Es verdad que García lució más fuerte, pero también se vio más lento, demasiado estático y demasiado defensivo. Ante un rival sin pegada, que extrañamente no se movió por laterales como se presumía en lo previo ni tampoco le llegó con su golpeo, García no se mostró osado, no fue la única autoridad del ring ni tampoco consiguió establecer el ritmo de la pelea.
Fue una pelea anodina, por momentos aburrida y que no tuvo momentos de alto voltaje. Los porcentajes de golpes conectados, fueron ligeramente superiores para Danny García y ello demuestra a las claras que no hubo predominio marcado sobre quien dominó la pelea.
García sabía que ganaría con poco trabajo y no se esforzó. Por momentos trataba de poner presión y por momentos retrocedía y solo esperaba por un oponente que no se jugaba en el intercambio. Cuando Danny apuraba, lo hacía con golpes por afuera que en la mayoría de los casos no llegaban a destino. Paulie con un simple movimiento del torso, los evitaba. Y aun cuando García lograba conectar, sus golpes llegaban a destino a través de la palma de sus manos, nunca los nudillos.
En el séptimo asalto, Danny solo lanzó ocho golpes, mientras que en el octavo aceleró y castigó de manera muy dura la zona media de Malignaggi, que ya mpostraba cansancio y sus pocas ganas de seguir en la batalla. La misma finalizó a los 2.22 del noveno round cuando el referí decidió interrumpir y parar el pleito. Paulie hacía un buen rato que no lanzaba golpes.
Fue la última pelea de Malignaggi que ya anunció el final de su carrera. Una carrera que le dio más de lo que se podía esperar teniendo en cuenta su estilo y falta de pegada. A mi juicio, Paulie ha sido un fenómeno de sobrevivencia a contramano en la elite del boxeo, donde hasta fue campeón mundial en una muestra de que en este deporte hasta lo, presuntamente, imposible puede ocurrir. Quizás sus dotes de showman, su carisma payacesco, la verborragia incontenible y la capacidad de moverse por el cuadrilátero evitando ser golpeado, fueron los artífices de su éxito. Sea como fuere, la historia lo recordará como "aquél campeón que no parecía campeón".
Danny García, a su vez, no mostró nada, como lo señalamos al comienzo. Se vio lento, intermitente y por momentos hasta torpe en su accionar. Si tomamos como referencia el desempeño de esta batalla, su futuro en las 147 libras está en entredicho. No le alcanzará con el poder de su pegada en las dos manos, deberá mejorar en sus movimientos defensivos, tendrá que ganar velocidad en sus piernas, tendrá que trabajar en el enfoque agresivo, es decir, en su actitud. A García le falta mantenerse enfocado y eso, ante cualquiera de las figuras de la división puede ser fatal.
No sabemos aún a quien podrá enfrentar en su próxima pelea, pero candidatos no le faltarán. El establo de Al Haymon tiene muchos oponentes de nombre para Danny García (Shawn Porter, Adrien Broner, Keith Thurman, etc). No obstante, el ex doble campeón welter junior deberá ajustar su capacidad y encontrar el camino hacia el desempeño de sus primeras actuaciones. Las que lo llevaron al título y ser tomado en cuenta, en su momento, como miembro del selecto grupo de los mejores libra por libra del planeta.
Un tiempo que parece hoy lejano y que como en muchas carreras de campeones que pierden el rumbo, puede tener su origen en la influencia familiar. Tal vez, haya llegado el momento de hacer cambios en su esquina, tal vez habrá que preguntarse si a su padre como entrenador le queda algo para aportarle o por el contrario, es la gran razón de su mal desempeño.
Son preguntas sin respuesta y lo más preocupante, que esas preguntas sobre el futuro de Danny García nacen luego de una pelea que ganó por KOT y en el debut en una nueva división.
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En edición especial y con una atractiva batalla de peso Welter entre el colombiano Breidis Precott (26-7, 20 KO's) y el invicto ghanés Fredrick Lawson (23-0 con 20 KO's), Noches de Combates de ESPN regresa este jueves (9 pm ET, ESPN2) al Hialeah Park y Casino de Miami, Florida.
El combate será una prueba de fuego para Lawson, una figura en ascenso que ya ocupa el 12do. lugar en el ranking de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y que viene de lograr su victoria más notable, el pasado 1 de octubre, en Santa Mónica, California, ante el también ghanés Ray Nahr, a quien derrotó por decisión unánime.
Lawson, que reside en Chicago y a quien dirige el reconocido entrenador Abel Sánchez (Genaddy Golovkin), ha cumplido para esta batalla una larga preparación de 12 semanas que cerró en las montañas de Big Bear. Y si bien su palmarés lo avala como un noqueador implacable, Sánchez aclaró que buscarán superar a Prescott desde lo táctico y no apostarán todo al intercambio.
