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Vucetich: 'Prefiero que sigamos como las víctimas'
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LOS ÁNGELES -- Para héroe, para eso firmó Chivas a Christian Calderón. Para que el vistoso Rayo del Necaxa desatara tempestades en el ataque del Rebaño. Pero, su más fastuosa aparición había sido en un video en la Feria de Ameca, Jalisco. Esa madrugada, El Chicote sacó de su ronco pecho un aniñado hilito de voz acompañando a "La Inolvidable Banda Agua de la Llave".

Al día siguiente de esa intensa, musical y etílica madrugada, Calderón se ausentó del entrenamiento de Chivas. El diagnóstico médico se sintetizaba, en términos coloquiales, como "una cruda de Padre y Señor mío". Y perdió titularidad, bonos, confianza y unos centavitos incluidos en la cuantiosa multa.

Pero, decidió regenerase y reivindicarse. Lo ha hecho con creces. En sólo 78 horas y con tres estallidos de su chicote izquierdo, Christian Calderón saldó las deudas pendientes. Tres bazucazos que horadaron a Guillermo Ochoa, humillaron al América (2-1, 3-1 en el global), y metieron a Chivas a Semifinales del Torneo Guard1anes 2020.

Tres goles soberbios de Christian Calderón. La noche de este sábado, agregó dos a la cuenta, con el mismo código de barras, con el mismo sello, con el mismo ímpetu que el anterior. Ninguno de los tres goles tiene siquiera un dejo de chiripazo. Los tres tantos tienen la misma firma de un francotirador despiadado.

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Sobre el zapatazo en el Juego de Ida, que dio una victoria parcial a Chivas, El Chicote había dicho a TUDN: "Pues no me tenía confianza, pero dije, '¡chin... a su ma..., a ver qué sale!', y se dio un golazo". Y bueno, este sábado por la noche, en el Estadio Azteca, parece, tampoco se tuvo confianza, pero, pos igual...

Y Chivas se sienta a la mesa de Semifinales. Espera la definición de las llaves dominicales, para conocer a su rival. Pero su primera Final, el Guadalajara la ha ganado ampliamente, ante el apóstol frustrado del #ÓdiameMás. El Nido enjugó sus lágrimas en redes sociales con el #FueraPiojo, el desahogo de las plañideras americanistas.

El Rebaño fue superior en el Juego de Vuelta. Manejó el partido según la sabiduría del Rey Midas, quien logró incluso que Oribe Peralta, en la poca vida útil de sus reumas, terminó siendo útil al equipo, e incluso generador de la jugada del primer latigazo de Calderón.

Otro de los arrepentidos y resucitados, Uriel Antuna, pudo agregarle luces de escándalo al marcador, pero las tres posibilidades de gol que se generó terminaron en manos de Ochoa o escurriéndose a un lado.

América hizo lo que pudo, con un plantel tristón. Tuvo oportunidades en el primer tiempo. Fallaron Federico Viñas, Henry Martín y Giovani dos Santos. Y como los alaridos no cotizan en el marcador, el peso implacable en el desenlace recayó en el redimido Christian Calderón.

Las Águilas ya tienen lista su lista --nada tonta--, de desechos: Nico Benedetti (quien se lesionó nuevamente), Andrés Ibargüen, Roger Martínez, y Sergio Díaz, la encabezan.

El #FueraPiojo deja de ser una anécdota para convertirse en estertores de nerviosismo para Miguel Herrera, aunque su directiva entiende que tuvo que jugar ajedrez ante un maestro como Vucetich, pero sólo con corcholatas en su tablero.

Para el Juego de Ida de Semifinales, Chivas podrá contar con Alexis Vega y José Juan Macías. Deberá esperar al lunes para saber el futuro de Ángel Zaldívar y Canelo Ángulo.

Y mientras tanto, a Christian Calderón que le sirvan tres de "La Inolvidable Agua de la Llave".

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LOS ÁNGELES -- Finalmente, y cínicamente, Chivas confesó, públicamente, sus monumentales e íntimos pecados: pereza y negligencia. Y en la confesión llevó la absolución. Un triunfo inobjetable sobre el América: 1-0.

El marcador no garantiza nada. La vuelta es en El Nido del Azteca, a puerta cerrada. Pero la victoria, esmirriada, justita, frágil, sí certifica claramente que Chivas debió dar más, debió ser más, porque podía, durante todo el 2020.

Apareció el que había desaparecido en alcoholizados tapancos, a ritmo de redova y música de banda. Apareció el futbolista que aprendió a comer con manteca, al llegar a Chivas, pero se olvidó que había que devengar el privilegio de esa camiseta con dignidad y esfuerzo: Christian ‘El Chicote’ Calderón.

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Al minuto 81, Calderón pasó de Chicote a implacable látigo. Y con un zapatazo de 30 metros hizo ver como un esperpento desarticulado el lance de Guillermo Ochoa, quien es tomado por sorpresa con el obús, y reacciona más por instinto que con la sabiduría mundialista que le enriquece. Un golazo, por el mismo desplante técnico y motriz del Chicote al patear el balón, más allá de la torpeza y desdén en el despeje y la marca de la zaga americanista.

América había hecho suyo el primer tiempo. Intensidad, ímpetu, osadía y control de media cancha le negociaron la potestad del juego. Peleaba y ganaba, anticipaba y ganaba, metía balones al área y ganaba.

Pero era la noche de los redimidos. Y hablando de ellos, Raúl Gudiño atajó dos disparos a Henry Martín, al cazador furtivo y favorito de Miguel Herrera, y resguardaba así la serenidad en sus redes y en el marcador. Y Giovani dos Santos mostró de nuevo que el espíritu guerrero que tuvo a los 17 años se le avejentó ya hace tiempo: jugó poco, jugó mal y ante los ojos desorbitados de Gudiño, con el inevitable fusilamiento, envió la pelota a la Calzada de Tlalpan.

Chivas también lavó pecados ajenos. Se ha chismorreado que el VAR es una concubina del Guadalajara. Que suele equivocarse, casquivana, favoreciendo al Rebaño. Este miércoles por la noche fue distinto. El VAR le perdona un claro penalti a Sebastián Cáceres, y una tarjeta roja a Santiago Cáseres. En el círculo ocioso de los frustrados, en ese mundo del hubiera, el partido podía haberse modificado radicalmente.

Tras la tempestad del primer tiempo, todavía el Guadalajara se atreve a jugar con diez. Víctor Manuel Vucetich saca de la silla de ruedas a Oribe Peralta, por el desangelado Zaldívar. Pero hay una segunda modificación, esta sí jugada de alto riesgo: Fernando Beltrán deja el sitio a Chicote Calderón. El Rey Midas ratifica que aún tiene el toque mágico.

