La gerencia sabía el diamante en bruto que tenía y prefirió armarse de paciencia para esperar que El Caballo Loco, como lo bautizó Vin Scully, madurara en Los Ángeles, en lugar de hacerlo en cualquier otro lugar como rival.
Puig tenía la postemporada como asignatura pendiente, que finalmente está aprobando con sobresaliente y cargando sobre sus hombros al equipo, cada vez más Caballo y menos Loco, aunque igual de divertido.
No es sólo por las dos carreras impulsadas con doblete y su primer jonrón en playoffs, ni por el average de .500 y seis remolques que exhibe hasta el momento.
Se trata de la energía que le está imprimiendo al juego de pelota y que está contagiando a sus compañeros de la mejor manera posible.
Es liderazgo, haciendo el béisbol divertido de nuevo, como proclamó la campaña lanzada por su colega Bryce Harper, de los Nacionales de Washington.
La ofensiva de Los Angeles esperó pacientemente su momento, tras la salida del abridor colombiano José Quintana, para definir el partido contra el deficiente bullpen de los Cachorros.
El venezolano Héctor Rondón, incluido en el roster para esta serie, permitió jonrón solitario de Chris Taylor en el sexto para romper un empate a dos, mientras el zurdo Mike Montgomery toleraba otras dos, una de ellas por el bambinazo de Puig.
El japonés Kenta Maeda, movido al bullpen en la serie, se llevó el triunfo como relevo de un Clayton Kershaw que sigue sin convencer en la postemporada.
Kershaw permitió dos carreras por jonrón del cubanoamericano Albert Almora Jr. que puso el partido momentáneamente 2-0 favorable a los campeones y en dos presentaciones de playoffs suma ya cinco bambinazos recibidos, luego de tolerar 23 en 27 juegos en la campaña regular.
Ahora ha aceptado 15 vuelacercas en 20 encuentros en su carrera en playoffs, cuando el corazón se le pone chiquito al gran zurdo, considerado por muchos el mejor lanzador de la actualidad en todo el béisbol.
Justin Verlander lanzó una joya de nueve entradas y Carlos Correa remolcó las dos carreras de su equipo para que los Astros de Houston vencieran 2-1 a los Yankees de Nueva York y ampliaran a dos victorias sin derrota su ventaja en la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
Por segundo día consecutivo, la pizarra terminó con idéntico marcador, con gran dominio del pitcheo de ambos conjuntos y muy poca ofensiva.
Por segunda vez en su carrera y primera desde el 2012, Verlander lanza un partido completo en postemporada, para archivar su tercer triunfo en los playoffs del 2017.
Realizó 124 pitcheos, 93 de ellos por la zona de strikes (algunos dudosos por otra mala labor del umpire principal, esta vez Hunter Wendelstedt) y propinó 13 ponches.
Correa puso delante a los Astros en el cuarto con bambinazo solitario por la banda derecha contra Luis Severino, abridor de los Yankees, con otra sólida faena hasta que abandonó el partido tras recibir un pelotazo bateado por Yuli Gurriel que le pegó en su mano izquierda.
El manager Joe Girardi reclamó interferencia de un niño que recordó el incidente de Jeffrey Maier, aquel chico que ayudó al entonces novato Derek Jeter a batear un cuadrangular en playoffs contra los Orioles de Baltimore, al impedir que Tony Tarasco capturara la bola.
Esta vez, aunque el guante del pequeño Carson Riley también invadió parcialmente el terreno, el batazo era inalcanzable por Aaron Judge y tras la revisión del video, los árbitros ratificaron el cuadrangular.
Entre Correa y el pequeño gigante José Altuve fabricaron la del triunfo en el final del noveno ante el misil Aroldis Chapman.
Después de un out, Altuve sonó su segundo imparable de la tarde y corrió como alma que lleva el diablo cuando Correa conectó tendido entre el jardín derecho y el central.
El tiro de relevo de Didi Gregorius al plato llegó con el tiempo suficiente para esperar al venezolano, pero el receptor dominicano Gary Sánchez perdió la pelota.
