Pocas veces he escuchado a Aaron Rodgers confesarse con la apertura que lo hizo esta semana. Dos cosas quedaron más que claras, no le hizo gracia que los Green Bay Packers reclutaran a Jordan Love en la primera ronda, y que su carrera la terminará con un uniforme distinto.
Muchas veces se le ha criticado a Rodgers por no hablar con esa claridad. Se sabían sus diferencias con Mike McCarthy y jamás las externó. Hoy también se le critica por lo que dijo, porque no es un buen líder. No voy a defenderlo, cada año hay pretextos para disculpar el por qué Green Bay no regresa al Super Bowl. "Nunca es culpa de Rodgers", mal diagnóstico. Sin embargo, esta vez le doy la razón.
Rodgers se enteró por su agente que Packers reclutaría un quarterback en la primera ronda. Cuando lo supo, confesó: "fui a la barra y me tomé cuatro dedos de tequila... No me encantó la selección, sobre todo porque estuvimos a un partido de llegar al Super Bowl y creía que estábamos a un par de piezas de hacerlo", declaró a The Ringer.
Pongámonos en su lugar. Pedía a gritos un receptor para hacer pareja con Davante Adams, en el draft con más talento en esa posición en mucho tiempo, ¡no reclutaron a un solo receptor! San Francisco los eliminó en el juego de campeonato corriéndoles para 285 yardas, ¡y no tomaron un solo tackle defensivo! Quarterback, corredor y ala cerrada fueron sus tres primeras selecciones. Yo mismo lo habría acompañado con un tequila.
Rodgers había dicho que quería ser Packer toda su vida. Hoy más que nunca apunta a un destino semejante al de Joe Montana, Peyton Manning, Brett Favre y Tom Brady, cerrando su carrera en otro equipo. ¡Puro Salón de la Fama! No es extraño que ocurra este esquema.
¿Qué creo que va a pasar? Que Rodgers va a elevar su juego. Jamás había tenido en el mismo vestidor al que apunta para ser su sucesor. No crean que le va a poner alfombra roja para que le quite el puesto. Sería un suicidio financiero para Packers desprenderse de Rodgers en los dos siguientes años por la estructura de su contrato. Esa sucesión, de darse, no será en el futuro inmediato. Me dio gusto escuchar a Rodgers con esa honestidad. De esa misma forma espero verlo en la cancha el tiempo que le quede jugando para Green Bay.
MIAMI -- Los mellizos Mike y Maurkice Pouncey celebraron en grande este fin de semana.
Y vaya si se aseguraron de que todo el mundo se entere. El centro de los Pittsburgh Steelers y el centro de los Miami Dolphins lucieron sendas gorras con la leyenda "Liberen a Hernández". Aaron Hernández fue acusado de asesinar a Odin Lloyd, y aún está a la espera del comienzo del juicio. Muchos criticaron a los Pouncey por "falta de tacto", considerando que un hombre murió. Aunque respeto esa postura, no la comparto. Entiendo a los New England Patriots y su decisión de cortar a Hernández, porque no es el primer problema que tiene el ahora ex ala cerrada, y la franquicia tiene que duidar su imágen. Era una movida que se veía venir y comparto. Ahora bien, distinto es cuando nos referimos al apoyo de los hermanos Pouncey. Los Pouncey jugaron junto a Hernández en la Universidad de Florida, y Mike fue el compañero de cuarto del ex jugador de los Patriots. Son amigos muy cercanos, y ellos realmente creen que esta persona que conocen hace mucho tiempo es inocente. Ciertamente no es una decisión inteligente por parte de los Pouncey, que ahora recibirán una reprimenda por parte de sus respectivos equipos por esta muestra de apoyo público en un caso tan mediático. No obstante, sí creo que los Pouncey están en todo su derecho de ponerse las gorras con esa leyenda. Después de todo, más allá de que no luzca bien, todo es hombre es inocente hasta encontrado culpable. El caso de Hernández está lejos de estar terminado, y comprendo a amigos apoyando a los suyos. Tienen libertad de expresión y no pedirán disculpas. Distinto sería si Hernández ya hubiese sido encontrado culpable. Si ese fuese el caso, si pensaría que hay una falta de tacto y que la muestra de apoyo debería mantenerse en privado si aún desearían apoyar a su amigo. Mike Pouncey fue una influencia positiva en la vida de Hernández, pero tristemente no se lo pudo llevar a New England, y hoy se ve nuevamente inmerso en problemas. Mientras esribo esta pequeña entrada en el blog, sigo recibiendo críticas hacia los Pouncey, pero a mi juicio no obraron mal y no deberían pedir disculpas. El caso recién comienza, y asumo que uno haría lo mismo si se tratase de un familiar o amigo propio. Difícil creer que una persona que conociste tanto tiempo es capaz de hacer algo así. Al menos hasta que la ley lo juzgue, esa es la postura adecuada.MÉXICO -- Nuevamente, llegamos a la época del año en que un puñado de ex jugadores colegiales tienen la oportunidad de ingresar a la NFL por la vía alterna del draft suplementario, que se celebrará mañana jueves, 11 de julio.