América responde. Miguel Herrera no se equivoca en la intención de los cambios, se equivoca en la desmesurada y ciega fe en sus jugadores. Ni Federico Viñas ni Nico Benedetti estaban física, futbolística y mentalmente para asumir la responsabilidad de la hazaña. Encima, el Oso González, honra el sobrenombre, y hace tremendo oso al marcar tibia, equivocada, y bobaliconamente a Calderón cuando éste saca el obús de la victoria.

En ese segundo tiempo, el mismo Calderón, ansioso del perdón supremo, tiene dos posibilidades claras de gol, que sumadas a la de Miguel Ponce y Uriel Antuna, eran exponentes inequívocos de que, finalmente, Chivas recuperaba el control de su territorio, un estadio a cuya tribuna se atrevieron 3,720, según la cifra oficial, algunos siguiendo los protocolos de salud, otros con evidente descuido.

Y es así que, insisto, Chivas ratifica cínicamente sus más deleznables pecados: pereza y negligencia. El Guadalajara de este segundo tiempo ante el América, confirma el potencial que hay en el plantel. Cierto: aún deberá corroborarlo en el Juego de Vuelta, y que no quede la sensación de que fueron sólo 45 minutos de gracia en medio de 11 meses de desgracias.

Miguel Herrera ha dicho que el 1-0 le incomoda, pero no le preocupa; le molesta, pero no lo asusta. Sabe que regresa a El Nido, un coliseo donde el América suele salirse del sarcófago, ya casi embalsamado, para mostrar la cara emblemática, orgullosa, soberbia, pedante del #ÓdiameMás.

Sin embargo, eso, Chivas lo sabe perfectamente. Sabe que esas Águilas que tanto maldice, tiene un bendito gene de Ave Fénix. Sabe que el América está finiquitado hasta que puede rellenar almohadones con su plumaje, antes, no.

El Guadalajara podrá viajar con esa estampa halagadora para su afición. Esta vez fueron altivos y dignos adversarios, nada que ver con la versión pusilánime de sus dos anteriores humillaciones ante los pretensioso y altaneros hijastros del #ÓdiameMás.

Y, finalmente, Ricardo Peláez tendrá que dejar de invocar a todo el santoral que carga en la cartera, porque parece, al menos, que ante el colosal desafío que era medirse al América en la Liguilla, los jugadores a los que les ofreció el paraíso rojiblanco han entendido los requisitos para permanecer ahí y no correr riesgo de ser arrojados al leprosario, como aquellos cuatro, de cuyos nombres ya no quiere, ya no puede, ya no debe y ya no necesita acordarse, el aficionado al Rebaño.

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La reapertura del estadio Akron para los aficionados ha ocultado muchas cosas interesantes alrededor del Clásico que se presenta en los cuartos de final del futbol mexicano... La cuestión futbolística más trascedente parece radicar en si, en su regreso a la liguilla, las Chivas puede presentar una faceta sana que le permita ser un digno competidor al título. Todo hacer indicar que sí. A pesar de las importantes bajas que tiene, el equipo de Vucetich tuvo tiempo de ofrecer algunos de sus mejores momentos del campeonato el sábado pasado mientras resolvía la eliminatoria de la reclasificación sobre el Necaxa. El América vs. Chivas está cargado por el morbo del regreso de los aficionados cuando todavía no parece ser el tiempo adecuado para ello, pero también por lo que pueda y hasta por lo que no pueda suceder en la cancha, donde finalmente se ganan o se pierden los juegos de futbol...

SAN DIEGO, California.- Noto a los americanistas muy “nerviosos”. Tranquilos, hombre, tranquilos, ninguno de los seis mil aficionados en el Akron les hará “daño”. Los jugadores de Chivas, sí, ellos sí, puede ser...

Imago7Chivas recibe al América en el partido de ida de los cuartos de final de la liguilla.

Lo cierto es que la reapertura a los aficionados del Estadio de Chivas ha provocado que en las últimas horas se hable más, casi todo, de ese factor y no de los efectos futbolísticos que podría arrojar el Clásico de los cuartos de final. La realidad es que tenemos una serie de cuartos de final salpicada de pasión, de grandes recuerdos y de una profunda rivalidad. El América y las Chivas son capaces de traer a sus millones de aficionados y también son capaces de provocar que incluso actores ajenos a esos colores y al mismo futbol se paren frente a la televisión para verlos. No hay una mejor forma, sin duda, de comenzar la batalla por el título del futbol mexicano.

Sobra decir que el América llega como favorito y que su juego, más allá de la inconsistencia y de los problemas que tuvo el equipo para conformar sus alineaciones por una nueva temporada marcada por las múltiples bajas por lesiones, estuvo por encima de lo que mostró Chivas durante la campaña regular. El América cierra en casa, factor que sigue siendo una ventaja a pesar de que no habrá publico el sábado en el Estadio Azteca. Si es en el terreno de las individualidades, creo que el América levanta la mano. El plantel americanista es más sólido y más profundo. Si se trata de jugar agrupados, respetando un estilo, una condición del juego, Chivas está ligeramente avanzado en ese tema. Será un partido parejo por más que a pesar de que en la tabla general del Guardianes 2020 hubo seis puntos de diferencia, el América fue tercero con 32 puntos y Chivas séptimo con 26.

Miguel Herrera ha recibido una noticia importante: dos futbolistas de medio campo hacia el frente están repuestos de enfermedad y de lesión y estarán a disposición a partir de este miércoles por la noche. El uruguayo Federico Viñas y el colombiano Nicolás Benedetti comenzarán la liguilla en la banca. Herrera, en apariencia, se ha definido por Gio Dos Santos y Henry Martín como la dupla ofensiva y con un medio campo un tanto conservador con Sebastián Córdova, y Alonso Escoboza, el paraguayo Richard Sánchez, el argentino Santiago Cáseres. Y en Chivas, Vucetich se ha “quebrado la cabeza” buscando paliativos para las ausencias de Alexis Vega y de JJ Macías. Este último, ya estaría en condiciones de por lo menos salir a la banca. Chivas está en la liguilla después de cinco largos y agónicos torneos de ausencia. Ahora, con o sin futbolistas debe mostrar que es capaz de competir en concordancia a las necesidades que dicta su historia y su abolengo.

Y yo creo que en ello se concentra gran parte del morbo sobre el juego y no tanto en el éxito del protocolo y las consecuencias de abrir el estadio. El verdadero interés radica en saber si Chivas estará a la altura de las circunstancias y si podrá presentar una faceta competitiva una vez qua ha vuelto a la liguilla. Y aunque parezca un cliché, es un clásico y, al tratarse de un clásico, se resuelve con muchas otras condiciones que no solo se refieren al futbol. Y ahí, otra vez, volvemos a una batalla pareja. Los del América motivados por la enjundia de Miguel Herrera, el mejor entrenador disponible en esta fase del torneo mexicano y lo de Chivas, por Vucetich y por Ricardo Peláez, dos personajes de amplia experiencia y capacidad para entender lo que significa esta clase de juego.

