BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.
Un personaje en el circuito: firmó, entró y volvió a perder
Particular historia la del italiano Enrico Becuzzi. ¿Edad? 40 años. ¿Ranking de single? No tiene. Y su mejor puesto fue el 1400° en 2003. ¿Ranking de dobles? 708°. Entonces, ¿qué hace este extravagante tenista de pelo largo en el main draw del Challenger de Rio Quente? Simple. Sin haber jugado la clasificación, estaba como alternativa al cuadro principal, se generó un lugar en el MD y, al no haber firmantes caídos en la previa, puso su apellido e ingresó. El destino lo ubicó frente a frente al argentino Guido Andreozzi, segundo favorito del certamen. Y claro, no hubo sorpresas. Doble 6-1.
Becuzzi, de esta manera, perdió su cuarto partido en 2013, y el primero en un main draw. En total ganó apenas nueve games en el año y cinco de ellos fueron en un mismo partido. ¿Dónde jugó? Clasificaciones en Turquía, Nueva Zelanda y Nueva Caledonia. Además, claro, de esta semana en Brasil. Un verdadero trotamundo. Pero hay más, porque el italiano en 2012 tuvo mucha actividad. Y también plagado de derrotas. Se fue con un récord de 1-17. ¿Victoria luchada? No, para agregarle más condimentos, su triunfo fue por un doble 6-0 en la clasificación del Challenger de Lermontov, Rusia, ante el local Dmitry Strokan, quien allí disputó el único partido oficial de su carrera.
Con respecto a sus derrotas de la temporada pasada, apenas ganó un set. Y a su vez sumó nueve 6-0 y diez 6-1 en contra. ¿Más? Por supuesto. En 2011 hilvanó ocho derrotas en clasificación. Y en 2010, una, en su único partido. Otra caída en 2008 y una más en 2005. Y otra en 2004. Y dos más en 2003. Sí, con largos impasses, un récord de 1-35, contando Challengers, Futures y clasificaciones. China, Colombia, San Marino, Ecuador, Croacia, México, Italia, Estonia y Bulgaria fueron algunos destinos de este busca en el circuito, amante del deporte blanco y que prefiere, según sus palabras en una entrevista publicada en el sitio web Gran Tennis Toscana, probar suerte en el plano internacional porque su objetivo es mejorar el ranking ATP y no el italiano, ya que el circuito nacional no lo motiva. Un personaje.
Y con un sueño por cumplir: jugar un Masters 1000. Y estuvo excesivamente cerca. Sí, como lo lee. En Shanghai 2012 se abrió la chance y, por sucesivas bajas, empezaron a ingresar a la clasificación los alternativos. Hubo seis en total. ¿Becuzzi? Lo tuvo que mirar por TV. No llegó a tiempo con el visado y se quedó con las ganas. No obstante, como viene su vida en el circuito nadie se anima a decir que no tendrá revancha.
Pelotas nuevas, por favor
Días muy particulares vivió Anabel Medina Garrigues. Durante su semana en Madrid, su marca de títulos sobre polvo de ladrillo (10, la más ganadora de las jugadoras en actividad) fue validado como récord mundial Guinness. En el torneo más importante de su país, además, la española alcanzó los cuartos de final y se dio el lujo de robarle un set por 6-0 a Serena Williams. Y el sábado, completando la curiosa parábola, ya estaba en Roma, jugando la clasificación, y cediendo un parcial ante Alexia Virgili, una tenista italiana de 26 años, sin ranking y cuyo último torneo profesional (un ITF de 25 mil dólares) había tenido lugar en agosto de 2012.
Pero, sin dudas, la imagen más llamativa de su semana se dio en el partido con la N°1. En un cambio de lado durante el primer set, Medina le pidió a los ball boys que le acercaran las "pelotas nuevas" que la umpire había anunciado, puesto que ya se habían disputado los primeros siete games del partido. ¿El marcador? 4-3 para Serena, con la española al servicio. Sentada en su silla durante el descanso, Medina tomó las pelotas y, una por una, comenzó a "rasparlas" contra su raqueta, buscando desgastarlas, sacarles velocidad. Ni Williams ni la jueza lo notaron. El juego siguió.
"Odié los momentos en que tuve que sacar con pelotas nuevas. Para ella las bolas corren más rápido, una tiene menos control", enmarcaba luego ante la prensa, sin hacer énfasis en la curiosa "maniobra". En efecto, ese octavo game fue quiebre de Serena, que luego sacó para set. Pero Medina habló de "momentos", en plural. ¿El otro? 5-5 en el tercer parcial, cuando la chance de dar el batacazo estaba latente. Una vez más, el "new balls" retumbó en el estadio. La N°1 quebró a la española y volvió a cerrar la historia con su servicio.
