuarta parte de los goles totales en tiro libre respecto a sus 17 años de carrera profesional. ¿Cuál es el motivo detrás de ello?
Confeso y orgulloso de ser descendiente de gitanos, Gignac ha sorprendido ante Cruz Azul y Chivas con dos soberbios disparos de 30 metros, cuando en la misma Liga Mx, había marcado sólo cuatro anteriormente, desde su llegada a Tigres en 2015.
1.- El francés marcó el 13 de mayo de 2017, al minuto 45, ante Monterrey el 1-0 de un marcador final de 2-0, en los Cuartos de Final del Clausura 2017, con Hugo González en el arco.
2.- Al Puebla le anotó en un global de 6-1. De tiro libre fue el 3-1 con Nicolás Vikonis en el arco, en la Jornada 16 del Apertura 2018. Además, esa noche, André Pierre marcó un total de cuatro goles.
3.- Al Toluca, en el Repechaje del Guard1anes 2020, en un doblete, el segundo de ellos es en tiro libre, para el 2-1 final, con Luis García como víctima.
4.- Gignac le marcó al León en el Guard1anes 2021, al minuto 40, con Rodolfo Cota en el arco, y un ligero desvío de Iván Rodríguez. Fue el 1-0 de un marcador final de 2-0.
De los nueve partidos en los que Gignac ha marcado de tiro libre, su equipo no ha perdido. Conforme a las estadísticas de Transfermarkt, en cobros de tiro libre, Gignac suma nueve goles en nueve partidos, que han representado ocho victorias y un empate.
Además, cuatro de esos goles han significado 12 unidades, con una media de 2.78 puntos por gol anotado en tiro libre.
Pero, ¿por qué hasta ahora la frecuencia de Gignac en el cobro de tiros libres con esa referencia de dos marcados en 17 días y sólo siete en los anteriores 17 años?
Llama especialmente la atención por la espectacularidad de las anotaciones. Ante Cruz Azul (1-1 final) en la Jornada 13 de este Apertura 2021, Gignac cobra por izquierda, a segundo palo. El disparo es un obús. José de Jesús Corona se lanza por el balón, pero encoge el brazo derecho al final.
La colocación era impecable en el cobro. Los especialistas aseguran que Corona reacciona así, para evitar una lesión severa en el hombro, aunque no es la primera vez en su carrera que actúa de manera similar ante un potente disparo, como ocurrió ante Andrea Pirlo, en la Copa Confederaciones de 2013, en un enfrentamiento entre las selecciones de México e Italia.
El pasado fin de semana, ante Chivas, nuevamente el delantero francés se muestra implacable. Apenas al minuto cuatro. Por izquierda nuevamente, pero esta vez al primer palo, el balón se contorsiona veleidosa y graciosamente sobre su propio eje. Entra impecable ante el lance de Raúl Gudiño. Esa sería la primera de las dos anotaciones del francés ante el Guadalajara.
Curiosamente, desde su llegada a Tigres, Gignac estuvo bajo el amparo de un despiadado especialista en cobros de tiro libre, como lo era Ricardo Tuca Ferretti. El brasileño no sólo golpeaba con brutal potencia el balón, sino además con notable colocación.
Si Gignac necesitaba de un mentor en el cobro de tiros libres, tenía al mejor a su disposición, en su director técnico. Entonces, ¿por qué no era un cobrador más recurrente y efectivo en la época de Ricardo Ferretti?
Según versiones de quienes llegaron a estar presentes en los entrenamientos de Tigres, el Tuca Ferretti prefería a Gignac como un poderoso referente de área, y la disciplina del francés de apegarse a las indicaciones de su entrenador, aunque siempre buscaba la oportunidad de hacer los cobros.
Por otro lado, según otras versiones, con Miguel Herrera encontró alguien que tras percibir la eficiencia del francés en el cobro de faltas, lo ha alentado a que tome la iniciativa, y considerarlo prácticamente la primera opción en esa disciplina.
Ciertísimo, además, que en la técnica depurada para golpear en tiro libre, Ferretti era una amenaza y aterrorizaba no sólo a los arqueros, sino a los mismos componentes de la barrera. En tanto, en esas lides, El Piojo Herrera sólo inquietaba a los vendedores de la tribuna por un balonazo al tomarlos desprevenidos.