Como siempre, vale la pena volver a repasar la mecánica de este draft suplementario.
A diferencia del draft normal, acá no hay una gran ceremonia en Radio City Music Hall, ni entradas de carpeta roja, ni horas interminables de transmisiones televisivas. Se lleva a cabo mediante correo electrónico.
Esta vía está diseñada para jugadores que, pudiendo ser elegibles para el draft normal, no formaron parte del mismo debido a que planeaban jugar una temporada colegial más en primera instancia. En la gran mayoría de casos se trata de jugadores que perdieron su elegibilidad para la siguiente campaña universitaria, después del draft normal, ya sea por cuestiones académicas o disciplinarias.
Para determinar el orden de elección, los 32 equipos se dividen en tres grupos: el primero consiste de los equipos con seis triunfos o menos en la temporada anterior, el segundo con los equipos que ganaron más de seis partidos pero que no ingresaron a la postemporada, y el tercero con los equipos que disputaron playoffs.
Dentro de cada bloque, el orden específico se determina mediante una lotería similar a la que se usa en el draft de la NBA, con los equipos de peores registros obteniendo mejores probabilidades de elegir antes que los clubes con mejores marcas.
Lo que sigue es una especie de subasta, donde un club comunica a la liga el nombre del jugador que le interesa, y la ronda de la selección que estaría dispuesto a invertir en él. La NFL adjudica el jugador al equipo que oferta la selección más alta --o en caso de que dos o más equipos ofrezcan una selección de la misma ronda, de acuerdo al orden descrito anteriormente--, y ese equipo renuncia a su selección de la misma ronda para el siguiente draft normal. Sobra decir que para que un equipo pueda ofertar una selección en el draft suplementario, es necesario que cuente con una selección de la misma ronda en el siguiente draft normal.
Para este 2013, hay seis jugadores que se han declarado elegibles para el draft suplementario: el ala defensiva James Boyd de UNLV, el tackle defensivo Nate Holloway de UNLV, el ala defensiva Toby Jackson de Central Florida, el receptor abierto DeWayne Peace de Houston, el receptor abierto O.J. Ross de Purdue, y el back defensivo Damond Smith de South Alabama.
Según la mayoría de observadores, podríamos estar ante el primer draft suplementario donde ningún jugador sea elegido desde el 2008. Ross podría tener las mejores posibilidades del grupo de este año, en sumarse a un equipo mediante una selección.
El último jugador que fue elegido en un draft suplementario fue el receptor abierto Josh Gordon, por los Cleveland Browns, en el 2012, por quien pagaron su selección de segunda vuelta del pasado draft de abril. Gordon jugó originalmente para Baylor, pero fue echado del equipo en el 2010 tras arrojar positivo en una prueba de control de drogas. Transfirió a Utah, pero fue echado tras una tercera prueba positiva, después de celebrado el Draft 2012. Gordon es un ejemplo perfecto del riesgo que suele asociarse con jugadores de draft suplementario: iniciará la campaña del 2013 suspendido por dos encuentros, tras una prueba de control de drogas positiva en la NFL.
