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Gatica, el mito sigue vivo

“A Gatica lo conocí personalmente. Yo estaba internado en las Tumbas (un correccional para menores de Mercedes, provincia de Buenos Aires) cuando él vino a visitarnos y hacer una exhibición. Nos llevaron a un Ital Park, donde había un estadio y ahí subió al ring con Ricardo González, “Gonzalito” que fue un gran peso pluma. Para nosotros fue muy importante verlo, quedó como una leyenda esa visita y cuando se despidió nos dio coscorrones en la cabeza a todos, que estábamos locos de la vida por haberlo visto. Él estaba en su esplendor, allá por los años 50, y se me grabó para siempre ese momento”, recuerda Enrique Medina.

La pluma de Medina es contundente como un cross a la mandíbula. Su libro “Las Tumbas” supo aportar una mirada descarnada sobre la vida en los correccionales, y se convirtió en un best seller desde que apareció en 1972 hasta hoy. Escrita con una franqueza despiadada movilizó estructuras de la literatura argentina.

Su siguiente novela, “Solo Angeles” fue prohibida. Guionista de cine, admirador del boxeo, su libro, “Gatica” ha sido reeditado muchas veces y ahora, ampliado, se convierte en una novela, como se afirma en su portada, es una “Colosal síntesis del poder y la gloria”. Titulado ahora “Gatica, el boxeador de Evita y Perón”, publicado por Galerna, explora a través de 416 páginas de textos y fotos de la época, la vida de un boxeador que marcó un antes y un después en el boxeo argentino.

Juan José Sebreli, en el prólogo del último libro de Medina, “La ciudad dorada”, afirma que Medina “crea una literatura alrededor de personajes marginados: “Las Tumbas”, “Transparente”, “Las hienas”, “El Duke”. Y define: “El uso de la primera persona no es un mero recurso formal: es el marginado que habla por sí mismo desde el fondo de su miseria y humillación”.

Este Enrique Medina es quien está frente a nosotros, evocando a José María Gatica, a quienes muchos llamaban “El Mono” cuando él prefería ser reconocido como “El Tigre” o “El Mazorquero”. El que nunca fue campeón argentino y sostuvo una histórica rivalidad con Alfredo Prada, con noches de Luna lleno y miles en las puertas del estadio, intentando entrar. Gatica, el que nació un 25 de mayo de 1925 y hoy descansa en Villa Mercedes, en su San Luis natal. El que ganó 86 peleas, 72 por nocaut, perdió 7 y empató 2. El que empezó lustrando zapatos en la zona de Constitución, en Buenos Aires, y murió a los 38 años, arrollado por un colectivo.

“Volví a verlo cerca del restaurante “La Cantina del KO”, donde estaba con Alfredo Prada en la calle Paraná, cerca de Sarmiento. Caminaba con cierta torpeza, hacia adelante, porque tras una lucha con Martín Karadagián, éste lo lesionó en los meniscos. Yo había salido en el 55 de Las Tumbas y estudié en la escuela de egresados “Manuel Belgrano”. De esa época, puede afirmarse en función de Gatica que nace con Perón, y aunque deja algunas frases históricas, tal vez imaginadas, como aquella de “Mi general, dos potencias se saludan”, lo cierto es que el General y Evita iban a verlo a la primera fila del Luna Park”.

Apasionado por los temas que rodean a la escritura, al boxeo y a Gatica, afirma que “Yo iba a hacer un libro sobre Justo Suárez. Me dijeron en la editorial que era un personaje más remoto (“El Torito de Mataderos” brilló en los años 30) y que Gatica era sin dudas, muy reconocido también y más actual, hasta más polémico. Finalmente acepté y lo hice también pensando en mi viejo, que había sido boxeador y que hasta llegó a pelear en el Luna Park. Mi padrastro me había llevado al Luna para verlo a Gatica en un par de peleas. Amo el boxeo. Yo siendo camarógrafo de Canal 11, los hice amigos a (Andrés) Selpa y Eduardo (Lausse) que tuvieron una gran rivalidad como profesionales. Como Gatica con Alfredo Prada, pero que en este caso la división fue mucho mayor. Los que estaban con Perón iban a verlo ganar a Gatica; el ring side, compuesto por los “contras” querían que ganara Prada. Gatica no fue tan peronista como puede mostrarse por ejemplo, en la película de Leonardo Favio, Gatica subía al ring a pelear y ganar plata, no era hombre de discursos políticos, porque no creo que se haya propuesto otra cosa que ganar dinero y también gastarlo, se entiende”.

