HALLE -- Recuperó la sonrisa. Y le volvió el alma al cuerpo. ¿Para tanto? Sí, porque Roger Federer, el hombre récord del tenis, que sigue batiendo marcas y haciendo historia, cortó una de sus rachas adversas más extensas y festejó en Halle. El suizo, de 31 años, estuvo 10 meses sin ganar un torneo y en el césped alemán se impuso para igualar el tercer mejor registro, de 77 títulos, en poder del estadounidense John McEnroe. Por su nivel y esta renovada alegría, se ilusiona de cara a Wimbledon. Por eso, ESPNtenis.com lo eligió como La Figura de la Semana.

Con este triunfo, Federer igualó la tercera marca de títulos ATP de McEnroe, todavía lejos de los 94 que consiguió el checo-norteamericano Ivan Lendl y de los 109 del estadounidense Jimmy Connors. Así, el helvético amplió su récord de copas ganadas en el certamen de Halle, a seis, para ratificar que sigue siendo el mejor de todos los tiempos sobre césped. De hecho, Federer es el varón con más campeonatos obtenidos en esa veloz superficie, con 13, contando las seis en Halle y siete en Wimbledon.

Además, es el jugador en actividad con más victorias (121) en césped y una efectividad que es récord histórico, con casi el 88% en sus partidos en dicho piso. Está claro que le costó superar en semifinales al local Tommy Haas -se vengó de la derrota en la final de 2012- y luego al ruso Mikhail Youzhny en la final, pero en ambos casos, en los momentos decisivos, sacó a relucir su mentalidad ganadora e hizo la diferencia justa.

Para Federer se trató, también, del primer año, desde que se adjudicó en Milán 2001 su primer torneo oficial, que tardó tantos meses en ganar un título en una temporada. Recién lo hizo a mediados de junio, poniéndole fin a una sequía de 10 meses, desde que en agosto de 2012 se impuso en el Masters 1000 de Cincinnati.

Desde aquella victoria, el suizo había caído en las tres finales siguientes: cedió ante el argentino Juan Martín del Potro en Basilea, contra el serbio Novak Djokovic en la Copa Masters de Londres y este año frente al español Rafael Nadal en Roma. Como se ve, Federer perdió en las definiciones de sus dos últimos certámenes del año pasado y su siguiente final fue en mayo último, en el Abierto de Italia.

Con su éxito en Halle, Federer se ilusiona y contagia a sus fanáticos con la posibilidad de conquistar Wimbledon por octava vez. El año pasado, el suizo igualó los siete títulos en La Catedral del estadounidense Pete Sampras y ahora tratará de ostentar otro récord en soledad. De conseguirlo, estirará su marca tope, que ahora es de 17 coronas en los Grand Slam.

Cuatro veces en su carrera (2003, 2004, 2005 y 2006), el suizo hizo doblete en Halle y Wimbledon y ahora pretende hacerlo por quinta vez. Uno de sus grandes rivales será el escocés Andy Murray, quien lo antecede en el 2º lugar del ranking ATP y al que venció en la final de Londres de 2012.

Hace 10 años, Federer ganó su primer Grand Slam, justamente en La Catedral. Y ahora se lo consultó sobre si hay alguna semejanza con aquella victoria. "Es totalmente diferente a 2003, cuando llegué con mucha presión. En cuanto a la necesidad de probar mi nivel, yo era un legítimo aspirante a un Grand Slam y tenía una presión increíble. Ahora, 10 años más tarde, sé lo que tengo que hacer. Voy a entrar con presión porque estoy defendiendo mi título, pero es un privilegio jugar en Wimbledon y quiero hacerlo muy bien", explicó. El sueño de llegar al 18º "grande" se mantiene intacto.

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Vivimos en una época de atletas extraordinarios que han podido alargar su calidad y su dominio más allá de los propios límites humanos. Brady tiene 43, Pacquiao está en los 42, Zlatan 39 y Cristiano ha pasado por los 36, y siguen en un plan competitivo acorde a lo que ha sido su trayectoria. Pareciera que los años no pasan por ellos. ¿Dónde esta el secreto? ¿Por qué pueden sostenerse en esos niveles cuando la ciencia indica otra cosa? Obviamente, hay calidad, claramente hay mentalidad, pero… ¿Qué han agregado ellos para descubrir una “fuente de la juventud”, potencializar su longevidad y encaminarse hacia la inmortalidad?