Por lo pronto, con las advertencias a Cruz Azul y Chivas, ahora queda claro para los adversarios de Tigres que hay un motivo mayor para intentar evitar cometer faltas en la periferia del área, especialmente por el lado izquierdo, y especialmente porque Gignac ha dejado en claro su habilidad para cobrar con potencia y efecto tanto con el primer poste como el segundo, como referencias.
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LOS ÁNGELES -- ¿Vive Coapa el eclipse del Solarismo? ¿Se acabó la magia de Santiago Solari? ¿Acaso raspándole al baño de oro, El Nido muestra el cobre? No, el América está mintiendo. Un auténtico engañabobos, mientras los bobalicones hacen fiesta.
Si bien Monterrey fue superior a media semana, un esperpento de Sebastián Cáceres fue lo realmente decisivo, además de un par de decisiones arbitrales, entre errores y mala sangre, que terminan sentenciando a las Águilas.
Ése, el de media semana, fue un descalabro que dolió. Porque Solari quería ese pergamino, no por ostentarse como Rey Tuerto de la cegatona Concacaf, sino por la alcurnia del Mundial de Clubes.
Y también lo quería, porque el dueño le había hecho saber que anhelaba ese pergamino. Y Emilio Azcárraga Jean ventila aparatosamente de ansiedad cuando sus órdenes no se cumplen.
Pero, condenar y descalificar al América, por la versión que saltó este domingo ante Cruz Azul, es un acto de estulticia. Entiéndase: ¡ese América es una mentira!
Hemos reiterado en este espacio, más congelado que el pechito de Sebastián Córdova (¡Cuánta razón Paco Villa!), la venturosa campaña de El Nido a pesar de su agresión enceguecedora al concepto de espectáculo, pero inevitable para El Indiecito Solari recurrir a esa forma de juego, con la colección de figurines maltrechos en una nómina de indeseables.
1.- Esta versión del América, en la cancha, es aburrida, y a veces grotesca, pero funciona, generalmente, en la Liga Mx. Es el Michael Phelps en el pantano de la mediocridad de este Apertura 2021.
2.- Además, es una versión pobretona de sus antecesores. ¿En verdad hay algún futbolista codiciable para otro equipo, dentro de este plantel? Sólo Guillermo Ochoa.
Reiterando, pues, América fue superado por un Monterrey propulsado, envenenado, por aquello del #ÓdiameMás, porque este mismo domingo, se pudo ver, de nuevo, la versión mezquina de Rayados ante San Luis.
Incluso, hay escenarios que provocan carcajadas. “Es que Rayados llegó cansado del juego con América”, pero América no pudo llegar cansado de ese juego ante Monterrey, “porque son jugadores profesionales”. La hipocresía suele ser locuaz.
Y ante Cruz Azul, El Nido plantó una alineación, que lejos de ser de ensueño, tiene todos los estremecimientos de ser una formación de pesadilla, ad-hoc, sin duda, con los tiempos de necrofilia, espantos y demás parásitos de Halloween, de un 31 de octubre.
No se trata de lastimar o descarapelar el mérito de Cruz Azul, al que sigo viendo, con todo y mi miopía, candidato a un Bicampeonato. La Máquina, el Shinkansen celeste, hizo lo necesario para ganar y sólo Ochoa impidió que Halloween se apoderara del marcador.
Sabido ya que la parte medular, cerebral, ladina, para Solari, es –absolutamente-- la media cancha, mandó a jugadores que no serían titulares en ningún otro equipo: Fernando Madrigal, Tony López, el terror que es Nico Benedetti, y se salva, acaso, Miguel Layún, con un aire fresco por su deseo inalterable de regresar a la selección mexicana, aún con el agobio físico de sus casi 36 años.
Estará de acuerdo cualquiera en que es una media cancha pobretona, aunque el único millonario ahí es una de las peores contrataciones en la historia de El Nido: Benedetti, a quien en su terruño cafetero le dicen El Poeta, en un insulto al uruguayo Mario Benedetti, y por supuesto a un país como Colombia, con un poderío cultural tremendo, y baste citar a García Márquez y al poco querido en su patria, Fernando Vallejo.