Sin embargo, también es posible encontrar de repente alguna joyita en el draft suplementario, aunque los casos son raros. En 1998, los Green Bay Packers invirtieron una selección de segunda ronda en un guardia de Navy que había sido echado del programa por arrojar positivo por esteroides. Ese mismo año, los San Diego Chargers pagaron una selección de segunda ronda por un tackle defensivo de Oklahoma State que había sido declarado académicamente inelegible para la siguiente campaña. Con el tiempo, Mike Wahle y Jamal Williams se convirtieron en jugadores de Pro Bowl en la NFL.
MIAMI -- No tendría que haber tardado tanto, pero a fin de cuentas los Giants dieron un paso importante de cara a su futuro al firmarle una extensión de contrato al receptor abierto Víctor Cruz.
Todavía recuerdo cuando Cruz impresionó en pretemporada luego de no haber sido elegido en el draft tras culminar su carrera universitaria en UMass. La primera curva fue cuando nadie confió en él en el sorteo. La segunda fue cuando se lesionó luego de esa gran pretemporada. Pero ni eso lo detuvo puesto que los Giants veían algo en él. Vaya si ha respondido con 2628 yardas y 19 touchdowns en sus primeras tres campañas; es la mayor cantidad de yardas por parte de un jugador no elegido en el draft en sus primeras tres temporadas. Y eso que como mencionamos anteriormente no totalizó yardas en su primera campaña; Antonio Gates está segundo en esa lista. Las negociaciones venían hace rato. El equipo de Cruz quería una cifra más cercana a los 60 millones de dólares, pero al ver que los Giants no daban el brazo a torcer, optó por quedarse en su ciudad y asegurarse el futuro de su familia con cinco años más de contrato y 43 millones de dólares (19.5 garantizados). Aunque es menos desde lo que quería en un inicio, es un muy buen contrato que lo convierte en el receptor de ranura mejor pago en la NFL. Cruz tiene la personalidad y el talento --no debe dejar caer tantos balones-- y seguirá bailando salsa en la Gran Manzana. Parte de la razón por la cual los Giants no le querían pagar más dinero, es porque todavía deben pagarle a Hakeem Nicks, aunque eso no será pronto. Digo esto porque a pesar de que Nicks es un gran talento, no ha podido mantenerse saludable. El número 88 está ingresando en el último año de contrato, y los Giants también lo harán esperar a él. Probablemente lo etiquetarán como jugador franquicia la próxima temporada, y eventualmente le darán su extensión multi anual siempre y cuando pueda mantenerse saludable. Para algunos es una estrategia peligrosa, pero para otros son buenos negocios. Mientras Rex Ryan está en corridas de toros, el otro equipo de Nueva York se toma las cosas con más seriedad. Los Giants son el fiel reflejo de su entrenador Tom Coughlin, y aunque no hacen tanto ruido en temporadas bajas, siempre terminan siendo candidatos. Chip Kelly ha revolucionado Philadelphia, Dallas le paga de más a Tony Romo y la recuperación de Robert Griffin III ha acaparado todos los titulares en Washington. Los Giants vuelan bajo el radar, y aunque vienen de una temporada decepcionante, no se desvían de su plan. Un plan que tomó otro paso en la dirección indicada tras la firma de Víctor Cruz. Eli Manning sigue teniendo un gran grupo de receptores, y la ofensiva de los Giants seguirá siendo más que respetable. El turno de Hakeem Nicks llegará, pero todo a su tiempo. Mejor dar cinco pasos pequeños hacia adelante, que una zancada hacia atrás que detiene el desarrollo de tu franquicia. La identidad no se mancha y Cruz no se queja.MÉXICO -- Algunos equipos de la NFL prefieren hacerlo de golpe; algo similar a un jalón repentino para removerse la bandita adhesiva de la herida. Otras franquicias prefieren hacerlo de manera gradual; van reemplazando pieza por pieza, a lo largo de un par de temporadas.
Nos referimos, por supuesto, al modo en que los clubes dan por terminado un proyecto fracasado para dar lugar a una reconstrucción.