SAN DIEGO, California.- Tom Brady juega un deporte de alto contacto al más elevado nivel como si sus 43 años no existieran. Zlatan Ibrahimovic sigue en una estupenda forma a sus 39 años en la demandante Serie A de Italia y Roger Federer ronda los 40 en la élite del tenis mundial. Y si necesitamos más “pruebas”, ahí está el dominante LeBron James cuando ha rebasado las 36 primaveras y el extraordinario boxeador filipino Manny Pacquiao, quien más allá de los 42, se mantiene en la lista de los mejores boxeadores del mundo libra x libra.

La “Fuente de la eterna juventud”, una expresión de longevidad e inmortalidad. Eso es lo que parecen haber descubierto el deporte de este siglo y los deportistas de una generación pasada que se resisten a “tirar la toalla” y rendirse. ¿Dónde esta el secreto? ¿En qué se basa esta extraña longevidad cuando está probado científicamente, que más allá de la experiencia y el temple que sólo da el tiempo, el declive de un atleta de alto rendimiento debe comenzar a partir de los 34, 35 años, 26 años? ¿Por qué ellos son capaces de desafiar y sobrepasar la barrera del tiempo y mantenerse como en sus mejores días? ¿Dónde esta el secreto?

Lo primero que hay apuntar es la calidad.Sin ella, nada es posible. Y lo segundo que hay que establecer es una fuerza mental que les coloca en ese nivel. Hasta ahí, no parece existir nada extraño o diferente a lo que pudieron tener otros atletas en el pasado. Lo que verdaderamente marca una transformación, está en los elementos y las herramientas que un atleta del más alto nivel busca y encuentra en estos días. Un acondicionamiento físico imprescindible para jugar cualquier deporte, un entrenador personalizado que busque obtener los mejores rendimientos del cuerpo, y un tema que no es secundario de ninguna forma: la alimentación. Y para ello se cuenta con un nutriólogo que estudia el organismo, cada ser humano y cada metabolismo es diferente, y que logra los mejores resultados. Obviamente, hay un tema disciplinario que debe incluirse en la parte mental, porque si un deportista no está focalizado realmente en el cometido, no habrá ningún especialista, entrenador, psicólogo o nutriólogo, que sea capaz de producir un milagro.

Brady habla, en su libro, titulado “TB-12”, de un novedoso sistema de entrenamiento que le ha permitido extender su carrera hasta una edad inusitada y a un nivel extraordinario de rendimiento. Y en alguna parte del texto subraya que ninguno de esos ejercicios o practicas serían posibles sin la motivación y el deseo absoluto de lograrlo. Es decir, que, aunque Cristiano, Zlatan, Federer, Pacquiao, LeBron o el que sea, no tuviesen calidad hasta más no poder , que, sin duda, la tienen; sin mentalidad, sin esa fuerza, les sería poco más que imposible alcanzar la gloria y mantenerse en un estado de gracia a pesar de que sus años de florecimiento atlético, de acuerdo con la ciencia, hayan quedado en el pasado.

Son seres privilegiados, sí, lo serían de todas formas, pero se han apoyado en las herramientas que existen hoy para extender su talento y su predominio más allá de los limites que la humanidad pueda comprender. Vivimos una época maravillosa. Hemos podido alargar las sensaciones, la experiencia, la emoción de verlos sobre el campo de acción. Los grandes atletas han descubierto “la fuente de la juventud”, la longevidad que es, también, un pequeño paso hacia la inmortalidad…

@Faitelson_ESPN

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MÉXICO -- La edición de 2014 del Australian Open será recordada por una final sorprendente tanto como emocionante. Stanislas Wawrinka llegó a su primer partido por un título de Grand Slam ante un Rafael Nadal que había tenido un 2013 magistral y que le había derrotado en sus 12 duelos previos.

El suizo arrolló al español en el primer set con un saque potente y un revés impecable que buscó siempre las líneas. En el segundo Nadal se desmoronó con fuertes dolores en la espalda y parecía que se retiraría del partido. Stan ganó también ese parcial pero inexplicablemente comenzó a fallar en el tercero y le dio vida a un Rafa que de pronto se movía mucho mejor. La recuperación no le alcanzó al de Manacor y Wawrinka cerró la faena para levantar su primer Grand Slam y convertirse en el primer tenista no llamado Federer, Djokovic, Nadal o Murray en conquistar un grande desde el US Open del 2009.

