Fue escogido por los Colorado Rockies en la segunda ronda del draft del 2009, por lo que su bono por firmar fue de apenas 625 mil dólares.
Tras pasar cuatro años en las Menores, en el 2013 llegó a Grandes Ligas y desde que pisó el Coors Field de Denver tuvo un impacto inmediato, tanto con su bate, como con su guante.
Después de seis campañas en Las Mayores, es indiscutiblemente el mejor tercera base de todo el béisbol, llevándose el Guante de Oro en cada una de las temporadas que ha jugado.
Además, acumula cuatro Bates de Plata, tres veces ha sido líder jonronero de la Liga Nacional, en dos ocasiones ha encabezado a los impulsadores y en perenne candidato al premio de Jugador Más Valioso en el viejo circuito.
En las últimas cuatro temporadas ha promediado 158 partidos jugados y en ese lapso ha sumado 158 de sus 186 cuadrangulares, así como 503 de las 616 remolcadas que lleva en su carrera.
Pacientemente, ha hecho todo el recorrido desde las Menores hasta el estrellato a precio de ganga, con un salario promedio de 5.8 millones por año, por lo que debería estar frotándose las manos para cuando llegue en el próximo invierno a la agencia libre.
Se supone que un hombre que el 16 de abril cumplirá 28 años y que desde el 2015 hasta la fecha promedia 126 empujadas y 39.5 bambinazos por contienda debería reventar el mercado.
La agencia libre es el momento añorado por los peloteros estelares, que han labrado un camino brillante desde abajo, no siempre remunerados como merecen, pero esas son las reglas de juego.
Es la entrada con alfombra roja al billete gordo, a los contratos que podrían garantizar la tranquilidad económica de varias generaciones de su familia.
Sin embargo, a la luz de los acontecimientos más recientes, entiéndase este invierno y el pasado, Arenado está a la entrada de un calvario que puede durar meses de incertidumbre, antes de que conozca cuál será su próximo destino y cuán abultado será su cheque quincenal.
Mírese en el espejo de J.D. Martinez, el mejor bateador derecho de todas las Grandes Ligas en la actualidad.
O en el Bryce Harper y Manny Machado, más jóvenes aún que él y que sin embargo a esta altura siguen sin equipo y apenas han generado el interés de tres o cuatro novenas.
El jugador de raíces cubanas y puertorriqueñas será una pieza codiciada el próximo invierno, pero ojo con lo que piden sus representantes de Wasserman Media Group, pues habrá quienes intenten bajarle el precio con el mismo argumento que ha privado hasta ahora a Arenado del MVP: sus números no son exactos y podrían estar inflados por la altura de Denver.
Sus estadísticas difieren bastante entre su casa del Coors Field y los estadios donde juega como visitante.
Ha jugado 438 partidos en casa y la misma cantidad en la carretera.
En los primeros batea para average de .320, con 124 dobles, 19 triples y 108 jonrones. En el Coors Field ha remolcado 376 carreras y su slugging es de .609.
En otros estadios promedia .263, con 98 biangulares, seis triples y 78 vuelacercas. Suma 240 empujadas y su slugging baja drásticamente a .469.
He ahí la clave que podría convertir la agencia libre de Nolan Arenado en un calvario de incertidumbre, un proceso de ofertas y contraofertas que pudieran durar una eternidad, antes de finalmente, estampar su firma en un contrato inferior al que muchos piensan.
Los Rockies de Colorado han ido dos años seguidos a la postemporada, pero no han podido ganar siquiera un juego.
En el 2017 fueron eliminados en el partido entre comodines de la Liga Nacional por los Diamondbacks de Arizona y en el 2018 cayeron barridos 3-0 por los Cerveceros de Milwaukee en serie divisional.
Con lo que tienen, vuelven a ser competitivos en la exigente división Oeste del viejo circuito, pero necesitan llenar ciertos espacios para que a la tercera sea la vencida y consigan avanzar más profundo en la postemporada.