Con o sin público en las tribunas, el América-Chivas de la liguilla promete ser un duelo cerrado, emotivo y quizá con algunos momentos de buen futbol. El verdadero reto será saber si este Chivas estará a la altura.

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- Empañado por la hambruna centavera de Chivas, pero el Clásico Nacional tiene más pedigrí e historia que las manías de nuevo rico –y encima junior–, de Amaury Vergara, al llevar a su rebaño de zalameros a ver al Rebaño ante el América.

Futbol debe haber este miércoles por la noche. Debe haber porque América juega siempre azuzado por su alcurnia fantoche del #ÓdiameMás. Y debe haber porque Chivas lleva a cuestas la carga de sus disparates extracancha, y le urge purgarlos.

Futbol debe haber, porque Miguel Herrera es un especialista en atizar el fuego de la rivalidad, porque le nace, porque lo siente, y porque su patrón no deja de recordarle que tiene deudas pendientes con él. En la arenga previa, El Piojo exorciza a los demonios timoratos que pudiera haber en sus jugadores.

Futbol debe haber, porque Chivas ha sido un guiñapo, un triste patiño, en sus dos últimos enfrentamientos ante las Águilas. Aquel humillante 4-1 con Luis Fernando Tena, y el 1-0 ya con Víctor Manuel Vucetich, denigraron la camiseta rojiblanca, y la estirpe del mismo Clásico Nacional. En ambos juegos, salieron 11 pusilánimes a la cancha.

Futbol debe haber, porque América tiene plantel completo, dentro de los colapsos que ha sufrido por lesiones, castigos, vergüenzas (Renato Ibarra) y enfermedades. El Piojo no tendrá excusas, pues hasta se atreve a poner al decepcionante Giovani dos Santos, que vive aún al amparo de ese 1-0, golazo por cierto, el pasado septiembre, ante Chivas. Ya sabe la historia: hasta el reloj descompuesto da perfectamente la hora dos veces al día.

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Imago7El Estadio Akron abrirá sus puertas para el Clásico Nacional.

Futbol debe haber, porque el Guadalajara ha mejorado desde la tunda de Cruz Azul, jugando bien ante Pumas, goleando a Monterrey, y superando con hipos al Necaxa. Uriel Antuna se olvidó del vodka con tamarindo, y de sus afanes flácidos de Don Juan, mientras Fernando Beltrán regresó a tomar el control, y Canelo Angulo se ha decidido a rescatar su futbol. Y dos buenas noticias para el Rebaño: Alexis Vega y J.J. Macías podrían estar en el Juego de Vuelta de estos Cuartos de Final.

Futbol debe haber, porque Miguel Herrera ha domesticado a Chivas. Suma ya ocho años, en diferentes equipos, sin perder ante el Guadalajara. El Nido mismo suma cuatro victorias y dos empates en los seis últimos enfrentamientos entre ambos. Y claro, todo eso, engendra sonrisas en el Salón Oval de Televisa.

Futbol debe haber, porque la presión se extiende al vestidor de Chivas. La balandronada de meter 5,800 personas al estadio, con semáforo en naranja e improvisando el protocolo de salud, azuza al equipo para responder en la cancha, porque entienden que una derrota los colocaría como el hazmerreír de la Liguilla.

Ciertamente, también hay condiciones que se oponen a esa aseveración de que futbol debe haber. Y la culpabilidad de ello recaería en las bancas.

1.- Miguel Herrera ya administra su temeridad de antaño. Aquel espíritu aventurero, ese de llevar al extremo la doctrina lavolpista, ahora lo ha sometido con cordura y prudencia. No renuncia al control del partido, pero sí renuncia a que se le descontrole el partido. Además bien sabe que su defensa sufre en extremo si falla el embudo de la media cancha.

2.- Víctor Manuel Vucetich es uno de los técnicos más ganadores en el futbol mexicano. Pero no ha sido por osado, sino por un equilibrio con devoción por las precauciones extremas. Ojo, eso no significa que no sepa atacar cuando lo necesita. Pero, en este momento, ajusta sus pretensiones a las posibilidades de un plantel que se ha encogido por lesiones y las segregaciones de la caterva de indisciplinados.

Como ingrediente extra, queda la estampa denigrante posterior a la derrota de Chivas por 1-0 de septiembre pasado, cuando Oribe Peralta encabeza un ceremonial de intercambio de camisetas y veneración a sus verdugos, en un abierto insulto a la afición rojiblanca, la cual se indignó al ver semejante escena de jugadores del Guadalajara rindiendo pleitesía a los del América. Humillados en el trámite del juego y en el marcador, y humillándose después del juego.

Así, insisto, a pesar de la glotonería de Chivas por unos centavitos, el Clásico Nacional mantiene intacto el bélico sello que le ha acompañado en su historia. Amaury Vergara reajustó la asistencia al estadio a sólo 5,800 visitantes, aunque sólo dos mil boletos fueron puestos a la venta, y los 3,800 restantes estarán en manos de amigos, parientes, políticos, como el gobernador de Jalisco y su séquito, y los empleados de OmniLife, sí, esa misma empresa que ostenta el lema de “Gente que cuida a la gente”, y que actúa de manera contraria en los tiempos de esta brutal pandemia.

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Todavía sin Vega y sin Macías y de cara a la liguilla y al Clásico contra el América, Chivas ha podido empujar una decisión impopular en pro del “actor” más importante de su rica y gloriosa historia: el aficionado. Tendrá, al menos seis mil espectadores, en el Akron este miércoles por la noche cuando comience la batalla por el título del Guardianes 2020... Nada debe tener más valor que la salud y el bienestar humano. La decisión conlleva un riesgo. Chivas ha decidido tomarlo.

Por David Faitelson

SAN DIEGO, California. – Sin JJ Macías, sin Alexis Vega, Chivas ha decidido contra y rodearse de su más trascedente personaje de todos los tiempos: el aficionado.

Imago7Chivas anunció que contará con afición en el duelo frente al América.

Entiendo, perfectamente, que no se trata de una medida impopular, pero aplaudo la osadía y el valor que Chivas ha puesto por delante para abrir las puertas hacia la nueva normalidad que debe acompañar al futbol mexicano.

Los escépticos y críticos, que pululan por todas partes, tiene argumentos inobjetables y solidos: se trata de la salud del ser humano y con ello no se juega. Y está bien. Es totalmente comprensible. Debemos empezar por decir que el futbol es una mera distracción, trivial, lúdica, un simple entretenimiento donde de ninguna manera se asiste para poner en riesgos la vida de seres humanos. Y que, sin embargo, se presenta hoy como una magnífica ocasión para adentrar a nuestra población a los nuevos tiempos, a una “normalidad” que nunca alcanzará los niveles de antaño, pero a la que tendremos que acostúmbranos como cuando hacemos cualquier otra actividad: ir al supermercado, tomar el autobús, subir al metro, ir al cine, al teatro o al centro comercial.