El 2015 plantea un panorama distinto. Lejos de apoyarse en su triunfo en Melbourne para vencer el miedo escénico en torneos importantes, Wawrinka cayó en primera ronda de Roland Garros y no pasó de cuartos ni en Wimbledon ni en US Open. Comenzó el 2015 titulándose en el Abierto de Chennai y solo se cruzaría con Nadal, su gran bestia negra, si llega a la final. En el camino sin embargo puede encontrarse con Novak Djokovic quien espera una revancha después de que el suizo le impidiera ganar su quinto abierto australiano al dejarle fuera el año pasado en un electrizante duelo de cuartos que terminó con un 9-7 de Stan en el quinto set.

Djokovic llega como favorito entre otras cosas porque ha dominado el torneo en cuatro de las últimas siete ediciones. La superficie dura de Melbourne Park ha inspirado su mejor tenis desde 2008 cuando ganó el torneo por primera vez. Después de su derrota ante Wawrinka en Rod Laver, llegó a la final de Roland Garros y ganó su segundo Wimbledon. Cerró el 2014 conquistando el Torneo de Maestros aunque no tuvo que jugar la final por el retiro de Roger Federer.

Su Majestad es la gran incógnita. El pasado reciente dice que Roger no tiene oportunidad en Melbourne. Su último título allí lo conquistó en 2010 y desde entonces se han disputado 18 finales de Grand Slam de las que Roger solo apareció en tres y apenas ganó una, Wimbledon de 2012. Fue su título 17 en Grand Slams pero a partir de ese momento Federer ha visto ganar tres grandes a Nadal, dos a Djokovic y dos más a Murray. Claro, Roger llegará a Melbourne Park en forma luego de vencer a Milos Raonic en la final de Brisbane y apuntarse su victoria 1.000 en el circuito.

Después de ganar el US Open en 2012 y el Wimbledon en 2013, Andy Murray se fue en blanco en los Grand Slams de 2014, un año que incluyó cirugía de espalda para él y el polémico cambio de coach de Iván Lendl a Amélie Mauresmo. El escocés buscará un impulso a su mejor nivel con su primer título en Australia.

La lista de aspirantes a sorpresa la encabeza Kei Nishikori quien se convirtió en el primer japonés en jugar una final de Grand Slam en agosto cuando le venció Marin Cilic para titularse en el US Open. El croata no estará en Australia por una lesión en el hombro. El joven búlgaro Grigor Dimitrov querrá confirmar que su llegada a semis de Wimbledon en 2014 no fue casualidad ni fortuna.

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NUEVA YORK -- Son las 9:43 en Nueva York, y las raquetas de Roger Federer comienzan su viaje rumbo a Flushing Meadows. Van cargadas en un bolso que cuelga de las espaldas de Ron Yu, uno de los responsables de Priority 1, la firma especializada en encordar, balancear y cuidar las raquetas de algunas de las grandes estrellas del tenis profesional. ¿El cliente más famoso? Su Majestad.

"Cada vez que Roger juega, hay que encordar sus raquetas de nuevo. Anoche llovió, su partido se suspendió hasta hoy, y entonces tuvimos que cortar las cuerdas de todos sus marcos, y volvimos a empezar", me cuenta Ron, mientras llegamos a la esquina de la Avenida Lexington y la calle 39, en el East Side de Manhattan.

Federer está programado para jugar en el tercer turno del estado Arthur Ashe, en esta segunda jornada de acción del Abierto de los Estados Unidos. Entonces Rom debe llegar al Billie Jean King National Tennis Center al menos cuatro horas antes, para entregar las raquetas en mano. Por eso camina rápido por las calles neoyorquinas.

"Tengo ocho raquetas aquí. Nuevas", me dice, al tiempo que acelera sus últimos pasos hasta la esquina de la calle 42, desde donde salen los buses de la organización que lo llevarán hasta Queen's. Cuando llega allí, guarda el bolso con el logo de Priority 1 en la bodega del colectivo y se acomoda en un asiento. Los violines de Federer ya van camino al torneo.

El encuentro de Yu con el resto del team Federer se produce a las 10:54, en un jardín que funciona como antesala a la entrada de los jugadores, al pie de esa montaña invertida que son las tribunas del Ashe. Primero llega Paul Annaconne, coach del 17 veces ganador de títulos de Grand Slam. Él recibe las 8 raquetas, prolijamente embolsadas en plásticos con el logo de "RF", y las guarda en un bolso rojo, vacío, que él mismo trajo. Detrás llega el suizo. Gorro celeste que hace juego con sus shorts, remera azul de manga larga, saluda y conversa unos momentos con Ron, hasta que encara rumbo al pasillo que lo llevará a los vestidores.