Si yo fuera el gerente general de los Rockies, buscaría...
1.- Un pitcher abridor
El pitcheo nunca está demás, sobre todo si se trata de un lugar donde la pelota vuela más que en el resto de los parques de Grandes Ligas.
Si bien Kyle Freeland y el venezolano Germán Márquez deben ser el 1-2 de la rotación, Tyler Anderson, Antonio Senzatela y Jon Gray dejan demasiadas dudas, con efectividades que van más allá de las cuatro carreras limpias o cinco, en el caso del último de ellos.
No son muchos los pitchers que les gusta ir a lanzar a Colorado, pues sus números se alteran para mal, debido a la altura, así que para convencer a los buenos serpentineros que están disponibles en el mercado, hay que pagar por encima del valor del mercado.
Y entre los principales prospectos de la organización, no hay ningún serpentinero con el potencial de llegar a Las Mayores así, de golpe, en el 2019.
Una buena opción sería el zurdo Wade MIley, de 32 años, a quien no le ha ido mal en su carrera en el Coors Field.
En cinco juegos, cuatro como abridor, tiene balance de 3-1 y aunque su efectividad allí es elevada (4.76), solamente ha permitido dos cuadrangulares.
2.- Un segunda base
D.J. LeMahieu partió a la agencia libre y los Rockies perdieron al ganador del Guante de Oro en la intermedia de la Liga Nacional por los últimos dos años.Llenar su hueco no será fácil y al parecer, el equipo está decidido a darle el trabajo al novato Garrett Hampson, un joven de 24 años cuya experiencia en las Mayores se limita a 40 turnos en el 2018.
Hampson es un bateador de contacto, gran robador de bases, pero con poca fuerza.
En tres campañas en las Menores estafó 123 almohadillas en 146 intentos y promedió para average de .315, con 20 jonrones y 145 impulsadas en 1,233 turnos, mientras que a la defensiva es un fildeador confiable, con promedio de .984 (diez errores en 1,150.2 innings).
Pero tal vez sería prudente buscar en el mercado de agentes libres un camarero tipo B, que pueda cubrir el espacio mientras Hampson se pone a tono con las exigencias de la tarea que le espera...o por si nunca logra hacerlo.
¿Opciones? Gordon Beckham o Daniel Descalso.
3.- Un jardinero izquierdo
Los venezolanos Gerardo Parra y Carlos González se fueron y hay que cubrir la pradera izquierda, pues Charlie Blackmon y David Dahl tienen seguros sus empleos en los bosques central y derecho, respectivamente.
De momento, la apuesta parece ser el debutante Sam Hilliard, pero un bate sólido como el de Michael Brantley en la altura de Colorado sería una adición notabilísima dentro de una alineación cuyo poderoso núcleo integran Nolan Arenado, Blackmon, Ian Desmond y Trevor Story.
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Fuera de eso, hay muchos cabos sueltos entrando al penúltimo fin de semana del calendario regular de la campaña del 2018 en el béisbol mayor de Estados Unidos.
En uno de sus torneos menos competido de la historia, la Liga Americana ya tiene dos monarcas divisionales y otros tres potenciales invitados a los playoffs que arrancarán en la primera semana de octubre. Boston (104-49) y Cleveland (85-67) ganaron las divisiones Este y Central, respectivamente, por tercer año consecutivo, y Boston virtualmente garantizó terminar con el mejor récord de MLB y la ventaja de la casa para todas las series que disputen.
En el Oeste, los campeones Astros de Houston (95-57) superan por 3.5 juegos a los Atléticos de Oakland (92-61) y tienen el número mágico en dos para asegurar al menos un puesto comodín a la postemporada. Houston intenta conquistar banderines divisionales consecutivos por primera vez desde que se mudó de la Liga Nacional a la Liga Americana en el 2013. Los Astros ganaron tres años seguidos la Central del viejo circuito de 1997 a 1999.