Varias lecturas dejó este encuentro.
1.- A.J. Hinch, el manager de los Astros, sabe que no cuenta con un bullpen sólido, al estilo de sus rivales y por ello no confía mucho en sus relevistas.
2.- El corrido de las bases vuelve a costarle caro a los Yankees. Brett Gardner sacudió un lineazo a la esquina del jardín derecho y cuando parecía que se detendría en la intermedia con un doble, fue enviado a la antesala por el coach Joe Espada. Luego de que el corredor había comenzado a frenar tuvo que acelerar nuevamente y perdió fracciones de tiempo valiosas que permitieron a la defensa de Houston matarlo en tercera.
3.- Gary Sánchez no durará mucho como cátcher y será movido a otra posición. Sus deficiencias defensivas son demasiadas para alguien con la responsabilidad de conducir el cuerpo de pitcheo de una franquicia que quiere volver a la tradición ganadora. Esa jugada decisiva en el plato fue criminal.
4.- Si Girardi aspira a remontar contra Houston como lo hizo contra Cleveland, tiene que hacer modificaciones en la alineación. Mantener al Juez de segundo bate es un sin sentido, toda vez que el muchacho está perdido en el plato.
5.- Por segunda jornada seguida, es imperdonable que a esta altura de la competencia, el árbitro principal se equivoque en los conteos con una frecuencia escandalosamente alta.
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HOUSTON -- Si el gran Pedro Martínez admitió que los Yankees de Nueva York eran sus papás, entonces los Yankees deberían confirmar que el zurdo Dallas Keuchel es el suyo.
Keuchel, el único lanzador que ha ganado sus primeras cuatro salidas de postemporada, extendió su gran dominio sobre los Yankees lanzando siete ceros con 10 ponches el viernes en el Minute Maid Park para que los Astros de Houston se anotaran un apretado triunfo 2-1 en el arranque de la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
Keuchel ha logrado al menos seis ceros en cada una de sus dos aperturas de playoffs contra los Yankees y tiene 17 ponches en 13 episodios. En la ocasión anterior, ''La Barba'' dejó sin carreras en seis actos y abanicó a siete bateadores de los Mulos del Bronx en un triunfo de Houston 3-0 en el juego de los comodines de la Liga Americana del 2015.
En ambos encuentros, el rival de Keuchel fue el derecho japonés Masahiro Tanaka, quien permitió dos carreras en cinco y seis entradas, respectivamente. El nipón es el primer abridor de Nueva York con seis o más entradas de dos o menos carreras y cuatro o menos en un juego de playoffs desde AJ Burnett en el segundo partido de la Serie de Campeonato del 2009 contra los Angelinos de Los Ángeles.
Incluyendo serie regular y playoffs, el zurdo de Houston tiene marca de 5-2, efectividad de 1.09 (7 CL en 57.2 IL), ocho salidas de calidad, 62 ponches, dos juegos completos y apenas ocho boletos contra Nueva York.
La efectividad de Keuchel es la más baja de la historia contra los Yankees para lanzadores con al menos 50 entradas en su contra. Siguen en la lista el derecho Eddie Watt (1.29), el zurdo Stan Baumgartner (1.40) y el relevista derecho Dan Quisemberry (1.48).
''Tiene movimiento al final del lanzamiento en ambos lados del plato. Pienso que tuvimos mejores turnos contra él en la segunda vez que la alineación lo enfrentó, pero el out en el plato con el tiro perfecto de González nos afectó'', dijo Joe Girardi, el manager de los Yankees.
''Pero eso es lo que es él. Él es muy buen lanzador'', dijo Girardi sobre Keuchel sin llegar a declararlo el papá de los Yankees.
El 24 de septiembre del 2004, después de una segunda salida consecutiva donde fue bateado libremente por los Yankees, el lanzador de los Medias Rojas de Boston Pedro Martínez dijo que Nueva York era su ''daddy''. Desde entonces, cada vez que el fiero tirador quisqueyano lanzaba contra los Yankees en Nueva York, los aficionados cantaban en las gradas ''Who's your daddy? (''¿Quién es tu papá?'').