Solari dejó fuera, en busca de una recuperación absoluta, a dos de los mejores mediocampistas de la Liga, Pedro Aquino y Richard Sánchez, y a su tercer mosquetero en esa zona, Álvaro Fidalgo, quien comenzó en la banca y terminó en la refriega, tratando de rescatar el 1-1, hasta que Emanuel Aguilera regala el penalti de la victoria celeste, y encima carga con una roja, que lo deja fuera de la cita próxima, ante Rayados de Monterrey.
Evidentemente, a la facción americanista, poco debe consolarle el saber que, ante Cruz Azul, Solari envió un equipo mermado, de entre su plantel ya de por sí mermado en calidad y autoridad futbolística, y tratando de hacer daño con Federico Viñas, quien empata con un soberbio cabezazo, y un Sebastián Córdova, quien aparentemente ha vuelto a sus rondas lascivas por allá por los pent-house de Santa Fe, en espera de que tras de algún video filtrado, la directiva le ponga el cinturón de castidad.
Por eso, si bien Monterrey fue mejor en la cancha, Cruz Azul controló el partido, y aquella victoria sobre Tigres, fue al estilo que le gusta golear a las Águilas (¡1-0!), entendiendo el cariz ladino y astuto de Solari, se encargará de dar un sopapo de autoridad, tardío, inútil ya, ante Monterrey, el próximo sábado.
Con el Virus FIFA acechando, Solari sabe que goza de una semana más de reposo, respecto a los que acuden al Purgatorio del Repechaje, que recibirán a sus jugadores concentrados hasta el 18 de noviembre, con la ronda de limpieza de la repesca, arrancando el 20 de noviembre. Casi, casi, del avión a la cancha.
Al final, insisto, para quien desglose su filosofía de café, respecto al América, le advierto, la versión de las Águilas, ha sido una rotunda mentira, dolorosa sin duda para sus aficionados, pero queda claro que las emociones multitudinarias de la turba amarilla, ni remotamente inquietan el proyecto, aburrido, feo y pobretón, pero prometedor, de Santiago Solari.
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LOS ÁNGELES -- Monterrey no sólo desnudó (desplumó, coloquialmente) al América, sino que lo exhibió públicamente, y lo echó a desfilar, aterido y despojado, con sus miserias a la intemperie. Inobjetable Pentacampeón de Concachampions.
Porque no fue sólo el resultado (1-0, gol de Funes Mori).
No fue sólo el descalabro que marca paternidad de Rayados (segunda Final para Monterrey ante América en dos años).
No fue sólo el fracaso (“dile a Solari que esperamos ese título”, había dicho Emilio Azcárraga Jean a Santiago Baños).
No fue sólo la frustración de dejar ir un título regional, sino que el América renegó de la esencia sagrada del americanismo, de esa, de la del #ÓdiameMás.
Y no fue sólo eso, no fue sólo todo eso. América, como ante Pachuca en la Liguilla pasada, como en los primeros 45 minutos ante Chivas, como reincidentemente ante Toluca, El Nido fue allanado y desolado.
Rayados salió al asalto. Con lo que mejor sabe hacer, y como mejor lo puede hacer. Tempranito nomás, Charly Rodríguez le metió estremecimientos y síncopes a Guillermo Ochoa, como reflejo de la belicosidad regiomontana.
Porque Rayados entendió el momento, el escenario, la oportunidad, las circunstancias, y el bocadillo apetitosamente mediático que se le ofrecía. Y lo engulló rápidamente, para hacerle digestión en el segundo tiempo.
En todo el semestre, ningún otro equipo le había hecho 15 disparos a portería al América. Por el contrario, ése era un privilegio de las Águilas, dejar en el asedio, en el acoso al rival, el sello de su dominio, de su control. El jueves por la noche fueron rebasados.
¿Es una mentira el América de Santiago Solari? Ni remotamente. Muestra, acaso, lo limitado de su plantel. Y muestra la dependencia absoluta en dos hombres: Pedro Aquino, ausente esta vez, y Richard Sánchez, lesionado al ’67.
Y se vio entonces la fragilidad de un equipo, al que lo sostiene poderosamente su granítico y hermético sistema de juego, ese, el que afea y el que aburre, pero que es el único al que puede implorar El Indiecito, con una tribu tan magra, y que le alcanza para ser el líder del torneo, pero, no para ganar campeonatos.