Los Yankees de Nueva York (93-59) tienen ventaja de 1.5 juegos sobre Oakland en la batalla por el primer comodín y la ventaja de la casa para el juego de muerte súbita del miércoles 3 de octubre. En caso de que Nueva York y Oakland terminaran empatados en el primer comodín, con ambos clasificados, los Yankees serían locales en el choque de Wild Cards debido a su mejor récord intradivisional, que es el segundo criterio para desenredar empates.
Los sorprendentes Rays de Tampa Bay (85-67) y los Marineros de Seattle (84-58) han tenido buenos desempeños, pero están muy lejos (a 6.5 y 7.5 juegos de Oakland) con tan poco espacio (10 juegos) para maniobrar. En resumen: En el joven circuito es cuestión de tiempo para que Astros, Yankees y Atléticos se unan a Indios y Medias Rojas en el cuadro de postemporada.
En la Liga Nacional es todo lo contrario: Nada está decidido y nueve de 15 equipos siguen en la carrera por llegar a la tierra prometida.
Los que se encuentran en la situación más cómoda son los Bravos de Atlanta (85-68), que tienen ventaja de 6.5 juegos sobre los Filis de Filadelfia (78-74) en la División Este. Los Bravos, que tienen el número mágico en cuatro para atrapar su primer banderín divisional desde el 2013 y el segundo en 13 años, solamente necesitan ganar dos de tres a Filadelfia en el fin de semana, para coronarse.
En la División Central, Cachorros de Chicago (89-63), Cerveceros de Milwaukee (87-66) y Cardenales de San Luis (84-69) pelean el banderín al tiempo que dominan las dos plazas comodines del viejo circuito. Los Cachorros tienen el número mágico en ocho para conquistar la división, pero una cómoda ventaja de siete juegos sobre los Rockies de Colorado en el segundo Wild Card de la liga.
La misión de Milwaukee es acosar a los Cachorros y mantener la ventaja de la casa para el potencial encuentro de comodines. Cerveceros y Cardenales jugarán una serie decisiva entre ellos de lunes a miércoles de la próxima semana en e Busch Stadium, mientras que Cachorros y Cardenales cerrarán la vuelta regular con una serie de tres encuentros en el Wrigley Field.
Tras ser barridos en Dodger Stadium comenzando la semana, Colorado (82-70) se alejó a 2.5 juegos de los Dodgers de Los Angeles (85-68) en la recia batalla por el banderín de la División Oeste, en tanto que los Diamondbacks de Arizona se encuentran a seis de Los Angeles y a cinco de San Luis en el segundo comodín.
Los Dodgers, que tienen el número mágico en ocho para quedarse con su sexto banderín consecutivo, enfrentan a los Padres de San Diego en el fin de semana y luego visitarán a sus acérrimos enemigos Diamondbacks y Gigantes de San Francisco para concluir la temporada regular.
Colorado recibe a Arizona en el fin de semana y terminará la campaña jugando en Filadelfia y Washington, en tanto que los Diamondbacks cerrarán el año en San Diego.
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En la Americana: Medias Rojas de Boston (101-46) ya clasificó a postemporada y tiene el número mágico en seis para ganar su tercer título consecutivo de la División Este; Indios de Cleveland (82-64) posee la mayor ventaja de un líder divisional (15.0 juegos) y tiene el número mágico en 3 para ganar el centro, mientras que los Astros de Houston (92-54) están muy cerca de garantizar u n puesto comodín y dominan por 3.5 juegos el sector oeste.
Los Yankees de Nueva York (90-56) y Atléticos de Oakland (89-58) batallan ferozmente la ventaja de casa para el partido de comodines, pero no están en real peligro de quedarse fuera de la postemporada. Los Marineros de Seattle (80-66) están a 8.5 juegos del segundo Wild Card.
Milwaukee y San Luis ocupan las plazas de comodides del viejo circuito, pero Los Angeles, Arizona y Filadelfia están a uno, cuatro y seis juegos. Para poner las cosas más sabrosas, Dodgers y Cardenales juegan una serie de fin de semana, cuyos resultados impactarán las divisiones central y oeste y los comodines.
