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Marcos Arienti: "Primero, el boxeador"

Marcos Arienti (der) posa junto a Mauricio Sulaimán Prensa WBC

Marcos Arienti (49) se recibió de técnico de boxeo hace quince años. Y, aunque se dedicó a la enseñanza, luego su vida tomó otros rumbos, pero siempre junto al boxeo. “Ser técnico me enseñó muchas cosas, como haber subido a un rincón de la mano del maestro Andrés Puente, un hombre que sabe mucho”, confiesa.

Hombre del legendario Almagro Boxing Club (ya una leyenda, puesto que nació el 30 de abril de 1923, antes de la emblemática pelea Dempsey-Firpo el 14 de septiembre del mismo año), llegó a ser presidente de esa institución. Fue uno de los creadores de la Liga Metropolitana, un torneo que sirvió –y sirve- para promocionar nuevos valores. “Un día, el técnico Fernando Albelo, del Almagro, me dijo que no podía tener campeones porque no se hacían torneos. Y entonces decidimos organizar nosotros mismos los campeonatos. Y fue todo un éxito”, dice.

Propulsor también del programa “Boxeo sin Cadenas”, dedicado a orientar y mejorar la condición de los privados de libertad a través del boxeo, Arienti tuvo un momento muy importante en su vida en diciembre de 2016. Fue así:

“Pelaban en Los Angeles Jesús Cuellar, por entonces campeón mundial pluma AMB, con Abner Mares, su retador. Junto con Gustavo Zacarías, técnico de boxeo y propietario de un gimnasio del mismo nombre en la ciudad de La Plata, viajamos a la pelea, pero con un elemento extra”, cuenta. “Hicimos una larga escala de más de diez horas en Ciudad México, con el único propósito de conocer personalmente a Mauricio Sulaimán”.

Este periodista fue el nexo para aquel encuentro y de ahí en más, comenzó una gran relación con el presidente del Consejo Mundial de Boxeo; tanto que hoy Arienti es Secretario Internacional del WBC y del Comité de rankings de la entidad. Y acaba de ser designado Chairman del WBC Amateur, cargo con comparte con la alemana de origen Jordano y ex campeona Silver WBC y mundial WBO, Raja Amasheh.

“La designación es muy reciente y estoy entusiasmado, porque a todo eso se suma que desde el primero de mayo de este año, pasé a ser el presidente de la Casa del Boxeador”.

El edificio está en la calle Bartolomé Mitre 2020, a escasas tres cuadras del Congreso de la Nación, en una zona estratégicamente céntrica de la ciudad de Buenos Aires.

“La Casa del Boxeador fue fundada en 1947. Sería una especie de equivalente a la Casa del Teatro, que supo albergar o alberga a algunas glorias de la actuación. Solamente que, con el tiempo, la Casa no pudo ofrecerle lo mismo a ex boxeadores como como lo hizo en su momento con José María Gatica o Pascualito Pérez”, dice Arienti. “De hecho, hasta uno de los grandes del espectáculo como Alberto Olmedo, llegó a vivir en este edificio cuando se vino de Rosario buscando nuevos horizontes en la Capital Federal. Un enorme salón que hoy es parte de la planta baja, servía para restaurante y comedor. Hoy eso no es posible ya, pero hay muchas cosas para hacer…”

Ilustres nombres como Luis Galtieri (“El chiquito de Pompeya”, licencia número 2 del boxeo argentino luego de Firpo y también campeón nacional medio pesado), Pedro Quartucci (bronce olímpico en París, 1924) y Oscar Casanovas (campeón olímpico en Berlín, 1936) fueron presidentes de la institución.

El más identificado con la Casa fue un exquisito estilista del boxeo como Raúl Landini: medalla de plata en Helsinki, 1928 y campeón argentino welter en 1930 con dos reinados. Su gestión luego fue continuada por su hijo, del mismo nombre.

“Más allá del local de la planta baja, que hoy está alquilado, tenemos una sala de teatro para 150 personas que estamos refaccionando. Además un gran salón de conferencias y banquetes –en donde alguna vez fue recibido Sugar Ray Leonard, en su paso por Buenos Aires- ornamentado por excelentes pinturas y dibujos del artista Roberto Mezzadra. Y, por sobre todas las cosas, un gran gimnasio, denominado Raúl Landini, que funciona prácticamente todo el día, para aficionados y también los que hacen boxeo recreativo”, afirma Arienti.

“A mi actividad en el Consejo Mundial de Boxeo se suma la de la Casa del Boxeador, aunque en ambos casos, el interés es el mismo: mejorar el boxeo desde nuestra posición”, dice. “De hecho, en el tema de la Casa, estoy buscando unir criterios con los técnicos del Almagro Boxing Club, para crear escuelas de boxeo y sumar las fuerzas de nuestros dos gimnasios. Ya hemos hablando mucho con el flamante presidente del Almagro, Iván Agüero. Formamos un grupo no muy grande, con los hermanos Manuel y Damián Carnevale, Hugo Lubo, la señora Mary, que es una institución dentro de la casa y con el ex presidente, Raúl Landini hijo. Sabemos que hay mucho por hacer, pero nos vamos acomodando a crecer sin apuros, pero crecer constantemente, porque la Casa del Boxeador debe ser, ante todo, un lugar de reuniones para toda la familia del boxeo”.

El gimnasio Raúl Landini, funciona de 8 a 20 horas y desfilan por él más de 300 hombres y mujeres. Hay boxeo recreativo, por supuesto, y competitivo.

“Hace poco, el Hall de la Fama Latinoamericano, con sede en Caracas, y presidido por el periodista venezolano Orlando José Bohórquez Parra, incorporó a nuestro Luis Angel Firpo y el acto de entrega del trofeo se hizo en la Casa del Boxeador”, recuerda.

“Estuvieron presentes María de Lourdes Pérez, sobrina de “El Toro Salvaje de Las Pampas” y entre otras figuras, también el ex campeón mundial crucero WBC Marcelo “Toro” Domínguez y el doctor Luis Doffi, presidente de la Federación Argentina de Box. Ese tipo de actos y muchas otras actividades son nuestro objetivo, incluyendo dar charlas, conferencias, cursos para iniciar a los chicos y chicas en oficios y, en una palabra, para darles contención a aquellos que sueñan con boxear oficialmente o que, de una manera más simple, eligen la actividad para sentirse mejor”.

Arienti siente que aprendió mucho de Mauricio Sulaimán, sobre todo en la visita del presidente del WBC a Buenos Aires en abril de 2017, para el lanzamiento de la Super Liga. “No se trata de conseguir las cosas ya mismo, sino que todo vaya madurando y esa es nuestra intención, tanto en la relación con el Consejo, como en la Casa del Boxeador. Gracias al WBC se logró ayuda para la familia de Hugo Santillán, boxeador fallecido tras un combate, o la ex campeona mundial Yésica Marcos o Dayana Sánchez. Son gestos que van más allá de la competencia y a eso apuntamos, precisamente. A que el boxeador y la boxeadora sepan que tienen interlocutores que no solamente pueden ayudarlos, sino también escucharlos y comprender sus problemas. Aunque parezca mentira, no es nada tan difícil como puede parecer. Y en eso estamos, para ofrecer nuestro aporte a la familia del boxeo argentino”.