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Orlando salido y Nonito Donaire son referencias inevitables

La pelea que este sábado protagonizaran en el Madison Square Garden Vasyl Lomachenko y Guillermo Rigondeaux, ha despertado todo tipo de especulaciones previas sobre el desempeño de los ex campeones olímpicos durante el combate y por sobre todas las cosas, su posible resultado. Los fanáticos difieren, no hay mirada intermedia para llegar a consensos en cada punto de vista, excepto en una única coincidencia: la importancia de Nonito Donaire y Orlando Salido para el histórico previo de esta pelea.

La victoria de Orlando Salido sobre Vasyl Lomachenko en su segunda pelea como profesional y la victoria de Guillermo Rigondeaux sobre Nonito Donaire en su décimo segunda pelea como profesional son el condimento inevitable para magnificar los méritos del cubano y desmerecer los del ucraniano.

Pero, ¿es definitivamente el factor Salido & Donaire el que determinará el resultado de la pelea de este sábado? Definitivamente es una exageración verlo desde esa perspectiva y es necesario explicarlo.

¿REALMENTE SALIDO LE GANO A LOMACHENKO?

La estadística es fría, carece de sustancia, no tiene memoria. Nos muestra apenas un resultado y deja de lago la sustancia, o sea, los pormenores, las razones, los méritos o las injusticias de ese resultado. Peor aún, descarta atenuar el resultado mostrando el antes y el después de cada carrera. Porque el boxeo es de momentos, de circunstancias, de buenos o malos arbitrajes, de erradas o acertadas decisiones de los jueces en las tarjetas.

La historia dice que Salido venció a Lomachenko y punto. Es como leer el dictamen de la justicia sin incluir sus considerandos. Y realmente en esa pelea son demasiados considerandos, como para efectivamente llegar a otra conclusión más allá del resultado. "Ese resultado no puede ni debe constar para interpretar el presente o el futuro del ucraniano".

Las razones son muchas. La primera ocurrió antes del combate, Salido no dio el peso en la balanza y perdió el título ¿Eso pudo favorecer su desempeño? No lo sabemos pero la sospecha es parte de esa historia. La segunda razón ocurrió durante el combate, en el último asalto Lomachenko estuvo a punto de noquearlo y a duras penas el mexicano logró terminar en pie la batalla. La tercera razón lo dieron las tarjetas: Dos favorecieron al mexicano y la restante al ucraniano. Jack Reiss 112-116, Oren Shellenberger 113-115 y Levi Martínez 115-113.

Fue una pelea entreverada, de golpes bajos, amarres y donde estuvo en la consideración la capacidad técnica de uno contra la presión y agresividad del otro. Dos jueces se volcaron por el agresivo y preferido de la afición, mientras que el otro (Levi Martínez) premió al ex olímpico que apenas en su segunda pelea profesional llevó al veterano guerrero mexicano hasta los doces asaltos y estuvo a punto de liquidarlo por la vía rápida.

¿Se pueden juzgar sus méritos desde una óptica negativa bajo esa realidad? ¿Se puede considerar que tanto su desempeño como el resultado alcanzan para determinar que Rigondeaux enfrentará a una "bola de humo" este sábado? Un "NO" es la única respuesta a las dos preguntas. El registro histórico profesional de Lomachenko en absoluto se ve afectado por una pelea cerrada, donde perfectamente se pudo llevar la victoria.

A ello sumemos que se trataba de su segunda batalla como profesional, en una carrera en donde absolutamente todas sus peleas han tenido algún título mundial en juego y donde enfrentó siempre a rivales de primer nivel.

En conclusión, la victoria de Salido es importante para la estadística de Vasyl Lomachenko, pero en absoluto ella determina un patrón que nos de certezas sobre el posible desempeño de Lomachenko

¿ALCANZA LA VICTORIA SOBRE DONAIRE PARA EVALUAR A RIGONDEAUX?

El nombre de Nonito Donaire, por estos días, ha sonado sin cesar en cada artículo, entrevista, análisis, comentario o declaración asociada con Guillermo Rigondeaux. La sorpresiva victoria que consiguió el cubano el 13 de abril de 2013 parece suficiente argumento para definir la excelencia en la carrera de Rigondeaux. Y ello es un error. Al igual que en Salido-Lomachenko, "ese resultado no puede ni debe constar para interpretar el presente o el futuro del cubano".