El derecho miembro del Salón dela Fama de Cooperstown había dominado a Nueva York por la mayor parte de su carrera y de hecho, se retiró con marca de 11-11 y efectividad de 3.20 y la mayor cantidad de entradas (216.2) y ponches (261) contra un rival en las ligas mayores.
Cuando Keuchel abanicó al receptor dominicano Gary Sánchez abriendo la sexta entrada se convirtió en el segundo lanzador con partidos consecutivos de postemporada con al menos siete ponches contra los Yankees. El otro: Martínez en 2003-2004. Keuchel es el cuarto pitcher con siete ceros y 10 ponches en un juego de playoffs contra los rayados. El último: Martínez, en la Serie de Campeonato de 1999.
''No tengo explicación para eso. Pienso que solo se trata de ejecución de los lanzamientos'', dijo Keuchel sobre su desempeño de por vida ante los Yankees. ''Los Yankees son históricos y como todas las franquicias históricas, provocan que cuando los va a enfrentar, estás listo desde que te levantas. Eso es lo que ellos provocan'', agregó.
''El equipo actual se suponía que estaba en una transición y no estaba supuesto a estar aquí, pero están porque son buenos y ellos son los Yankees'', dijo Keuchel, el tercer lanzador de Houston con doble dígitos de ponches en un encuentro de playoffs. Los otros fueron Nolan Ryan (12 en el juego 5 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional de 1986 contra los Mets de Nueva York) y Mike Scott (14 en el juego 1 de la serie de 1986).
Los primeros nueve outs de Keuchel fueron cinco ponches y cuatro rodados. En la quinta entrada parecía que los Yankees finalmente se sacudían del hechizo, cuando Greg Bird bateó sencillo y Matt Holliday se embasó por un inusual error del intermedista José Altuve. Después de dos outs, Aaron Judge metió una soberbia línea de hit al jardín izquierdo, donde el venezolano Marwin González se lució con tremendo disparo al plato para poner out a Bird, su segunda asistencia esta postemporada.
''Todo comienza con su preparación, él es muy meticuloso en eso. Y esta noche parecía que como que tenía una motivación extra'', dijo AJ. Hinch, el capataz de los Astros.
Los Astros habían anotado sus carreras del encuentro en la cuarta entrada. Altuve, el líder de hits de la Liga Americana en las últimas cuatro temporadas, bateó el primero de sus tres imparables de la noche, robó segunda y anotó por hit del torpedero puertorriqueño Carlos Correa, quien fue impulsado por hit del inicialista cubano Yuli Gurriel.
Altuve tiene cuatro juegos de tres hits en su carrera en postemporada, el récord de los Astros. Gurriel se unió a Chris Burke (2005) como los únicos peloteros de la franquicia con al menos un imparable en sus primeros cinco cotejos de playoffs.
Nueva York descontó en la novena entrada contra el cerrador Ken Giles con jonrón de Bird después de dos outs.
''Este es el tipo de victorias que muestran que tan completo es nuestro equipo'', dijo Correa. ''Gran pitcheo, buena defensa, bateo oportuno y todos esos detalles que ayudan a los equipos a llegar lejos. No solamente podemos batear, sino también hacer otras cosas menos llamativas'', agregó.
El sábado, el dominicano Luis Severino enfrentará al estelar Justin Verlander en el juego 2. En las 47 ediciones anteriores de la Serie de Campeonato de la Liga Americana, el equipo que ganó el primer partido terminó llegando a la Serie Mundial en 30 ocasiones, un 64% de efectividad.
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Dallas Keuchel mantuvo su dominio en postemporadas con siete innings en blanco y diez ponches, para darle a los Astros de Houston triunfo de 2-1 sobre los Yankees de Nueva York en el inicio de la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
Keuchel y el japonés Masahiro Tanaka, abridor por los Yankees, se trenzaron en un bonito duelo de pitcheo, decidido en el cuarto episodio, el único complicado para el lanzador visitante.
