ARRANQUE A FULL DE LA ARGENTINA
Ante un Ruca Che colmado con más de 5.000 personas, el campeón sudamericano arrancó con el acelerador a fondo. Con un Ginóbili endiablado, Argentina se adueñó del tanteador desde el inicio para nunca cederlo a su rival. El escolta bahiense fue indetenible en los primeros diez minutos (14 puntos, 2/2 triples, 1/1 dobles y 6/6 libres), pero su labor no se limitaba a la defensa.

Con dos robos y una marca muy dura consiguió generar un par de contragolpes que aprovechó Hugo Sconochini ante el delirio del público. Brasil apostó con el ingreso de Guilherme por Vanderlei en su formación inicial pero la jugada le salió mal.

El alero fue bien tomado y no pudo convertir puntos en ese lapso. Otro que no pudo convertir por la excelente marca de su rival fue Marcelinho, autor de nueve triples en el partido que jugaron por la primera fase. Sin gol desde el perímetro, Brasil buscó hacerle llegar la pelota a sus internos, pero Rubén Wolkowyski y Fabricio Oberto era dos murallas infranqueables.

El resultado fue el previsto: Argentina se quedó con el primer parcial por un increíble 23-6, algo insólito por tratarse de una final y por ser Brasil el rival.

En el segundo cuarto Magnano comenzó a rotar a sus hombres y los efectos se sintieron en el rectángulo de juego. Daniel Farabello cometió algunos errores en el traslado y el funcionamiento ofensivo no fue tan preciso ni acertado como cuando estaba en cancha Juan Sánchez.

De todas maneras, a Argentina le sobraba con lo que hacía en defensa para frustrar cualquier intento brasileño. Desesperado, Helio Rubens buscó soluciones en los más jóvenes: Alex, Anderson, Tiagao y Nené. Pero todo fue en vano: Argentina ganó el primer tiempo 37-22 y el campeonato estaba cada vez más cerca.

EN EL SEGUNDO TIEMPO, TODA LA CARNE AL ASADOR
Argentina salió a jugar el segundo tiempo con sus principales hombres en cancha y definió el encuentro de forma impecable. Al goleo de Ginóbili se sumó el de Luis Scola, bien acompañados por Oberto y Leandro Palladino.

El desconcierto y el desánimo ya se habían apoderado de todos los integrantes del plantel de Brasil, quienes viéndose superados ampliamente fueron resignando su chance en el juego.

Un dato muy particular fue que durante los treinta primeros miutos de juego, los dirigidos por Helio Rubens no convirtieron triples (0/8). 64-33 señalaba el marcador al finalizar el tercer parcial y la locura se desató en el estadio.

Los diez minutos finales fueron de relleno. Magnano le dio participación a los que todavía no habían ingresado y todos comenzaron a pensar en el festejo. Brasil aprovechó la situación para descontar algunos puntos, pero el título ya tenía un dueño: Argentina.

SÍNTESIS:

ARGENTINA: Sánchez 2, Ginóbili 28, Sconochini 10, Oberto 8, Wolkowyski 7 (fi), Fernández 1, Victoriano 0, Farabello 2, Scola 8, Gutiérrez 2, Nocioni 5 y Palladino 5. Entrenador: Rubén Magnano.

BRASIL: Demetrius 9, Marcelinho 0, Guilherme 5, Nené 10, Anderson 0 (fi), Alex 4, Tiagao 4, Helinho 6, Estevam 2, Anderson 0 y Marcio 7. Entrenador: Helio Rubens.