En el primer caso, usualmente el cambio más significativo viene cuando un entrenador en jefe nuevo amarra su proyecto a un mariscal de campo novato. Otro caso puede ser cuando un nuevo gerente general trae a su propio entrenador en jefe. Aunque no parezca, no es tan común que las tres piezas sean impuestas en la misma campaña.
Los New York Jets se ajustaron a este supuesto en el 2009 cuando Mike Tannenbaum --gerente general desde el 2006-- nombró a Rex Ryan como su entrenador en jefe y reclutó a Mark Sanchez como su mariscal de campo.
Tannenbaum fue despedido tras la campaña pasada, y para el 2013, todo indica que el nuevo gerente general, John Idzik, prepara un cambio más gradual en Florham Park, una revolución que ya inició. Además de Tannenbaum, los Jets se despidieron de Joey Clinkscales, vicepresidente de visores colegiales, JoJo Wooden, asistente al director de personal, y Michael Davis, asistente al director de visores colegiales.
Hay ciertos indicios que podrían indicar que Idzik ha comenzado con las primeras etapas de lo que podría ser una limpia significativa, pese a que Ryan y Sanchez seguirán cobrando un sueldo con el club para el 2013.
Aunque varios observadores insisten en que Sanchez todavía podría ser cortado por los Jets, antes del inicio de la temporada regular, lo cierto es que pagar 8.25 millones de dólares a un jugador por no jugar no tiene mucho sentido. Si a eso le sumamos que la clase de mariscales de campo del pasado draft no fue precisamente recibida con los mejores calificativos por los cazatalentos de la NFL, tiene sentido pagar a Sanchez los mismos 8.25 millones de dólares por quedarse con el club. Eso sin mencionar que cortar a Sanchez representaría un golpe por 12.353 millones de dólares en contra del tope salarial, más otros 4.8 millones para el 2014.
La selección del mariscal de campo Geno Smith, procedente de West Virginia, en la segunda vuelta del draft podría significar mucho o podría no significar nada. Podría considerarse como una última llamada desesperada para Sanchez quien --justa o injustamente-- ha cargado con la mayoría de la culpa de un equipo que carece de talento competitivo en varias posiciones de la plantilla. Claro está, Smith podría hacer lo suficiente para ganarse el puesto titular durante el campamento de entrenamiento, jugar suficientemente bien durante la temporada, e incluso salvarle el pellejo a Ryan, pero yo no apostaría a ello.
Ryan declaró durante un minicampamento obligatorio del equipo el mes pasado que los Jets podrían intentar armar un paquete de jugadas 'read-option', especial para Smith. Dejando de lado que parece ser el mismo camino que intentaron los neoyorquinos el año pasado con Tim Tebow --donde fracasaron miserablemente-- y que Smith hizo muy poco de eso a nivel colegial, las declaraciones de Ryan podrían ser otro modo de decir que de acuerdo a lo mostrado hasta ahora, sería el único modo de poder contar con Smith sobre el campo en su campaña de novato.
Si a eso le añadimos las declaraciones que diera un día después David Lee, entrenador de mariscales de campo, al Newark Star-Ledger en el sentido de que "Su sistema en West Virginia, no hay ninguna similitud en lo absoluto [con nuestra ofensiva de Costa Oeste", culminando con la declaración de que "Ha sido un mundo completamente nuevo todos los días [para Smith], simplemente sufriendo con las cuestiones básicas".
Y eso son solamente los temas sobre el emparrillado. Fuera de él, el berrinche que hizo en Radio City Music Hall al no ser elegido en primera ronda, o la investigación que ha generado su adhesión a la firma Roc Nation de Jay-Z, podrían ser situaciones que describen un carácter diametralmente opuesto al que buscan los Jets para su próximo mariscal de campo franquicia.
Por eso hay que retirar que a final de cuentas, el reclutamiento de Smith podría no significar nada. Podría tratarse del siguiente Jimmy Clausen.
Dejando de lado la situación del mariscal de campo, hay otros indicios de que Idzik no solamente se ha distanciado de algunas de las decisiones de Tannenbaum, sin también que ha ido sacando piezas que fueron consideradas en algún momento vitales para Ryan.