Lo de José Altuve es punto y aparte. El pequeño gigante de los Astros disparó tres imparables y fue responsable, en gran medida, de la primera carrera de su equipo, gracias a sus piernas.
Primero se apuntó hit por el cuadro a base de velocidad e inmediatamente se estafó la segunda almohadilla, al tomarle todo el tiempo a Tanaka.
De ahí anotaría con sencillo de Carlos Correa para inaugurar la pizarra.
Cuando analizábamos la serie señalamos al cubano Yuli Gurriel como el factor X de Houston.
El veterano novato impulsó la segunda del inning y la que en definitiva resultó la de la victoria.
Greg Bird, en el noveno y dos outs, le botó la pelota al cerrador Ken Giles, para la única anotación de Nueva York.
La jugada clave del partido la protagonizaron de manera combinada el jardinero izquierdo venezolano Marwin González y el cátcher Brian McCann.
En el quinto, único episodio complicado que tuvo Keuchel, los Yankees intentaron una emboscada y con corredores en primera y segunda y dos outs, Aaron Judge sonó cohete al izquierdo.
Pero González, el Más Valioso que no será MVP, fusiló a Bird con un misil en el plato.
Varias aristas tuvo esta jugada. En primer lugar, si Judge estaba en conteo de 3-2, los corredores debían salir con el envío y por muy lento que fuera Bird, en el 99 por ciento de las veces debía haber anotado.
Da la impresión de que el hombre jamás pensó que Marwin iba a disparar hacia el plato y no le imprimió toda la velocidad a sus piernas.
Cuestionable también si el coach Joe Espada debió detener a Bird en tercera, teniendo en cuenta que el batazo del Juez fue muy fuerte y el jardinero tomó la pelota en la zona corta de la pradera, cuando el corredor apenas rebasaba la antesala.
Con dos outs y lo dominante de Keuchel, había que enviar al hombre al plato, sólo que no trotando, sino corriendo como si en ello le fuera la vida.
De todos modos, González tenía que hacerlo todo perfecto --y lo hizo-- para lograr un out en una jugada que a pesar de todo fue muy cerrada y al final terminó costándole el partido a los visitantes.
Eso le dio un segundo aire al zurdo, que luego dominó sin dificultades los dos siguientes episodios, para dar paso a los relevistas.
Gran relevo de Giles, a pesar de permitir el cuadrangular de Bird, con una labor de 1.2 innings.
El cerrador fue trabajando a base de rectas de humo entre 97 y 100 millas por hora, para liquidar luego con sliders devastadores y lograr por la vía del ponche cuatro de los cinco outs que sacó.
Deficiente la labor del árbitro principal Chad Fairchild. Demasiados errores en conteos de bolas y strikes, inaceptables para una fase decisiva como esta.
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Clave la ofensiva de Correa
Ambos equipos tienen ofensivas potentes, pero hay un jugador en particular que ha dominado los enfrentamientos entre estos equipos esta temporada y ese es el campocorto boricua Carlos Correa de los Astros. En 7 juegos vs los Yankees esta temporada, Correa tuvo promedio de .500 (28-14) con 2 dobles, 2 jonrones y 10 impulsadas. Su promedio de carrera vs los Yankees de .384 es el 2º más alto entre jugadores activos (mínimo 60 turnos).Comentarios
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A. J. Hinch dirigió con pánico y casi le cuesta caro
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Parecía que los Astros de Houston liquidaban de una vez a los Medias Rojas de Boston con la misma medicina de los dos partidos anteriores: atacar temprano al lanzador abridor.
Dos sencillos y un jonrón de Carlos Correa pusieron delante a los Astros en el mismo primer episodio ante Doug Fister, quien se iba temprano a las duchas una entrada más tarde.
Pero el jovencito dominicano Rafael Devers le dio un vuelco al marcador en el final del tercero, al botar la pelota con un compañero en circulación para darle a Boston una ventaja que no perdió más, hasta la victoria final de 10-3.
Devers le calló la boca a su manager John Farrell, que en el juego anterior lo envió a la banca y colocó en su lugar a Deven Marrero porque el abridor rival era zurdo.