Tomic vs. Tomic
Incontables líneas se han dedicado a la vida extradeportiva de Bernard Tomic. El australiano, de innegable talento y todavía con el rótulo de "promesa" sobre sus hombros, ha tenido ya problemas con la policía, con el equipo de Copa Davis, con periodistas. Se lo ha acusado de "tirar" partidos, de jugar sin ganas. Él mismo reconocía, en el último Masters 1000 de Shanghai, con cierta rebeldía adolescente, haber dado "solo el 85%" en su debut ante Florian Mayer. En el medio de todas sus "travesuras", asomaba otra figura controversial: John Tomic, su padre. Aquel a quien el propio jugador pidió sacar de la cancha en un partido de Miami 2012 ("Sé que es mi padre, pero me está molestando", revelaba). Y el mismo que por estos días recibe la condena de todo el ambiente tenístico después de haber golpeado al francés Thomas Drouet, compañero de prácticas de su hijo.
Luego del incidente, Drouet habló con el diario L'Equipe, catalogó a Tomic como "una víctima de su padre" y confesó que esa semana John también le había pegado a su propio hijo durante un entrenamiento. "Bernard le recriminaba que estaba cansado de escuchar sus idioteces. Yo no me metí en la discusión. John le pegó un puñetazo en la cara. Bernard se lastimó la boca y los dientes. Su sangre goteaba hacia la cancha... ", describió. "Bernard es un rehén y ha desarrollado el síndrome de Estocolmo", ilustró.
Además, contó que el propio tenista lo fue a visitar a la clínica, luego de la agresión de John. "Lo siento. Fue demasiado lejos. Se terminó. No quiero que venga más a los torneos", cita Drouet que le dijo Tomic. Por lo pronto, la ATP advirtió que no habilitará su credencial para los torneos que organice mientras se investigue lo ocurrido; medida que también respaldó la ITF, de cara a Roland Garros. A todo esto, John insiste con que su reacción ante Drouet fue "en defensa propia". ¿Cómo terminará la historia?
La furia de Azarenka
No fue el regreso esperado para Victoria Azarenka. Tras dos meses de ausencia, la bielorrusa se despidió de Madrid en segunda ronda, en la que además fue su primera derrota de 2013, al margen de los abandonos en Brisbane e Indian Wells. Por eso su adiós también incluyó lógicas escenas de impotencia y rabia manifiesta. El epicentro se dio en el tercer set, con Ekaterina Makarova sacando 3-3. Tras el primer punto del game y una mala devolución, la ex N°1 del mundo estrelló su raqueta contra el piso y se fue mascullando bronca a su silla. Hecho el cambio, Azarenka volvió a su sector y se ubicó para el siguiente punto en el lado de la ventaja, pero notó que su rival no hacía lo mismo.
Desorientada, la bielorrusa miró a la umpire Mariana Alves y recibió la explicación: "Es 30-0, Victoria. Tienes un punto de penalización". "¿Un punto? ¿Sin advertencia primero", protestó la jugadora. "Ya tuviste una, cuando dijiste una mala palabra de cara al público", siguió la jueza. Suficiente para sacar de su eje a Vika: "No dije nada, ¿de qué estás hablando? ¿Esto es en serio? ¿Qué dije, a ver? Tiene que ser una broma...". Y, ante el silencio de Alves, remató: "¿Cómo puede ser que sigas en esa silla después de todo lo que has hecho? ¿Cómo puede ser?".
Tras el partido, Azarenka quiso bajarle el tono a la polémica: "Simplemente sentí que había sido un fallo raro porque no tenía idea de la advertencia. Por eso fue que rompí la raqueta. La penalización me tomó de sorpresa. Pero está bien, fue mi culpa". "¿Diste a entender que ella ya tenía cierta historia. Crees que no debería ser umpire?", le preguntaron. "Oh, no, nunca haría una afirmación de ese tipo. Jamás podría juzgar qué debe hacer o dejar de hacer una persona. Son solo las emociones del momento", cerró la bielorrusa, que esta semana en Roma tendrá la chance de volver a ser noticia simplemente por su tenis.
La temporada de césped ya empezó
Sabido es que en canchas lentas se están usando bolas más rápidas. Lo contrario sucede en canchas de cemento. Esto genera pocas sorpresas en el tenis mundial y "bronca" entre los especialistas; entre ellos los del césped que, en décadas anteriores, vivían sus horas de fama donde las canchas son verdes. Sin embargo, hay formas de rebuscársela si uno se considera gran sacador y necesita que los puntos terminen bien rápido y, si es necesario, ir por el tiebreak. Sin ir mucho más lejos, desde 2015 el circuito tendrá seis semanas de césped de alto nivel, una más que en 2013.