La decisión de Chivas o, mejor dicho, la decisión impulsada por Chivas, fue tomada quienes deben tomar esa clase de decisiones: las autoridades y los expertos en salud. El Estado de Jalisco y el municipio de Zapopan han dado el visto bueno para un programa piloto que adoptaran Chivas, en el futbol y los Charros, en el béisbol. La decisión, hay que decirlo, se contrapone al acuerdo tomado por las autoridades sanitarias federales y la Liga MX=FMF de que en semáforo anaranjado o rojo no se pueden abrir los estadios de futbol. El Estado de Jalisco y la zona metropolitana de Guadalajara están hoy en “semáforo anaranjado”.

Más allá de la gran controversia que la situación ha generado, el paso que da Chivas y el gobierno de Jalisco conllevan un riesgo, pero también es un paso que tarde que temprano había que dar. Abrir o no los estadios, por otra parte, no puede ser decisión de la Liga MX. Debe ser una decisión de las autoridades y de los expertos en salud de cada entidad. La situación no es la misma en la ciudad de Guadalajara que en la de México, en Pachuca o en León.

Ahora los afortunados aficionados en Guadalajara tienen una maravillosa ocasión de mostrar educación, consciencia, responsabilidad y disciplina... Respetar con esmero cada regla que se imponga en el estadio será fundamental para que ello tenga éxito. Y es que, aunque sea en algo tan simple y banal como ir a un juego de futbol, es el momento de confiar en que los mexicanos lo podemos hacer cuidando las normativas, respetando el orden y los protocolos. No creer que se puede lograr es tanto como desconfiar, por naturaleza, de nosotros mismos.

Es bueno que el aficionado regrese paulatinamente a los estadios, pero la salud esta por encima de cualquier tipo de riesgo que se deba correr. Algún día, había que volver. La cuestión es si los tiempos son los adecuados.

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- Una promesa generosa. Y tan obvia. “El reto en Chivas era alejarse de la tabla de descenso y ya lo estamos logrando. El objetivo es no dejar de calificar (clasificar) a las Liguillas y ser campeones”.

La expone Amaury Vergara a la Revista Forbes, que le ofrece la portada engalanando el octavo aniversario de la edición para México. Un homenaje que, en estos tiempos y en esta crisis del Guadalajara, parece un pastelazo de ironía y sarcasmo, en medio de indisciplinas, mediocridad futbolística y bancarrota moral.

Lamentablemente, a fuerza de abusar de esa reflexión, de ser promesa e intención saludable, se ha deteriorado a sonar como una cantaleta, como una obsoleta y advenediza promesa de campaña, o como un subterfugio para evadir responsabilidades.


Escucha el Blog de Rafa

Pero, asumamos que esta vez vaya en serio. Porque, insisto, se viene escuchando desde la época en que Chivas era una asociación civil, pasando por la gestión de Salvador Martínez Garza, y recientemente como propiedad de la Familia Vergara, primero Jorge, el audaz comprador, y ahora su hijo.

Vale hacer una puntualización. Amaury Vergara está mejor preparado para dirigir a OmniLife que para dirigir a Chivas. En los diferentes apartados de la entrevista, deja en claro que sabe dónde está parado en la maquinaria de OmniLife, pero, por otro lado, aún no sabe dónde está parado en el caso de Chivas, y eso lo ha convertido en chivo expiatorio.

Alguna vez, Salvador Martínez Garza, propietario visual de MexLub, porque había muchos otros capitales respaldándolo, confesaba el desgastante oficio de pastorear un Rebaño como Chivas. Habían corrido ya unos whiskies de por medio.

“Nunca me imaginé esto. Mis empresas funcionan sin problema, son negocios prósperos, me dejan respeto, reconocimiento, dinero, crecimiento. Siempre dormía bien. Con el Guadalajara es distinto. ¡Hasta espionaje telefónico he tenido que soportar! Se acerca gente que ha abusado y que quiere abusar. El medio está lleno de traiciones. Directivos de otros equipos que me abrazan y por la espalda me apuñalan. Hay mucho rencor, mucha envidia y se está solo, porque el poder está muy repartido”, lamentaba Martínez Garza, quien a los cinco años de un total de diez, para tener como concesión al Guadalajara, ya buscaba deshacerse él. “Es terriblemente desgastante. Nunca me habían insultado como después de una derrota”.

Jorge Vergara coincidiría con él. “No confío en nadie dentro del futbol mexicano, ni meto las manos al fuego por nadie”, declararía alguna vez a ESPN.

Vergara vivió lo mismo. Sus correligionarios de OmniLife lo veneran porque encontraron una fuente de trabajo y de riqueza. El vulgo rojiblanco, el aficionado de Chivas llegó a confrontarlo, insultarlo y agredirlo. El futbol, queda claro, se consume por las entrañas.

Por eso, insisto, Amaury, en esa charla con Forbes, revela que sabe dónde está parado como cabeza del Grupo OmniLife, pero, queda claro, aún no sabe dónde está parado como cabeza del Rebaño. Un posible lobo en los negocios, con piel de chiva en el futbol.

Y el aprendizaje de Amaury será doloroso, aún más de lo que ya ha sido, especialmente tras conocer a fondo los detalles de la gestión de José Luis Higuera y de la forma peculiar en la que fue marginado y obstaculizado en su momento Matías Almeyda, y recientemente cómo llegó Luis Fernando Tena –el menos culpable, sin dejar de ser culpable--, a Chivas.

En una de las primeras entrevistas con Jorge Vergara se le advirtió que el futbolista –en especial el mexicano--, es un animal diferente y que podría ser cabeza altiva de la caravana multitudinaria y exitosa de OmniLife, pero que el jugador es un espécimen diferente.

“Son seres humanos, hay que saber tratarlos como seres humanos y después como colaboradores de un proyecto”. El razonamiento es empresarial y laboralmente perfecto, excepto que muy tarde entendió que, en efecto, el futbolista, en especial el mexicano, es un animal muy diferente.

Amaury Vergara está madurando y madrugando a golpes de infortunio. Golpes que no cesan. Lo reconoce en cierta medida en la charla con Forbes: “No ha sido nada aburrido (dirigir al Guadalajara). Estar en Chivas es una actividad de 24 horas, los siete días de la semana. Todo el tiempo está sucediendo algo”.

