Milán resucitó y pudo empatar

Con una excelente segunda mitad y, en especial, con la salida de Filippo Inzaghi, se salvó con un empate 2-2 de una derrota en su casa cuando la Lazio le ganaba en el primer tiempo por 2-0

MILÁN -- El Milán, con una excelente segunda mitad y, en especial, con la salida de Filippo Inzaghi, se salvó con un empate 2-2 de una derrota casera que se daba por cantada al descanso, cuando el Lazio llegó con dos goles de ventaja y, sobre todo, dando a su rival una lección de saber estar.

Un empate, en el último partido de la vigésimo primera jornada de la máxima división italiana de fútbol, que evita al Milán igualar en la cabeza con el Juventus Turín y el Inter, mientras que devuelve al Lazio al papel de protagonista, tras unas últimas jornadas discretas.

El Lazio sorprendió al Milán en la primera mitad ya desde el mismo inicio. Con una excelente presión, un fútbol vertical, rápido por las bandas y con gran profundidad maniató a un Milán que se perdió en una excesiva maniobra, toque del balón pero poco concreto en los últimos metros.

Ya pudo el Lazio adelantarse en el marcador a los cinco minutos, pero el argentino Claudio López lanzó fuera en buena posición. Pero el tanto lacial estaba en el aire y llegó dieciséis minutos, cuando Dejan Stankovic recogió un rechace del meta brasileño Dida, a disparo de López, y situó el 0-1 en el marcador.

El tanto encajado dejó tocado al Milán, que siguió tocando en exceso en balón y careciendo de remate. El Lazio, en cambio, continuaba robando el balón y presentándose en tres toques ante la meta local.

Además, a la media hora, el Lazio se encontró con un penalti a su favor, por estimar el colegiado Pierluigi Collina que el ex-lacial Alessandro Nesta había empujado a Corradi en la disputa del balón. La pena máxima la materializó Claudio López en el 0-2. Parecía la sentencia para un Milán perdido y donde ni Rivaldo, ni Pirlo, ni Shevchenko marcaban diferencia.

Pero todo cambió en el descanso. Carlo Ancelotti, técnico milanista y recién renovado hasta el 30 de junio de 2005, quitó a Kaladze y Gattuso para meter a Laursen y Filippo Inzaghi. Fue vital la salida de este último, pues también Rivaldo retrasaba su posición y pasaba a jugar tras las dos puntas.

El Milán, además, saltó al campo con una actitud totalmente distinta. Sabedor de que peor no le podía ir, empujó y se lanzó con todo al área de un Lazio que ya empezó a tener alguna que otra preocupante confusión de ideas en la contención.

Y fue Filippo Inzaghi quien, en el minuto 62, acortó las distancias con un gol típico de hombre de área que es: dentro del área le ganó al posición a Favalli, se hizo con un pase vertical y batió al meta Peruzzi.

Un minuto después, el Lazio contestó con un disparo de Stankovic al travesaño. Pero estaba claro que era el equipo romano quien más iba a sufrir, pues cada balón que llegaba al área visitante llevaba gran peligro.

Pudo llegar en empate en remates de Rivaldo y Ambrosini, que se perdieron fuera por poco. El 2-2 (m.70) llegaría en una bella acción en la que Inzaghi y Rivaldo se intercambiaron los papeles: "Pippo", extrañamente en él, se fue por velocidad por la banda izquierda, se llevó toda la atención de la defensa y dio una excelente asistencia hacía un Rivaldo que, a tres metros de la puerta, no tuvo más que empujar el balón.

El Lazio estaba roto y, sobre todo, confuso. Su técnico Roberto Mancini cambió rápido e introdujo a los defensas Pancaro y Oddo y al centrocampista Liverani. Acertó, pues su equipo volvió a tranquilizarse y, con ello, a sujetar al Milán.

Sin embargo, en el minuto 89, el equipo milanés dispuso de la mejor ocasión para llevarse el triunfo. Pero el meta Peruzzi salvó ante Shevchenko un gol que ya cantaban los milanistas.

Todo terminó en empate, que puede considerarse lo más justo. Pero que deja al Milán a dos puntos de los colíderes.

-EFE


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