En el primer rubro, lo que más resalta es la salida de Tebow, pero también dejar caminar al ala cerrada Dustin Keller en la agencia libre --máxime cuando este equipo carece de manos para atrapar pases-- podría encajar en este supuesto. Otra señal que no debe pasar inadvertida es el cambio filosófico en la ofensiva del equipo. Ryan siempre ha favorecido un cuadro con una ofensiva poderosa por tierra y una defensiva agresiva. Ahora, los Jets pasarán a un sistema más "fino" de ataque, el de la Ofensiva de Costa Oeste, donde ciertos pases cortos sustituyen al juego por tierra en algunas situaciones del juego.
Respecto a la salida de "chicos-Ryan", la lista dice mucho: el corredor Shonn Greene, apoyador Bart Scott, ala defensiva Mike DeVito, y guardia Matt Slauson estaban entre los consentidos de Ryan. No obstante, el nombre más importante de esta lista es el de Darrelle Revis, un jugador reclutado en la era Tannenbaum.
En febrero pasado, Idzik encendió la mecha abriendo la posibilidad de traspasar a Revis, y de paso, irritó al All-Pro. Por un par de meses, Ryan se dio a la tarea de declarar que él deseaba retener a Revis, mientras las declaraciones de Idzik se volvían más ambiguas sobre el esquinero. A final de cuentas, los Jets mandaron a Revis a Tampa Bay a cambio de la selección Nº 13 global del pasado draft y una selección condicional del año entrante.
Está claro que el gerente general impuso su voluntad sobre la del entrenador en jefe, situación que pareció repetirse durante el draft.
"No pueden culparme por ésta", declaró Ryan, después de una primera ronda en que los Jets sumaron a dos jugadores defensivos, dando la impresión de no ser el autor intelectual de las selecciones. "Amamos lo que aportan a la defensiva, la clase de mentalidad con que ambos chicos juegan son las características que buscamos en nuestros jugadores".
Así que con dos selecciones de primera vuelta, los Jets ignoraron por completo a una ofensiva sedienta por jugadores que sepan qué hacer con el balón en las manos, que cosechó el tercer peor total de yardas por partido (299.2), el segundo peor total de yardas por jugada (4.6) y el quinto peor total de puntos por encuentro (17.6), para tomar a un esquinero, Dee Milliner, que llega a tomar el lugar del mejor de la liga --Revis-- y a un tackle defensivo, Sheldon Richardson, que podría estar fuera de lugar en el esquema 3-4 de New York.
Nada en contra de Richardson, pero no sé cuán efectivo pueda ser como un ala defensiva técnica-5, en lugar de su posición natural como técnica-3 en un frente de cuatro linieros. Y ya que estamos con el tema, habrá que preguntarnos también cuán efectivo podrá ser Quinton Coples, un liniero que llegó a jugar como tackle defensivo en North Carolina, como apoyador externo en la 3-4 de Ryan con sus 300 libras de peso, particularmente después de haber sido criticado por Ryan durante la temporada baja respecto a su ética de trabajo en el gimnasio.
Acá es donde podemos ingresar al terreno de las especulaciones.
¿Será posible que los Jets, a puerta cerrada, no esperan ser candidatos de playoffs en el 2013? Ryan está en la lista de entrenadores en la silla caliente de varios analistas, y el propietario del club, Woody Johnson, salió públicamente a pedir paciencia.
"Sean pacientes y confíen en que estamos haciendo lo correcto para su equipo", dijo Johnson en mayo, de acuerdo al Star-Ledger. "Tratamos de mejorar todos los días y por eso trajimos a John [Idzik]... hay que tener un poco de fe".
Si los Jets nuevamente terminan con marca perdedora, es casi seguro que será el último clavo en el ataúd de Ryan, y podemos añadir con certeza absoluta Sanchez y como probables a Antonio Cromartie y Santonio Holmes entre los que podrían estar en su último año en New York. Adicionalmente, sumar a Richardson a una defensiva que ya cuenta con Coples, Mo Wilkerson y David Harris entre sus siete frontales podría dejar abierta la posibilidad a un eventual cambio al esquema 4-3 para el siguiente entrenador en jefe, quien quiera que pueda ser.