Con las diferentes modificaciones que ha sufrido el sistema de determinar el campeón de la temporada, la pelota estadounidense se ha visto en la necesidad de hacer variaciones a las reglas de resolver embotellamiento en la tabla de lugares a lo largo de sus más de 140 años de historia.
Al principio todo era muy básico. Entre 1876 y 1900, el equipo que más victorias acumulaba durante la temporada regular era declarado campeón de la Liga Nacional y del béisbol (recordando que las ocho series que se jugaron entre los campeones de la Liga Nacional y la Asociación Americana entre 1884 y 1892 fueron considerados eventos de exhibición).
No fue hasta la creación de la Serie Mundial en 1903, por un título máximo entre los campeones de la Nacional y la nueva Liga Americana (fundada en 1901), que nació oficialmente la postemporada de Grandes Ligas.
Hasta 1968, los dos mejores clubes de cada liga iban directo al clásico de otoño. En 1969 se crearon dos divisiones en cada liga y se agregaron las Series de Campeonato para decidir los dos finalistas. En 1994 emergió la figura del Wild Card (comodín) y se creó una tercera ronda en los playoffs, las Series Divisionales, y en 2012, cuando agregaron un segundo comodín, se estableció el formato actual de cuatro instancias.
Desde entonces, los dos mejores equipos de cada liga que no ganaron sus divisiones, juegan un partido de muerte súbita para determinar el rival del conjunto con el mejor récord de liga en las Series Divisionales. La inclusión del segundo comodín también obligó a que se cambiaran algunas reglas en el sistema de definir empates de temporada regular.
EMPATES DE DOS EN DIVISIÓN O COMODINES
Un partido extra de desempate se juegan cuando dos equipos queden empatados con el mismo récord en una de las tres divisiones o el segundo puesto comodín de la liga. Estos partidos se jugarán el día posterior a la finalización de la temporada, en la casa del club que obtuvo la ventaja de local, que se determina usando una serie de criterios que citaremos más adelante.
Desde la implementación de la figura del comodín en 1994 hasta el final de la temporada del 2011, se implementó una regla diferente. Dos equipos empatados para una división no jugaron un desempate si sus récords eran mejores que todos los ganadores fuera de su división en su liga. Básicamente, si dos estaban empatados en la división y como sea estaban clasificados a los playoffs, se usaban varias consideraciones cuál era campeón divisional y cual era comodín. Punto y bolita.
Sin embargo, con la adopción de un segundo puesto de comodín y un juego entre comodines desde el 2012, el ganador de la división con el mejor récord de la liga enfrentaría una posible eliminación en el primer día de la postemporada, lo que obligó a variar las reglas.
Con las nuevas reglas de desempate, si dos equipos quedan empatados en la división, tendrán que jugar un partido extra incluso si ambos equipos ya se han clasificado para la postemporada. El equipo que pierde el juego de desempate ahora calificará para un puesto de comodín solo si su récord de temporada regular se encuentra entre los dos mejores récords de la liga que no ganaron una división. Esto quiere decir que empatar en la divisió no garantiza nada, más allá del juego de desempate.
Si ese equipo está empatado en el segundo puesto de comodín, entonces se jugará un segundo juego de desempate. Si el empate es en el primer comodín, no es necesario un juego extra, sino que ambos avanzan y la ventaja de la casa se determina con los criterios de desempate establecidos. Tampoco se necesita un juego extra para definir el mejor récord de la liga entre dos ganadores de división que terminen con la misma foja.
Para determinar cuál equipo tendrá la ventaja de la casa en un partido extra, tanto para desempatar una división y el segundo comodín y la ventaja de la casa como mejor récord de la liga son:
El equipo con ventaja en la serie particular, el equipo con el mejor récord global en juegos intradivisionales, el equipo con el mejor récord global en juegos intraligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 81 juegos de la temporada, ignorando los partidos interligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 82 partidos de la temporada (siempre que el juego agregado no esté entre los equipos empatados), se extiende hacia atrás hasta que se rompe el empate (los juegos de interliga se omiten e ignoran en este proceso).
