LOS ÁNGELES -- Usted, seguramente, leyó Osorio en el encabezado y se arrimó un delantal de carnicero. Y pensó: "otra sesión de descuartizamiento de este asesino en serie y en serio".

Se equivoca usted. Bueno, sólo un poco. Estos días de permanecer relativamente en contacto de nuevo con la selección mexicana, ayudan a conocer más y ¿entender mejor? al técnico.

Quede claro: que él mismo no debe emborucar con retórica o con falsas promesas, el manejo del Tri.

¿"Jugar ofensivo de acuerdo a las virtudes de los jugadores"? ¿"Con la calidad de estos jugadores estamos en condiciones de proponer estilos ofensivos diferentes"? ¿"Compito por el amor a la victoria, no por el temor a la derrota"?

¿Y luego? Formación murciélago. O como dice Chelato Herrera: "¿Es el mismo librito que yo le cuento de todos los técnicos colombianos".

Dicho esto revisemos algunos puntos importantes de la versión oscura o luminosa de Osorio, según sea el caso.

Evidentemente Juan Carlos Osorio es un ente extraño para todos. Para todos dentro y fuera del Tri, excepto claro para su cuerpo técnico.

Cualquier entrenador del medio mexicano que ha llegado y llegará al Tri, es víctima de espionaje. Inevitablemente, las leyendas negras y blancas del personaje, transitan vertiginosamente por el chismorreo entre los jugadores que lo conocen.

Pasa, entonces, tras ese comadreo fértil del futbolista, de ser un desconocido, a ser un reconocido a través de vivencias de otros. Claro, en el chacaleo, termina habiendo dos versiones distintas, y a veces opuestas.

En el caso de Osorio, no hay referencias puntuales en el medio mexicano. Llegó siendo un misterio y de hecho, para los jugadores lo sigue siendo.

Mexico
MexsportJuan Carlos Osorio, durante la conferencia de prensa ofrecida en San Pedro Sula

Cierto que ese desconcierto él mismo lo genera. En charla con RCN dijo que Chicharito Hernández había jugado el partido completo ante El Salvador, cuando fue relevado. ¿En 72 horas lo olvidó?

Y en esa misma entrevista, dijo que había jugado con tres volantes mixtos ante Honduras: Guardado, Herrera y Layún.

Esto, pese a que en la conferencia de prensa posterior al partido, Osorio aceptó que jugó con dos mixtos (Herrera y Guardado), y Reyes como contención fijo, algo más auténtico, especialmente después de que Layún, por derecha, sigue protagonizando sus partidos más grises en el Tri.

¿Esos olvidos sobre Chicharito y su planteamiento ante Honduras a qué se deben? Quienes lo conocen explican que en la vorágine de información que gusta de almacenar, estas confusiones son recurrentes.

Por estas confusiones, confiesa él mismo aquello de que "por recomendaciones de mi padre, es mejor un lápiz corto que una memoria larga".

¿Es un defecto que necesita un lápiz largo por una memoria corta? Al contrario. Le enaltece la devoción por tomar notas en "La Libreta de Osorio", que por cierto, ya hay un libro sobre este tema puntual y ha salido a la venta.

Grave sería que se encapuchara y encaprichara en memorizar el flujo de 90 minutos de juego. Aunque hay quienes recurren a tabletas como Caixinha, también hay quienes escriben en servilletas usadas. Cada quien mata pulgas a su manera.

Y para reiterar esta aseveración de que no es un problema de memoria, un pasaje de la conferencia de prensa en el Olímpico Metropolitano, tras la victoria 2-0 sobre Honduras, que pinta la sagacidad de Osorio.

Un reportero de un diario deportivo le preguntó sobre la ociosa presencia de Guillermo Ochoa en el Tri, y su ausencia en ambos partidos.

Osorio, con esa peculiar manera de mirar por encima de los anteojos, confrontó al interpelador. "Usted fue el mismo que me preguntó porqué no estaba Giovani. Acabemos esto. No hay nada personal contra ninguno de ellos".

La identificación del reportero sería lógica, si la relación entre entrevistador y entrevistado tuviera numerosos antecedentes. No es así.

