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Durán-De Jesús, el comienzo de una era

Roberto “Manos de Piedra” Durán sufrió la primera derrota de su carrera profesional en su 32da pelea. Ante casi diez mil personas en el Madison de Nueva York, perdió en 10 rounds frente al puertorriqueño Esteban De Jesús.

Durán, que venía de vencer en junio del mismo año a Ken Buchanan, también en el Madison, consagrándose campeón mundial de los ligeros, no expuso su corona. Aquel 17 de noviembre de 1972, fue también el comienzo de una gran trilogía. Iban a pelear dos veces más, en grandes enfrentamientos, pero en la tercera edición el escenario también pasó a la historia.

Fue cuando, por primera vez, se abrieron las puertas del Sports Pavillion del Caesars Palace para un combate de campeonato mundial. Tras aquella victoria del puertorriqueño, que lo tuvo por el suelo al Cholo en el primer asalto, se imponía una revancha. Y ésta vino recién dos años más tarde, y en Panamá, cuando en una gran actuación y en salvaje pelea, Durán derrotó a De Jesús por nocaut técnico en el 11er asalto, la noche del 16 de marzo de 1974, a pesar de haber visitado el suelo una vez más

Por esos años, Las Vegas ya era un destino común para la búsqueda de entretenimientos y mucha acción en las mesas de juego. Todo había empezado de alguna manera cuando el gangster Benjamin “Bugsy” Siegel fundó el Flamingo, en 1946, apoyado por sus amigos de la mafia. El negocio no funcionó ni para el hotel casino ni para “Bugsy”, que terminó acribillado por quienes, se supone, habían sido sus amigos y socios. En 1966 se inauguró el Caesars Palace (“Sin apóstrofe, por favor”, como indicaban las gacetillas de prensa) gracias a Jay Sarno, un emprendedor que llegó a contratar a Frank Sinatra por cien mil dólares semanales. El contrato terminó abruptamente para Frank cuando, tras un discutir con un gerente, alguien sacó a relucir un revolver y el astro optó por buscar nuevos horizontes.

El Caesars original, de 14 pisos y 700 habitaciones, se convirtió en el símbolo del lujo por sus decorados que evocaban los tiempos del Imperio Romano. Fue el primer hotel temático de Las Vegas, que contratando a figuras como Sinatra o Tony Bennett, se convirtió en tanto como el propio De Jesús, que aguantó todo. O que pareció aguantar todo, porque Durán, dueño del ring, lo castigó duramente al cuerpo, sabiendo que su rival había hecho muchos esfuerzos para entrar en categoría. El panameño trabajó un par de asaltos solamente con la izquierda, descargando poco la derecha, hasta que por fin, lo hizo: fue en el 12do round, cuando De Jesús se proyectó para lanzar una izquierda en gancho y recibió la derecha a la mandíbula. Y, aunque se levantó, la andanada fue tal que Manny Siacca, el rincón del puertorriqueño, decidió detener el combate.

Fue también aquella la última pelea de Durán como peso ligero; dos años más tarde, obtuvo el cinturón de los welters al batir a Sugar Ray Leonard. Eran los tiempos en que las peleas eran a 15 asaltos y los tres últimos episodios solían separar definitivamente a quienes tenían pasta y resistencia de campeones y quiénes no. Esa noche fue para Durán, quien junto a Muhammad Ali y Rocky Valdés, pasó a formar parte de un selecto club, el de los campeones unificados. Esa noche, en uno de los pasillos del Caesars, con una botella de champán en la mano, Roberto se encontró con De Jesús y lo invitó a su habitación, para jugar dominó. El hombre nunca vino y Durán siguió celebrando estar en la cumbre del mundo. El Caesars, con sus alfombrados extraordinarios, sus estatuas de mármol, su Julio César en la entrada principal, las chicas vestidas a la usanza romana vendiendo cigarrillos, la enorme entrada llena de limusinas y los restaurantes exquisitos… El Caesars, con sus enormes piscinas bajo el candente sol del desierto… A un costado, el restaurante Primavera ofrecía delicias de la comida italiana y era posible estar cerca de celebridades de todo el mundo. Don Edmond Chacra, representante del hotel para Sudamérica, solía viajar acompañando a jugadores de alto nivel, especialmente de Argentina y Chile, que aprovechaban la excusa de una gran pelea para distraerse en las mesas de paño verde. El Caesars, en donde, durante muchos años, fue posible ver como un anfitrión de lujo al gran Joe Louis, “El Bombardero de Detroit”, con un sueldo de 50.000 dólares anuales a cambio de sonreír, estrechar la mano de sus admiradores y posar con ellos para las fotos. Cuando falleció, en 1981, su velatorio se efectuó en el Sports Pavillion. Hoy, una estatua de tamaño natural lo sigue recordando.

El Caesars, para generar expectativas y atraer a los jugadores, se convirtió en escenario de peleas como Leonard-Hagler, Holmes-Norton, Holyfield-Bowe, De La Hoya-Chávez I o Holmes-Alí y fue el centro del boxeo mundial durante muchos años. En ese mismo escenario, Roberto Durán perdió con Marvin Hagler en una actuación extraordinaria. Pero también sucumbió ante el poderío de Thomas Hearns, quien a su vez, en ese mismo lugar, perdió con Ray Sugar Leonard en su primer encuentro y con Marvin Hagler, en una de las peleas más salvajes y brutales que se tenga memoria. Eran las épocas en que todos peleaban contra todos.

A comienzos de los 90, llegaron a compartir cartelera, por única vez, George Foreman, que estaba regresando y Mike Tyson, ni más ni menos. En su Sports Pavillion o en la playa de estacionamiento convertido en estadio al aire libre, se anotaron momentos históricos del boxeo.

Durán y su victoria ante De Jesús fue la primera de una larga serie de peleas. Tras ese combate y con el correr de los años, se generó un momento lleno de humanidad, ternura y amistad entre quienes habían sido rivales en el ring. De Jesús cayó en el infierno de las drogas y en 1980 –el mismo año en que Roberto le ganó y perdió con Ray Leonard- mató de un disparo en la cabeza a un chico de 18 años durante una reyerta callejera en Puerto Rico. Fue condenado a prisión perpetua. Años más tarde, en 1985, dio positivo de HIV y dada su mala condición de salud, lo indultaron en 1989, permitiéndole ir a una clínica de Rio Piedras ante un final cercano e irreversible. Aunque en esos tiempos el contacto con una persona positiva de SIDA era considerado un altísimo riesgo de contagio, Durán no solamente fue a visitar a su ex rival, sino que también lo abrazó y consoló por su estado. Muy poco después, el 12 de mayo de 1989, a los 37 años, murió Esteban de Jesús. Ese mismo año le significó a Durán el obtener el campeonato mundial de los medianos ante Iran Barkley, tras haber reinado en las divisiones ligero, welter y super welter. Si, ese año ganó Durán una nueva corona mundial, pero tras ese abrazo con su ex rival, sumó un título que no figura en los libros de records, pero si en el recuerdo y la admiración de los aficionados. Ese abrazo, brindado de un gran guerrero a otro, fue también, una síntesis de la nobleza del boxeo, de la humanidad de sus protagonistas y, sobre todo, del corazón de un gran campeón.

Hoy, recuperado del Covid 19, El Cholo sigue siendo un ejemplo de amor a la vida y de la grandeza que puede caber en su alma. Como él mismo afirma, “Viejo es el viento y sigue soplando”.