Tal vez, con ello el entrenador esté aceptando que el colombiano será el rival más difícil que hasta el momento haya podido enfrentar el ghanés. Prescott viene de caer por decisión ante Roberto "La Amenaza" García el pasado 25 de julio en Chicago, aunque a este veterano contendiente de títulos se le recuerda más por su memorable victoria por KO en el primer asalto contra el británico Amir Khan, en septiembre de 2008.
A sus 31 años, el colombiano atesora una valiosa experiencia frente a rivales de primer nivel como Richar Abril, Terence Crawford, Mike Alvarado, Paul McCloskey y Kevin Mitchell, entre otros, además de Amir Khan.
"Prescott es un rival muy peligroso, con un nivel de clase mundial y con herramientas para desarrollar su estrategia, que, tal vez Fredrick (Lawson) nunca ha visto", dijo Abel Sánchez. "Para Lawson será, posiblemente, la primera gran prueba de su carrera".
Sánchez tiene mucha razón en las precauciones que deberá adoptar su pupilo. Es que a la experiencia, Prescott suma la necesidad imperiosa de regresar al camino de la victoria. No debemos olvidar los impresionantes números de su comienzo de carrera, cuando consiguió ganar de manera consecutiva sus primeras 21 peleas y de ellas, 18 por KO. Prescott noqueó a sus primeros 13 rivales, excepto a uno, antes del segundo asalto. Vencer a un invicto como Lawson, podría significar el impulso que necesita para volver a los primeros planos.
La pelea promete ser pareja. Prescott tiene una ligera ventaja en altura y extensión de brazo, que posiblemente la utilice para controlar el ritmo del combate. El colombiano es amigo de los desplazamientos largos por todo el cuadrilátero, se cierra bien en defensa y es bastante rápido a la hora de sorprender con sus combinaciones. No es fácil golpearlo y suele ser extremadamente peligroso con el contragolpe ante rivales agresivos.
Tal vez, por esa razón Abel Sánchez alertó que su pupilo va a trabajar la pelea desde lo táctico. No obstante, una cosa es lo planeado y otra cosa lo que se pueda ejecutar. Lawson es un púgil de naturaleza agresiva, de pocos movimientos laterales como todo noqueador y bastante rudimentario en su arsenal ofensivo. Todo lo confía a la potencia de su pegada, la explosividad y la resistencia al castigo enemigo. Sorprender con la izquierda larga en forma de jab y la derecha casi inmediata, es su arma más letal. Con ella ha mandado a la lona a casi todos sus rivales, además del gancho que suele utilizarlo con mucho criterio. Lawson es el gran favorito para ganar esta batalla por KO, aunque deberá tomar precauciones al contragolpe de Prescott.
En la principal pelea de respaldo, veremos al ex campeón FIB de las 130 libras, el cubano Rances Barthelemy (21-0, 12 KO), que por problemas de peso abandonó el cinturón e incursiona por primera vez en las 135 libras, enfrentando a Angino Pérez (18-6, 16 KO) en un combate a 10 asaltos.
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Los estilos agresivos de los dos rivales, sumado al poder similar en su pegada, hacen presumir que veremos una verdadera guerra, de mucho intercambio y poca especulación, por lo que es posible imaginar que no llegará a la distancia.
Seldin que reside en Brooklyn NY, es un púgil en ascenso y al que esta batalla -- en caso de ganar -- le servirá para posicionarlo como directo aspirante al cinturón universal de la categoría. Con 28 años, este hebreo que reside en Brooklyn, New York, se destacó como amateur donde logró más de un título y un respetable record de 26-2.
En su última salida al cuadrilátero, el pasado 14 de diciembre en el mismo Teatro Paramount, se agenció el titulo internacional del CMB luego de noquear en el noveno asalto al mongol Bayan Jargal, en una emocionante batalla.
Su rival, el mexicoamericano García de 32 años, reconoció que afronta la pelea más importante de su carrera y para ello ha cumplido una intensa preparación. Luego de su última pelea, que finalizó empatada, el pasado 19 de diciembre ante el nicaragüense Moisés Solís, García se trasladó a Houston y Harlingen, Texas, donde permaneció entrenando durante cinco semanas consecutivas.
García, que reside en Holland, Michigan y es padre de cuatro hijos, ha tenido que enfrentar durante su carrera a rivales complicados y en verdaderas guerras. La más recordada, ocurrió en marzo del 2012 cuando venció al invicto cubano Yordenis Ugas por decisión mayoritaria en ocho rondas.