Y ese acercamiento lo complica lo prolongado de las ruedas de prensa, no sólo por el número de preguntas, sino por el extenso, extendido, sermoneado y parroquial modo de responder del entrenador. Y en estos coloquios, aplica perfectamente un dicho colombiano: "Es más cansón que novia fea".

Por otro lado, hay un choque cultural e idiomático en la selección. Pocos futbolistas del Tri encuentran sentido pleno al mensaje, y menos aún logran entender los juegos de palabras bromistas del técnico.

Ni a uno le falta gracia, ni a los otros les falta cacumen. Simplemente los jugadores mexicanos están más acostumbrados al cachondeo morboso, alburero, irónico, burlesco, directo, hiriente incluso de los entrenadores formados en México.

Obviamente al interior del Tri se despepitan elogios acerca del entrenador. Caballeroso, trabajador, observador, incisivo, atento, disciplinado, puntual, dedicado y claro, un poco distraído, pero cuenta con un grupo que perfectamente son su soporte.

¿Todo es Luna de Miel? No. Explican, por ejemplo, que el más afectado por las decisiones de Osorio, Miguel Layún, ha mostrado nobleza y disciplina tras un diálogo entre ambos.

Osorio le profundizó los motivos para mantenerlo por derecha. Layún argumentó. Y pactaron aunque el entrenador impuso. El jugador del Porto regresa ahora a su club para jugar como le gusta, y regresará a la selección para jugar como le gusta a otro.

Alex de la Rosa, analista de ESPN, revelaba cómo Osorio escuchó, replanteó, argumentó y reculó antes del juego ante El Salvador. Chicharito y Layún no estaban en la nómina titular. Andrés Guardado como capitán, entonces, habría intercedido por ellos.

Al final, los dos jugaron ante El Salvador y Honduras, aunque, ninguno, con una actuación memorable, vamos, ni para el archivo personal.

Jura y perjura Osorio a RCN que se mantiene al margen del tsunami periodístico mexicano. No es cierto. Recibe un condensado de reacciones y análisis de sus conferencias de prensa, entrevistas y obviamente de los juegos del Tri.

Además, se maneja con algunas contradicciones internas. Inicialmente dijo que estaría fuera de México varios días. Sin embargo, sus asesores vinculados a la FMF le recomendaron que debería estar in situ, y al pendiente de la última fecha del torneo mexicano, y de la Liguilla misma, más allá de que regrese a la actividad en cancha hasta el mes de febrero.

Osorio en tanto, tiene sesiones ya formales para empezar a estudiar a Canadá, con los reportes en video, y con notas de movimientos y de particularidades de jugadores, no sólo de la selección mayor, sino de las juveniles.

Es pues, parte del otro Osorio. El que, insisto desde hace tiempo, irá entendiendo que su labor inmediata, más allá del saldo generoso del arranque de la eliminatoria, será entender claramente al futbolista mexicano.

Y tendrá que entender, además, que para dirigir a la selección mexicana deberá recordar dos dichos muy colombianos:

1.- "Los perros viejos ladran mejor echados".

2.- "Lo que sube como palmera, baja como coco".

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SAN PEDRO SULA -- Desde que Vince Lombardi dictaminó que "la victoria no es lo más importante, sino lo único" como un dogma de los legendarios Empacadores de Green Bay, los cínicos apagaron los neones de la feria y pusieron silencio en las orquestas.

A partir de esa declaración, de esa proclama, de esa sentencia de muerte a las formas, los mismos cínicos montaron laboratorios para consumar el estupro competitivo.

Y entonces, a partir de entonces, que el fin justifique los medios y los miedos.

Cuidado. No todos los deportes toleran artistas. La NFL requiere trogloditas, ojo, astutos, poderosos, barbáricos, sagaces. Pero Nadia Comaneci prevalecerá como la fantasía de un alebrije en cadencia vertiginosa.

El problema se agrava cuando surgen los impostores. "Compito por el amor a la victoria, no por el temor a la derrota", juramentó con esta pieza genial, y casi genuina de no haberla recitado, Marcelo Bielsa cuando dirigía al Atlas, palabras más, palabras menos.

El problema llega cuando la cancha emplaza y cuando el juego mismo cita. En la casa de cristal de la cancha de futbol quedan expuestas las verdades virtuosas y las mentiras defectuosas.

Y cuando hubo que asumir con hechos la poesía de la frase bielsista, en el Estadio Olímpico Metropolitano de San Pedro Sula, la mona vestida de seda, quedó mona y quedó desnuda.