Cierto, totalmente cierto lo que dice Vergara. Porque un día es el Chicote Calderón; otro día La Chofis López; y después Uriel Antuna; y enseguida, otra vez La Chofis; y más delante de nuevo Uriel y Alexis Vega, y recientemente la caterva formada, como siempre, por La Chofis, en compañía del Gallito Vázquez, Alexis Peña y el incriminado Dieter Villalpando.

Así, ni cómo aburrirse. Pero, seguramente, Amaury percibe que debe haber entretenimientos menos insalubres. Este tipo de excitaciones 24/7 forjarán su carácter, pero también le arruinarán el hígado, el páncreas, la vesícula, el corazón y hasta las amígdalas.

Hoy y siempre, el Guadalajara, es el platillo más codiciado por los comensales voraces de la mercadotecnia, las televisoras, las firmas deportivas, los promotores y todos aquellos que zopilotean al equipo más popular de México y Estados Unidos.

En el afán de domesticar a esas bestiecillas salvajes de su zoológico, Vergara recurría a situaciones extremas. A algunos los mandó a terapia especial en Colombia y con quien hizo un esfuerzo extraordinario fue con Marco Fabián de la Mora. Lo sentó a la mesa de personalidades del deporte para que lo orientaran sobre el éxito, el esfuerzo, la disciplina y otros valores. “Es jugador con talento europeo”, lo defendía. Marco Fabián, a los 31 años, decepciona con Bravos de Juárez, como lo hizo antes ya en la MLS.

Chivas tiene una enorme desventaja respecto al América. El Guadalajara está desamparado, está expuesto, está casi indefenso ante la vorágine de hienas que merodean sus flaquezas, especialmente cuando los principales actos de traición a la institución los perpetran sus propios jugadores, como todos los mencionados anteriormente.

¿El América? Todos aquellos que se atrevan a desafiar, a extorsionar, a defraudar, a engañar, a abusar, a depredar, a traicionar al equipo más poderoso de México, sufrirán todas las consecuencias y castigos posibles. Simple, cuando sea necesario, el dueño, Emilio Azcárraga Jean, echa a andar toda su maquinaria y reduce a polvo a cualquier falaz atrevido.

Chivas no tiene ese poder. Su único poder, su única legión armada –coloquial y figuradamente hablando--, es su afición, la cual se harta de los pésimos resultados, y además, parte de la cual, a veces, actúa cegada y sesgadamente, como al apoyar a la camarilla de indisciplinados.

Por eso, salir de nuevo al púlpito rojiblanco a enarbolar esa promesa de “el objetivo es no dejar de calificar (clasificar) a las Liguillas y ser campeones”, suena a promesa obsoleta de campaña, a salida de emergencia.

Amaury Vergara será el prócer de una maquinaria engrasadita como OmniLife, pero seguirá siendo, mientras aprende, si puede hacerlo, el chivo expiatorio de Chivas.

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LOS ÁNGELES --  Se tardaron. Hasta después del chivo ahogado, tapan el pozo. Pero, mejor tarde que nunca. Chivas borra del mapa futbolístico de México a los cuatro involucrados, activa o pasivamente, en el presunto abuso sexual contra una joven de 21 años.

“Ninguno de estos cuatro jugadores volverá a jugar en Chivas”, anunció el director deportivo Ricardo Peláez en un video difundido por el club, en el que lo acompañó el propietario Amaury Vergara.

Los nombres son de dominio y oprobio público: Dieter Villalpando --el acusado--, José Juan 'Gallito' Vázquez, Javier La Chofis López y Alexis Peña. Hoy, claramente, todos, balas perdidas en las necesidades competitivas del Guadalajara.

Chivas les coloca como transferibles, pero, lo cierto es que la forma en que el club los echa de su Rebaño, los etiqueta como innegociables, como desecho tóxico. Es decir, quedan enclaustrados bajo el Pacto de Caballeros, según confirma una fuente vinculada a la directiva rojiblanca.


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Los cuatro han sido estigmatizados “como jugadores totalmente indeseables dentro del futbol mexicano”, según explica el allegado a Chivas, aunque recuerda puntualmente como el caso de Renato Ibarra se manejó cínicamente entre América y Atlas, directamente entre Emilio Azcárraga Jean y Alejandro Irarragorri.

En el Guadalajara entienden que tal vez habrían podido pepenar unos milloncitos de dólares simplemente colocándoles transferibles y separados del plantel, aunque, es evidente, es mercancía de baja calidad y maltratadita moralmente después del incidente.

“Si algún equipo de México o de otro país se acerca a negociar, se escucharán ofertas, pero se les detallarán los motivos de la separación de los cuatro jugadores. No se va a engañar a nadie”, explicó el informante.

Por lo pronto, separar a las cuatro manzanas podridas de una canasta abundante de manzanas propensas a pecar, como ha quedado demostrado con anteriores casos de indisciplina en el club, es una medida drástica, tardía, pero totalmente necesaria y urgente, especialmente con un elemento tan contaminante como La Chofis.

El remezón es oportuno. La sacudida debe ser aleccionadora. Lamentable que este tipo de crisis terminen siendo una bofetada de advertencia para futbolistas que por su salario, sus privilegios, no necesitarían de semejantes amenazas.

Deberá funcionar. Y a corto plazo. Ante Monterrey este fin de semana. Porque ya ha sido evidente que dos de los que fueron apercibidos a ser expulsados del equipo, sin finiquito incluso, se han redimido: Uriel Antuna y Alexis Vega. Los dos han sido los mejores jugadores de Chivas en los últimos partidos.

Lo explica bien Peláez: Chivas pone en peligro sus planes deportivos y competitivos, pero empieza a sanear al equipo, incluso a sabiendas, insisto, de que difícilmente podrá recuperar un centavo de los millones de dólares invertidos en contratos y salarios de estos cuatro futbolistas.

Sin embargo, en el futbol mexicano, con los promotores adecuados y la complicidad de entrenadores o directores deportivos, siempre se puede encontrar un subterfugio para colocar a estas cuatro balas perdidas que Chivas desecha de su cartuchera. La corrupción conoce todas las rutas de las cloacas del futbol mexicano.

El peso del anuncio, con la presencia de Amaury Vergara y Ricardo Peláez, tiene, sin duda, un impacto poderoso. Redime o higieniza la imagen de la institución para tratar de salir lo mejor librada posible de un percance que evidentemente demuestra cómo no había respeto ni a la institución, ni a los dirigentes, ni a los propios valores del equipo, del vestuario y de los seres humanos.

Es inevitable pues que La Chofis, El Gallito, Dieter y Alexis Peña carguen con el peso de sus atrocidades, pero también es culpa de que en su momento, el mismo Peláez y el mismo Vergara, actuaran tan tolerantemente con los casos de Chicote Calderón, Alexis Vega, Uriel Antuna y de manera vergonzosamente reiterada, con La Chofis López.

