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El inicio del Masters de Augusta entregó muy buenos scores y dejó tres líderes

Augusta, Georgia -Enviado especial- Con la cancha blanda y desprotegida, este jueves los scores en Augusta fueron bajos en general. El noruego Viktor Hovland hizo una vuelta notable sin un solo bogey, anotando 65 golpes (-7). Pero sin duda el héroe entre los líderes fue el español Jon Rahm que también hizo 65 (-7), aunque tomando un camino bastante más largo, ya que empezó su vuelta con un doblebogey (6) en el hoyo 1, producto de cuatro putts. Es decir que desde el hoyo 2 en adelante bajó 9 golpes.

El tercer líder, representante del LIV, es Brooks Koepka, quién parece no haber perdido las mañas, manteniendo intacto su amor por los Majors.

El potente estadounidense Cameron Young hizo 67 golpes (-5) en una vuelta que tuvo algunos altibajos. El australiano Jason Day, también hizo 67 golpes (-5). El campeón defensor y unos de los más votados candidatos, Scottie Scheffler, tuvo buenas y malas, con un lenguaje corporal que demostraba cierto desconcierto, sin embrago, a pesar de una evidente debilidad, consiguió anotar un score de 68 golpes (-4).

Entre las decepciones del día estuvo el desempeño de Tiger Woods, quien después de batallar durante toda la vuelta, consiguió anotar un esforzado 74 (+2), que no sería tan malo si no estuviera a nueve golpes de la punta. Quizá la mayor sorpresa fue Rory McIlroy, quién no estuvo nada preciso con su juego en ninguna de sus áreas. Termino con 72 golpes, en par de cancha. Deberá producir algo muy notable mañana para quedar en la lucha por el título y lograr su sueño dorado.

Entre los jugadores latinoamericanos el mejor score lo anotó el chileno Joaquín Niemann con 71 golpes (-1). El mexicano Abraham Ancer hizo par de cancha (72). Con 74 golpes (+2) quedó el otro representante chileno, Mito Pereira.

Mateo Fernández de Oliveira, el aficionado argentino campeón del LAAC, que está jugando su primer Masters este año, hizo 76 golpes (+4). “Tuve un poco de nervios en la salida, era lógico, pero después me resultó muy divertido competir y me sentí cómodo y tranquilo. No le pegué muy bien a la pelota pero aun así pude escaparme varias veces. Jugué muy bien el hoyo 2 y hoyo 13. Ahora tengo que pensar en mañana”, nos decía la terminar su ronda, y continuaba: “Fue muy interesante jugar con Bubba Watson, no habló mucho pero pude aprender mucho de cómo conoce la cancha. También fue muy importante tenerlo a Ruben en la bolsa”, terminaba.

Hace exactamente 60 años, en abril de 1963, otro aficionado argentino, Jorge Ledesma, jugaba el Masters. Ledesma fue uno de los mejores aficionados que tuvo la Argentina y Latinoamérica. Todo un caballero, dentro y fuera de la cancha, empezó a jugar al golf a los 7 años y fue un autodidacto. Según dicen, solo tomo una clase en toda su vida. Ledesma siempre se mantuvo fuera del campo rentado, pero se dio el gusto, en ese mismo año, de ganar el Abierto de la República Argentina, ganándole a todos los profesionales, incluso al maestro Roberto De Vicenzo, a quién superó por dos golpes.

Esa fue la primera vez que un jugador aficionado se imponía a los profesionales en el Abierto. En su amplia y exitosa carrera obtuvo tres veces el Campeonato Argentino de Aficionados. Representó a la Argentina muchas veces, una de ellas en el Campeonato Mundial Amateur en 1958 que se disputo en St Andrew´s, club al que luego tuvo el alto honor de ser invitado como socio. Fue también presidente de la Asociación Argentina de Golf entre los años 1972 y 1978. En su paso por el Masters de 1963, Jorge Ledesma dejó una gran imagen. En ese momento fue el segundo jugador amateur argentino en ser invitado al Masters.

Unos años antes, en 1953, lo había hecho Juan Bautista Segura. En la era moderna, Abel Gallegos logró la invitación como ganador del LAAC en 2020, del mismo modo que Mateo Fernández de Oliveira en esta edición de 2023. Ledesma falleció en el año 2001. Valga este recuerdo como un reconocimiento y un homenaje a este gran hombre y golfista.

Durante toda la semana en el Masters no están permitidos en la cancha los teléfonos celulares. Los espectadores (patrons) están obligados a dejarlos en sus autos o en “lockers” antes de entrar. Es raro no ver a la gente mirando hacia abajo, a sus pantallas y conversando animadamente entre ellos mientras miran el torneo.

Una de las cosas más interesantes que uno puede hacer aquí es hablar con las personas que trabajan en el Masters, los voluntarios. A uno de ellos, uno de los que vigilan al público para que no pase de las sogas, le pregunté por una cámara en lo alto de un pino, cerca del green del hoyo 8. “Nos están mirando, y pueden escuchar lo que decimos”, me respondió. “Me da miedo”, le dije. “a veces la verdad da miedo”, me dijo.

Permanentemente se escucha en Augusta el canto de los pájaros, pero es muy difícil verlos, tanto que a veces uno duda de que el canto no provenga de un parlante escondido. Intrigado, se lo pregunte a otro guardia. “Los pájaros son reales, no hay muchos en esta época del año, es fácil verlos a la mañana”, me dijo y continuó: “Lo que nunca vas a ver aquí en Augusta son ardillas. Ponen trampas con nueces en lugares alejados y luego se las llevan a otro lado”. Al terminar el día golf pude contar 14 personas trabajando alrededor y en el green del hoyo 13. Algunos cortaban el green, otros acicalaban el pasto en las barrancas del Rae´s Creek, otros en el fairway reponiendo divots. Esa es la única manera de tener este lugar en estado pristino.

Un amigo, veterano periodista acá en Augusta, me dijo hoy: “En esta cancha deberían dejarte jugar una vuelta después de cumplir 70 años, creo que sería la mejor manera de prepararte para jugar al golf en el cielo…

Todo listo para la segunda vuelta de la edición 87 del Masters, en Augusta, Georgia.