México gana 2-0. Y el triunfo encandila con las cintilantes candilejas de romper hegemonías, de derrumbar atavismos.

San Pedro Sula en particular y Honduras en general habían dejado de ser la piedra de sacrificio de los guerreros aztecas.

Y en el regocijo del aficionado mexicano, desmedido, pero muy propio, poco importaban las formas. Hay quien se conforma con tragar fierros.

En un país como México, donde se vanagloria por adopción las gestas virtuosas del Barcelona, en especial cuando el gnomo fascinante llamado Messi improvisa e inventa huracanadamente, en ese mismo territorio del éxtasis ajeno se conforman con que su selección pique piedra.

Para fortuna de la propia selección mexicana, dos genialidades para definir de Jürgen Damm y de 'Tecatito' Corona le ponen al menos corpiño a esa mona, que había perdido las galas de seda con la consigna burda de sobrevivir.

¿Los cambios los hizo Osorio? Sin duda. ¿Fue afortunado o sabio? ¿Fue desesperado o inteligente? La fatalidad tiró los dados a su favor.

El pecado, queda claro, es la incongruencia manifiesta de conjugar mesiánicamente una frase bielsista y hacerlo pausadamente para cerrar la conferencia de prensa previa al juego.

Sí, recorriendo la impecabilidad de la frase y recurriendo a su inmortalidad, Osorio olvidó que, como todos, será esclavo parlanchín de sus palabras, pero también filósofo de sus silencios.

En la anterior entrega de este espacio favorecido por los ociosos, hablábamos de la terrible renuncia del Tri a ser protagonista de su vecindario. Ahora, con Osorio, México se niega a ser protagonista de sus promesas. ¿Es más grave? Lo es. Y también más patético.

No puede regatearse la consumada frialdad de los hechos: seis puntos, cinco goles, cero anotaciones en contra y a cuatro puntos, con 12 por disputar, de asegurar su pase al Hexagonal Final de la Concacaf.

Y si al futbol mexicano, urgido de tranquilidad y menos soponcios como los dos deplorables procesos mundialistas anteriores, le basta con congratularse con recorrer el camino sin vestirse de gala, tiene el derecho a planteárselo porque, al final, es un negocio privado, que a sus aficionados tienen como marionetas, en muchos casos, de sus éxitos y fracasos.

Lo único incorrecto es jurar y jugar a ser el patriarca de una mentira, cuando ni siquiera ser apóstol de esa verdad.

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SAN PEDRO SULA -- ¿Cuándo México renunció a ganar? ¿Cuándo México renunció a competir? ¿Cuándo México claudicó en la Concacaf? ¿Cuándo México eligió clasificar en lugar de dominar?

¿Cuándo México renunció al Quinto Partido -así, en mayúsculas, como todas las utopías con marca registrada- de la dignidad, la personalidad y la gallardía, además del de la cancha?

¿Cuándo? ¿Lo aterrorizó el innegable desarrollo de balompiés de la Concacaf? ¿Lo atemorizaron los Aztecazos?

¿Cuándo? ¿Lo aterró acaso el estado catatónico en que lo dejaron sus vecinos de Concacaf en las dos eliminatorias pasadas, especialmente hacia Brasil 2014, cuando debió ir a la repesca, y sólo calificó gracias a la gallardía de EEUU y al nerviosismo de Panamá?

¿Cuándo? ¿Desde cuándo? ¿Hasta cuándo?

1.- Andrés Guardado sale a conferencia de prensa a precisar que el término obligatorio causa escozor, alergia en la tribu.

"No nos gusta esa palabra de obligación. No nos gusta a los jugadores estar obligados a algo", dijo Guardado. Sí, el mismo, el capitán del equipo, el heredero de un Rafa Márquez al que no le castañeaban los dientes para levantar el puño al hablar de obligatoriedad por la victoria.

2.- Jürgen Damm: "El profe (Juan Carlos Osorio) nos pide ganar por uno, nos pide que nos olvidemos de arrollar al rival".

Interpretación complicada. ¿Mezquindad? ¿Precaución? ¿Cautela? ¿Piedad? ¿Cuándo se renuncia al gol como un principio del juego mismo?

