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Merecida victoria de Hurd sobre un Lara con nuevo estilo

Jarret Hurd venció ajustada, pero merecidamente a Erislandy Lara en la pelea más importante de su carrera y sumó a su cinturón FIB, el de súper campeón de la AMB que ostentaba su rival.

La batalla en el Hard Rock y Casino de Las Vegas, Nevada tuvo emoción y superó las expectativas. El combate en lo previo era un choque de estilos, pero el cubano trajo otra actitud al cuadrilátero y sorprendentemente cambió para bien su dibujo.

Más allá de ese detalle, se cumplieron las previsiones la pelea larga le permitiría a Lara ganar por puntos, mientras que Hurd debía apostar al KO. Ese KO no llegó, pero si encontró en los últimos segundos un golpe que envió a Lara a la lona y fue esa caída que definió la batalla por decisión mayoritaria.

El estilo de Lara fue la sorpresa
No fue una novedad, pero sorprendió que fuera esta vez ante un hombre tan grande y tan peligroso. Lara se paró a intercambiar, evitó sus desplazamientos permanentes, trabajó por mucho tiempo recostado a las cuerdas, rehuyó la pelea en corto y mostró buena asimilación. El cubano tomó riesgos, como respondiendo a quienes lo han criticado por no hacerlo.

Por momentos se pareció al de sus peleas contra Alfredo Angulo o Paul Williams, pero, claro, eso tiene sus consecuencias: dio espectáculo, pero sacrificó gran parte de sus posibilidades de victoria. Así ocurre siempre con los buenos esgrimistas, cuando abandonan su zona de confort, pasan apuros y arriesgan resultados apretados. El cambio de actitud casi le sale bien, pero una izquierda a la barbilla, a medio minuto del final, lo mandó a la lona y con ello gano Hurd.

De acuerdo con el resultado final en las tarjetas de los jueces, Burt A. Clements vio ganar a Lara 114-113, mientras que por el mismo puntaje (113-114), Glenn Feldman y Moretti le otorgaron la victoria al estadounidense.

El resultado ajustado va en sintonía con lo que se vio en el cuadrilátero, en una batalla que –como sucede cuando se enfrentan rivales de estilos opuestos– aceptaba todas las miradas. Yo vi ganar al estadounidense de manera muy clara los asaltos 4, 5, 7, 8, 9 y 12, mientras que desde mi perspectiva, los episodios 3 y 11 pudieron irse para cualquier lado. Los restantes cuatro episodios se los otorgué al cubano.

Hubo méritos en la presentación de Erislandy Lara e indudablemente el estadounidense que empezó nervioso, desbalanceado, fuera de ritmo y también de distancia, logró ajustar y complicar cortar con acierto el cuadrilátero, algo que de todas formas se vio facilitado por la sorprendente mudanza en la actitud del cubano.

¿Qué pelea vimos?
El primer tramo de batalla mostró a Lara agresivo, sin salir de laterales, parado enfrente de Hurd y colocando y acertando temprano con sus combinaciones (1-2) en velocidad. La postura agresiva pudo haber descolocado al estadounidense, al igual que su guardia zurda. Hurd no lograba en esos primeros instantes acomodarse al ritmo de la pelea, tuvo un par de resbalones, careció de distancia y no encontró nunca el balance correcto cuando intentó poner presión.

Así fueron el primero y segundo episodios: Hurd nervioso y mostrando herramientas limitadas, mientras que Lara controlaba la pelea con el jab, colocaba algunos golpes de forma esporádica y cuando el oponente podía complicarlos, simplemente amarraba, pero nada dura para siempre, el miedo escénico de Hurd comenzó a desaparecer en el tercer episodio, los dos colocaron buenos golpes y se emparejaron las acciones. Ya para el cuarto round, Jarret Hurd terminó de ajustar y empezó a colocar duros ganchos en secuencias de dos y tres golpes a las costillas o por la zona central. Lara se mantuvo increíblemente estático y aceptó el golpeo. Empezó otra pelea, sin duda.

Hurd golpeando al cuerpo, insistiendo, acosando, poniendo presión asfixiante y mucho volumen de golpeo, mientras que Lara alternaba momentos de movilidad con momentos de inactividad en los que se refugiaba en las cuerdas y cuando podía, colocaba su uno dos en velocidad. En el sexto episodio, el cubano pareció despertar, colocó mejores golpes, especialmente con la izquierda, mientras que Hurd sólo insistió con los ganchos al cuerpo.

El estadounidense es un púgil tosco, por momentos torpe en el manejo sobre piernas y que carece de buena técnica cuando intenta golpear con la mano abierta por afuera, sin embargo, es fuerte, persistente y frustra a sus rivales con esa presión agotadora. Eso ocurrió con Lara, que sus buenas intenciones por intercambiar terminaban siempre esperando en las cuerdas donde se cerraba y permitía golpeo.

En ese tramo de pelea, apareció una inflamación, primero en el pómulo izquierdo del cubano y luego una herida sobre el ojo del mismo lado. También lo vimos más activo, buscando sumar puntos a partir de golpes efectivos. Hurd aumentó volumen e insistió con la zona media.

En los asaltos de campeonato, el estadounidense puso mucho volumen, pero el cubano lo superó desde lo técnico por la precisión de sus golpes. También en esos asaltos, el 10 y el 11, lo vimos repetir su intercambio en el cuerpo a cuerpo, donde asimiló todo y aplicó duros golpes a la barbilla del rival.

El último episodio lo encontró en retroceso. Hurd se lo llevó por delante, lo mandó a la lona y estuvo a punto de noquearlo. El final fue cerrado y merecidamente los jueces vieron ganar de forma mayoritaria al estadounidense.

La duda que deja esta pelea es la razón para el cambio de actitud en el boxeo de Lara. Si bien se puede suponer que fue una estrategia o un intento de conquistar a los fanáticos que siempre lo abuchearon, es posible también que el cubano haya optado por subir más pesado al ring –como se pudo constatar visualmente– para contrarrestar el mejor tamaño y peso del rival. Eso, sin duda, afecto su movilidad y le obligó a trabajar el cardio de otra manera, administrado energías mediante la reducción de los desplazamientos.

La victoria de Hurd lo lleva al próximo nivel, por más que su tamaño nos hace imaginar que en breve dejará esta categoría y su boxeo es limitado como para imaginarlo por largo tiempo como monarca.

En el caso de Lara, mostró que la edad no debería afectar su carrera. Dio un buen espectáculo y ello le abrirá puertas para regresar a alguna pelea grande o directamente a una disputa de título. La derrota no lo desmerece, por más que la misma concluye una racha dramática del boxeo cubano que ha acumulado puras derrotas en sus peleas de campeonato en el último tiempo.