JUEGOS DE DESEMPATE
En la historia de Grandes Ligas, en 14 ocasiones se ha necesitado jugar un partido (10 ocurrencias) o una miniserie (cuatro ocurrencias) para resolver empates de de serie regular. El fenómeno se repitió cuatro veces entre el 2007 y el 2013, pero no fue necesario en las cuatro temporadas anteriores.
En 1946, Dodgers y Cardenales debieron chocar en una serie al mejor de tres juegos para decidir el campeón de la Liga Nacional. San Luis ganó en dos choques y avanzó a la Serie Mundial, donde venció a los Boston Red Sox.
En 1948, Cleveland derrotó a Boston en un juego extra para definir el monarca de la Liga Americana y siguió inspirado para vencer a los Bravos de Boston en el clásico de otoño. En 1951, cuando Dodgers y Gigantes de Nueva York empataron en la cima del viejo circuito, se juegó una serie de tres encuentros, que terminó con el famoso jonrón de tres carreras del 3B Bobby Thomson al derecho Ralph Branca en la novena entrada para dejar a los Dodgers en el terreno en el Polo Grounds de Manhattan.
El campeón de la Nacional también se decidió en mini series después de la serie regular en 1959 (Dodgers venció a Milwaukee) y 1962 (Gigantes superó otra vez a Dodgers).
Boston y Nueva York quedaron empatados en la División Este de la Americana con 99-63 en 1978 y se tuvo que jugar un partido extra, que ganaron los Yankees 5-4 en el Fenway Park. Dos años después, Houston y Dodgers empataron en el oeste de la Nacional con 92-70 y en el juego de muerte súbita, los Astros superaron a los Dodgers en Dodger Stadium. En 1995, los Marineros ganaron a Anaheim en un encuentro por desempatar el oeste de la Americana.
Hubo desempates por el puesto comodín en 1998 (Cachorros sobre Gigantes), 1999 (New York Mets sobre Cincinnati Reds), 2007 (Colorado sobre San Diego Padres) y 2013 (Tampa Bay Rays ganó a Texas Rangers), en tanto que la División Central de la Americana necesitó un día extra en 2008 (Medias Blancas de Chicago derrotó a Mellizos de Minnesota) y 2009 (Minnesota doblegó a Tigres de Detroit).
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Mientras algunas plazas para la fiesta de octubre parecen aseguradas por completo, hay otras donde la lucha será a brazo partido hasta el último día.
He aquí algunas de las batallas que generan más interés de cara a septiembre.
El Oeste salvaje
Mucho antes de que John Wayne y Bat Masterson impusieran su ley a tiros en las películas de Hollywood, ya el Oeste era violento y salvaje.
Este año no lo es menos y promete emociones hasta el último out del 30 de septiembre.
En la Liga Americana, los Astros perdieron momentáneamente el paso hace dos semanas y los increíbles Atléticos de Oakland se les pegaron e incluso les dieron alcance en algún momento.
Mientras los Marineros de Seattle se alejan cada vez más de la zona de clasificación, la lucha entre Astros y Atléticos, separados por 2.5 juegos, se ve reñida, aunque lamentablemente, ya no quedan partidos entre ambos.
En la Nacional, la guerra es entre tres. De momento, los Diamondbacks de Arizona comandan la división, pero los Rockies de Colorado les respiran en la nuca, a juego y medio, mientras los Dodgers están a dos.
A Arizona le faltan 13 partidos frente a estos dos rivales.
Colorado tiene pendientes 13 ante Diamondbacks y Dodgers de Los Angeles, mientras que a estos últimos les restan también 13 contra Arizona y Colorado. Para alquilar balcones.
Los comodines de la Liga Nacional
Ahora mismo, los Cardenales de San Luis son los dueños del primer wildcard, con medio juego de ventaja sobre los Cerveceros de Milwaukee.