Los jueces lo vieron a Rigondeaux, ese día, ganar con justicia: Julie Lederman 116-111, Tom Schreck 115-112 y John Stewart 114-113. Rigondeaux, ese día unificó los cetros súper gallo OMB-AMB. El primero estaba en poder del filipino y el suyo lo había obtenido primero de manera interina en una victoria sobre Ricardo "Maestrito" Córdoba y luego venciendo a Rico Ramos. La pelea contra Córdoba fue una decisión dividida en la cual los dos visitaron la lona. También ante Donaire el cubano visitó la lona en el décimo asalto, mientras que Rico Ramos cumplió un penoso papel. Fue tan timorata su actuación contra el cubano, que viendo el video del combate se puede apuntar que "Rigondeaux ese día no tuvo rival", pese al invicto del derrotado.

Tras vencer a Donaire, la carrera de Rigondeaux cayó en el pozo de sombras que vaticinó Bob Arum, cuando con notorio fastidio dijo frente a los micrófonos que peleando de esa manera, el cubano no encontraría contra quien pelear. Fue como una maldición. La carrera del cubano se estancó.

En diciembre de ese año 2013, regresó a la acción para enfrentar al ex campeón Joseph Adbeko en una pelea donde reinó el aburrimiento y los dos rivales pasaron toda la pelea esperando uno por la iniciativa del otro. Rigondeaux fiel a su estilo de esperar y contragolpear. Adbeko precavido, con miedo a entrar y cediendo la iniciativa. Hasta hubo un momento en que el juez Benjy Estevez los arengó para que se decidieran a pelear.

En uno de los párrafos de mi columna de análisis de la pelea escribí: "...lo que sucedió En el Boardwalk Hall de Atlantic City, puede ser considerado insólito; la platea abandonando el recinto y los pocos presentes asistiendo con cara de hastío a una batalla que hacia recordar los escenarios de los torneos entre aficionados, peleando con casco protector, y a los que solo asisten los familiares cercanos de los dos rivales".

Después de ese combate, la discusión virtual sobre el estilo de Rigondeaux se prolongó hasta el cansancio generando ásperos debates entre detractores y defensores de su estilo. No obstante, las consecuencias afectaron al ex campeón olímpico. Pasaron siete meses hasta encontrar un rival de verdad y debieron conformarse "con lo que hubiera". Rigondeaux debió viajar a Macao para enfrentar a un tal Anusorn Yotjan el cual le soportó apenas un minuto y medio. Lo noqueó en el primer round. Luego, más de lo mismo. Nadie quería enfrentarlo y otra vez a cruzar todo el planeta para encontrar un rival. Fue el 31 de diciembre de 2014, en Osaka, Japón contra otro desconocido, Hisashi Amagasa.

Luego de esa pelea, pasó casi un año para que apareciera otro rival: Drian Francisco, otro desconocido. Lo venció por puntos, en diez asaltos y en una pelea para el olvido. Sin campeones con quienes unificar y posibles oponentes de primera línea en plan de fuga, Rigondeaux debió viajar a Londres para enfrentar a uno de esos inventos de "clase C" que nos suelen vender los británicos: James Dickens. El cubano le fracturó la mandíbula en dos asaltos. El después es historia conocida, la pelea "No Conntest" contra Moisés Flores que duró un minuto y medio, hasta esta increíble y bienvenida novedad: su pelea contra Lomachenko.

La conclusión aquí es similar a la de Lomachenko, la victoria de Rigondeaux sobre Donaire no alcanza para medir el hoy y el mañana del cubano. Le faltó secuencia a su carrera, le faltaron grandes rivales, le faltó verdadera oposición y quizás esa oposición que tanto reclamamos sería la que le opondrá este sábado el ucraniano. No obstante, hay que recordar que Guillermo Rigondeaux sube dos categorías, va contra un hombre más pesado, con su misma calidad y tal vez, con mayor rapidez.

En la teoría de lo obvio, Lomachenko es favorito y quizás, la hazaña de una victoria por parte del cubano haría justicia con su carrera. La victoria sería algo así como una victoria sobre todos los que no quisieron enfrentarlo y llevaría credibilidad a su legado profesional. Sería bueno que ocurriera. Pero antes, tiene que ganar este sábado.