<
>

Barcelona eleva su deuda y alcanza los 1.173 millones de euros

BARCELONA -- El Barcelona dio a conocer este lunes la memoria económica cerrada y auditada al acabar la temporada 2019-20, que descubre una situación financiera muy delicada, con una deuda total de 1.173 millones de euros (155 por encima del año anterior) y un aviso de la auditoría respecto a que la viabilidad del club podría estar en riesgo. "Hechos futuros podrían ser la causa de que el Grupo (el club) dejase de ser una empresa en funcionamiento", alerta el informe de la auditoría, avisando de la necesidad urgente de corregir esta situación.

Carles Tusquets, presidente de la Junta Gestora, ya avisó cuando tomó posesión del cargo el 29 de octubre, de la "grave situación económica del club", sin entrar en unos detalles que facilitó la pasada semana a los candidatos a la presidencia (Joan Laporta, Víctor Font y Toni Freixa) antes de hacerlos públicos, tal como establecen los estatutos del Barcelona, a través de la memoria anual.

En ella se descubren detalles preocupantes que conducen hasta esta deuda total de 1.173 millones de euros de los que 730 son a corto plazo (225 más que un año antes), con una deuda neta de 488 millones y especificándose que al acabar esta temporada, en junio de 2021, el Barcelona tiene la obligación de pagar 266 millones a entidades financieras, una cifra que amenaza su liquidez y le ha llevado a solicitar una demora en los pagos. Los 730 millones de deuda a corto plazo se desglosan en 265 millones en deudas con entidades de crédito, 2.5 millones en obligaciones y otros valores negociables, 164 millones en deudas con personal deportivo y 298 millones en otros conceptos no especificados.

Contemplando que la masa salarial está disparada hasta un 74 por ciento del total de los ingresos (cuando el ratio máximo no podría ir más allá de un 60 por ciento), se da cuenta de la necesidad de rebajar unos salarios cercanos a los 500 millones de euros que, después del acuerdo con la plantilla para diferir pagos, se quiere seguir negociando en el mismo sentido.

Se contempla igualmente que el Barça mantiene una deuda de 196 millones de euros con otros clubes (126 a corto plazo), destacando los casi 70 millones que aún se deben al Liverpool por Coutinho, los casi 21 al Gremio por Arthur (ya en la Juventus) o los 19 que se adeudan al Girondins por el fichaje de Malcom, que ya fue traspasado al Zenit. También se mantiene una deuda superior a los 2.4 millones con el Eibar por la recompra de Marc Cucurella (que ya fue traspasado al Getafe) o de 240 mil euros al Villarreal por Denis Suárez, quien ya fue vendido al Celta.

Igualmente llaman la atención los diez millones que deben pagarse al Atlético Madrid por unos derechos preferenciales no especificados y que se produjeron a raiz de la operación de fichaje de Griezmann, aunque en su momento el Barça negó que tuvieran relación... Y que salen a la luz meses después de haber tenido que, incluso, pagar un finiquito por la salida de Luis Suárez en dirección al club colchonero.

En el otro lado de la balanza, el Barça está pendiente de cobrar 46.4 millones de euros en concepto de traspasos, destacando los 9.4 millones del Zenit por Malcom, cuatro de la Roma y la Juventus por Carles Pérez y Alejandro Marqués o 5.9 del Getafe por Cucurella. La curiosidad en este apartado la personifica Ronald Araújo, fichado al Boston River de Uruguay... Y que de acuerdo con la memoria mantiene por su propio traspaso una deuda de 1.5 millones con el Barça.

En el informe se descubre también que el crédito de 90 millones adelantado por Goldman Sachs tiene como garantía los ingresos procedentes de la sociedad dependiente del club Barça, Licensing&Merchandising, dándose cuenta de que la crisis que sufre la entidad va más allá del impacto de la pandemia por el coronavirus, que ha disminuido en 200 millones los ingresos previstos la pasada temporada sin que por ello el nivel de gastos siguiera aumentando.

Por si fuera poco, de cara a esta temporada el Barcelona tenía previstos unos ingresos de 55 millones de euros calculando que pudiera abrir el Camp Nou a los aficionados a partir del mes de febrero, con un 25 por ciento de su aforo y que llegaría a la mitad del total en el mes de mayo, una previsión que, a la vista de la actual situación de la pandemia se estima casi imposible de cumplir y que, por tanto, afectará negativamente al presupuesto de la temporada.