Ofensivamente, la inversión monetaria en Smith es tan baja --se proyecta que firme por cuatro años y unos 5 millones de dólares-- que si muestra poco o nada durante el 2013, también será factible que un nuevo régimen decida traer a su pasador para el 2014.
El legendario ex mariscal de campo, Joe Namath, parece ser partidario de la teoría de que los Jets le están "tendiendo la cama" a Ryan, declarando a ESPN 98.7FM en abril pasado: "No creo que Rex vuelva el año pasado. No entiendo [para qué lo retuvieron con una plantilla débil], realmente".
Desde luego, las especulaciones podrían perfilarse hacia el lado optimista del espectro.
Quizás Sanchez se destape en la Ofensiva de Costa Oeste, un sistema que le podría venir mejor, de acuerdo a sus facultades, que a Smith. O quizás Smith entre relevando a Smith y se convierta en el Andrew Luck/Robert Griffin III/Russell Wilson de este año, conduciendo al club hasta la postemporada.
Quizás Stephen Hill finalmente empiece a atrapar todo lo que le mandan, y deje de desesperar a sus entrenadores. Quizás Coples obtenga su primera campaña de doble dígitos en capturas desde la posición de apoyador externo. Quizás Ryan, quien encara una de las pendientes más inclinadas durante el 2013, salva el puesto y demuestra efectivamente que es mejor entrenador de lo que la gente le reconoce, como afirmó a Newsday en el último día del minicampamento.
Después de todo, dos viajes al Juego de Campeonato de la AFC en sus dos primeros años --hablo de Ryan y Sanchez-- no se consiguen por casualidad.
Lo que está claro es que las probabilidades parecen estar en contra de Ryan y Sanchez, y el año que viene podríamos ver a un nuevo entrenador en jefe, con un nuevo mariscal de campo, en Florham Park. Aparentemente, Idzik ha empezado a colocar las primeras piedras para esa reconstrucción.
MÉXICO -- Todos conocen la historia: Joe Flacco rechazó la oferta de extensión contractual por cinco años y 16 millones de dólares anuales que le ofrecieron los Ravens en la temporada baja del 2012; el mariscal de campo condujo a Baltimore a su segundo título de Super Bowl; y Flacco se convirtió --momentáneamente-- en el jugador con el mayor contrato en la historia de la NFL, firmando un acuerdo por seis temporadas y 120.6 millones de dólares.
El agente de Flacco, Joe Linta, se atrevió a burlarse públicamente de la directiva de los Ravens, llamando "tonto" al propietario Steve Bisciotti por no firmar antes a Flacco, cuando solamente los separaban un millón de dólares en la mesa de negociaciones.
Sin embargo, aún en la época en que la NFL --y sus dueños-- están registrando ganancias récords, apostar a la agencia libre puede ser un negocio riesgoso, en particular luego de que el último contrato colectivo de trabajo entre la liga y el sindicato de los jugadores limitara el crecimiento del tope salarial para las temporadas próximas.
Un ejemplo perfecto es el tackle ofensivo Ryan Clady de los Denver Broncos. En la temporada baja pasada, Clady rechazó una oferta de extensión contractual por 50 millones de dólares y cinco temporadas que incluía 28 millones de dólares. Clady buscaba un acuerdo similar al que firmó Joe Thomas con los Cleveland Browns en el 2011, por ocho temporadas y 92 millones de dólares.
Sin embargo, la posición de tackle ofensivo fue una de las que más se devaluó en la presente temporada baja. Jake Long sólo consiguió un contrato por cuatro temporadas y 34 millones de dólares, fichando con los St. Louis Rams. Tanto Long como Clady tienen un historial de lesiones. Andre Smith es otro tackle que buscaba dinero en la agencia libre de este año, pero no despertó mucho interés en el mercado abierto y acordó volver a los Cincinnati Bengals a cambio de 18 millones de dólares por tres temporadas. En Kansas City, Branden Albert sigue esperando un convenio a largo plazo con los Chiefs.