Uno de los que aprovechan cada ocasión es Benjamin Becker. El alemán, famoso por derrotar a Andre Agassi en su último partido oficial, ganó 13 juegos sobre césped en 2012, uno más que Andy Murray y cifra solo superada por Roger Federer. Pero, claro, en otro nivel: en semanas consecutivas el teutón ganó el segundo de los dos Challengers que se organizan en Nottingham sobre esta superficie, perdió en el debut del ATP de Halle, ganó dos partidos en la qualy de s'Hertogenbosch y venció a James Blake en Wimbledon, nada menos. Desde allí, viajó a Newport para atravesar la clasificación del ATP que alberga el Salón de la Fama y caer recién en cuartos de final. Así culminó su temporada sobre pasto donde ganó el 30% de los partidos de su año. Entre las mujeres, la australiana Monique Adamczak ganó en 2012 18 partidos sobre hierba, cinco más que Serena Williams. Aunque el nivel de los torneos nunca le alcanzó para meterse entre las 130 mejores, aprovechó al máximo la tradición del país del canguro para tener una buena temporada.
Este año, la temporada de césped ya llegó hace rato y, desde la última semana, arrancó su parte más fuerte. Sí, mientras el planeta tenis se prepara para Roland Garros, la hierba también gana protagonismo. En este caso, se trató del torneo femenino de Fukuoka, en Japón, un ITF de 50 mil dólares que ganó la tunecina Ons Jabeur y que dará comienzo a varias semanas ininterrumpidas de eventos sobre pasto. Y no es casualidad que Japón tome la posta: el país asiático es el que más apostó a esta superficie entre las chicas, con seis torneos, bastante más que el país creador del "lawn tennis", Gran Bretaña, que apenas organiza dos bajo esta superficie en el primer escalón del profesionalismo femenino.
Entre los varones, Gran Bretaña sí es el que más organiza. Además de los elitistas torneos de Queen's, Eastbourne y Wimbledon, este año tienen en mente los dos Challengers de Nottingham y, ya en julio, tres Futures de 10 mil dólares en premios, empezando el último en la segunda semana del torneo más tradicional del mundo, ya cuando los más humildes dejaron todos sus esfuerzos en la soñada clasificación a la Catedral.
Se sacó un diez
Una joven de 17 años se pone a hacer tarea de matemáticas, pero al rato recibe un mensaje de texto y deja el estudio para ir a jugar al tenis. La escena podría ser el inicio de un reproche paternal, una crítica a la falta de concentración o cierta irresponsabilidad adolescente. Claro que el panorama cambia cuando la joven es Madison Keys, el mensaje de texto es para anunciarle que había entrado al cuadro principal de un Premier Mandatory como lucky loser y el resultado la muestra victoriosa ante la N°5 del mundo...
Sí, la promisoria tenista estadounidense, hoy ubicada en el puesto 60 del ranking mundial, estaba haciendo ejercicios de Álgebra mientras se desarrollaba la jornada inaugural de Madrid, hasta que llegó la buena noticia. "No pensé que entraría, así que me senté y esperé todo el día. En un momento me puse a hacer la tarea de matemáticas. Después, 10 minutos antes del partido, me avisan que había entrado, que estuviera lista", contó Keys. "Me ayudó saber que no jugaría. Hizo que no pensara demasiado en eso. Después, claro, vino toda la adrenalina". De calcular derivadas e integrales, a conseguir su primera victoria ante una Top 10. Nada mal.
RH Negativo
Se dice, y a ciencia cierta lo es, que el tenis es un deporte con mucha influencia psicológica. La falta de confianza, las rachas negativas -las positivas también- y los antecedentes, sin dudas, dejan huellas cada vez que comienza la acción sobre las canchas. Y si no que lo desmienta el bueno de Robin Haase. Sí, porque el holandés, en el Masters 1000 de Madrid, mostró una vez más su piedra en un zapato: los tie-breaks. El actual 67° del mundo dejó nuevamente tres muerte súbitas en el camino (fue eliminado por Tsonga por un doble 7-6) y extendió su magra racha a 17 en fila. Récord en el circuito. Y en el año va 0-7, con un total de 27-56.
En el partido ante el francés, el último en su cuenta, se pudieron apreciar dos reacciones de Haase. El primer tie-break, tras ir 3-0 arriba, se le fue de las manos y toda su impotencia fue descargada en su raqueta, con certeros golpes en el polvo de ladrillo que, por supuesto, desencadenaron en quebradura. El segundo, resignación. Ni un gesto de fastidio, como sabiendo cómo iba a terminar la historia.
Es que el holandés no gana un tie-break desde enero de 2012, en Zagreb, ante el alemán Bachinger. Ni siquiera se salvó en el segundo título de su carrera, en Kitzbuhel 2012, cuando en la final dejó uno en el camino ante el germano Kohlschreiber. Pero la estadística, vale decir, cuenta con un asterisco: la racha excluye partidos de clasificación y Challenger. Igualmente, a no levantar la voz: en ese caso serían 16 seguidos; y también sería récord.