3.- "Clasificar al Mundial como sea, pero clasificar. Olvidemos de clasificar con tranquilidad o caminando", asegura Decio de María, orfebre de manos torpes en los fallidos procesos mundialistas, con cuatro entrenadores en cada uno de ellos.

Ricardo La Volpe pareció arrogante, desmedido, petulante, aventurado. Cumplió para el Mundial 2006, más allá de haber entregado por corrupción compartida, el último juego de la eliminatoria. El decreto de perder le llegó de la FMF, entonces encabezada por Manobeto de la Torre.

Cierto: México no puede vivir en esa burbuja de soberbia entrampada en la que habitó pretenciosamente. Ya fueron muchos años de petulancia y de vivir de manera marginal, sintiéndose un dios en la zona empobrecida de Concacaf.

Cierto: los habitantes del entorno se han desarrollado. Todos han crecido. Todos viven procesos de lo que será pronto su mejor versión. Pero, ¿eso justifica tener miedo a enfrentarlos, en lugar de desarrollar un respeto para confrontarlos?

Y cuidado. Esto no es culpa de Juan Carlos Osorio. No es su responsabilidad encontrar espíritus abnegados y resignados, en lugar de hambre y temeridad.

Era de esperarse que educado en encarnizadas escuelas europeas, hoy el futbolista mexicano se atreviera a reclamar y recuperar la hegemonía en la zona. Pero elige la funda de las dudas antes que las espadas de los desafíos.

México, hace años, hacía temblar. Hoy México tiembla. Y ha temblado en el Estadio Azteca. Su propia matriz ha sido usurpada. Flagelada. Profanada.

¿Cuándo? ¿Cuándo el futbol mexicano se resignó a ser uno más en la zona en lugar de ser el caudillo de una semana por riqueza financiera, deportiva, estructural?

¿Cuándo el futbol mexicano renunció a ser futbol y a ser mexicano?

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CHICAGO -- Parece divertido, cachondo, jocoso: nuevamente un futbolista cubano aprovecha una Copa de Oro para buscar asilo en EE.UU. Keilen García abandona una competencia de cobre, para buscar un sueño de oro para muchos de sus paisanos.

Detrás de cada una de estas historias, hay un drama. Detrás de cada deserción o escapatoria, hay gente que sufre y gente en ruinas. La fortuna eventual que encuentre en EEUU el deportista oportunista no se compara con el infortunio que sufren los familiares que permanecen en la isla.

Explican que hoy ya no es tán dramático, tan cruel, tan amargo, pero siempre llegan secuelas que azotan a miembros de la familia y amigos, sin importar edades o condiciones de salud.

Los viajes de las delegaciones deportivas de Cuba a EE.UU. siempre confrontan esa posibilidad. Al anfitrión no le interesa frenar esta fuga, porque de una u otra manera se convierte en un rehén político al tratar de dejar de ser un rehén político. Claro, hay diferentes tipos de cautiverio.

El riesgo existe y aumenta, sin que todos los casos estén debidamente documentados, porque Cuba difícilmente acepta que fue una deserción, sino que a veces ha denunciado que el desaparecido "es víctima de un secuestro político obra del capitalismo".

Las estimaciones son de unos 18 cubanos que pidieron asilo en el más reciente decenio. Algunos encuentran en el beisbol, el boxeo y hasta el futbol, una opción de desarrollo, como los casos de Osvaldo Alonso y Maykel Galindo, quienes permanecieron en Seattle y con Chivas USA.

Sus familiares en tanto enfrentaron, de manera distinta, segregación y represalias diversas en Cuba.

Desde becas interrumpidas a familiares, hasta apoyo médico, pérdida de trabajo y suministro de alimentos. El repudio obligado, casi ordenado, por parte de los vecinos, los obligaba a vivir como parias.

El familiar pasa a ser automáticamente un cómplice, porque se asume, sin que sea siempre necesariamente cierto, que los parientes están detrás ayudando a la fuga del deportista en tránsito.

Las casas eran pintarrajeadas, con letreros en los que la palabra más afectuosa era un terrible traidor o vendepatria. El clan familiar es sometido a vigilancia y en la segregación pierde algunos de los derechos, no privilegios, de que dispone.

Por eso, a veces, la familia termina también acumulando rencor contra el desertor, quien consigue la meta, pero entrega a una penitencia que será largamente purgada a los seres queridos.

