Hugo Conte, veinte años después

El 15 de octubre de 1982, Hugo Néstor Conte inclinó la cabeza en un abarrotado Luna Park para enfundarse la medalla de bronce del Mundial; hoy, es el único de la selección local que puede llegar a revivir dentro de la misma cancha idénticas sensaciones

EXPERIENCIA
Hugo Conte volverá al mítico Luna Park para jugar un mundial con la selección argentina, 20 años después de haber jugado allí en las mismas circunstancias
(Fotobaires.com)
BUENOS AIRES-- El 15 de octubre de 1982, Hugo Néstor Conte inclinó la cabeza en un abarrotado Luna Park para enfundarse la medalla de bronce del Mundial, y veinte años después se convertirá en el único jugador que puede revivir dentro de la misma cancha idénticas sensaciones.

Algunos de sus antiguos compañeros estarán muy cerca. Carlos Getzelevich y Waldo Kantor en el banco, como primer y segundo responsables técnicos de la selección argentina.

Jon Uriarte, otro de los integrantes del equipo, se convertirá en el primer rival a batir. Uriarte dirige ahora a Australia, adversario de los argentinos en el partido inaugural.

Y uno de los asistentes de aquella hazaña, Julio Velasco, también estará en otra trinchera: esta vez manejando los destinos de la República Checa.

"En 1982 logramos un nivel muy alto y lo mantuvimos muchísimos años. Gran parte de mi vida deportiva y emotiva la viví con aquella selección", recuerda Conte con nostalgia.

DESPEDIDAS... POR UN TIEMPO
Conte es, a sus 39 años, la memoria viva del voleibol argentino. Augura que, posiblemente, tras el Mundial 2002 dirá definitivamente adiós a la selección. Pero eso es algo que anunció en otras ocasiones y nunca llegó a cumplir.

Hugo Conte se despidió de sus compañeros de la selección argentina en 1990, con la sexta plaza del Mundial de Brasil. Nueve años más tarde recibió una nueva convocatoria y, a finales de 2000, fue elegido uno de los ocho mejores jugadores de voleibol del siglo XX.

Ahora, "Mani", apodo puesto por sus amigos, o "Maestro", como le definió el mismísimo Diego Armando Maradona, vive una segunda juventud. Es el principal referente para las nuevas generaciones del voley argentino y continúa siendo el revitalizador de un equipo albiceleste que en los Juegos de Sydney dejó boquiabiertos a miles de seguidores.

"¿Estará aún en buena forma para soportar un calendario de partidos tan intenso?". Hugo respondió a la pregunta con prontitud. Sus actuaciones en Sydney fueron tan soberbias que provocaron constantes elogios.

"Me emocionaste, Maestro. Lo que hiciste en las Olimpiadas fue emocionante", le dijo Maradona a su regreso de tierras australianas.

"Ahora tengo límites físicos, pero los suplo con otras cosas. Lo que intento es divertirme y lo estoy consiguiendo", aseguraba el jugador. "No podemos defraudar a miles de argentinos que nos siguen cada madrugada. Tenemos que dejarnos la vida en cada pelota", decía.

LOGROS DE TODOS LOS COLORES
Argentina, contra todo pronóstico, estuvo en la lucha por las medallas. Aunque Italia le arrebató el bronce, la selección albiceleste había cumplido con creces todos sus objetivos.

Han transcurrido veintiún años desde que Hugo Conte debutó con el equipo absoluto. Los altibajos de la selección se alternaron con períodos de enorme brillantez (bronce en el Mundial 82, bronce en los Panamericanos de Caracas 83, bronce en Seúl 88, plata en el Suramericano 89, cuarto puesto en Sydney 2000).

Para "Mani", el más entrañable de todos ellos es la medalla obtenida en Seúl, no en vano el rival a batir eran los brasileños, sus mayores enemigos.

Durante diez años (1987-1997) su carrera como jugador de club transcurrió en Italia, un país del que guardaba gratos recuerdos. En 1997 decidió regresar a su Buenos Aires natal. Fichó por el Ferro Carril Oeste y nada hacía presagiar un nuevo cambio. Sin embargo, cuando ni él mismo se lo esperaba, Italia le reclamó de nuevo.

Hugo, tras tres temporadas en la Liga argentina, retornó a Europa en noviembre de 2000 para defender la camiseta del Maxicono Parma.

UN RETO MÁS...
La pasada temporada, aceptó otro reto: comandar un recién creado club: el Rojas Scholem. "Pensamos cómo podíamos hacer ruido. Y no dudamos: hay que traer a Hugo", declaró Juan Manuel Barrial, técnico del equipo.

Conte no tardó en aceptar la oferta. "Fue una idea que me entusiasmó desde el inicio, por todo lo que motivó en Rojas (una población de apenas 20.00 habitantes). La gente estaba viviendo allá una locura muy linda con el voley", manifestó.

Y la locura se convirtió en un tremendo estallido de júbilo cuando, el pasado 5 de mayo, el Rojas Scholem se proclamó campeón de Liga.

Su mujer, Sonia, y sus tres hijos, Facundo, Camila y Manuela, son el orgullo de un veterano que apura el momento de su despedida. "Un día me levantaré y diré: hoy no quiero entrenarme más. No sé cuando llegará ese momento", confiesa.

Quizás sea el próximo 13 de octubre, con un Luna Park lleno de espectadores y luciendo otra medalla.

- EFE

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