Un beneficiado directo de esta separación absoluta de los cuatro fiesteros es Víctor Manuel Vucetich. Se fortalece su imagen de autoridad y retoma el control del vestidor, además de que dejará de perder, tontamente, el tiempo que dedicaba de manera incomprensible, extraña, a su apostolado de rescatar a La Chofis.

Tal vez, este miércoles, con las advertencias de Amaury y Peláez, restando jugadores en la plantilla, ha logrado fortalecer el vestuario, y si mantiene el plan de declararlos transferibles pero innegociables, de manera velada, estará ayudando a limpiar el futbol mexicano de personajes, como los consideran dentro de Chivas, “totalmente indeseables”.

¿Dónde se meterán todos los abogadillos del absurdo y lo incoherente, que esgrimían que el jugador puede hacer lo que le dé su gana en sus días libres, como arguye incluso el defensor directo de Villalpando, Enrique Venegas?

Un anuncio tardío, pero, en este caso, sin duda, más vale tarde que nunca.

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LOS ÁNGELES -- Cuánta miseria. Cuánta mezquindad. Pobres Chivas, contrataron a mercenarios, a saboteadores, a traidores.

Se equivocó quien los contrató. Y quienes los han alcahueteado. Y se equivoca quien de inmediato no los arroje a la calle.

¡Pobres Chivas! Tan lejos de Jorge Vergara (QEPD) y tan cerca de su hijo Amaury y de Ricardo Peláez.

2020 ha sido un año de escándalos en Chivas. Comienza con el positivo de Víctor Guzmán (irresponsabilidad absoluta de Pachuca), ha continuado con su propia epidemia de Coronavirus y se ha desatado una epidemia aún peor, la de indisciplina, la de rebeldía, la de burla, la de vejación al club mismo y a los valores que supuestamente promueve.

Quede claro: a todos los involucrados, especialmente en actos de indisciplina, aún con las órdenes de confinamiento, sólo se les pueden imponer los peores cargos posibles contra un deportista,bajo sueldo y contra un ser humano.

Masivamente, deben ser acusados de traición, de deserción y de sabotaje. Todos. Y será difícil precisar si hay inocentes. Será difícil precisar si todos aquellos que han callado merecen consideración alguna.

Todos. Los futbolistas que callaron, los miembros del cuerpo técnico que fingieron no darse cuenta y los directivos que a sabiendas de lo que ocurría, prefirieron refundirse en el caparazón de la pusilanimidad y no hacer nada.

Apenas el viernes, Dieter Villalpando aceptó estar involucrado en un delito sexual. Este sábado, el Guadalajara, que prefiere tapar el pozo después de tantos ahogados, separa del equipo a La Chofis López (no me diga que se sorprende), al reincidente Alexis Peña, y al ya casi otoñal para estas actividades caligulescas, el Gallito Vázquez.

Hay algo incluso más lamentable que el aluvión de acusaciones que se hizo apenas público, ya era secreto a voces en el seno del equipo. Prácticamente, desde mediados de semana, todos estaban enterados.

Insisto en el término: el silencio de los inocentes no los convierte en menos culpables. Peor aún, son compinches silenciados por la cobardía. Si la plantilla sabía y calló, es culpable. Si el cuerpo técnico, en verdad sabía y calló, es culpable. Y si los rumores habían llegado a oídos de Peláez y Vergara, y fingieron no saber, son aún más responsables.

Chivas creyó contratar refuerzos y lo que hizo fue engendrar una camarilla de malandros. Revise los nombres y en la lista, curiosamente, el que menos felón aparece, termina siendo Víctor Guzmán, tal vez porque no tuvo más tiempo.

Puro ejemplar deleznable: Chicote Calderón, Uriel Antuna, Alexis Vega, La Chofis López (VIP del desmadre), Dieter Villalpando, José Juan Vázquez y ya pasan a menor plano, los excesos rumberos del Pollo Briseño y hasta el zarandeo del Pocho Ponce con aficionados.

Pero, no se olvide, a todos ellos, hay bobalicones o almas gemelas entre los aficionados que los defienden a muerte. Mellizos de la mezquindad.

“Un equipo familiar, que refleje lo que es una familia mexicana”, dijo alguna vez Jorge Vergara. Una familia muy disfuncional la que ha armado su hijo Amaury.

Ante semejantes muestras de irresponsabilidad, de insubordinación, indisciplina, desacato, amotinamiento y traición, es el momento oportuno para que Amaury Vergara y Ricardo Peláez dejen sentada la autoridad, si es que la tienen, si es que la saben ejercer.

Sí, es el momento de echarlos a todos sin goce de sueldo, pero no sólo a los infractores, sino a quienes los cubrieron, porque ésta es una forma de traición y porque, si ya alcahuetearon una vez, lo volverán a hacer. Los buitres y la carroña son pareja de vida.

Curioso: ninguno de los infractores directos es de cuna rojiblanca, porque el especialista en trenecitos en jacuzzi, La Chofis López, fue un cáncer que les injertaron con mentiras y dinero mal habido, desde Torreón. Claro, tampoco es que Chivas produzca tantos futbolistas de casa.

¿Serán tan valientes Amaury y Peláez para confrontar a su afición y decirles que deben hacer limpia y que llevará dos o tres años el proyecto de armar un equipo competitivo, sano, genuinamente rojiblanco?

¿Y la afición creerá que ambos están capacitados, convencidos, deseosos, responsabilizados para poder dar este gran paso?

Insisto: esa expresión de Jorge Vergara, de llamar “niños caguengues” a sus jugadores, seguramente aprendió a usarla en su propia casa.

Ojo: las redes sociales, han mostrado también el otro lado de la podredumbre que infesta a Chivas, y desde la trinchera que debería ser la más noble: su afición. Numerosos seguidores justifican a los jugadores.

Que “si es su tiempo libre, pueden hacer lo que quieran”, dicen promiscuos en potencia que se proclaman seguidores de Chivas.

Que “pobrecitos, imagínate, encerrados todo el tiempo, sin poder disfrutar de los millones de dólares anuales que se les pagan puntualmente”, esgrimen otros aficionados, lambiscones genuinos que esperan un 'like' de su ofensor favorito, para congraciarse.

Este texto verá la luz antes del juego ante Pumas. Seguramente, si Chivas saca un buen resultado, no faltarán los aficionados villamelones que salgan a defender a los infractores, porque, a final de cuentas, --dirán ellos--, sus comportamientos, insisto, algunos casi delincuenciales, no afectan al equipo.

Y toda esa recua de aficionados defensora de los jugadores y de sus vicios, al final, terminan siendo de la misma catadura que los futbolistas mismos y quienes los protegieron, es decir, son tan traidores, desertores, saboteadores y perniciosos como los actores mismos.

