LOS ÁNGELES -- La Federación Mexicana de Futbol ya tiene un Plan B en el cerebelo, pero reza para que funcione el cerebro del Plan A, el de Gerardo Martino. Trepanación en caso de emergencia.
En la FMF encienden fervorosamente las veladoras por el Tata, pero ya alistan afanosamente los cirios. Algo va a arder. Con Martino. O sin Martino. Y a pesar de Martino. Después del partido ante Panamá, en el recuento de los daños, aguardan la tregua, la decapitación o el guateque.
Siete de nueve puntos demanda Yon de Luisa en este tour de la Fecha FIFA, pestilente a emboscada. Lo llamó “minimundialito” en charla con Héctor Huerta para ESPN. El pánico genera creatividad para bautizar las crisis.
Visitar a Jamaica, y recibir a Costa Rica y a Panamá, ha pasado de ser una habitual ruta turística, a, por ejemplo, emprender la bellísima, beata y estoica proeza de recorrer el camino a Santiago de Compostela, con más rezos y jadeos que alabanzas al Altísimo.
En esa misma entrevista con ESPN, De Luisa lamenta la jornada negra de noviembre. Estados Unidos y Canadá dejaron a México colgado de la brocha y a Panamá robándole la escalera. Un gol marca la dramática diferencia en la Tabla del Octagonal Final de Concacaf.
El presidente de la FMF sobre la suspensión de dos partidos sin público por el grito
Mientras tanto, más tarde de lo habitual, tras un estira y afloja en el que salió perdiendo Rayados, al ceder cinco jugadores al Tri, y acudir desmantelado al Mundial de Clubes, después de todo eso, el Tata Martino entrega –finalmente–, una lista de 30 jugadores, pero de 31 convocados.
Ese convocado, el número 31, es el más importante de todos, y más importante que todos: la intensidad. Durante 2021, Gerardo Martino gimoteó, a cada jornada premundialista, porque o “nos faltó intensidad”, “perdimos intensidad” o “necesitamos más intensidad”. El estribillo de sus pretextos.
Para este desafío triple, El Tata llamó a lo mejor de lo que se dispone. No hay más. Acaso Jesús Angulo (Tigres) y Aldo Rocha (Atlas), que de intensidad orientada saben. Lo de Chicharito Hernández sería como soltar un buscapiés en un depósito de pólvora, además de que el veto no es suyo, sino puntual y estrictamente, por cuestiones hormonales de Yon de Luisa.
Pero, insisto, el más importante, es el pasajero 31: la intensidad.
Entiéndase: ningún entrenador yerra, y ningún equipo fracasa, si en la cancha hay esa devoción, ese compromiso por cada pelota, en cada jugada, en cada segundo de esos ya inevitables 100 minutos en los que se han convertido los habituales 90.
La mesa más Picante de México analiza la lista de convocados de Gerardo Martino.
Guardando proporciones, marcando distancias y sin más paralelismos que los que permite el estar hablando de futbol, Johan Cruyff explicaba de su legendario Barcelona. “Este estilo de juego sólo funciona a máxima intensidad. Es fantástico cuando se realiza al 100 por ciento”.
Lo mismo reclama Martino. Al final, el saldo rojo de 2021 para la Selección Mexicana, tizna más al jugador que al técnico. Sin duda, estigmatiza más al futbolista que al orientador.
Relatábamos ya una sentencia implacable de Manuel Vázquez Montalbán: “El baloncesto español necesita héroes con carne de cromo coleccionable”. Lo mismo debe pensar Gerardo Martino de esos que se le desinflan espiritualmente.
El verdugo, el némesis, el patibulario del Tri en 2021, Estados Unidos, tiene sin duda algunos futbolistas mejores que México, pero no todos. La diferencia es precisamente esa: los estadounidenses jugaron a matar y morir siempre, y aún con una selección B, se impusieron en la Final de la Copa Oro.
Recalco y recalo en esa frase: “Héroes con carne de cromo coleccionable”. Con esa casta, con esa estirpe, no se ganará siempre, pero no se perderá nunca. El problema es que algunos jugadores de la Selección Mexicana se han desangrado. Hay anemia de intensidad, de compromiso, de espíritu de combate. Su mejor exponente, hoy, tiene las rodillas cariadas de artrosis: Andrés Guardado.
Ciertamente, esa intensidad, es también una deficiencia de Gerardo Martino. Él mismo se puso la soga al cuello tras la derrota en Cincinnati ante EEUU. “Perdimos intensidad”, explica, al cierre del primer tiempo. Pero, el Tri regresó sin ella al complemento. ¿De qué sirvió, entonces, la pausa del medio tiempo si él fue incapaz de enderezar espíritus?
La frase es recurrente, manoseada, pero ilustra: “Un ejército de ciervos liderado por un león, es más peligroso que un ejército de leones liderado por un ciervo”. ¿Pasará eso en el Tri? ¿Ciervos dirigidos por un ciervo? ¿La pusilanimidad al frente de pusilánimes?
De ser así, de confirmarse que en la banca del Tri y en la cancha beben pasiflora y no cafeína, la FMF deberá recurrir al Plan B. Sí, ya se sabe: radica en Monterrey.
Y sobre la lista de Martino, parece una lista manoseada. Afortunadamente. Diego Lainez, Erick Gutiérrez y Gerardo Arteaga no son de sus preferidos, pero, seguramente, alguien en la FMF hizo su chamba y reajustó la convocatoria.
Pero, también, es tiempo de gestionar, sin irrumpir, sin allanar el vestidor, por parte de Yon de Luisa. ¿Quién puede arengar a los débiles de espíritu? ¿Rafa Márquez? ¿Manolo Lapuente? ¿Miguel Herrera? ¿Javier Aguirre? Deberán buscar, pero sin caer en el error de invitar a otro sembrador de bellotas, como Imanol Ibarrondo, que equivale a comprar galletitas chinas de la fortuna.
De cara a ese “minimundialito” fatalista, como lo visualiza Yon de Luisa desde su temblorina, es tiempo de que salte un león, en la cancha y en la banca, para enardecer a esa manada de cervatillos, que hoy parece el platillo preferido de sus adversarios en la Concacaf.
Siete de nueve puntos es el requerimiento para el Tata. De Luisa espera empate en Jamaica y dos victorias en el Estadio Azteca, al que invitará a sus dos mil paleros a portarse como si estuvieran en una escuela de monjas, a cambio de una torta y un refresco, para tratar de engatusar a la FIFA y al TAS.
Si el plan de Martino, ese hipotético de llamar a 30+1, no funciona, el Plan B ya está listo. Y los cirios también.