Pero detrás de los Cerveceros, a dos juegos, se ubican los Rockies, mientras que los Dodgers están a dos y medio. Igualmente, los Filis de Filadelfia están a tres partidos, lo mismo que del segundo comodín, como del primer lugar de la división Este, que ocupan los Bravos de Atlanta.
La batalla está tan cerrada que cada día hay que chequear los resultados en busca de posibles variaciones.
Son sólo dos boletos disponibles y no hay cama pa´tanta gente, porque basta con que Arizona y Atlanta resbalen y también pasarían a ser aspirantes a los comodines.
El club de las 100 victorias
En el 2017, tres equipos terminaron el calendario regular con más de 100 victorias, en un hecho inédito desde que se establecieron las seis divisiones, tres por cada liga, en el béisbol.
Los Dodgers (104), Indios de Cleveland (102) y Astros de Houston (101) dominaron sus respectivas divisiones de principio a fin para completar este exclusivo trío, que podría repetirse en el 2018, aunque con integrantes diferentes.
Hasta los juegos del jueves 30 de agosto, los Medias Rojas de Boston sumaban 93-42 y llevan una proyección para terminar el año con 111 triunfos, lo cual superaría la mejor marca de la franquicia, que es de 105 y data de 1912, el año en que se inauguró el Fenway Park.
Sus archirrivales Yankees llevaban balance de 84-50, lo que les da una proyección de 102 éxitos. Si lo consiguen, sería la decimonovena vez que los Mulos suman triple dígito en la casilla de los éxitos.
Y los Astros, que entre el 2011 y 2013 sumaron tres campañas en fila con más de un centenar de derrotas, podrían lograr su segundo año seguido con más de 100 triunfos.
Su récord de 82-52 los proyecta para cerrar la temporada regular justamente con 100 victorias.
El club de las 100 derrotas
Ningún equipo perdió 100 juegos el año pasado, pero en el 2018, al menos dos conjuntos deben superar el centenar de fracasos: los Reales de Kansas City y los Orioles de Baltimore.
A un día del inicio del último mes del calendario regular, los Reales sumaban ya 91 perdidos, con 29 partidos por jugar.
La proyección indica que Kansas City terminaría con récord de 52-110.
Más cerca del centenar de derrotas están los Orioles, con 94, a falta de 28 encuentros. De seguir con este paso, Baltimore concluiría con 48-114.
Otros dos conjuntos podrían coquetear con los 100 fracasos: los Padres de San Diego y los Marlins de Miami.
San Diego, antes de los juegos de este jueves, ostentaba balance de 53-83 y su proyección lo llevaría a terminar justo con 62-100.
Por su parte, Miami juega para 53-81 y basta con que entre en una mala racha más profunda de la que ha tenido a lo largo de la campaña, para que sobrepase las 100 derrotas.
Ahora mismo, su pronóstico da un récord final de 64-98.
¿Más ponches que hits?
La posibilidad se vio venir desde que arrancó la temporada, cuando en el mes de abril por primera vez los bateadores se poncharon más veces que los hits conectados.
Hasta los juegos del miércoles 29 de agosto, la tendencia se había revertido ligeramente, pues los bateadores sumaban 33,970 imparables, por 33,674 abanicados.
Pero de que es posible que por primera vez en la historia haya más ponches que cohetes, lo es.
¿Más de 264 jonrones por un equipo?
Los Marineros de 1997 despacharon 264 bambinazos, récord para un equipo en una campaña.
Los Yankees sumaban 218 en 134 juegos, a un promedio de 1.6 bambinazos por encuentro.
Seis bateadores de Nueva York ya superaron la veintena de vuelacercas y con Didi Gregorius, Gary Sánchez y Aaron Judge próximos a regresar de la lista de lesionados, la marca histórica de Seattle estaría temblando.
La proyección ahora mismo es de 261, pero el béisbol no es una ciencia exacta, así que perfectamente los Mulos podrían, o bien superar el récord de Seattle, o enfriarse y quedar por debajo.
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