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Tata Martino y sus dos regresos de entre los muertos

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Selección Mexicana prepara dos modificaciones para el choque contra Estados Unidos (3:25)

Desde Cincinnati, John Sutcliffe y Mauricio Ymay analizan las posibles sorpresas de Gerardo Martino en su once de gala. (3:25)

CINCINNATI -- Gerardo Martino se ha lanzado a dos túneles oscuros, en busca de un poco de luz.

El 'Tata' se ha sumergido en el vientre de dos tragedias. La Final de la Liga de las Naciones (Estados Unidos 3-2) y la Final de la Copa Oro (EEUU 1-0).

Martino ha repasado los videos. Ha tomado notas. Ha elucubrado estrategias. Ha diseñado estratagemas. Ha caculado heroísmos, pero también tragedias. Ha dado puñetazos en la mesa, porque sí, porque no. ¿Por qué sí, por qué no?

Busca respuestas. Busca soluciones. Busca esperanzas. Busca héroes. Especialmente para cuando importa, como este viernes por la noche. Especialmente para donde importa: el Octagonal Final de la Concacaf.

Y especialmente, busca la panacea ante quien importa: Estados Unidos, porque en ese límite de la diplomacia y la burla, su homólogo Gregg Berhalter, dijo que “si con esas dos victorias (Liga de las Naciones y Copa Oro), no basta para ganarnos el respeto (de México), debemos ganar este viernes”.

Sí, Gerardo Martino ha calzado su propia Divina Comedia. Visitó el Infierno de dos fracasos, se enclaustró en el Purgatorio atormentado, y busca su redención este viernes. Cuando importa, donde importa y ante quien importa.

En la Conferencia de Prensa de este jueves, el 'Tata' bajó la mirada, así, como si la culpa fuera toda suya: “Las jugadas a balón parado”, fue su diagnóstico. Ahí, así, EEUU sentenció la Final de la Liga de las Naciones.

Pero, el cuaderno de notas de Martino tiene mucho más que eso, tiene menos páginas que anotaciones. En los términos de Juan Carlos Osorio, el bolígrafo rojo se vació, y el azul está rebosante de tinta.

Ciertamente, ante el Capitán América de Gregg Berhalter, El Tata contempla a su Chapulín Colorado con su Chipote Chillón. Aquello puede ser recíproco tal vez. Los seleccionados mexicanos voltean a la banca y descubren a “El Chanfle”.

1.- EL PAREDÓN…

No es un hallazgo el de Martino al hablar de la fragilidad de México en jugadas a balón parado. Es un drama genético. Es su ADN de la tragedia, con otros más. Como el mismísimo manchón de penalti.

Los explicaba alguna vez Manolo Lapuente. “Trabajamos, si fallas en algo, se trabaja. Y en los entrenamientos trabajamos en las pelotas paradas. Cuando llega el día del partido, la historia es distinta”.

Y le ocurre a Martino, porque le sigue ocurriendo a México. Organiza frontones. Balones al área; centros al primer poste, al segundo, al que se anticipa, al que arriba por sorpresa. Hasta que en la vida real, irrumpe McKennie o Acosta o Zardes o Brooks o Yedlin o Pepi o Adams, y Guillermo Ochoa en la antepuerta de su arco, resopla.

“Mucha concentración, mucha decisión, mucha atención y muchos güevos, y un poquito de maña”. La receta es de uno de los mejores defensas mexicanos en juego aéreo: Claudio Suárez, especialista en anular a colosos más latos que él.

2. SANGRE FRÍA…

Esa balanza del desastre, México la mantiene en equilibrio, con sus desequilibrios. Oxidada, enmohecida en el fondo, cuando de trata del ataque aéreo del rival, su propia artillería tiene el gatillo trabado, oxidado. Y a veces, en lugar de obuses, dispara balines.

Yerran sus delanteros y yerra su segunda línea de ataque. Y yerra hasta en el manchón, como le ocurrió a Andrés Guardado al minuto 124, con el 3-3 servido en la bandeja de los penaltis en la Final de la Liga de las Naciones.

Después de esa naufragio en las montañas de Denver, Gerardo Martino encontró una esperanza a través del coyotaje burocrático; Rogelio Funes Mori ya era mexicano. Pero, la bayoneta se rompió en plena Copa Oro. En la Final, el Mellizo tuvo dos que con un soplido habría entrado… y erró.

Raúl Jiménez, la mandíbula despiadada de los Lobos de Hampton, sigue trabada cuando se viste de verde. Parece que el liderazgo es una faja que le sofoca el pecho, desde antes de su tremenda lesión. ¿Tecatito Corona? Ha sido prescindible para el Porto, después de dos años prodigiosos. Chucky Lozano hace erupción y después se arrellana en sus propias cenizas.

El 'Tata' no descubre nada nuevo. Son hábitos viejos, dolencias viejas, pero con nuevos apellidos. Yerros en jugadas a balón parado y esos estremecimientos ante el gol, son los mismos espantajos, pero tienen un nuevo carnet de identidad.

El éxito, entre los mexicanos, radica en lo sobrenatural antes que en su propia naturaleza. El campeón mundial gallo, Raúl Ratón Macías, se lo gritó a la humanidad, levantando su cinturón: “Todo se lo debo a la Virgencita de Guadalupe”. Persignarse antes de disparar, será tal vez la solución para Raúl, el Mellizo, Henry Martín y compañía.

3. COMPROMISO…

Se le preguntó a Gerardo Martino por tres promesas en desgracia: Luis Romo, Sebastián Córdova y Tecatito.

Al primero lo exoneró, aunque Cruz Azul extraña su mejor versión. Con los otros dos, asegura, se ha acercado esta semana, los ha tendido en el diván, buscando respuestas. “Siempre estamos cerca de los futbolistas, especialmente de aquellos que por un motivo u otro, no tienen un buen pasaje en sus equipos”, dijo.

En esa excursión dolorosa por esas dos finales perdidas ante Estados Unidos, El Tata debió descubrir que una misma camiseta puede tener dos versiones casi antagónicas. El compromiso no viene incluido con la vestimenta. Ése, lo exuda el portador, el futbolista.

La Final de la Liga de las Naciones fue un partidazo. Intensidad absoluta. Devoción, pasión y compromiso. Obsesión absoluta por la victoria. Irónico que con el 3-2, y desde el manchón, al minuto 124, el único líder disponible en el Tri, fallara. Pero, Andrés Guardado es el último bastión de pujanza en el equipo de El Tata.

Hablando de modelos, el equipo que se colapsó en el marcador, en Denver, pese a todo, es la versión que puede saltar con categoría esta noche de viernes, y lanzarse temeraria a la emboscada gélida de Cincinnati.

El Tri de la Liga de las Naciones con Raúl Jiménez en el epicentro del ataque, puede devastar y echar por tierra, la flamante trinchera que Estados Unidos pretende levantar en el TQL Stadium, tras la amarga conquista y

devastación de Columbus.

El México de Denver, siempre superior a Estados Unidos, pero con errores graves en el fondo, e indecisiones en el frente, puede salir con vida de Cincinnati, porque además ahora dispone de la quijada ejercitada para triturar

huesos y defensas, del Lobo Mayor Jiménez.

Lo cierto, lo único irrefutable, lo único irrebatible, es que la épica de este viernes por la noche, con la tribuna pintada en rojo, azul y blanco, y algunos ruidosos lunares en verde, resultará tan intensa, estrujante, seductora, extasiante, como la de Denver. Amén.