Además, Solari cayó en un nuevo desencanto. Cuando los revulsivos, cuando los hombres importantes deben ser, además, sobresalientes, oportunos, líderes, americanistas genuinos pues, y se marchitan ante el escenario. Sebastián Córdova había homenajeado alguna vez ese 10 mítico del América que porta, pero, el jueves, lo estercoló.
Ciertamente, Javier Aguirre hizo acopio de fuerza, voluntad e intensidad en sus jugadores. Una media cancha impetuosa, ordenadita, disciplinada, atenta, solidaria. Ese diálogo táctico, imperceptible, pero tenaz y eficiente, entre Rodríguez, Celso Ortiz, y el resucitadísimo Ponchito González, marcó el rumbo del partido, facilitando la chamba al resto de sus compañeros.
A Rogelio Funes Mori le entalla perfectamente esta camiseta, especialmente con un Jesús Gallardo de fiesta en la cancha, colaborando a los boquetes a espaldas de Richard Sánchez y con la complicidad del siempre distraído Jorge Sánchez.
Y claro, hablando de rescates y resurrecciones, Maximiliano Meza, un zombi absoluto en sus primeros torneos, al grado que Rayados intentó regresarlo a Argentina, volvió a ser el jugador de reposo y de explosión, de pausa y de cancherismo, montando una pesadilla sobre Salvador Reyes, a quien incluso, caído, ridiculiza con un túnel al minuto 58.
Guillermo Ochoa y sus concubinas, los postes, se sublimaron --otra vez--, para hacer menos aciago el destemplado momento del América. Vuelve a ser el arquero, el jugador relevante de las Águilas. Es el prócer en las victorias ajustadas y el curandero para evitar que las derrotas escandalicen.
Puesto así en escena, queda claro que el América de Solari no es una mentira, pero, queda claro que algunos de sus jugadores más que mentirosos se transforman en embusteros. Porque, --es necesario enfatizarlo--, era una Final y decidieron ¡no! jugarla como tal.
1.- Roger Martínez gastó más energías en su innoble berrinchito al ser sustituido, que en todo su estéril accionar; quemó más calorías en su video para adultos, que ante Rayados.
2.- Mientras tanto, se remarca el peso imprescindible de Aquino y Sánchez, para que Fidalgo gravite. Este jueves, ante Rayados, el español fue parte de la paella que se despachó Maxi Meza con él, Fuentes y Reyes.
3.- Y los émulos frustrados de Cuauhtémoc Blanco. ¿Henry Martín? Estaba mejor custodiado que la fórmula de la Coca Cola o el secreto de longevidad de Chabelo. Y de Sebastián Córdova, ya se dijo, a veces tiene los pies en la tierra, y a veces la sesera y las gónadas en sus fantasías nocturnas.
Cierto, imponderables hubo, y determinantes en el descalabro americanista. Pero así como otras veces se visten de amarillo, esta vez las calamidades se vistieron de ajeno. Y ahí incluimos desde la grotesca y frustrada pirueta de Sebastián Cáceres, al intentar despejar un balón franco, y que termina entregando a Funes Mori, hasta llegar a polémicas, pifias y sudoraciones con olor a ácido úrico, por parte del árbitro Fernando Hernández.
Ahora, con el Pentacampeonato, que lo ratifica como cinco veces rey tuerto de la tierra de ciegos que es la Concacaf, Rayados tendrá un peligroso relajamiento el fin de semana ante San Luis, y cerrará el torneo regular visitando al América. De seis puntos, necesita los seis.
Porque, para Rayados, la misión está incompleta en la Liga. Aguirre necesita que Monterrey se meta en los cuatro primeros, porque la Fecha FIFA de noviembre le dejará al menos sin siete jugadores, que regresarán a El Barrial hasta el día 18, para jugar Repechaje, eventualmente, 20 ó 21.
¿Las Águilas? Insisto, Monterrey desnudó al América, pero no a Solari. No exhibió a El Indiecito sino las precarias condiciones futbolísticas, emocionales y hormonales de sus jugadores. A este América le faltó ese espíritu indomable, esas gónadas, pues, imprescindibles siempre, del genuino americanismo, no del rumbero y mediático que promueven Córdova y compañía.
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