El jardinero de los Rojos de Cincinnati Billy Hamilton ha demostrado que es un dotado con la voluntad de atacar las deficiencias en su juego en búsqueda de mejorar. Pero cuando las pelotas no caen y su promedio de bateo baja, no cae mal escuchar una voz reconfortante.
Hamilton se encuentra en medio de una mala racha con promedio de .220 y un OPS de .575 esta temporada, así que recientemente recibió un impulso de ánimo al recibir llamadas de un par de voces conocidas y apreciadas. Una, Delino DeShields, fue su manager en tres niveles en liga menor. La otra, el ex toletero estelar de Cincinnati Eric Davis, es ahora un asistente especial con los Rojos que trabajó extensamente con Hamilton en los entrenamientos primaverales.
"Ellos me dijeron, 'Oye, esto es béisbol. Vas a tener problemas'", dijo Hamilton. "Ellos me dijeron que los chicos grandes son los que llegan al estadio con la misma ética de trabajo y la misma sonrisa siempre sea que estén bateando .400 o que tengan problemas. Estos tipos han mantenido su confianza en mí, y eso me da confianza para seguir jugando el juego y no rendirme".
Hamilton, de 24 años, no está lejos de que le quiten el título de la Próxima Gran Estrella en Grandes Ligas. Llegó a Cincinnati entre mucho alboroto luego de haber establecido una marca de bases robadas en liga menor con 155 bases en 2012, y reporteros y gente del béisbol sonaban casi todos iguales con el mismo tema: Sí solo bateaba .260 con un porcentaje de embasamiento por encima de los .300, no había forma de saber qué tipo de terror podía ser en las bases.
La historia siguió su curso de acuerdo al plan en abril, mayo y junio del año pasado, pero Hamilton cayó por una pendiente bien inclinada luego del receso del Juego de Estrellas y se convirtió en la reencarnación de Chad Fonville. Gracias a esa debacle, se rezagó en la lucha por el premio de Novato del Año de la Liga Nacional, galardón que terminó en las manos del lanzador de los Mets de Nueva York Jacob deGrom.
Los primeros números de Hamilton en esta temporada son igual de feos. Luego de batear para apenas .212 en 33 juegos como primer bate, el manager de los Rojos Bryan Price lo bajó al octavo puesto a mediados de mayo. Más recientemente, Price comenzó a colocar a su lanzador como octavo bate y bajó a Hamilton al 9º puesto.
En retrospectiva, Price acepta que los Rojos apresuraron y presionaron demasiado a Hamilton. El veloz jardinero no comenzó a batear a ambas manos hasta el 2011, y jugó en el campocorto en sus primeras cuatro temporadas en el béisbol profesional antes de ser cambiado al jardín central con el equipo Triple-A Louisville en 2013.
"Pienso que pusimos demasiadas cosas en sus hombros, al pedirle que fuese primer bate para un equipo que todo el mundo creía que podía competir por un puesto en la postemporada", dijo Price. "Él no tuvo el tipo de año en el 2013 en Triple-A que sugiriese que podía ser un chico con porcentaje de embasamiento de .360 como primer bate en Grandes Ligas. Pero él tiene el perfil de un primer bate. Me gusta donde está bateando ahora mismo porque no tiene que enfocarse tanto como un primer bate. Simplemente puede ser Billy Hamilton, un jugador de béisbol.
El intermedista de los Marlins de Miami Dee Gordon, quien lidera la Liga Nacional con promedio de .368, es utilizado con frecuencia como un jugador comparable a Hamilton. Con el beneficio de la experiencia y el tiempo, Gordon ha aprendido a hacer un mejor uso de su velocidad como arma para embasarse. Ha sido más eficiente en esta temporada manteniendo la pelota en el suelo o de línea que Hamilton, quien ha bateado demasiados elevados flojos. De acuerdo con Estadísticas e Información de ESPN, Hamilton tiene promedio de .071 (3-en-42) en elevados esta temporada.
Hamilton ha dependido del toque con resultados mixtos en sus primeras dos temporadas. Bateó para .341 (15-en-41) en intentos de toque como novato, pero en esta campaña solo ha bateado 3 en 12 para promedio de .250.
Mientras Hamilton intenta definirse a si mismo como un jugador ofensivo, ha hecho un trabajo admirable en refinar sus otros aspectos de su juego. Luego de robarse 56 bases en 79 intentos el año pasado, en esta temporada lleva 23 robos en 27 intentos. En vez de simplemente intentar superar la pelota, él se ha concentrado más en las ventajas en la inicial, los ritmos de soltar la pelota de los lanzadores, y todo lo que conlleva dicho arte. Hamilton además se está convirtiendo en un tremendo jardinero central, gracias a su velocidad. Sus 5 Carreras Salvadas por la Defensa esta temporada lo ubican empatado en la quinta posición entre todos los jardineros centrales en MLB.
"El año pasado, yo solía intentar correr en cada lanzamiento", dijo Hamilton. "No me importaba en cuál situación. Ahora he comenzado a leer más a los lanzadores. Conozco mejor a los bateadores y estoy teniendo mejores lecturas a la defensiva. El bateo no ha mejorado, pero estoy aprendiendo cosas nuevas cada día sobre lo que los lanzadores intentan hacerme a mí o lo que estoy haciendo mal yo con mi mecánica. Estoy aprendiendo. Debe mejorar pronto".
Quizás sea un deseo que no se pueda cumplir, pero los Rojos siguen pensando que el bate de Hamilton va a mejorar, aunque eso no suceda lo suficientemente pronto como para tener un impacto en el equipo (sin mencionar en las personas que tienen a Hamilton en las ligas de fantasía).
"Para mí, él es demasiado joven e inexperimentado para pensar que así es él como jugador ofensivo - esoecialmente considerando lo mucho que ha mejorado en el corrido de bases y en su defensiva", dijo Price. "Este es un chico que tiene intelecto de béisbol y el deseo y la ética de trabajo para mejorar en este deporte. Yo anticiparía que él va a seguir creciendo y que llegará a ser un mejor bateador en los años siguiente. No he perdido la fe en él".
Price describe al béisbol como un juego de "golpe y contragolpe", lleno de ajustes y curvas de aprendizaje que pueden poner a prueba el espíritu de un jugador joven. El béisbol le ha dado algunos golpes a Billy Hamilton desde su llegada a Cincinnati. Por el bien de su futuro a largo plazo, él necesita encontrar la manera de devolver el golpe.