Curioso: Federer nunca toca las raquetas. La tarea de cargar el bolso recae en Severin Luthi, quien trabaja con Roger desde 2007 y es un hombre orquesta, ya que apoya en cuestiones técnicas tanto a Annaconne como al mismo jugador, es capitán de Copa Davis de Suiza, pero también se convierte en, cómo decirlo, el cargador oficial del bolso de Su Majestad.

"Roger no tiene problemas en firmar autógrafos, aunque sea antes de los partidos", me cuenta Luthi, mientras observa cómo el ex número uno del mundo le pone su sello a pelotas, papeles y todo lo que le acerquen. Son pasadas las 12 del mediodía, y Federer terminó hace momentos un calentamiento liviano en la cancha de práctica P1. Compartió court con Tommy Haas, otro de los "over 30" que siguen brillando en el ATP Tour. ¿El bolso y las 8 raquetas? Sobre las espaldas de Luthi.

"Roger, esto es para ti", le dice un hombre con sombrero estilo años 40, interceptando a FedEx en su camino de regreso al vestuario. Rog lo toma y sigue su ruta. "Ese era mi libro sobre Marcelo Ríos. Yo sé que él es fan de Ríos, y por eso le quise regalar una copia", me cuenta el autor de la obra, Scoop Malinowski. Según el catálogo de Amazon, hay más de diez libros que tienen a Federer como sujeto. La acción en el Ashe se extiende más de lo esperado. La checa Petra Kvitova demora una hora y 55 minutos en ganar y pasar a la segunda ronda. Caro Wozniacki se toma otra hora y 41 minutos. Federer, paso relajado, va del Players Lounge al vestidor durante la espera. Es su torneo de Grand Slam número 56. No hay espacio para los nervios. Ni ahora, ni tampoco durante su partido ante el esloveno Grega Zemlja, un jugador que viene de recuperarse de una mononucleosis y ahora combate problemas respiratorios.

"Me diagnosticaron la enfermedad el día posterior a perder contra Federer en Rotterdam. Y ahora ni siquiera puedo jugar puntos largos. Por eso es un poco difícil decir cómo lo vi hoy a Roger. Solo tengo espacio para pensar en mis problemas de salud", diría Zemlja, 62º del mundo, luego del partido. "Pero él logró tanto, es el mejor de todos los tiempos, que no puedo creer que alguien pueda decir algo no positivo de su persona. Si es 7°, 4° o 1° preclasificado, para mi es irrelevante".

También parece serlo para Federer, quien en el mismo estadio en el cual levantó 5 veces el trofeo de campeón, ahora domina la acción. Desde cerca, sus gestos tenísticos se ven con mayor claridad. Cuando saca, sus piernas empujan mucho para arriba y poco para adelante. Es el torso primero, y su brazo después, los que se meten adentro de la cancha. Cuando genera poder con su drive, mentón y hombro derecho se acarician. Hoy los gestos de emoción escasean. El partido no tiene ritmo, y tampoco está en peligro para el suizo.

"¡Aaaaayyy!", grita Roger mirando al suelo con el score 4-3 en el tercer set. Es una de sus únicas reacciones del día. Su derecha ha quedado en la red, y el error le abre la puerta del break point a su rival, que la aprovechará. Con este tipo de situaciones debe convivir ahora Federer, un microsegundo más lento, un milímetro menos preciso, un poco más cerca del resto que antes.

Pero en minutos el suizo ajusta, y vuelve a quebrar. Una derecha plástica, angulada, acompañada por su cuerpo casi suspendiéndose en el aire, sella el contrabreak. Y, casi, el partido. Lo que sigue es un trámite: segundo servicio ganador, ace, stop volley hermosa y puño cerrado mirando a su banco. Es 6-3, 6-2 y 7-5 en una hora y 33 minutos.

"¿Si mi pasión sigue tan elevada como siempre? Sí, eso es lo que creo. Claramente, cuando ganas todo, es divertido", explica Roger, después del partido. "Eso no significa que ames más el tenis, sino que amas ganar, estar en la portada, levantar trofeos. Es bonito. Pero yo sé que ganando o perdiendo, compitiendo o practicando, yo amo esto".