García considera que el tiempo que ha tenido para prepararse es suficiente y está confiado en arruinarle la fiesta a Seldin en su propia casa. Precisamente el "Martillo Hebreo" ha realizado nueve de sus quince peleas como profesional en el Teatro Paramount, por lo que tendrá, una vez más, todo el apoyo de la fanaticada.
Más allá de la confianza de García, Seldin es el gran favorito en una batalla que promete ser entretenida. El campeón es un púgil fuerte, agresivo, que pone presión todo el tiempo y con mucho poder en la pegada, aunque bastante desordenado. Su propio ímpetu arrollador, le hace cometer errores en defensa: lanza muchos golpes, pero no todos aciertan y cuando falla se expone al contragolpe. Seldin es un acosador unidimensional, bastante torpe en el trabajo sobre piernas, que apuesta todo a su ritmo arrollador y a la capacidad de lanzar muchas combinaciones de poder hasta terminar con su oponente.
Johnny García también es un fajador que le agrada el intercambio en corto y hasta puede llegar a ser más agresivo que Seldin. Tiene poder destructivo en las dos manos y como buen exponente de la escuela mexicana, el gancho es su principal herramienta ofensiva.
Seldín parece ser más fuerte y con mejor poder de asimilación, aunque García lo supera en el aspecto técnico. Una evolución que demostró en su última pelea ante Moisés Solís, donde alternó momentos de presión, con trabajo sobre piernas, buen jabeo y aceptable performance defensiva. Si Cletus Seldin logra imponer temprano su estilo arrollador, presumo que debe ganar por KO antes del quinto asalto. Por el contrario, si García logra sobrevivir a los primeros asaltos, moviéndose de manera permanente para evitar el acoso y golpeando desde los ángulos, puede dar la sorpresa en la segunda mitad de la batalla. La duda, precisamente, pasa por el desempeño de Seldín en la pelea larga. ¿Se cansará o se frustrará si no consigue imponer su estilo? De ello dependerá la suerte de García en esta pelea.
En la principal batalla de respaldo, en el peso welter y a 10 asaltos, veremos a Raymond Serrano (20-2 con 9 KOs) ante Jeremy Bryan (17-5 con 7 KOs).
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Casi seis años pasaron desde que el mundo escuchó por primera vez la existencia de alguna negociación para que estos dos se enfrentaran en un cuadrilátero. Muchas cosas ocurrieron desde entonces, pero el boxeo siguió escribiendo su historia, mientras Floyd y Manny no se ponían de acuerdo para enfrentarse. Los dos fueron envejeciendo a medida que sus carreras avanzaban por rutas paralelas y muy cercanas, pero sin riesgo de colisionar. Siempre aparecía algún detalle que impedía el combate que todos reclamaban.
Compartieron titulares de prensa, sus equipos nunca dejaron de gestionar, intercambiaron insultos o agravios y hasta enfrentaron a los mismos rivales. Óscar de la Hoya, Ricky Hatton, Juan Manuel Márquez, Miguel Ángel Cotto y Shane Mosley son oponentes en común que deberían servir para evaluar el potencial de cada uno con la pretensión de avizorar un ganador. Pero no tuvimos esa oportunidad. Nunca las negociaciones llegaron a buen puerto. Hasta hoy.
El tiempo a su paso suele ser implacable: todo lo deteriora y los pugilistas son los menos resistentes a su castigo. El cuerpo se desgasta debido al esfuerzo y a los golpes recibidos. Pocos atletas logran superar la barrera de los 40 años con sus facultades intactas. Aún aquellos fenómenos que lo han conseguido, seguramente, algún día la vida les pasara factura a su osadía existencial.
Floyd y Manny no son excepciones. Como atletas han cumplido todos los requisitos de este duro deporte, pero a los 37 y 36 años respectivamente, las facultades ya no son las mismas. Sin embargo, el encanto, el morbo, el deseo de verlos frente a frente supera todo ese abismo que el tiempo ha construido entre los campeones de 2009 y la versión actual de estos dos monarcas en 2015.
No importa cuánto se haya devaluado, es tanto el valor histórico de esta pelea que la edad de los oponentes es un dato menor. El simple hecho de que al fin la batalla se haya confirmado, consigue superar todo lo malo o lo bueno que ambos han dejado por el camino.
¿GANARÁ MAYWEATHER? ¿GANARÁ PAQUIAO? Aún sin estar confirmada la batalla, en las apuestas Floyd ya lideraba cómodamente 3-1, lo que le otorgaba un favoritismo absoluto para ganar sin problemas ese combate.
