ORLANDO -- Cansados de las críticas públicas contra el equipo, los fanáticos y la ciudad, los Cachorros de Chicago suspendieron por el resto de la temporada al jardinero Milton Bradley faltando dos semanas para que culminara el calendario del 2009.

Si los equipos de la "Ciudad de los Vientos" fueran consistentes en esa política, entonces los Medias Blancas deberían suspender, al menos por una hora, a su manager Ozzie Guillén.

No me mal interpreten, Guillén es uno des mis personajes favoritos en la industria. El venezolano nunca rehuye sus responsabilidades, no teme echar un pleito, incluso cuando eso significa alienar a sus propios subalternos, y mucho más importante (para nosotros los periodistas), es una rica fuente de las controversias que tanto amamos en los medios de comunicación.

Pero las constantes diatribas públicas de Guillén a sus jugadores se están convirtiendo en intolerables. En una era en la que los jugadores son tratados con manos de seda debido a sus ricos contratos, poderosos agentes e inflados egos, Guillén se da el lujo de barrer la ciudad con los miembros de su equipo con una frecuencia asombrosa.

El sábado, los Tigres de Detroit anotaron 12 carreras en las últimas cinco entradas para vencer a los Medias Blancas 12-5 en Chicago. Perder el partido no molestó tanto a Guillén como el hecho de que sus jugadores, una vez en los vestidores, vieran tranquilamente un juego de fútbol colegial.

"Hay un montón de [mala palabra] por ahí viendo juegos de fútbol como un pedazo de [mala palabra] sin orgullo. Por la forma en que ellos [mala palabra] juegan, eso es vergonzoso. Si usted no tiene orgullo sobre la forma en que juega, busque otro trabajo", dijo Guillén ante las cámaras en la conferencia posterior al juego.

"No estoy en una carrera por el título, pero al menos tengo algo de orgullo. Al llegar [a los vestidores] y poner un estúpido juego de fútbol de [mala palabra] cuando los [mala palabra] jugadores de fútbol no dan un [mala palabra] acerca de usted, eso es vergonzoso", se quejó el venezolano.

"Después que te patean el [mala palabra] de esa forma y, de repente, ¿estás viendo los partidos de fútbol? Eso es un montón de [mala palabra]", agregó.

Puedo entender la frutración de Guillén por el fracaso de un grupo caro y talentoso que estaba proyectado para ganar la División Central de la Liga Americana. Realmente molesta no poder completar el trabajo.

Pero criticar agriamente una y otra vez a sus peloteros no aparenta ser la estrategia más inteligente que puede asumir un dirigente. Una vez concluida esta temporada quedarán muchas más por ganar, más divisiones por conquistar, más respeto que mantener en la tropa.

Si esta fuera la primera vez, diríamos que Guillén sencillamente no aguantó más y explotó, pero ya esto se está convirtiendo en una rutina preocupante.

Si alguien no detiene a Guillén, con un castigo mínimo como advertencia, entonces sucederá que un día cualquiera los jugadores se quejarán formalmente ante la directiva con un simple "Ozzie o nosotros" que provocaría una situación difícil para los Medias Blancas.

Guillén, quien ganó la Serie Mundial del 2005, no solamente ha criticado al colectivo de los Medias Blancas, sino que además ha protagonizado episodios individuales con tipos como Javier Vazquez, Orlando Cabrera, Nick Swisher, Joe Crede, Jose Contreras, etc, etc, etc.

Los Cachorros suspendieron a Bradley por decir "usted entiende por qué no han ganado en 100 años aquí" a un periódico. El movimiento ocurrió pese a que Bradley tiene pendiente 2 años en un contrato de 30 millones por tres temporadas y al riesgo de enfrentar a la mega poderosa Asociación de Peloteros de Grandes Ligas.

Los Medias Blancas por lo menos deberían dar una reprimenda a Guillén por insistir en llamar a sus jugadores como una pila de m... .