Con el tiempo este tipo de represalia, de resarcimiento de la comunidad y del gobierno, se ha reducido, pero aún el costo de la deserción termina siendo muy elevado para los allegados.

Y la realidad es que todas estas fugas no son del momento. Todas tienen una telaraña espesa de contactos, planeamientos e involucrados, en los que la precisión puede semejar a una cinta de ciencia ficción, pero que en la vida real, no siempre hay un final feliz para todos.

En el caso del equipo cubano de la Copa Oro, la escapada de Keilen García provocará una vigilancia más estrecha sobre sus paisanos. Pero Keilen ni ha sido el primero ni será el último.

Este mismo miércoles, Cuba no ha hecho oficial la desaparición del jugador. Lo hará hasta que terminen los esfuerzos por encontrarlo y reincorporarlo, porque hasta el personal de vigilancia, mucho de él, vestido de civil, pagará las consecuencias. Hay más personal indagando que custodiando al grupo.

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Rafa Ramos, Futbol, Honduras

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CHICAGO -- Honduras pagó con la derrota su amnesia selectiva. Por lo que no hizo en el primer tiempo, mereció perder. Por lo que hizo en la segunda mitad, mereció empatar... y hasta ganar.

Los estadounidenses estaban asustados tras imponerse 2-1. Las flemas de la angustia les apretaban la garganta. "Estuvieron muy agresivos, en todos sentidos", se quejó Clint Dempsey.

La dureza -o rudeza-, de los hondureños en el segundo tiempo desató la histeria hasta en los especialistas de la MLS, donde parece haber una abominable adicción por mezclar a veces el rugby.

La televisora que transmitió en inglés el segundo juego del arranque de la Copa Oro 2015, hizo incluso un apartado encasillado como "Futbol físico". Y mostraron jugadas intensas, fuertes, algunas con el balón más como medio que como fin de la acción represora de los hondureños.

Curiosamente, en un momento del juego, ambos entrenadores se mostraron descompuestos, exaltados, tremendistas. Juergen Klinsmann protestaba porque no aparecían las amarillas para los hondureños. Y Jorge Luis Pinto reclamaba con más rabia que Donald Trump tras los Óscar a Iñárritu, porque el árbitro, según él, los estaba aniquilando.

¿Amnesia selectiva? Honduras renunció en el primer tiempo a jugar como lo hizo 90 minutos ante México en el juego de preparación. Pero, recuperó la memoria en la segunda mitad. Y salió a morder y a jugar futbol; salió a ultrajar para recuperar el futbol, y a darle saludable uso.

Asfixiado, maniatado y encima vapuleado, EEUU se encomendaba más a una amnistía arbitral que detuviera la doble guerra que desataba Honduras, que a ordenar sus ideas, a no ser la desesperación del contragolpe.

Y mientras Honduras erraba, Pinto hacía uso de todos los epítetos y los reclamos, fuera de sí, desahuciado ya por los errores de sus jugadores en momentos clave de definición, y porque por momento sus adversarios empezaron a teatralizar los contactos.

Tal y como sus 90 minutos ante México, Honduras encontró espacio y tiempo para practicar esta nueva escuela en la que empareja, sin problemas, la capacidad de ser competitivo ante adversarios que en nóminas parecen muy superiores.

Al final, ese 2-1 es una sentencia justa para EEUU por lo que se olvidó de hacer Honduras desde el inicio. Pero los catrachos podrían reclamar el sinsabor de la derrota como un saldo injusto del partido, porque volvieron a jugar con ese compromiso a mansalva, pero con etiquetas de futbol cuando fue necesario.

La situación sin embargo ya deja en el sótano a Honduras. El empate entre Panamá y Haití coloca a los hondureños en lo más hondo de su grupo, mientras preparan maletas, con la esperanza de sacar los puntos de clasificación a cuartos de final el fin de semana.

En la suma de los dos goles de EEUU, en especial en el primero, y tomando como necesaria referencia el amistosamente enemistado juego ante México, es entendible la cólera de Pinto, especialmente porque ese tipo de concesiones para que el balón vagabundeara en el área, jamás permitieron esas liviandades ante los aztecas.