¿Se justifica ese triunfalismo? No, a mi juicio no se justifica. Considero que se trata de una pelea de resultado impredecible. Aunque es bueno aclarar que ese favoritismo inicial de Mayweather tiene una justificación de lógica irrefutable: las primeras apuestas responden a la presunción espontanea de fanáticos, pero también de "no fanáticos".
Es decir, cuando se trata de Floyd opinan todos, fanáticos del boxeo o fanáticos ocasionales. Estos últimos proceden de ese universo anónimo de clientes del boxeo que solamente aparecen en las plateas o comprando su PPV para los eventos de mucho poder mediático. En ese mundo Mayweather es el rey absoluto, el más conocido, el más popular, el que debe ganar porque lo vemos a cada rato en la televisión o porque tiene una colección de automóviles de lujo y un avión particular.
Sin embargo, para quienes entienden de boxeo, para quienes evalúan el futuro rendimiento de dos púgiles tomando como referencia su pasado cercano, sus condiciones técnicas, los estilos, el potencial físico, la resistencia, la capacidad de hacer daño, la asimilación al castigo y hasta el entusiasmo a la hora de la pelea, el resultado de Manny Pacquiao vs. Floyd Mayweather será muy predecible y la única certeza es que ninguno de los dos partirá como favorito absoluto.
En primer lugar, tengamos en cuenta que se enfrentan dos campeones que hace un buen rato que no consiguen noquear a sus rivales. Se enfrentan dos rivales que han perdido bastantes de sus facultades de antaño, se han tornado más precavidos y manejan sus peleas con una calculadora de golpes, pensando más en los jueces que los juzgan que en el público que pide acción y sangre. Floyd lo hace desde hace varios años, Pacquiao desde que fue brutalmente noqueado por Juan Manuel Márquez el 8 de diciembre de 2012.
Son dos rivales rápidos, técnicos y con mucha, demasiada, experiencia. Cada milímetro de riesgo que ambos puedan tomar estará fríamente calculado. Yo estimo que, al menos en los primeros seis asaltos, veremos un verdadero juego de ajedrez sobre el cuadrilátero, donde predominará la esgrima de Mayweather, su mejor distancia, su mejor altura, su juego de piernas, su bloqueo perfecto y los esporádicos contragolpes para ir sumando puntos.
Pacquiao, en ese primer tramo de la pelea, seguramente no encontrará su ritmo, es posible que lo afecte alguna clase de nerviosismo escénico y lucirá apresurado e impreciso. Para cada uno de sus golpes lanzados, siempre habrá un bloqueo casi perfecto del estadounidense. Recuerden: estimo que eso ocurrirá en los primeros cinco o seis asaltos, que hasta, para algunos, pueden resultar aburridos.
Las cosas cambiarán radicalmente para la segunda mitad de la pelea. Floyd no conseguirá sostener el ritmo ni tampoco su estrategia defensiva. Pacquiao, que tiene capacidad de ajustar su estrategia a medida que avanza la pelea y alternar planes ofensivos hasta dar con el correcto, logrará conectarlo en las zonas medias y la velocidad para golpear de manera sorpresiva o desde alguna posición absurda, hará el resto.
Si como presumo, el filipino le llega a Floyd con combinaciones de poder en el ecuador de la pelea, lo lastimará y asumirá el control del combate, hasta el final del mismo. Imagino para esta batalla un final dramático con Paquiao buscando el golpe de KO y Mayweather apelando a sus mejores herramientas defensivas.
Es posible también que hasta se produzca una caída del estadounidense, pero veo poco probable que la pelea termine antes del límite. Y aunque ello no debe descartarse, es difícil imaginar que Paquiao, que no consiguió ganarle por la vía del cloroformo a rivales como Chris Algieri o Brandon Ríos, pueda lograrlo ante el mejor libra por libra del planeta.
Mi pronóstico es de una victoria cerrada de Manny Pacquiao en un final que despertará reclamos del equipo perdedor. Sea el que sea. Es natural, vale aclararlo, que un escenario como el imaginado (resultado cerrado) también sea caldo adecuado para que pueda ocurrir una de esas injusticias tan comunes en los últimos años, donde el que todos vieron ganar, se debió retirar con las manos vacías.
Las características de los oponentes, el morbo previo, los años en que este combate se ha venido cocinando, la posibilidad de un resultado incierto y todo lo que hay de juego, especialmente para el legado de los dos rivales, hace de este combate un evento apasionante.
No importa lo devaluada que pueda estar esta pelea, no importan los seis años de marchas y contramarchas. Ver a Floyd Mayweather ante Manny Pacquiao compensa todo y hace olvidar todo. La vamos a disfrutar antes, durante y después. No tengan dudas.
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