Y ese amor por el deporte que Federer transmite, es similar al que los fans le devuelven en la ovación final de esta tarde en el Arthur Ashe. Después de saludar a los cuatro costados del estadio, Roger se queda unos diez minutos más firmando autógrafos. Y luego se va directo a las canchas de práctica, a tratar de ganar más ritmo.

¿Su bolso? Su bolso con las ocho raquetas se lo lleva Fabrizio Sestini, manager de comunicaciones de la ATP. Ron ya lo espera, para que el Planeta Federer comience a girar un día más en Nueva York.

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MÉXICO -- El ranking de la ATP cumple 40 años. Un 23 de agosto de 1973, el rumano Ilie Nastase tuvo el honor de ser el primer número uno del mundo según el sistema de contabilización semanal de puntos que, desde entonces, rigió al circuito masculino. En total, 25 tenistas de 13 diferentes países han ocupado esa posición de privilegio. Pero de todos ellos, ¿quiénes han sido los más destacados?

El siguiente top-ten está basado tanto en datos estadísticos como en apreciaciones. Y despertará polémica. ¿A quién incluirías? ¿A quién quitarías? ¿Quién debe estar más arriba o más abajo? Que comience la discusión sobre los diez mejores N° 1 de la historia del ranking ATP.

10. STEFAN EDBERG (SUECIA). Sus seis títulos de Grand Slam lo ponen por debajo de los 7 de su compatriota Mats Wilander, y al mismo nivel de los 6 de Boris Becker. Pero Edberg supera a ambos en semanas totales como N° 1 del mundo: 72, contra 20 de Mats y 12 de Boom-Boom. Es cierto que Lleyton Hewitt estuvo 80 semanas, y no lo encontrarán en esta lista. Pero el australiano apenas ganó 2 títulos grandes. En la "lucha" por entrar a este top-ten, Stefan dejó afuera también a Jim Courier, Gustavo Kuerten, Nastase y Andy Roddick, todos ellos con más de 10 semanas totales al frente del ranking mundial.

9. ANDRE AGASSI (ESTADOS UNIDOS). Su reinado en la cima del tenis masculino fue espasmódico. Alcanzó por primera vez el N° 1 el 10 de abril de 1995. Y su últimos días como el mejor de todos fueron a principios de septiembre de 2003. En total, cumplió 101 semanas en el primer puesto del ranking. Y sólo en 1999 finalizó la temporada en esa posición de privilegio. Sus 8 títulos de Grand Slam se potencian por haber levantado el trofeo de campeón tanto en Melbourme y París, como en Londres y Nueva York. Aun así, no le alcanza para superar al N° 1 vigente.

8. NOVAK DJOKOVIC (SERBIA). El próximo lunes, Nole cumplirá su semana 96 al frente del ranking ATP, lo que lo ubica todavía por detrás de Agassi. Djoko tiene 6 victorias en Grand Slams, 2 menos que Andre. Pero ya suma dos temporadas consecutivas terminando como N° 1 del mundo (2011 y 2012), luego de haber desbancado de la cúspide a dos tenistas que encontraremos mejor ubicados en esta lista: Roger Federer y Rafael Nadal. Lo que parecía imposible, Novak lo consiguió. Y su ascenso a la cima no fue momentáneo: Djokovic llegó para quedarse. A sus 26 años, tiene mucho tiempo por delante para seguir sumando logros. Pero lo que ha conseguido ya es histórico.

7. BJORN BORG (SUECIA). Apenas una vez jugó el Abierto de Australia (en 1974) y nunca pudo ganar el US Open, ni en arcilla ni en cemento (fue 4 veces finalista). Pero dando esa ventaja, El Hombre de Hielo ganó 11 títulos de Grand Slam, incluyendo esos míticos 5 consecutivos en Wimbledon. Sumó 109 semanas totales como N° 1, luchando primero con Connors y luego con McEnroe por ese honor. Terminó 2 temporadas consecutivas como el líder del ranking, en 1979 y 1980. Y la realidad es que su juego, su imagen y su leyenda trascienden las estadísticas: Borg es el símbolo del tenista cerebral, frío e imperturbable, capaz de defender como pocos y contraatacar como casi nadie. En el arte de la defensa y el contragolpe, quien le sigue en esta lista es uno de sus grandes herederos.