¡Pobres Chivas… tan lejos de Jorge Vergara (QEPD) y tan cerca de Amaury y de Peláez!

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LOS ÁNGELES -- En redes sociales al futbolista le sobran fiscales y le sobran abogados; le sobran condenas y le sobran indultos. Pero sólo tiene un juez supremo: la cancha. Ahí queda expuesto, al desnudo.

Ahí, en el terreno de juego, ni sus miles de fanáticos podrán consumar un gol o una atajada, como tampoco sus miles de inquisidores o 'haters' podrán impedírselo. Al final, son sólo él, sus habilidades, su temperamento y sus circunstancias.

La reflexión encaja con cuatro de los jugadores mexicanos que aún compiten en Europa y sirve de referencia para uno más que sueña, que pelea por incursionar en esas praderas, pero que ha perdido el rumbo en canchas mexicanas.

Mire usted: todos fueron amenazados con un punto final a su carrera. Y reaccionaron: Tecatito Corona en el mismo Porto; Raúl Jiménez tras el Atlético de Madrid; Hirving Lozano a la llegada de Genaro Gatusso, y Héctor Herrera ante el escepticismo de Cholo Simeone.

Y sin embargo, ahí siguen, en Europa. Porque sólo hablan en un sitio, en esa tribuna infalible, donde nadie puede objetarles: la cancha. El poder del grito del silencio.

En México, José Juan Macías tiene más de un año hablando de Europa. Hoy, en su realidad con Chivas, está más lejos que nunca de semejante salto, más allá de que, además, ha sido descartado para jugar ante Pumas este sábado por una lesión.

Su regreso al Guadalajara ha sido menos venturoso de lo esperado. Debió irse al León, porque la camarilla de indisciplinados, de irresponsables que reptaban en el vestidor de Chivas le marginó. Alan Pulido, La Chofis López, entre otros, forzaron a que la queja llegara a través de Carlos Salcido a cuerpo técnico y directivos. “Todos están hartos de él”, fue el inteligentísimo y alcoholizado argumento.

Macías tuvo una magnífica temporada en León. Se asoció con futbolistas comprometidos y de alto nivel. Confirmó lo que se esperaba de él. Chivas logró reincorporarlo. Parecía la alianza perfecta: un tipo hambriento y perfeccionista, y un club urgido de buenos futbolistas y tipos decididos a triunfar.

La ecuación ha fallado. Macías ha dejado huellas de su capacidad, pero también de sus imperfecciones. Ha dejado ir oportunidades de gol muy claras. Y sólo ha logrado entenderse en la cancha con Alexis Vega. Tal vez la observación de Matías Almeyda es más acertada: “Él juega a otra velocidad mental”. Tal vez.

Sus lesiones son peculiares. Un personaje que cuida su alimentación, su recuperación, su descanso, sus hábitos, sus objetivos, debería permanecer sano. Sin embargo, no es así.

Especialistas en medicina deportiva, en congresos de FIFA, han sido contundentes: el estrés provoca una gran variedad de lesiones, aún entre quienes llevan una vida casi monástica fuera de la cancha. Desde una fractura inesperada en el quinto metatarsiano, hasta problemas musculares.

Para Macías, tal vez sin percibirlo, sin ser consciente de ello, hay una brutal diferencia entre ser un jugador trascendente, pero sin sobrecargas de responsabilidad, en un equipo como el León, a ser el presunto adalid, el redentor, el salvador de Chivas, el equipo más popular de México. Semejante agobio a los 21 años lo expone a ese tipo de lesiones.

Pero, además, hay otro escenario: su personalidad. En un mundo atiborrado de egos intransigentes, como un vestidor de futbol, sentó mal en Chivas que quisiera ser el pastor reivindicador de jugadores amantes de la fiesta, la noche, el vino, los jacuzzis y salones de caricias por alquiler.

Además, el mejor discurso del ganador, es el ejemplo dentro de la cancha. Lo decía muy claramente Vince Lombardi, legendario entrenador de Green Bay: “Que tus hechos hablen tan alto de ti que no pueda escuchar lo que tú me dices”. Y Macías, hoy, tartamudea dentro de la cancha.

Poco le ha ayudado su capitán, Jesús Molina, si lo que ha dicho públicamente, nunca se ha atrevido a decírselo en la cara a Macías, de acuerdo a declaraciones hechas a TUDN.

Macías es un tipo ganador, a mí ya me habían hablado antes de que llegara que por ahí era un tipo complicado, que era difícil de tratar. Y sí es un jugador especial porque es un ganador nato, porque tiene una mentalidad fuera de serie”, comentó Molina en una charla en la que pronosticó lo que desde años todo mundo sabe, que La Chofis será uno más del montón.

¿Puede Usted imaginarse el entorno al que regresó Macías en Chivas si ya algunos compañeros lo estigmatizaban dentro del vestidor como “un tipo complicado, que era difícil de tratar”, según lo aceptaba Molina? Era claro que le esperaba una emboscada.

¿Habrán percibido este entrampado en su momento Luis Fernando Tena y Ricardo Peláez, y lo percibirá en estos momentos el mismo Víctor Manuel Vucetich? Grave si no lo detectaron, pero más grave aún si lo detectaron y decidieron no hacer nada.

Aquí le platicamos cómo, cuando Macías llegó al León, lo llamaron aparte los capitanes Rodolfo Cota y Luis Montes, y le explicaron qué esperaban de él, dentro y fuera de la cancha. Le leyeron la cartilla, para que no se equivocara.

Después, conforme descollaba en el León, empezó a aparecer hasta en las cajas de cereal con entrevistas y declaraciones. Debió intervenir Nacho Ambriz para controlarlo, silenciarlo, alejarlo de polémicas y exigirle exactamente lo mismo, que todo lo que tuviera que decir, lo dijera exclusivamente dentro de la cancha.

Por eso, el mensaje de los citados Corona, Jiménez, Lozano y Herrera, debe ser de gran ayuda para Macías. Su mejor retórica es en el terreno de juego. Y que hable, todo lo que quiera, hasta por los codos, pero sólo dentro de la cancha.

Encima, esa sinceridad desenfrenada y sobrecargada de soberbia, cuando declara a la revista GQ que él si vale 15 millones de dólares no como otros jugadores mexicanos, terminó por impactar entre el gremio de futbolistas y ex futbolistas. Y tras esas declaraciones, yerra dos oportunidades claras de gol ante Cruz Azul, su equipo pierde y él, además, se lesiona.

Es sabido que tiene su coach personal y es de esperarse que esté mejor orientado que el que lleva la manivela de Javier 'La Leyenda' Hernández, pero el mejor consejero lo encontrará José Juan Macías en un ejercicio de introspección. Su más despiadado inquisidor debe ser él mismo.