Ahora, los catrachos lo tienen claro: los últimos 45 minutos ante EEUU les deben alcanzar para resolver su clasificación ante Haití y Panamá. El problema es que nuevamente se propague entre ellos esa amnesia selectiva, para sólo brindarse a jornada completa contra el Tri.

Es tiempo de que los hondureños se consagren al daltonismo. Que todo lo vean verde. Para que no den ventajas como en el primer tiempo ante Estados Unidos.

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Rafa Ramos, Futbol, Honduras

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SANTIAGO -- México puede lamentar la lesión de Chicharito, tiene todo el derecho. Pero no puede llorar por las condiciones del juego ante Honduras. Y menos por el 0-0.

Seamos claros: México es cómplice de sus propias desgracias.

1. CHICA PREPAGO...
Cuando firma contrato por 10 millones de dólares con SUM, el TRI y la FMF saben bien cuál será su destino. Canchas infames. Rivales de la zona que juegan a muerte siempre o adversarios de otras latitudes que mandan su versión B.

Y claro, pésimos arbitrajes, y si son de la MLS, tendenciosos y amantes de tolerar la premeditación, alevosía y ventaja, como lo evidenció Armando Villarreal.

SUM no le miente a México. Lleva casi 15 años de engatusar así a la FMF. Sería interesante que el acucioso FBI se tomara un minuto y revisara esas negociaciones, las negociaciones, por encima y por debajo de la mesa. ¿Cuántas manos untadas? Al final, SUM es subsidiaria de servicios para Concacaf. Y México, miembro distinguido.

2. ABRE TEMPORADA DE CAZA...

Honduras le jugó como jugará la Copa Oro. Con intensidad, con pasión, con rabia. Cada pelota será de vida o muerte. Y así la disputará cada una de las jugadas. No hay dolo en la acción que se lesiona Javier Hernández, pero antes y después de ella, Armando Villarreal prohijó, fomentó algunas más graves y cargadas de perversidad.

Y así como jugó Honduras, y así como ofició Villarreal, serán todos y cada uno de los juegos de la Copa Oro. Y ni el Tri ni Miguel Herrera deben esperar clemencia. No la merecen. Es el pago a muchos años de soberbia y de petulancia en la zona.

Y menos hoy podrán hacer algo Justino Compeán y Decio de María. Ambos tienen su alma vendida al diablo. Y el diablo hoy habita en Concacaf y despacha detrás de una puerta sin título, pero que cierra con llave Sunil Gulati.

3. EL MIEDO RACIONAL A LO IRRACIONAL...

Tras un primer tiempo interesante, de menos a más, en el que abusó del toqueteo, mostrando desconfianza, evidenciando poco entendimiento, y hasta temor en disparo de media distancia, hasta que Carlos Vela provocó el huracán de alaridos con dos disparos a los postes, después de esos 45 minutos en los que insinuó, pero no cumplió, en el complemento, México se olvidó del juego. Claudicó. Renunció.

La lesión de Chicharito inhibió a los contrincantes. Ni Honduras mantuvo el ímpetu ni México quiso jugar al riesgo. Hasta Carlos Vela pidió su cambio por molestias en el tobillo izquierdo. Los dos equipos entendieron, asumieron, tácitamente, que los 45 minutos siguientes eran un trámite para consumirlo a medio fuego, a medio gas, a medias tintas.

4. CATAPLASMAS, NO SALVADORES...

Para sustituir a Chicharito se dispone más de parches que de soluciones: Chuletita Orozco o Aldo de Nigris o tal vez un jugador de corte similar a Esquivel, casi todo terreno, podría reclutar Miguel Herrera, como parte de su piojosa suerte, tras la lesión de Hernández, que se suma a la de Héctor Moreno.

La fatalidad se ensaña con el 'Piojo'. Rafa Márquez y Adrián Aldrete le arruinan las escasas oportunidades en la Copa América, y ahora se pierde a su mejor zaguero y al atacante de sus confianzas, habida cuenta que Oribe Peralta sigue en un bache y las opciones son, lo reitero, remiendos, cataplasmas, pero no salvaciones.

Pero, las obligaciones no disminuyen. Miguel Herrera reitera la obligación: ganar la Copa Oro. No hay alternativa.

