Rayo y Alavés rememoraron un encuentro con morbo, marcado en el calendario de los dos equipos desde que hace dos campañas protagonizaron un duelo titánico en la histórica participación de ambos en la Copa de la UEFA.

Sin embargo, en esta ocasión la gran rivalidad entre los dos equipos estuvo mermada por las ostensibles bajas con las que llegaron al inicio liguero tanto Rayo como Alavés. El Rayo se presentaba sin su columna vertebral. Con Quevedo, Michel y Luis Cembranos lesionados, mostró un juego tosco, basado en el juego aéreo como principal arma, aprovechando la envergadura de sus dos delanteros, Bolo y Bolic, en la apuesta arriesgada del nuevo técnico.

Mané contrarrestó en la pizarra a su "colega", y al Rayo se le atragantó la defensa en cinco con la que se plantó el equipo vitoriano en el terreno de juego del Teresa Rivero. Con las bajas de Helguera, Llorens, Edu Alonso y Turiel, el Alavés no se mostró brillante pero dominó desde el inicio.

Se topó con los palos en el minuto 7 con un testarazo de Astudillo y en el 18 cuando Jordi Cruyff reventó el esférico y obligó a Etxeberría a realizar una gran intervención. El Rayo despertó alentado por su público, y apoyándose en la fuerza de sus bandas con Peragón y Julio Alvarez, adelantó líneas y rápido obtuvo premio. Un error defensivo del Alavés, en el minuto 21, lo aprovechaba el debutante Julio Alvarez para batir a placer a Dutruel.

Con la avalancha rayista, Bolo y Bolic, más preocupado de buscar penaltis que de rematar a puerta, pudieron aumentar las diferencias. Perdonaron y lo pagaron. Jordi volvió a avisar, siendo víctima de un penalti no señalado, y el goleador de la pretemporada del Alavés, Iván Alonso, puso el justo empate en el marcador en el minuto 37, gracias a una asistencia de Jordi.

En la reanudación, la polémica acaparó numerosos minutos y recordó piques de antaño. El Rayo se volcó en busca de la victoria, con más corazón que cabeza. Se hizo con el dominio del esférico y el Alavés adoptó la postura cómoda, la de jugar a la contra. La velocidad de Peragón provocó un penalti que transformó Julio Alvarez y que despertó a los vitorianos al quitarse de sus ataduras tácticas y realizar Mané cambios ofensivos en busca del empate.

Dieron resultado las permutas y en el primer balón que tocó Magno, cruzó el esférico lejos del alcance de Etxberría para poner el empate definitivo en el minuto 71. Lo intentó el Rayo en los últimos minutos, pero los remates de Bolo y Bolic no encontraron su premio, y el reparto de puntos acabó siendo el premio justo para los dos equipos.

SINTESIS DEL PARTIDO