LOS ÁNGELES -- La misma noche del martes, América se quedó sin su Himno Centenario y resucitó los demonios de las dudas de su Centenario. Y Chivas, aguarda, malicioso, perverso, poder despojarlo de todo el oropel festivo en su siglo de vida la próxima semana.

Llega América a los 100 años con reumas. Mientras su himno es expulsado ignominiosamente de su historia por plagio descarado, sufre ante uno de los peores equipos del torneo, aunque se impone 3-2 a Chiapas, con un nuevo asterisco del deterioro arbitral, que nuevamente, pecando, peca a su favor.

Mientras su directiva, seguramente desde el Salón Oval de Televisa, emite un comunicado desarraigando, desheredando, marginando, avergonzándose del sinvergüenza himno, en la cancha, emite un tratado de paz, cuando en los minutos finales enciende veladoras, saca rosario y con el reloj en la mano, implora el final de ese suplicio agónico.

Cierto, sus goles son espectaculares. La bicicleta de Michael Arroyo es espectacular, aunque percudida por una falta previa, evidente, de William da Silva, tan gigantesca como el bochorno musical de su himno, pero que solo el árbitro no vio.

Después, Rubens Sambueza aparece con la soberbia de su talento, que ha tenido recluido en los últimos meses, mientras Paolo Goltz saca un cabezazo cómodo, entre la incomodidad liliputense de la zaga chiapaneca.

Como ha venido ocurriendo, Ricardo La Volpe sigue golpeando a lo 'Piojo' Herrera al arranque del juego, y termina con las temblorinas patéticas de Nacho Ambriz.

Victoria angustiosa. Y angustiante para una afición que ha visto a su equipo ganar juegos que debía perder, como ante Xolos y Chiapas.

Pero, al final, América ya es semifinalista. Trémulo, aguarda el resultado del que podría salir su contendiente: Chivas.

Pero, seguramente, en la Capilla de El Nido rezarán porque este miércoles por la noche ganen los Alebrijes, esos espectros tan mexicanos, producto de las pesadillas de un oaxaqueño (Pedro Linares) que las convirtió en arte con la vistosidad del arco iris.

América prefiere as las pesadillas del artesano que a la pesadilla reincidentemente posible del 3-0 de la Liga, con un Guadalajara que hoy, juega mejor que el anquilosado cumpleañero.

Cierto: Chivas aún debe lidiar con Alebrijes, pero seguramente hay más regusto desesperado en el Rebaño por esta factible semifinal de la Copa MX, que el desazón convulsivamente temeroso de las Águilas.

Perder la Semifinal ante el Guadalajara convertiría ya este patético Centenario, en una de las exequias más patéticas, tristonas y humillantes del honoro americanista.

Ni LaVolpe ni Peláez resistirían tanto sofocón en un año que supuestamente debería ser la era dorada del americanismo.

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