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La Juventus contra la pared necesita recuperar el ánimo

Cuando el árbitro pitó el final del partido entre el Atlético de Madrid y la Juventus en el Wanda Metropolitano, la cara de Cristiano Ronaldo era un poema.

El portugués no parecía ser capaz de entender lo que había ocurrido. Su equipo manda sin problemas en Italia, con una superioridad pasmosa ante sus rivales --13 puntos le separan del Nápoles, segundo clasificado-- y el equipo está armado para competir hasta el final en la Champions League.

Sin embargo, el Atlético de Madrid había sabido encontrarle las cosquillas y rompiendo todos los esquemas le metió un 2-0 que bien podría haber sido un 4-0, de no haber sido por la mala suerte de Diego Costa en el remate y del árbitro al revisar un gol de Álvaro Morata en el VAR.

La bofetada fue tan terrible que sacó lo peor de Ronaldo, quien ya duchado y presumiblemente más calmado, se paseó por la zona mixta haciendo el gesto de los cinco deditos que ya había hecho sobre el campo. Cinco Champions Leagues, las que tiene él, y recordó que allí, en el Metropolitano, no tienen ninguna. Un gesto de soberbia tan feo que dejó retratado al portugués, tan buen jugador sobre el terreno como intempestivo fuera de él.

Lo cierto es que el Atlético de Madrid, con más o menos Champions Leagues a su nombre, había maniatado a la Juventus, y había demostrado ser mucho más fiable tanto defensivamente --Diego Godín hizo un partido para el recuerdo, y además marcó un gol-- como en ataque. La Juve parecía un equipo menor, superado, sin peso en el mediocampo para mandar en el juego, con un Paulo Dybala totalmente apagado, y sin encontrar jamás la forma de conectar con Cristiano Ronaldo arriba.

La situación por lo tanto de la Juventus es complicada. El equipo ha quedado ya eliminado de la Coppa de Italia y aspiraba al doblete --Serie A y Champions League-- para firmar una temporada mejor que la anterior. El fichaje de Cristiano Ronaldo por 115 millones de dólares así lo ameritaba, habiéndose convertido en el traspaso de más cuantía en la historia del club y del campeonato.

Llegar a la final, o cuando menos a la semifinal, del máximo torneo continental se antojaba el objetivo alcanzable del año, pero ahora mismo están contra las cuerdas en octavos --remontar un 2-0 ante un equipo del Cholo Simeone es harto complicado.

Por eso el equipo necesita desconectar y reiniciarse de inmediato, con lo que no encontrará mejor bálsamo que el partido ante el Bologna del domingo. El conjunto de Sinisa Mihajlovic viene teniendo una temporada complicada, con muchísimos altibajos en su juego, y bien podría pagar los platos rotos.

En la Coppa cayó justamente a manos de la Vecchia Signora, que también ganó su partido de primera ronda. Sin embargo, fueron capaces de ganar en Milán ante el Inter hace apenas unas semanas, aprovechándose de la crisis abierta por el caso Mauro Icardi en el conjunto nerazzurri.

La Juventus debe evitar caer en esa trampa toda costa, pues todavía quedan tres semanas para la vuelta de los octavos de final de la Champions League, y de no dar un golpe de autoridad que demuestre su fortaleza mental, esa espera --y lo que queda de campeonato-- se le pueden hacer sumamente complicadas.