Incluso Jermon Bushrod, quien fue elegido a los dos últimos Pro Bowls como miembro de los New Orleans Saints, firmó por "apenas" 35 millones de dólares y cinco temporadas, pese a que no acarrea las interrogantes de lesiones de Clady.
A la luz de esos casos, parece imposible suponer que los Broncos vuelvan a ofrecerle a Clady un acuerdo que promedie 10 millones de dólares anuales en los días que restan antes de que se cumpla el plazo para conseguir acuerdos a largo plazo con los jugadores franquicia. Clady apostó a la agencia libre el año pasado, dejando pasar una muy buena oferta, y aparentemente ha salido del lado perdedor.
Cliff Avril es otro que apostó a la agencia libre en el 2011. Como jugador de los Detroit Lions, Avril rechazó una oferta de extensión contractual por tres temporadas y 30 millones de dólares, optando en su lugar por firmar la oferta calificada como jugador franquicia y jugar el 2012 a cambio de 10.5 millones de dólares. Este año, lo más que pudo conseguir Avril en el mercado abierto fue una oferta por dos campañas y 15 millones de dólares con los Seattle Seahawks. Suponiendo que cumple la totalidad de su acuerdo en Seattle, aunado a lo que cobró el año pasado, seguiría estando 5 millones por debajo del dinero que no quiso de los Lions.
Los cazamariscales como Avril tampoco estuvieron en gran demanda en los meses pasados.
Elvis Dumervil fue cortado en Denver, dejando inconcluso un pacto por seis años y 61.5 millones de dólares que le debía entregar 12 millones en el 2013. Dumervil había aceptado una reducción salarial a 8 millones este año para quedarse con los Broncos, pero un problema con una máquina de fax le impidió volver al equipo que lo reclutó, y debió conformarse con fichar por cinco temporadas y 26 millones de dólares con los Ravens, un promedio anual de 5.2 millones anuales.
Como agente libre, Dwight Freeney se debió conformar con firmar por dos temporadas y 8.25 millones de dólares con los San Diego Chargers. En Dallas, los Cowboys no pudieron llegar a un convenio a largo plazo con Anthony Spencer, otro jugador franquicia, y las negociaciones están paradas. John Abraham sigue esperando a que suene el teléfono tras ser cortado por los Atlanta Falcons, quienes no quisieron pagar 3.25 millones de dólares para contar con el líder activo en capturas de la NFL en el 2013. En lugar de eso, Atlanta fichó por dos años y apenas 8.5 millones de dólares a Osi Umenyiora, quien jamás pudo conseguir, a su vez, el contrato grande que deseaba con los New York Giants.
Muy lejos están los convenios de seis temporadas y 96 millones de dólares como el de Mario Williams con los Buffalo Bills de hace un año, o los 84 millones de dólares por seis años que le dieron los Chicago Bears a Julius Peppers en el 2010. Esa cantidad de billetes se están reservando únicamente para los mariscales de campo.
Apostar a sí mismo con miras a la agencia libre era algo común previo al último contrato colectivo de trabajo, cuando el tope salarial escalaba significativamente año con año. Durante las últimas negociaciones laborales, los jugadores consiguieron incrementar su tajada del pastel, pero buena parte de ese dinero se destina a otros rubros, y no a elevar el top como antes.
El tope salarial para este año es de 123 millones de dólares, aproximadamente la misma cantidad que en el 2009, el último año con tope bajo el acuerdo laboral previo. Las proyecciones para los topes salarial del 2014 y 2015 prevén un aumento mínimo. Eso significa que los sueldos van en aumento, pero la cantidad disponible para que los equipos paguen dichos sueldos no. Los sacrificados en esta situación han sido jugadores como Avril, Dumervil y Freeney.
Así las cosas, seguiremos viendo a los equipos sacar dinero de ciertas posiciones para poder compensar la inflación en los sueldos de los pasadores. Habrá que poner especial atención las negociaciones que vayan surgiendo entre los Falcons con Matt Ryan, y los Lions con Matthew Stafford, para determinar si continúa la tendencia de esta temporada baja.
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