Cuando hablamos de boxeadores de alto impacto popular surgen otros nombres, por supuesto.

“Bonavena era muy mediático; Castro era un provocador, muy parecido a lo que era Gatica: a veces iba al Luna Park y se paseaba para que lo vieran, daba unas vueltas por el ringside y capaz que después se iba, porque ya lo habían visto. Tal vez la Hiena Barrios también pueda estar en la lista, un provocador que le gustaba la ropa llamativa como a Gatica”.

Afirma que “El boxeo es la síntesis de la vida. A mí me da una bronca terrible cuando veo a veces que un boxeador noquea al otro y se trepa a las sogas para festejar, como si no le importara el otro. Eso no se hace. En la vida, el respeto justamente por el otro, hace que uno deba jugarse el todo por el todo para ganar, pero cuanto la pelea termina, también se termina ese diálogo violento entre ambos. Monzón le estaba dando una paliza a Mantequilla Nápoles, pero llegó a hacerle señas al referí de que parara la pelea, ya era un castigo innecesario”

Hablando de la nueva edición de “Gatica”, afirma que entre otras cosas, agregó muchas fotos de la época. “Hay una de Perón boxeador. El deporte en general, enaltece a quien lo practica y por eso en mi novela imagino a un Gatica viendo esa foto y pensando que estaría bueno eso de pelear, de destacarse. Un profesor universitario, Chuck Davis, que llegó a hacer algunas peleas importantes, decía que el boxeo es generador de virtudes y yo creo mucho en eso”.

“Las Tumbas” llegó a tener, por ahora al menos, 26 reediciones; “Perros de la noche” fue sin duda, la inspiradora de la película “Perros de la noche”, aunque no le dieron el crédito. Y películas como “Pizza, birra, faso”, “Okupas” o “El marginal” registran su impronta, que para muchos, hace de Medina un heredero de Roberto Arlt. Que lo hayan elogiado Rodolfo Walsh o David Viñas son parte del curriculum de este hombre que ha recorrido el mundo, de la misma forma en que David William Foster, de la Arizona State University, dijo que si tenía que llevarse tres libros a una isla desierta, serían “Ficciones” de Borges, “Las armas secretas” de Cortázar y “Las Tumbas”.

José María Gatica murió en 1963, luego de asistir a un partido de Independiente y fue velado públicamente en la Federación Argentina de Box, el estadio en donde nació su gran rivalidad con Alfredo Prada. Medina afirma que semejante trágico final, entre otros condimentos, ha sido desde siempre un atractivo para escritores como Norman Mailer, Mark Twain, Ring Lardner o Ernest Hemingway. De la misma forma en que el cine ha sabido siempre captar y acercarse al boxeo para ofrecer su propia mirada.

A propósito de ellos, comenta que “Mi último libro se llama “Ciudad Dorada” (de la Editorial Muerde Muertos, 210 páginas), porque incluyo un cuento originado en la película del mismo nombre, que en inglés se llamó “Fat City” y que dirigió John Huston. El boxeo me ha acompañado toda la vida. Por eso, cuando me piden de elegir libros que yo haya escrito, debo mencionar primero “Las Tumbas”, porque me dio grandes satisfacciones, y luego “Gatica”. “Las Tumbas” apareció muchos años antes que “Gatica” y por eso lo aventaja en cantidad de libros vendidos, pero más allá de los números, los dos están entre mis favoritos”.

El boxeo es generador y disparador de muchas sensaciones. Y Gatica continúa siendo, hoy, una síntesis de la parábola del boxeador.

Como reza la tapa del libro, “Origen humilde, poder y gloria, que llega a estrellarse en su propia vorágine. Sí, es el Gatica salvaje, pintoresco y culminante de amores y odios. Por todo eso, sigue siendo, a pesar de los años, simplemente Gatica”.

Y Enrique Medina, a través de su obra, sus libros y también sus poesías, sigue siendo Medina, el escritor capaz de conmover al lector con sus textos, que poseen la contundencia de un cross a la mandíbula.