Esta es la postemporada y más allá de estrategias, hay que poner sobre el terreno a quienes sepan manejar mejor la presión del momento.
El quisqueyano, aparte de tener mejores números que Marrrero, ha mostrado su capacidad para los grandes momentos, sin importar si el lanzador contrario es zurdo o derecho.
Y con el agua al cuello, desde el bullpen vino el héroe más inesperado de los Medias Rojas.
El zurdo David Price, cuya deuda con los playoffs es incalculable, salió como apagafuegos y contuvo a la ofensiva de Houston por cuatro innings completos, sin permitir carreras, con cuatro hits, igual cantidad de ponches y un solo pasaporte, para apuntarse el triunfo.
Fue la reivindicación de Price, firmado hasta el 2022 con un contrato de 217 millones de dólares, que usualmente se achica ante el peso de las postemporadas.
Para el zurdo, esta fue apenas su tercera victoria frente a ocho derrotas en playoffs.
Curiosamente, todos sus fracasos han sido como abridor, mientras que sus tres éxitos han sido como relevista, una con los Rays de Tampa Bay en el 2008, otra con los Azulejos de Toronto en el 2015 y esta del 2017.
¿Podría pasar Price a ser un relevista de lujo, al estilo de Andrew Miller, otro que fracasó como abridor? Difícil de creer. No se le pagan 30 millones por año a un apagafuegos.
Por lo pronto, se reivindicó parcialmente, al haber superado con clase el momento, aunque todavía le falta hacerlo como abridor.
El triunfo de Price mantiene vivas las esperanzas de los Medias Rojas de conseguir una remontada extraordinaria, que Hanley Ramírez ha dicho que de lograrla, se cortará sus largas trenzas como pago de promesa.
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De león a mono y el mono amarrado. Así ha sido hasta ahora el duelo entre los Astros de Houston y los Medias Rojas de Boston en la serie divisional entre ambos.
Aunque los Astros partieron como favoritos, el dominio sobre sus rivales ha sido absoluto, para colocar el compromiso al borde de la barrida.
Si el primer día el venezolano José Altuve fue el verdugo de Chris Sale y compañía, en el segundo juego le tocó al puertorriqueño Carlos Correa el papel de enterrador.
Su jonrón de dos carreras en el mismo primer episodio ante el zurdo Drew Pomeranz dictó temprano el paso del encuentro, que terminó con pizarra de 8-2.
En el sexto, con dos corredores en circulación, limpió las bases con un doblete ante el relevista Addison Reed, para terminar el encuentro con cuatro remolcadas.
Lo de Altuve es punto y aparte. Lleva cinco hits en siete turnos, con tres cuadrangulares, cuatro empujadas y cinco anotadas, un verdadero abuso al pitcheo rival.
John Farrell dirigió con desesperación y no con sabiduría. Debilitó su ofensiva al sentar al jovencito dominicano Rafael Devers ante el zurdo Dallas Keuchel y envió al cubanoamericano Deven Marrero a custodiar la antesala por ser un bateador derecho.
¿Y? Devers, a pesar de su condición de zurdo, ha demostrado ser capaz de batearle a quien sea, incluso bajo presión. Y si no, pregúntenle a Aroldis Chapman, contra quien el quisqueyano conectó un vuelacercas sobre un envío de 103 millas por hora.
La teoría de colocar bateadores de la mano distinta al lanzador es de las más discutibles del béisbol y aunque la postemporada es un animal distinto de domar, uno debe morirse con el hombre que te ayudó a llegar a este punto, sobre todo, si su reemplazo ni se le acerca en capacidad.
Los Medias Rojas están con el agua al cuello, pero no muertos y ahora tratarán de recuperarse en sus predios del Fenway Park.
Si un equipo sabe lo que es remontar, ese es Boston, que renació de un 0-3 para eliminar 4-3 a los Yankees de Nueva York en la serie de campeonato de la Liga Americana del 2004.
Claro, de eso hace 13 años y ya no está David Ortiz para liderar la remontada, pero el béisbol es impredecible como pocos deportes y el juego no se acaba hasta que se acaba.
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