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Canelo vs. Charlo: misas sueltas desde la Capital del Pecado

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Si David fuera Canelo, ¿qué haría para apagar las críticas de Faitelson? (1:55)

El reconocido analista de ESPN respondió cómo actuaría él en el deporte si fuera Canelo Álvarez para evitar las críticas de David Faitelson. (1:55)

Canelo tiene a Las Vegas a sus pies y el soccer tiene un largo camino que recorrer con o sin Messi.


LAS VEGAS -- A esta pomposa urbe no le hace falta Canelo para ser lo que es.

Aunque la Ciudad del Pecado puede sobrevivir sin el mexicano, Canelo Álvarez le brinda a esta geografía un plus. Si Jalisco es su lugar de nacimiento, Las Vegas debería ser su tierra de adopción.

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Y es que cada vez que viene a pelear, desde que se convirtió en la estrella más mediática del deporte, la ciudad se rinde a sus pies. Lo mismo escuchas un Canelo con un 'wey' a continuación, que un Cane..lo con el tropeloso acento gringo.

Acá vienen sus fans a verle ganar; y como es una figura tan polarizante, de esas que no tienen claroscuros, también llegan sus haters para verle perder.

Seamos justos, tanto haters como fans vienen a Las Vegas y gastan un número considerable de billetes verdes para armar el desmadre (como dirían mis hermanos mexicanos) y de paso, solo de paso, darse el gusto de ver caer o ganar, según el gusto, al cobrizo tapatío.

Si los haters al Canelo son intensos, sus fanáticos no se quedan atrás.

Hoy me apropio de una frase que suele usar con frecuencia un colega: "Misas sueltas", para hablarte de las ocurrencias de los fanáticos y brindarte algunas pinceladas de otras cosas que han ocurrido está semana del combate entre Canelo Álvarez y Jermell Charlo, pactado en peso supermediano y que será el primero en la era de los cuatro cinturones (desde 1988) donde se enfrenten dos campeones indiscutibles.

Acá salen las misas:

  • A esta altura de la semana todavía continúa el debate entre algunos comunicadores sobre el impacto de la llegada de Canelo al Lobby del MGM Grand el pasado martes. Algunos aseguran que hubo más personas que en las dos últimas ocasiones (frente a Dmitry Bivol y Gennadiy Golovkin), otros dicen que no. Donde sí coinciden la mayoría de los medios es que la magnitud de este combate hubiera sido muy superior de haberse celebrado en el fin de semana del Día de la Independencia de México (15 de septiembre). Una fecha que Canelo nunca debió abandonar.

  • A propósito de la llegada de los boxeadores - yo nunca había estado en una -, resulta plausible como los organizadores de estos eventos crean todo un andamiaje para acercar a los pugilistas al público. Algo genial porque es una plataforma para que los fans se acerquen a sus ídolos sin tener que pagar un centavo. Que los tengan a escasos metros y pueden pedirle un autógrafo, una foto o hasta (wait for it)...un hijo.

  • "Hazme un hijo Canelo", gritó con acento mexicano una señora que estaba a mi lado; ni me preguntes de que región era el acento, carezco de esos conocimientos lingüísticos-geográficos. Podré parecer cruel, pero estuve tentado a decirle algo así como hubiera dicho Cantinflas (Mario Moreno), uno de mis ídolos infantiles: 'Mi señora, no me le exagere tantito, pues. Ese chavito bien podría ser su nieto'. Al final solo reaccioné con una sonrisa, y no fui el único. Varias personas que escudaban a la señora también sonreían.

  • No lo puedo creer. Para nosotros, los latinoamericanos, el fútbol es pasión, pero en Estados Unidos es otra cosa. No importa la fiebre que ha provocado Messi.

  • Quizás me equivoque, pero la avalancha pudiera ser pasajera. Mi experiencia es puntual, pero a lo mejor a ti también te ha pasado. El miércoles salí en busca de un Sport Bar para ver el partido del Houston Dinamo y el Inter de Miami de Lionel Messi. Al primer lugar que me acerqué fue al Hard Rock Café que estaba al lado de mi hotel, el Park MGM. Apenas entras, te topas en el primer piso con una foto gigante de Messi en una de sus paredes. En la imagen el argentino está promocionando la hamburguesa que lleva su nombre. Para mi sorpresa, cuando subí al bar ni un solo televisor tenía puesto partido alguno de "soccer". Cuando pregunté me miraron raro. "¡Soccer!", exclamó una de las recepcionistas. "Solo los sábados y la liga inglesa", dijo otro empleado.

  • La historia no quedó ahí. Salí con premura para el Sport Bar más cercano; estaba en el MGM Grand. Allí tampoco tuve suerte. El soccer no aparecía en ninguno de los muchos televisores. Pedí cambiar de canal para ver el juego y el bartender se disculpó para decirme que "los televisores están bloqueados por estar conectados a las registradoras". Luego me explicó que por ese motivo no podía cambiar de canal. Nada, no todo en la vida es perfecto.