6. RAFAEL NADAL (ESPAÑA). El manacorí es la versión recargada de Borg. Pero a diferencia del sueco, el zurdo español se niega a despedirse temprano de la elite. Mientras Bjorn le dijo adiós al tenis a los 26 años, este Rafa de 27 está en búsqueda de recuperar la cima del ranking gracias a un 2013 soñado, que marcó su regreso tras casi 8 meses de inactividad. Nadal, que acumula ya 12 títulos de Grand Slam, suma 102 semanas al frente del ranking. En 2008 y 2010 terminó como líder del escalafón ATP. Y ha logrado algo que Borg nunca pudo: ganar los cuatro diferentes torneos de Grand Slam al menos una vez.

5. JOHN McENROE (ESTADOS UNIDOS). Fue el "niño terrible" del tenis. Ganó 77 títulos del circuito, incluyendo siete Majors. Durante 4 temporadas consecutivas (1981 a 1984) terminó como número uno del ranking. Con 170 semanas totales al frente del listado de la ATP, Big Mac dominó la primera mitad de la década de los '80. Fue el mejor de todos usando raquetas de madera, y luego raquetas de grafito o compuesto. ¿Su gran cuenta pendiente? No haber podido ganar Roland Garros. En 1984 llegó a la final y tuvo una ventaja de 2 sets a 0. Pero se le escapó frente a su gran enemigo, el hombre que lo precede en esta lista y que transformó su carrera luego de aquella tarde victoriosa en París.

4. IVAN LENDL (CHECOSLOVAQUIA). En los primeros seis años de su carrera, perdió 4 finales de Grand Slam. Hasta que ganó Roland Garros '84. Y allí se desató. Lendl, el N° 1 menos simpático de la historia, fue el dominador de la segunda mitad de los '80. Entre septiembre de 1985 y ese mismo mes de 1988, lideró el ranking mundial por 157 semanas consecutivas. Solo Wilander y sus victorias en Australia, Francia y Flushing de ese año, pudieron desbancarlo. Pero eso duró poco: en enero de 1989, Ivan volvió a trepar al primer puesto, y no lo soltó por otras 80 semanas, hasta agosto de 1990. En total estuvo 270 semanas como N° 1, dos más que quien se subió al 3º escalón del podio en este top-ten.

3. JIMMY CONNORS (ESTADOS UNIDOS). Si Lendl terminó 4 temporadas como el mejor del ranking, Jimbo lo hizo en 5, y consecutivas. Entre 1974 y 1978 relegó a jugadores como Newcombe, Borg y Vilas. Llegó a estar 160 semanas consecutivas en la cima. Y ya entrados los '80, con 30 años, volvió a ese sitio, desplazando por breves lapsos a McEnroe y Lendl. Sus 109 títulos profesionales (que incluyen 8 conquistas de Grand Slam) parecen una marca inalcanzable. Lo mismo se pensaba de esas 5 temporadas seguidas finalizando como N° 1 del mundo. Hasta que un día, un joven de ascendencia griega que en su carrera junior había estado relegado por los Chang, Agassi y Courier, comenzó a ganar. Y no paró.

2. PETE SAMPRAS (ESTADOS UNIDOS). El N° 1 con el saque más dominante y devastador de la Era Abierta navegó la década de los '90 ganando títulos de Grand Slam (14), prestando por lapsos la cima del ranking a tenistas como Courier, Muster, Ríos y Agassi, pero luego recuperando ese lugar al final de la temporada. Pistol Pete terminó por encima de todos en 1993, 1994, 1995, 1996, 1997 y 1998. Y no hay mucho más que decir. Allí están esas 6 temporadas consecutivas, una marca aún en su poder. En total se mantuvo como el uno del mundo durante 286 semanas. Y este último récord también parecía intocable. Hasta que la perfección suiza, el año pasado, volvió a la carga.

1. ROGER FEDERER (SUIZA). El 9 de julio del año pasado, lo que pocos esperaban volver a ver, sucedió: FedEx regresó al Nº 1 del mundo, tras ganar en Wimbledon su 17º título de Grand Slam. Ese retorno al trono le permitió superar a Sampras como el jugador con más semanas totales en el primer puesto del ranking. Ahora el número a superar es un brutal 302. Roger, en cambio, no ha podido igualar a Pete en cuanto a temporadas finalizando por encima de todos. Federer terminó cinco años como el N° 1: 2004, 2005, 2006, 2007 y 2009. Pero el suizo pudo festejar en Roland Garros, y completar así el Grand Slam de carrera, algo que a Sampras le faltó. Por eso, y porque ha sido el ícono del tenis en la última década, Su Majestad encabeza este listado.

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