5. FELICIDAD DE LOS FARISESOS...

Y si alguien en esta selección mexicana se aterró por lo que vivió en la cancha de un abarrotado estadio en Houston, con más de 3.5 millones de dólares en taquilla, es tiempo de reportarse lesionado y huir de la convocatoria.

Si alguien siente pánico e histeria, debe saber que las condiciones en los siguientes juegos de la Copa Oro pueden ser peores.

Y que además entiendan el claro mensaje: podrán presentarse lesiones, jugar en canchas maquilladas con pintura sobre zanjas mal cubiertas o encarar a silbantes de mala muerte, pero lo importante para la FMF es que sus contratos multimillonarios están sanos y salvos.

Es más, no debería extrañarnos si la pareja perfecta de alcahuetes que administran a esta prostituida selección, como Justino y Decio, agreguen una cláusula extra para cobrar más si se lesiona algún jugador carismático como Chicharito.

Porque la tragedia del Tri y de la Copa Oro se lleva a otro nivel de entretenimiento y morbo, más allá de la cancha y seguramente querrán explotarla.

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LOS ÁNGELES -- Una victoria sin gloria. México 2-0 Honduras. No alcanza para el tropel de elogios. No alcanza, incluso, ni para ser concluyente.

Pero México debe agradecer, en medio de todos los atenuantes, la seriedad de Honduras en el juego. Al final este tipo de encuentros resulta más riesgoso, pero más provechoso que las aventuras por EEUU ante Suecia C, Dinamarca B o Transilvania D.

Honduras complicó la salida a México. Por momentos supo tapar los carriles y, sin duda, tuvo mayor posesión de balón, pero la amenaza real nunca existió.

Debió ser útil para Miguel Herrera. Pudo confirmar la utilidad de algunos en debut y pudo ratificar también, como el caso de Marco Fabián, que su calidad está condicionada por una timorata postura en pasajes clave del juego.

Más allá de la descalificación anticipada de Fabián, de la confirmación de la solidez funcional de Héctor Herrera y de que Miguel Layún y Paul Aguilar cumplen, pero sufren en el reencuentro, tras la manipulación de que son objeto en el América. Más allá de todo eso, El Piojo encuentra una defensa novedosa que acusó confusión por momentos, obviamente por el parado y la identificación, pero que en general, por dotes individuales, garantiza.

Sería fácil sentenciar los errores de marca y de atención que cuestan los goles a Honduras, pero los remates impecables e implacables de Chicharito Hernández y de Oswaldo Alanís tienen el mérito de la definición para romper un laborioso, devoto y persistente equipo catracho, que al final apenas pudo asomarse en verdaderas condiciones de peligro al área de Guillermo Ochoa.

Sin embargo, las conclusiones de Miguel Herrera quedan colgando de la identificación que en la convivencia interna vaya detectando dentro de la concentración y del vestidor, aunque deberá todavía trabajar, por ejemplo, con Antonio Ríos, quien en la suma de faltas, con otro arbitraje, habría sido cuestionado por tarjetas.

En el ensayo, encontró mejores posibilidades de engarzar a Chicharito y a Oribe Peralta como dupla ofensiva, que funcionó mejor con Héctor Herrera en la cancha, mientras que con Marco Fabián nunca tuvo realmente continuidad peligrosa en las jugadas, incluso en momentos en lo que el cruzazulino fue el único que arrugó la pierna.

Pero, en el caso de Fabián queda claro que, con Giovani eventualmente o con la reconversión de Carlos Vela al servicio del Tri, quedará sólo en condiciones de relevo y muy eventuales. Y defenderlo por el servicio de gol a Alanís sería olvidarse y condonarle en lugar de condenarle por las otras ofensivas a las que puso freno o no supo dar continuidad ni terminarlas.

El 2-0, como veredicto de la victoria, de una actuación discreta, ante un adversario comprometido, le envía a enfrentar a Panamá con toda la mesura posible, toda vez que los canaleros, que viven su propia metamorfosis como en el caso de Honduras, saldrán comprometidos ante el adversario que los dejó, por carambolas fatalistas, fuera de la Copa del Mundo de Brasil.

Hay que recordar que El Piojo tiene que encontrar una selección y media. Es decir, una base mexicana que sí pueda utilizar en Copa Oro y Copa América, toda vez que los "europeos" sólo podrán ser utilizados en una de las competencias. Y el primer paso lo ha dado.

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