Y que no olvide el código de conducta de Vince Lombardi y que permita que sus hechos hablen tan alto de él, que no pueda ni escucharse lo que él mismo dice.

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LOS ÁNGELES -- “Somos un esqueleto y su derrota. Pero seguimos yendo”. Lo escribió Amalia Bautista. Eso es Chivas hoy, un esqueleto y su derrota. Y sigue yendo…

Tras el alucinógeno viaje patrocinado por vencer ¡al Atlas!, Cruz Azul aterrizó al Guadalajara contra el piso agreste y hediondo de su realidad. Pachuca le da el golpe de gracia. Empatando, lo manda a la zona del infelizaje del repechaje. Ahí, donde los menesterosos de la Liga MX suplican la última limosna.

Queda claro que a Chivas le hizo más daño vencer al Atlas que al Atlas mismo, que hoy ya de por sí vive estrictamente desamparado al vivir condenado al condenatorio amparo de Alejandro Irarragorri.

Hagamos un recuento de cómo el exitismo, por ese triunfo ante una de las lágrimas del torneo, se devoró la sensatez en el Guadalajara.

1.- Mire usted, patrocinó a Amaury Vergara para anunciar que sufrió COVID-19, pero que gracias a los polvitos milagrosos que creó su padre, salió ileso sin tomar ningún medicamento. Esa misma semana posterior al Clásico Tapatío, se le vino abajo el gallinero: “Gallito” Vázquez, “Pollo” Briseño y el “Huevo” Zaldívar, dieron positivo.

2.- Ricardo Peláez maravilla y sorprende con una aseveración que ha sido desmentida recurrentemente por el juez supremo que es la cancha: “‘La Chofis’ (AKA Javier López según los registros del Calatrava) es un fuera de serie”. Ante Cruz Azul, el referido hizo lo que con mayor frecuencia ha hecho por Chivas: ser un lastre.

Insisto: esto es Chivas hoy, un esqueleto y su derrota. Y sigue yendo…

El proyecto se cae a pedazos. Con pecados fuera de la cancha y dentro de la cancha. Jugadores alcoholizados, parranderos, indisciplinados, displicentes y desubicados, como ese “habemos jugadores mexicanos que sí valemos 15 millones de dólares”, insinuado por José Juan Macías, mientras posaba para GQ con una que otra vestimenta de la que se avergonzaría hasta el mismísimo Jorge Campos.

Y dentro de la cancha, todo repercute. Seamos indulgentes con los dos redimidos, tras su pasaje de bufones con su vodka con tamarindo, han sido los mejores en la cancha Alexis Vega y Uriel Antuna, quien además cargaba con el fallido intento de Don Juan con una actricita conocida sólo en las secciones del Aviso de Ocasión… y con una lupa.

Macías, con todo y su pomposa etiqueta de 15 millones de dólares, se deprecia semana a semana, cuando desperdicia posibilidades de gol. Queda claro, no es lo mismo jugar sin presión en León, que cargar con el bártulo de referente en Chivas. Las camisetas no se encogen, los espíritus sí.

¿Acaso no anhelaba regresar al Rebaño para saldar cuentas, coronarse campeón, callar las bocas de intriga que lo echaron de ahí, para enseguida viajar a Europa y apoderarse de la gran vacante dejada por Hugo Sánchez? Ya sólo falta que cambie de “coach de vida”, y se enliste y se aliste con Diego Dreyfus, el gurú de Javier “La Leyenda” Hernández, el ex “Chicharito”.

Encima, hay jugadores inconstantes, desconcentrados. Habría que agregar a Jesús Molina a la bolsita de los indultos, pero el resto, vive bajo el pánico del error, especialmente porque la casa del terror de Chivas, es su propio estadio.

Sería fácil condenar a Víctor Manuel Vucetich. Se desespera. No es que no sepa qué hacer, sino que las indicaciones a sus jugadores se evaporan bajo la intensa presión del partido. Le marca los recorridos a Isaac Brizuela, pero con su memoria de Conejito, se olvida de ejecutarlos. A Jesús Ángulo le pide que sea el Marcelo del Madrid, y el sólo puede ser el “Canelito”.

Pero, el ex Rey Midas, quien ha perdido el toque de oro, también despierta dudas sobre algunas decisiones, como esa obsesión, compulsiva totalmente, de enviar cada juego a “La Chofis” López a que rescate los partidos, cuando el repuestito jugador obedece a una descripción perfecta de Alberto Cortez, cuando habla de que “no les importa nada, mas que su vientre y su sexo”.

¿Qué pretende Vucetich insistiendo con “La Chofis”? Demostrarle a Peláez que está equivocado. O tal vez obedezca órdenes, por si un chiripazo del creador de los trenecitos en los jacuzzis, le salva el partido. O tal vez le despierte lástima y compasión un tipo que a los 26 años ha decidido asesinar su alguna vez prometedora carrera futbolística.

Para fortuna del Guadalajara, Raúl Gudiño parece haberse estabilizado. Entre sus errores y los de “Toño” Rodríguez, recordemos, le escamotearon al menos cinco puntos en este torneo, cantidad suficiente para que estuvieran mejor colocados en la Tabla de Posiciones, y no caer a los arrabales competitivos, al lado de Pachuca, Santos, Toluca y demás marginados, que ni siquiera alcanzan el 50 por ciento de los puntos disputados.

¿Tiene solución? Por supuesto. Por ejemplo, una doble sesión de trabajo tres días seguidos a la semana, para que quienes tienen muertas las neuronas de la memoria, las rehabiliten, y para que a los habitantes de las noches tapatías, se les agoten las energías de irse de excursión, ahora con la ventaja de hacerlo embozados con los cubrebocas.

Y cada ultimátum funciona. Ya ve Usted, Antuna y Vega, saben que a la siguiente que perpetren, con vodka o con tequila o con alcohol de 96 grados sabor jamaica, serán expulsados del club, con una rescisión de contrato sin derecho a finiquito.

¿Oribe Peralta? Ya puse una referencia alguna vez. Cuando Ricardo Peláez jugó para Chivas y se lesionaba con frecuencia, él mismo decidió presentar su renuncia por dignidad, y dejar en claro, que no quería ganarse su salario desde la enfermería. Pero El Hermoso Peralta no tiene escrúpulos… ni intención de defender la dignidad lustrosa que le dio su heroica jornada olímpica en la Final contra Brasil en Londres 2012.

Pero, son decisiones que sólo se toman con audacia y rigor, y no con comportamientos oportunistas como salir a presumir haber sido víctima de COVID-19, y recomendar irresponsablemente a la gente, que no se preocupe por medicarse, porque para eso está la taumatúrgica ciencia de polvitos que le heredó su señor padre.

¿Me cree ahora? Esto es Chivas hoy, un esqueleto y su derrota. Y sigue yendo…

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